La pasarela de Dior o el lucro a partir de la violencia

A finales de mayo de este año, Dior llevó a cabo un desfile de modas en el cual presentó vestidos con bordados que hacían alusión a la violencia de género en México, capitalizando, despolitizando e intentando apropiarse de una causa social sensible en el país.

Escrito por Pamela Valdés y Luisa Romero*, Rosa México

*Simpatizante de Rosa México y Alternativa Socialista México

La marca de moda Dior presentó el pasado 21 de mayo su colección Cruise 2024 en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, ubicado en la Ciudad de México. La pasarela constó de varias piezas creadas por maestrxs artesanxs mexicanxs. Al final del desfile fueron mostrados veinte vestidos que no serían comercializados. Estos vestidos eran blancos con bordados rojos que tenían frases e imágenes que hacían alusión a la violencia de género en México. Las modelos caminaron con Canción sin miedo, de Vivir Quintana de fondo, una canción que ha sido adoptada por el movimiento feminista para denunciar la violencia contra las mujeres en el país.

La moda, los performances y otras expresiones artísticas no son ajenas a adquirir un carácter político. Estos elementos pueden ser instrumentalizados para dar un mensaje sobre alguna realidad, permitiendo denunciar o agitar en medio de un momento de crisis social. Sin embargo, ello no implica que cualquier uso en este sentido deba ser respaldado y aplaudido, al contrario nuestra labor es lanzar una serie de interrogantes que pueden apuntar hacia una crítica legítima de la protesta a través de estos elementos: Para ello, es importante preguntarse ¿Para qué público está pensado? ¿Qué mensaje quieren dar? ¿Es la forma en la que son realizados coherente con el mensaje que quieren dar? En el contexto de la pasarela de Dior estas preguntas tienen que ser realizadas para comprender por qué la marca no está en un lugar para hacer ese tipo de protestas, y entender que la razón por la que las hacen es el lucro, no un interés genuino en denunciar y sumarse a la lucha contra la violencia de género.

El capitalismo se ha beneficiado de la construcción de la ropa como un indicador de estatus social. De esta manera crea marcas de lujo que provocan prácticas de consumismo y la división social entre las personas que pueden, o no, acceder a estas. Dior es una de estas marcas, una marca de lujo, europea, dirigida por la italiana Maria Grazia Chiuri, que vende, más que ropa, el estatus para reflejar la capacidad de consumo con la que se goza. Con esta colección se han dado a la tarea de obtener un beneficio económico a partir de la fetichización de diversas culturas y el uso de problemáticas sociales en sus productos.

La cultura mexicana actualmente tiene un auge que surgió de la exotización de la región. Esto se ve reflejado, por ejemplo,  en la gentrificación de ciertas zonas debido a la fuerte inversión en el mercado inmobiliario que se ha orientado a promover y obtener beneficios de la migración de trabajadorxs remotxs, provenientes principalmente de EEUU, que ven en México una oportunidad de acceder a un nivel de vida superior al que tendrían en su país al ganar en dólares y gastar en pesos.. El país ha construido un atractivo para el turismo y la migración de este sector de trabajadorxs remotxs

Dior llevó esto al extremo de tomar una problemática social y convertirla en un supuesto performance con fines de lucro. Adoptando el papel de salvadores, consideran que el performance fue una forma de visibilizar, y de paso lucrar, con una problemática de la cual están completamente alejados. Aunado a la insensibilidad con la que la marca ha manejado el tema. Si hubiera existido un interés genuino en esta problemática, podría haber existido la comunicación con alguna de las varias organizaciones que dan apoyo o son integradas por sobrevivientes de violencia de género o familiares de personas desaparecidas, ya sea para contar con su participación, o para ceder algún espacio a estas organizaciones. Es importante mencionar también que recientemente firmaron un contrato de colaboración, el más grande que han tenido económicamente, con Jhonny Depp quien acaba de terminar juicios, donde se le encontró culpable, por violencia doméstica. Ello refleja la hipocresía de la marca que por un lado dice tener un interés real en estas problemáticas, mientras que con la otra mano negocian con personas que son partícipes de prácticas de violencia de género

Un problema que ha surgido dentro del movimiento feminista es el de los intentos por construir una idea de despolitización  en el mismo. El movimiento ha estado virando hacía un espació de lucha en el cual se intenta negar a sí mismo como un asunto político. Esto ha sido aprovechado e incluso catapultado por diversas marcas que encuentran más cómodo y fácil apoyar a un movimiento que no les resulte problemático e incómodo. La pasarela de Dior no propone un mensaje ante la problemática política y social que es la violencia de género, en cambio intenta negar el carácter  político  de un tema extremadamente sensible, para obtener ganancias económicas y publicitarias. Aunque las piezas más importantes de la colección no vayan a ser comercializadas, la marca obtuvo una atención mediática enorme, no solo de las personas que estarían interesadas en comprar piezas de la colección, sino de diferentes sectores de la sociedad. Dior llevó a sus últimas consecuencias el dicho “no hay mala publicidad, solo publicidad.”

Por otra parte, Dior catalogó de colaboración esta pasarela. Sin embargo, no existe una transparencia respecto a las condiciones laborales de lxs artesanxs responsables de las piezas mostradas en la colección. A su vez, esta colaboración puede ser interpretada como extractivismo al ser una marca europea que tomó piezas tradicionales de naciones históricamente oprimidas para comercializarlas y lucrar a partir de ellas.

Ahora, surge una nueva interrogante ¿qué podemos hacer para evitar la instrumentalización de las luchas sociales y sus símbolos por parte de estas empresas? ¿Cómo evitar que un tema como la violencia de género en México sea empleado para garantizar atención y enriquecimiento para empresas como Dior? Una marca de lujo no hace mensajes para el ancho de la población, hace productos para las pocas personas que realmente pueden consumirlos, sin considerar las dolencias que existan en su supuesta inspiración. Por esto es importante que defendamos el carácter político de la lucha contra la violencia de género y trabajemos para que el feminismo socialista  se desarrolle como una fuerza viva en la lucha antipatriarcal. El combate a posiciones liberales y de corrientes burguesas o reaccionarias en el movimiento feminista mediante las reivindicaciones clasistas del feminismo socialista, pueden ayudarnos a avanzar en estas tareas. A su vez tenemos el derecho de reclamar nuestra lucha como propia, y rechazar las iniciativas que intenten únicamente obtener un rédito económico de ellas. La violencia de género no es una oportunidad para que los grandes capitales puedan estilizarla y venderla, es una problemática contra la cual debemos luchar conscientemente para erradicarla.