¡Unidad si, contra la burguesía y el imperialismo!

La llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos representa una amenaza para América Latina. Y engendra nuevos peligros en un mundo azotado por la guerra, el cambio climático, el ascenso de la extrema derecha y la crisis económica. El incremento de las tarifas a los productos mexicanos, pese a la retórica de su lucha contra el tráfico de fentanilo oculta en realidad los intereses del imperialismo norteamericano en la Nueva Guerra Fria contra el imperialismo chino. Cómo ha señalado claramente Claudia Sheinbaum, presidenta de México, pese a la retórica antidrogas ni Trump ni Biden realmente han hecho nada por reducir el consumo o el tráfico de estupefacientes dentro del territorio norteamericano.
Escrito por Alternativa Socialista, Proyecto por una Internacional Marxista Revolucionaria en México.
El consumo de fentanilo es sin duda un grave problema en el territorio nortemaericano. Según el Centro Nacional de Estadística de Salud en Estados Unidos a mediados de 2023 poco menos de 80 mil norteamericanos perdieron la vida como consecuencia del consumo de fentanilo, siendo el punto más alto de muertes producto de la droga. Esta ha disminuido a 58 mil para 2024, es decir poco más de 5 meses antes del comienzó de la presidencia de Trump. Pero no es de ningún modo la causa de la política agresiva de Trump contra México y Canadá, como ha insistido en sus declaraciones. Basta señalar que sólo el 0.1% del fentanilo decomisado en la frontera norte de EUA proviene de Canadá, lo que tira por la borda el argumento de la lucha contra el tráfico de fentanilo como argumento para imponer aranceles de hasta el 25% a las importaciones canadienses.
Por otro lado, si bien el tráfico de fentanilo desde México es un problema grave, la política de Trump no apunta en ningún sentido a detener a los responsables de tráfico del narcótico en territorio norteamericano. De hecho la totalidad de los detenidos en EUA por tráfico de drogas son de origen norteamericano, lo que también desecha el argumento de los migrantes como responsables del tráfico de drogas dentro de Estados Unidos. Sin mencionar la absoluta complacencia con las farmacéuticas que durante años promovieron el uso de analgésicos a base de opioides que ha provocado una crisis sanitaria en EUA. Después de todo no fueron los carteles quienes desarrollaron el proceso de sintetización de esta droga, si no las farmacéuticas. O el rol del sistema financiero, especialmente los bancos, por medio de los cuales se blanquean millones de dólares provenientes del tráfico de drogas. ¿Entonces cuál es la verdadera raíz de las nuevas agresiones de Trump?
¡No es el narcotráfico, es el imperialismo!
En su primera gira como secretario de Estado, Marco Rubio, visitó varios países de Centroamérica en los que denunció a los gobiernos por favorecer a China en sus relaciones comerciales. De manera similar a las declaraciones de Trump previo a tomar protesta como presidente, en que señalaba que quería recuperar el canal de Panamá puesto que el gobierno de este país había permitido el crecimiento del comercio chino en la zona.
La migración es el otro gran tema en el que Trump ha puesto énfasis desde su campaña como objetivo de su gobierno. Pero contrario a la retórica conservadora de Trump, para quienes los migrantes son simplemente criminales, las centenas de miles de personas que salen de sus países no lo hacen sino por falta de alternativas de vida. La miseria, el hambre y la violencia orillan a millones a cruzar el continente en busca de un mejor futuro, lo que es aprovechado por los empleadores que aprovechan el miedo y la desesperación para pagar menos a los trabajadores migrantes, quienes como migrantes ya son parte de una de las comunidades más marginalizadas y precarizadas.
Ambos ejemplos dejan claro el interés principal del gobierno norteamericano en la región no son ni reducir el tráfico de drogas, ni los flujos migratorios sino sólo como propaganda frente a los electores. Lo que está de fondo es recuperar lo que consideran zona de influencia del imperialismo norteamericano frente a la creciente influencia de China en la región. Ello en el contexto de la guerra comercial que Trump quiere recrudecer frente al imperialismo chino, que ha pasado de ser un dolor de cabeza del capitalismo norteamericano a un verdadero peligro.
El llamado de unidad de Sheinbaum
Entre febrero y marzo, Claudia Sheinbaum, ha enfatizado la necesidad de la “unidad nacional” para enfrentar las políticas injerencistas e imperialistas de Trump con la reciente denominación de los carteles mexicanos como grupos terroristas. Esta postura busca consolidar una alianza que incluye a partidos de oposición y al sector empresarial nacional. Además, agradeció el respaldo de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), que publicó un comunicado apoyando al gobierno federal frente a las medidas de Trump. Siendo que incluso los gobernadores de la oposición han respaldado la consigna utilizada por el gobierno federal y asistido al mitin realizado el 9 de marzo en apoyo a la presidenta. Sheinbaum destacó la importancia de la coordinación con todos los gobernadores, independientemente de su afiliación partidista, para defender los intereses de México ante acciones unilaterales de Estados Unidos.
Sin embargo, la estrategia de buscar la unidad nacional que incluya a partidos de oposición y al sector empresarial puede tener limitaciones y graves consecuencias para la 4T. Esta alianza puede diluir las demandas populares y comprometer la independencia de clase necesaria para enfrentar eficazmente al imperialismo. La colaboración con sectores que históricamente han tenido intereses diferentes al bienestar del pueblo trabajador resulta en concesiones que afecten la soberanía nacional y los derechos de las clases trabajadoras. En última instancia, sectores importantes de la burguesía mexicana se ven beneficiados por las precarias condiciones de vida de las y los jornaleros, campesinos y trabajadores en México, obteniendo jugosas ganancias en sus acuerdos comerciales con Estados Unidos. El ejemplo de los jornaleros agrícolas de San Quintín, que trabajan en condiciones precarias para grandes compañías que comercian tomates y frutos rojos a Estados Unidos y Canadá, es muy claro al respecto. O bien el de los productores de aguacate, que exportan cerca del 80% de la producción al país vecino por ser más rentable en términos de ganancias. Mientras en México el precio de este producto se encarece, convirtiéndose no solo en un lujo sino en objeto de bromas. “Póngale aguacate” refleja muy claramente como la unidad nacional, es siempre a costa del pueblo trabajador.
Una postura basada en la independencia de clase es la única forma para enfrentar al imperialismo. Esta debe basarse en fortalecer la organización y movilización de los sectores populares en defensa contra el imperialismo, promoviendo políticas que prioricen nuestros intereses de clase y reduzcan la dependencia económica y política de potencias extranjeras. Aunque la unidad nacional promovida por Sheinbaum busca enfrentar las amenazas externas, es crucial evaluar críticamente las alianzas formadas y considerar enfoques que fortalezcan la autonomía y el poder de la clase trabajadora en la lucha contra el imperialismo.
¡Por una alianza con nuestros hermanos de clase en EUA y Canadá!
Las centenas de deportaciones que ya se han llevado a cabo en EUA como consecuencia de la política de Trump, la deportación de personas con visas de residencia permanente, y el constante ataque a los llamados “dreamers” y al programa DACA, dejan claro que la amenaza que representa el magnate no solo es externa a los Estados Unidos. Sino una amenaza real para las familias de miles de trabajadores en Estados Unidos, algunos de los cuales jugaron un papel relevante en el triunfó del magnate en las elecciones. Pues el voto latino fue clave en el triunfó del Partido Republicano a la Casa Blanca.
Pero, por otra parte, las manifestaciones en ciudades como Los Ángeles, California, en febrero pasado contra las deportaciones masivas muestran claramente que en el corazón mismo del imperialismo los trabajadores de América Latina tenemos un poderoso aliado: la clase trabajadora norteamericana que está compuesta por miles de trabajadores migrantes. Pero también por trabajadores nativos, afro americanos y blancos que entienden que sus enemigos no son los migrantes, de los que han sido y son parte sus familias, sino la burguesía y el imperialismo. Miles de mexicanos se han manifestado en Los Ángeles, y miles de migrantes más han protagonizado verdaderas batallas contra las redadas policiales.
En esta situación desde México y América Latina tenemos que reconocer a nuestros aliados y a nuestros enemigos, dentro y fuera de nuestros países. Ni nuestros aliados son los empresarios que mal pagan nuestro trabajo obligandonos a buscar mejores oportunidades en EUA, ni nuestros enemigos son quienes del otro lado luchan todos los días por mejorar sus condiciones de vida. Nuestros aliados son los millones de trabajadores en Estados Unidos, sean migrantes o no, y nuestros enemigos son los mismos aquí y allá: la burguesía y el imperialismo.