Elecciones en Sinaloa: entre la esperanza y el desaliento
De acuerdo con los números del conteo PREP, Rubén Rocha Moya ganó la gubernatura de Sinaloa como abanderado de Morena-PAS con 496 mil 787 votos; su contrincante más cercano, Mario Zamora Gastélum, abanderado de la alianza Va x Sinaloa (Va x México), conformado por los partidos PRI, PAN y PRD, obtuvo 286 mil 289 votos.
Escrito por Eduardo Collard Llamas, Alternativa Socialista (ASI en México)
Sorprende la diferencia tan abismal para unas elecciones. Una diferencia de 24 puntos porcentuales que refleja que el tsunami de Morena continúa arrasando en el estado. Con una participación ciudadana de entre el 49% y el 51%, Sinaloa se ha vestido en su totalidad de guinda. Algo similar ha pasado con las alcaldías municipales: Morena ha ganado casi todas las alcaldías, con excepción de tres. Pero a diferencia de las elecciones de 2018, la participación ciudadana se redujo en un 10%. Lo que no es menor, y habría que poner atención a esto, ya que puede representar que un sector de la población se sienta decepcionada respecto al movimiento de transformación que impulsa Morena.
Hay que señalar que estas elecciones fueron muy violentas: en algunos municipios se presentaron robos de casillas, amenazas, atentados y hasta levantones de personas de distintos partidos políticos. Lo que no se vio de manera tan cruda en elecciones pasadas. La disputa es muy grande y esto implica que grupos políticos, acostumbrados a las mañas del pasado, se aferren al poder de manera violenta. Es muy probable que mientras Morena siga arrasando, la ausencia de un opositor serio y la desesperación de estos grupos políticos, los lleve a utilizar métodos más efectivos y violentos. Lo cual no significa que Morena este exenta de la presencia de estos grupos que se han infiltrado en este partido desde 2018, como es el caso de los Sosa en el estado de Hidalgo o los caciques del Partido Verde en Chiapas, y que se ha acentuado con la política de puertas abiertas de Mario Delgado.
Aunque en el centro del país se respire una victoria amarga, en Sinaloa no es el caso. El triunfo ha sido devastador para la oposición porque ha perdido otro bastión importante que se creía inmune al proyecto de transformación. Lo que resultó en la renuncia del presidente del PRI en Sinaloa. Sobre todo si se considera que el PRI ha gobernado en Sinaloa por décadas y ha logrado construir una estructura Estatal que ha hecho que mantenga el poder sin posibilidad real de alternancia. Hoy, a pesar de que en general la gente se siente satisfecha con el trabajo que ha desempeñado el gobernador, gracias al boom económico que está teniendo Sinaloa, especialmente Mazatlán, Culiacán y los Mochis, las y los trabajadores han optado por una alternancia de partido. Morena arrasó completamente todo el estado. Sin embargo, hay que decir que Morena en Sinaloa está compuesto por figuras que estuvieron muchos años en el PRI y que siguen muy cercanas a éste. Llama la atención el presidente del partido PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda, que así como Morena hizo un pacto con el diablo aliándose con el Partido Verde, aquí la alianza con el PAS representa un pacto con un cacique que ha utilizado a la Universidad de Sinaloa para sus propios intereses económicos y políticos. La victoria de Morena es también un poco amarga en ese sentido. El oportunismo de personajes como Cuén se ha infiltrado en las filas de Morena, y esto es muy contraproducente para el proyecto obradorista porque no se le ha puesto ningún freno a la derecha para que penetre y se asiente cómodamente en el partido.
En ese sentido este cambio es más de atuendo, superficial, que realmente de fondo. Sin embargo, expresa los deseos de cambio de las y los sinaloenses. Esto lo podemos ver en el discurso que usó el gobernador electo Rocha Moya en campaña: “Continuaremos con la lucha contra la corrupción y pondremos en primer lugar a los pobres. La cuarta transformación va”, decía en su spot. Estas eran las palabras que abanderaban su campaña, usando como bandera el apoyo a Obrador y la Cuarta Transformación, que si bien le ha permitido ganar la gubernatura ahora se enfrentará a la expectativa de las y los trabajadores de Sinaloa para hacer realidad la transformación que requiere el estado.
Aunque la trayectoria de Rocha Moya, como maestro normalista, ex-rector de la UAS y comprometido con algunas causas populares de izquierda, pueden parecer como un pequeño giro esperanzador a la izquierda; en un estado marcado por la violencia y el abandono social a muchos sectores populares, tenemos que ser muy conscientes y vigilar muy de cerca que se lleve a cabo lo que se plantea, así como de no perder de vista a los oportunistas que se quieran colgar de este movimiento. Tenemos que defender las causas sociales progresistas y asegurarnos que el ímpetu de la transformación se consolide para el beneficio de los sectores más oprimidos.
Para ello es indispensable construir una organización, que defienda un programa de transformación radical de la sociedad que no adopte una política de puertas abiertas para aceptar a todo tipo de personajes que son ajenos a las ideas de transformación de la sociedad. Construir una organización, que no solo se plantee ganar elecciones sino sobre todo defender un programa de transformación social en las colonias, en la fabricas, en las escuelas, en los barrios y en los centros de trabajo. Una organización que defienda un programa de transformación profunda, y no solo superficial, es decir una organización que defienda un programa socialista. Eso es lo que defendemos en Alternativa Socialista, un programa de transformación de fondo para acabar con la miseria capitalista.