Zacatecas: ¡El matrimonio igualitario es una conquista del movimiento en las calles!
La primera entidad federativa en aprobar el matrimonio igualitario fue el entonces Distrito Federal en 2010. Once años después es Zacatecas, caracterizado por el apego a la moral religiosa cristiana en el poder, se ha aprobado desde la legislatura local el matrimonio civil entre personas del mismo sexo.
Escrito por Sebastián Lorea Flores, Alternativa Socialista (ASI en México).
Durante esta década de exigencia por parte de los grupos de la diversidad sexual por el reconocimiento de este derecho, se han entablado calurosos debates. Desde el concepto de matrimonio y su transformación a través del tiempo, así como la necesidad por parte de las y los contrayentes sobre esta forma de unión civil, misma que les da obligaciones y les brinda derechos en la sociedad.
El primer intento en el que se presentó esta iniciativa ante el Congreso local fue en 2017, a cargo de la diputada del Partido de la Revolución Democrática, María Elena Ortega Cortés. Después en 2019, la diputada del Morena, Mónica Borrego Estrada, presentó una nueva iniciativa para reformar el código familiar, que fue votada y rechazada nuevamente. Pero el 14 de diciembre de 2021, se presentó nuevamente la iniciativa para garantizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, que fue aprobada con 18 votos a favor (con votos de Morena, PT, PRD, PES, PVEM y Nueva Alianza), 10 en contra (del PRI, PAN y Nueva Alianza) y 1 abstención (del PRI).
Este enorme paso para la comunidad LGBTQ+, con una lucha de más de cinco años, convierte a Zacatecas en la entidad número 25 en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo. La transformación del Poder Legislativo en esta LXIV Legislatura es evidente a comparación con la pasada legislatura, que también era liderada por el Morena y sus aliados. Pero en contradicción a los principios de inclusión y promoción de derechos de la diversidad sexual que deben de caracterizar al movimiento algunos de sus miembros, mismos que conformarían la mayoría, votaron en contra.
Este es un pequeño pero significativo avance, cuando en otros países este derecho ya es totalmente reconocido desde hace años. Pero es un gran paso para la comunidad de la diversidad sexual a nivel nacional y sobre todo estatal. La lucha por el reconocimiento a la identidad y a la unión ha sido larga y compleja, ya que no solamente se enfrentan, en el ámbito civil al reconocimiento de sus derechos y por tanto a la posición política de quienes se oponen a los derechos de la comunidad LGBTTTIQ+. También, en consecuencia, se enfrenta a la moral hipócrita y reaccionaria de estos grupos conservadores que han estancado el acceso a los derechos civiles como el matrimonio y de acceso a la salud. Así como la interrupción legal del embarazo.
La labor de las y los socialistas debe ser el hermanarse con las causas de las y los oprimidos por el sistema capitalista y la burguesía reaccionaria y conservadora, interesada en limitar y detener el avance de los derechos. En este caso los derechos de la diversidad sexual. La transformación por arrancar de raíz los prejuicios que ofenden a la condición humana en su dignidad y en su pretensión de acceder a derechos legales que le permitan la felicidad y el desarrollo de una vida plena, debe ser una tarea primordial en la estrategia socialista.
El acceso a este derecho para la comunidad no ha sido una dádiva por parte de los partidos. Es, por el contrario, el resultado de una lucha colectiva con intereses en común. Una pelea que no cesa aquí, ya que abre la puerta para un mayor acceso a derechos y al reconocimiento legal de una parte importante de la sociedad. Este objetivo se ha vuelto en un principio de lucha para las y los socialistas conscientes de la situación actual de la comunidad LGBTQ+, que si bien es a través del mecanismo legislativo, se vuelve radicalmente transformadora y al brindar un lugar y una posición política a la comunidad.
La batalla no se ha ganado en las urnas, sino en las calles. Esa es la lección más importante, pues los derechos para todas y todos no los conquistaremos sino es ganando terreno en las calles, las escuelas, los barrios y los centros de trabajo. La lucha no acaba aquí, este enorme paso es el comienzo de más transformaciones.