Obituario a Esteban Volkov, Sieva: 1926-2023.
Esteban Volkov dedicó su vida a mantener vivas las ideas de su abuelo y mantener su hogar en Coyoacán como Memorial al gran revolucionario.
Escrito por Alternativa Socialista Internacional.
Nuestros camaradas mexicanos nos han informado hoy de la muerte de Esteban Volkov, nieto de Trotsky quien estaba presente, y de hecho él mismo fue herido, durante dos intentos de asesinato por parte de agentes estalinistas contra Trotsky en su entonces casa en el exilio en México. El segundo intento fue exitoso. Desde entonces, Esteban Volkov dedicó su vida a mantener vivas las ideas de su abuelo y mantener su hogar en Coyoacán como Memorial al gran revolucionario.
Mientras el régimen estalinista se derrumbaba, con la “Perestroika” y la “Glasnost” de Mikhail Gorbachev acelerando el paso, Esteban se dirigió al rally de Militant de 1988 (organizada por la antigua sección británica de ASI) en Londres. Este podría haber sido un recuerdo profundamente personal de la vida de su abuelo, pero Esteban hizo lo que el propio Trotsky habría hecho al dirigirse a la sala con un desafío político al moribundo régimen estalinista.
A Esteban le habría complacido descubrir que solo tres años después de su discurso, los miembros del CIT (ahora ASI) fueron fundamentales para publicar por primera vez en la Unión Soviética “La revolución traicionada” de Trotsky con una tirada de 100,000 copias. Para marcar con respeto el fallecimiento de Esteban, publicamos nuevamente su discurso ante el rally de Militant de 1988.
Rehabilitemos a León Trotsky
Quiero enviar un afectuoso y fraternal saludo a todos los que participan en este importante evento. Observamos con interés los cambios que está implementando Gorbachov en la Unión Soviética, que abren nuevos caminos y parecen marcar el final de uno de los más siniestros capítulos de la historia de este siglo: la era estalinista.
Al mismo tiempo, exhortó a todos aquellos países basados en la nacionalización de los medios de producción a retomar el camino del verdadero socialismo basado en la libertad y la democracia obrera y restaurar plenamente la verdad histórica.
Después de la gran victoria en Rusia en octubre de 1917 de la primera revolución socialista proletaria del mundo, dirigida con éxito por el partido bolchevique con Lenin y Trotsky a la cabeza, el proceso de avance histórico se detuvo momentáneamente, quedando la revolución confinada dentro de los límites de su fronteras nacionales. En un contexto de tremenda escasez y atraso, esto dio origen a la contrarrevolución encabezada por Joseph Stalin.
Produjo una de las tiranías más bárbaras en los anales de la historia que se convirtió en un obstáculo colosal en el camino para lograr un socialismo genuino en nuestro planeta. Para volver al camino del socialismo genuino es vital denunciar sin ningún “si” y “pero” todas las perversas mentiras, falsificaciones, traiciones, tiranías y crímenes del régimen estalinista.
El silencio significa complicidad. Estos métodos y procedimientos, más propios de la inquisición y del zarismo que de los ideales del marxismo, deben ser aniquilados. Entre las interminables traiciones y crímenes del régimen estalinista contra el socialismo y la raza humana, debemos mencionar los siguientes:
La abolición de toda libertad de expresión, democracia y poder político de la clase obrera dentro de la Unión Soviética;
La imposición de un sistema de mentiras y calumnias a todos los niveles, y la falsificación de la historia como ‘método general’;
El abandono del internacionalismo y la traición de la clase obrera, entrando en tratos y alianzas con sus enemigos más viciosos-Chiang Kai Shek, Hitler, Batista y otros. El envío de diez a quince millones de ciudadanos soviéticos a trabajar como esclavos en campos de trabajos forzados en las regiones más inhóspitas de la Unión Soviética. Este trabajo forzoso, utilizado en los principales planes de construcción de la infraestructura del país, era un pilar importante de la economía rusa en ese momento.
El exterminio de todos los camaradas bolcheviques de Lenin, así como la destrucción de amplios sectores del Partido Comunista en ese momento, declarados culpables de las acusaciones más absurdas, y el asesinato de los más famosos líderes tras la grotesca farsa de los notorios juicios de Moscú.
El brazo asesino de Stalin llegó lejos, hasta México para silenciar la voz de ese marxista revolucionario, estrecho colaborador de Lenin y organizador del Ejército Rojo: León Trotsky.
En su paranoia, Stalin incluso decapitó al Ejército Rojo, ejecutando a sus generales y oficiales más brillantes y experimentados poco antes de la invasión de Hitler. Esto dejó al país prácticamente indefenso frente a los nazis, cuyos ejércitos lograron penetrar sin mucha dificultad hasta el corazón mismo de Rusia, llegando literalmente a las puertas de Moscú, infligiendo pérdidas colosales y una destrucción sin límites. De hecho, en esta primera fase de la guerra, los nazis sólo se detuvieron por problemas de logística, en la inmensidad de la Rusia soviética, y la llegada del general Winter (invierno). Al poner en peligro la supervivencia de la URSS, Stalin queda condenado por el delito de alta traición. Muy diferente fue el papel de León Trotsky cuando creó el Ejército Rojo y lideró la exitosa lucha contra los ejércitos enemigos que atacaron a los nacientes estados soviéticos en todos los frentes.
Otro crimen más de Stalin y el sistema que personificó fue sofocar el potencial inagotable de la creatividad humana provocado por el entusiasmo de una sociedad socialista genuina, a la que se le impidió llegar a existir.
Muchos de los crímenes del estalinismo se leen más como novelas horribles que como historia del siglo XX. Estos hechos han dejado tras de sí millones de víctimas inocentes que exigen con urgencia justicia ante el tribunal de la historia. Los nombres de todas y cada una de las víctimas deben darse a conocer. No debe haber más demora en limpiarlos de todas las calumnias y falsas acusaciones; sus familias deben ser indemnizadas, material o moralmente, por los daños y sufrimientos que tan injustamente les han infligido.
La mente humana es el instrumento más maravilloso que posee la humanidad, pero no puede florecer en un calabozo oscuro y húmedo. La motivación, la información y la comunicación son fundamentales para ello. Esto fue algo que Stalin nunca entendió, ¡o tal vez lo entendió demasiado bien! Para volver realmente al socialismo es vital poder pensar, hablar y discutir libremente y ejercer el derecho a decidir y votar democráticamente en todos los niveles de la vida soviética.
La tarea de restablecer la verdad histórica sobre los protagonistas, de estos es el que fue dos veces presidente del soviet de Petrogrado, colaborador íntimo de Lenin, organizador del Ejército Rojo, el revolucionario ruso y teórico marxista León Trotsky.
Aquel indomable defensor de la clase obrera, una de las personas clave en el triunfo de la revolución rusa y la fundación de la Unión Soviética, fue el primer hombre en denunciar las desviaciones y traiciones de Joseph Stalin contra las ideas del marxismo y la revolución de Octubre. Contra ellos libró una lucha implacable, y por ello se convirtió en el revolucionario más perseguido del planeta.
Para que la ‘glasnost’ sea creíble y exitosa, no puede haber áreas prohibidas. León Trotsky ahora debe ser liberado de la avalancha de falsas acusaciones, mentiras, calumnias y falsificaciones vertidas sobre él y sus ideas en Rusia y otros estados obreros deformados durante más de medio siglo. La justicia exige que ahora ocupe el lugar que le corresponde en la historia de la Unión Soviética. Sus obras, escritos y tesis políticas deben publicarse, discutirse libremente y evaluarse objetivamente, así como los escritos de otros que desempeñaron un papel en la revolución rusa y en el pensamiento humano universal.
Las ideas del marxismo no han perdido en modo alguno su aplicabilidad. La sociedad capitalista ha generado un conocimiento y un desarrollo científico inimaginables, pero no ha encontrado ni encontrará la fórmula para erradicar el hambre, la miseria y la injusticia de nuestro planeta. Al contrario, ha colocado a la raza humana al borde de una infernal conflagración atómica.
La alternativa sería un sistema socioeconómico en el que la humanidad sería dueña de su propio destino y no sería solo un objeto para usar y desechar. Socialismo real o barbarie: esa es la elección que tenemos ante nosotros.