3er Congreso de Alternativa Socialista México: La lucha no se detiene, tampoco nosotros

En medio de un torbellino internacional de luchas, crisis y resistencia, los camaradas de Alternativa Socialista México celebramos nuestro 3er Congreso Nacional. Desde el genocidio en Gaza, la lucha feminista, la crisis ambiental y el caos económico desatado por las medidas arancelarias de Donald Trump, nuestras discusiones no fueron un simple ejercicio de rutina, sino una necesidad urgente: reafirmar nuestras perspectivas, afilar nuestra táctica y proyectar una estrategia que responda a un mundo en crisis. Durante este tiempo ratificamos nuestra convicción de construir un partido revolucionario con una militancia combativa, crítica y al servicio de las luchas reales de nuestra clase. Porque la lucha no espera, y tampoco lo haremos nosotros.
Escrito por Ulises Chavarría, Alternativa Socialista México (PIMR en México)
A mediados de Marzo, al tiempo que acontecían levantamientos como el movimiento de solidaridad de Gaza, la lucha sindical en Estados Unidos, las movilizaciones indigenas en Colombia y Brasil, la lucha antifascista en Alemania, España, las movilizacciones por los desaparecidos en México, y a solo una semana del 8M y el paro de la BUAP, los compañeros de Alternativa Socialista llevamos a cabo nuestro tercer congreso nacional en la ciudad de Puebla. Este no fue un ejercicio ocioso, es más bien el resultado de la necesidad concreta de fortalecer nuestra organización y compartir nuestras experiencias a las y los compañeros que nos acompañaron. Se discutieron las perspectivas para el próximo periodo, así como nuestra táctica y la estrategia a seguir de cara al próximo periodo, nutridas por la experiencia de todos nuestros compañeros en Saltillo, Zacatecas, Ciudad de México, Guadalajara, Puebla y Xalapa. Así como camaradas de Estados Unidos e Irlanda.
Este congreso ha sido especialmente importante pues en este hemos discutido no sólo el contexto en el cual nos encontramos, sino también las necesidades a las que se enfrenta el movimiento obrero. Especialmente la necesidad de combatir el machismo y sus secuelas en las organizaciones de las y los trabajadores, como ha dejado claro el caso de Giselle Pelicot en Francia, enfrentando abiertamente la violencia de género que reproduce y perpetúa el sistema. Por lo que ratificamos nuestra desafiliación de Alternativa Socialista Internacional, confirmando nuestra afiliación al Proyecto por una Internacional Marxista Revolucionaria. Es por eso que durante este congreso hicimos énfasis en la profesionalización de nuestra militancia y en el aliento a las críticas de los comportamientos negativos al interior de las organizaciones como las prácticas machistas, homofóbicas y racistas que lamentablemente han prevalecido en la izquierda.
Siguiendo la línea internacional, discutimos como el impulso de los partidos de ultraderecha internacionalmente ha sido un producto de la inexistencia de una alternativa revolucionaria y de clase que represente los intereses históricos y revolucionarios de la clase trabajadora. Sobre las cenizas de la socialdemocracia y el reformismo ha tomado fuerza nuevamente la ultraderecha. Sin embargo, señalamos que este reflujo es producto de las precarias condiciones materiales de la clase trabajadora, exacerbadas por la crisis internacional que no ha hecho más que agudizarse tras la lucha entre EUA y China por la hegemonía mundial. Por otro lado, las apuestas arancelarias y la lucha por la cadena de suministros no ha hecho más que generar una arena de batalla en los países periféricos, cuya “única víctima” somos la clase trabajadora, los de siempre, como en la República Democrática del Congo, en Chile, en Brasil, en Argentina, en Chiapas, donde se ha desatado no sólo una lucha violenta por los recursos, sino también el envenenamiento de las poblaciones originarias y su desplazamiento a favor del capital. Al respecto hemos dejado claro que, el ascenso de la derecha y la violenta lucha por los recursos, no está siendo con la contemplación del pueblo trabajador. Ahí donde la derecha y la burguesía han intentado avanzar se han encontrado también con la resistencia de los trabajadores y oprimidos, las mujeres y la comida LGBTQ+, que no están dispuestos a mirar como les son arrebatados sus derechos y conquistas sin dar la batalla por ellos.
En esa situación hemos profundizado en las perspectivas del movimiento feminista, que es el que ha demostrado una mayor madurez en las conclusiones y el movimiento de masas mas organizado y politizado en América Latina. Empujando más a la izquierda que los gobiernos progresistas como el de Morena, e inclusive evidenciando sus contradicciones internas. Muestra de ello fueron los reclamos de las compañeras trans en eventos de Sheinbaumm y de Brugada, asi como las acusaciones de la militancia feminista del partido contra las omisiones hechas por la dirección sobre la denuncia de violencia sexual contra Cuahutemoc Blanco. Sin embargo, este apoyo no únicamente deriva de la madurez del movimiento y de sus valientes luchadoras, sino también de una convicción de que la emancipación de la mujer es una condición no negociable para la clase trabajadora al plantear una alternativa al modelo capitalista, pues la lucha es contra la opresión patriarcal y capitalista. La deuda pendiente con el Sistema Nacional de Cuidados, la Ley Integral Trans e incluso al interior de Morena (con elementos machistas como Cuahutemoc Blanco, Salgado Macedonio y Ricardo Monreal) representan las condiciones que continúan empujando el movimiento más allá de Morena. Elementos contra los cuales debemos dar una lucha y señalar sin reparo tanto al interior del partido como -y con más énfasis- en las calles, al lado de las y les compañerxs. No hay que tener tolerancia alguna con las expresiones machistas, misóginas y transfobicas, ya sea que se den en Morena, en los centros de trabajo o en la vida diaria.
En el mundo, de la mano de la lucha por la hegemonía, se han formado bloques regionales como parte de una nueva multipolaridad global. Un producto temporal mientras se terminan de agrupar los bandos entre un Estados Unidos que sigue siendo la economía con el principal arsenal bélico del planeta pero cuya economía ha ido en caída desde la crisis del 2008, y por el otro lado China que si bien ha tenido una constante de crecimiento, es notable que desde 2010 ha ido desacelerando su crecimiento de dos dígitos hasta la caída de su mercado inmobiliario en 2022 y su tendencia a la privatización de empresas nacionales. En ambos casos, se evidencian las ansias expansionistas propias del sistema capitalista, el imperialismo, ya sea que se manifieste en el mar meridional de China o en el injerencismo norteamericano y los aranceles de Trump. Estas tendencias nacionalistas han dado paso a la formación de bloques regionales que aún navegan las olas de la Nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y China. Sin embargo, este nuevo multipolarismo, como cualquier proceso histórico resultará en confrontaciones regionales territoriales y por los mercados. Como ya está ocurriendo en el Sureste Asiático, Medio Oriente o el continente africano. Lo que invariablemente será una lucha que pondrá en el centro la cuestión nacional y la lucha contra el imperialismo, ya sea yanqui o se disfrace de comunismo y de buenas intenciones como el chino. Por ello planteamos que no hay que caer en el engaño, pensando que China es un salvador del sistema capitalista ni comunista por tener hoces y martillos en su bandera. Basta ver la pauperización y represión al interior de China para dar cuenta que dicho modelo no representa una alternativa real para la clase trabajadora y los oprimidos del mundo.
Finalmente, Morena no representa un partido revolucionario que busca instaurar el socialismo. Sin embargo, la constante y abrumadora aprobación al gobierno de Sheinbaum de cerca del 80%, no resulta en un dato superficial o secundario. Por el contrario da cuenta del lugar hacia el cual se encuentra volcada la esperanza y las energías de la clase trabajadora. Lo que sumado al licenciamiento masivo al interior del partido nos da un terreno propicio para la lucha que está a punto de desatarse al interior de Morena, la cual se desarrolla en mayor o menor medida respecto de sus propias contradicciones. Hay que reconocer, por un lado, las conquistas que han sido conseguidas por la lucha histórica de la clase trabajadora y los oprimidos como lo son la pensión para las mujeres, la Secretaria de Mujeres, el aumento del salario mínimo, entre otras, como conquistas de las y los trabajadores, y no como un obsequio de la 4T. Sin embargo, la lucha no termina ahí, quedan pendientes más tareas que realizar, y varios de esos pendientes resultan puntos de contradicción al interior del propio partido y del gobierno de Morena como la deuda con los más de 125 mil desaparecidos, los 43 de Ayotzinapa, el Sistema Nacional de Cuidados, la reducción de la jornada laboral a 40 horas, entre otras. Dichas tareas pendientes no representan por sí mismas el fin de nuestra lucha, pero la experiencia y las lecciones de las luchas por ellas resultan necesarias en el desarrollo de conclusiones más claras en torno a la naturaleza de la lucha de clases en nuestro país y elevan el nivel de conciencia de nuestra clase.
En este próximo periodo, se nos plantea la importante tarea de intervenir en la lucha junto a nuestra clase, de sufrir y conmovernos lado a lado con nuestros compañeros de lucha. No debemos caer en la trampa del escritorio y volvernos radicales de sillón, la tarea que se plantea para el siguiente periodo es la tarea de impulsar la construcción de los movimientos en los que intervenimos al tiempo que construimos nuestra organización, dando la batalla por el terreno tanto en la izquierda al interior de Morena como por fuera. Rechazando los embates de la derecha e impulsando las demandas en beneficio de los oprimidos. Debemos sumergirnos en las aguas de las luchas más amplias para afilar nuestro programa y para avanzar como militantes y como organizadores de nuestra clase. El último año nos dejó muchas experiencias e intervenciones pero no debemos quedarnos estáticos esperando a los eventos, como decía Trotsky “dirigir es prever”. Debemos de prepararnos, adelantándonos a los acontecimientos, la lucha durante el siguiente periodo se va a desatar al interior de Morena, aunque no exclusivamente, por lo cual la tarea que se presenta es la de intervenir bajo nuestras banderas en la lucha contra la derecha del partido, acompañando a los compañeros de Morena, con los compañeros que también buscan un cambio para las condiciones de la clase trabajadora. Pero ademas de Morena, seguiremos construyendo en todos nuestros frentes, ya sean por la reforma de las 40 horas, la lucha feminista, juvenil o ambiental. El siguiente periodo nos pronostica un agravamiento de la crisis económica, mayor precariedad y en consecuencia una mayor evidencia de los límites del reformismo. Sin embargo también vendrá la contraparte: la resistencia y la lucha, en las calles, en el territorio, en los centros de trabajo, en Morena y en la vida cotidiana de las y los oprimidos. Y en cualquiera de esos lugares apoyaremos las luchas, los militantes de Alternativa Socialista aún somos jóvenes pero estos años no han pasado en vano, hemos aprendido de los errores y lucharemos por nuestra organización. La lucha no se detiene ni se detendrá, y tampoco lo haremos nosotros.