Rumbo al 2024: Unidad si, contra la derecha dentro y fuera de Morena
El triunfo de Claudia Sheinbaum como candidata de Morena a las elecciones presidenciales de 2024 fue, sin dudas, una nueva derrota de la derecha al interior del partido. Con ello, Marcelo Ebrad no pudo evitar que una buena parte de su estructura operativa saltara del barco antes de hundirse. Es así que una serie de elementos de derecha, oportunistas e hipócritas, se sumaron al llamado de Unidad y se escondieron tras las filas de Sheinbaum para salvar la poca o nula credibilidad que tenían entre las bases de su partido y la clase trabajadora.
Escrito por Christian Tello, Alterna Socialista (ASI en México).
Ejemplos, como la adhesión de Ricardo Monreal a la campaña de Sheinbaum, evidencian la latente amenaza del sabotaje interno. A esto se suman las impugnaciones de los resultados de las encuestas, que como hemos señalado en otros artículos sustituyen a las y los militantes de base, convirtiendo la elección de candidatos en un concurso de popularidad. Todo esto ha propiciado el incremento de las tensiones y conflictos entre las bases y la dirección del partido, que se explica sobre todo por un viraje del partido a la derecha. La candidatura de Omar García Harfuch, involucrado en la creación de la llamada “Verdad Histórica” del caso Ayotzinapa, es un claro ejemplo de lo anterior.
La derecha de Morena no tiene principios ni horizontes programáticos a la hora de concertar alianzas incluso con elementos de derecha fuera del partido. No es coincidencia que García Harfuch, Ricardo Monreal o Marcelo Ebrad sean vistos por grandes medios de comunicación como “estadistas”, difundidos por lacayos de la oligarquía mexicana como Ciro Gómez Leyva, Joaquine López Doriga, Carlos Alazraki y hasta Xochitl Galvez, que esperaba la adhesión de Ebrad a su campaña. Sin embargo, Sheinbaum no solo sufre presiones de los oportunistas infiltrados en su campaña. Ella ha promovido la moderación y concesión de posiciones a la derecha. Su reunión con el Consejo Coordinador Empresarial y el apoyo prestado a partidos de la alianza, abiertamente anti derechos y corruptos, como el Partido Verde y el Partido Encuentro Social, dejan entrever su política consciente de claudicación.
El llamado a la política de unidad está fracturando y agudizando las tensiones dentro de Morena, profundizando su degeneración y propiciando su implosión. La perredización de Morena es un hecho visible a ojos de la mayoría de mexicanos, aunque en la mitad del tiempo de lo que llevó al Sol Azteca a su descomposición. El costo del silencio y la sonrisa hipócrita de la dirección, mientras hay una trifulca velada en el partido, solo evidencian el temor que tiene el ala de izquierda, los fundadores del partido y los “morenistas duros” de dar la batalla abierta y denunciar a los oportunistas y arribistas que tienen de rehén al partido.
Muy distinta ha sido la actitud de las y los militantes del partido, que desde 2019 han dado la batalla por recuperar a su partido primero contra Yeidkol Polevsky, y después contra el ala de derecha representada por Mario Delgado. Las bases de Morena, las y los trabajadores que votaron por Obrador en el 2018, han dado desde entonces una batalla clara contra los arribistas que se han colado a las candidaturas de Morena sin siquiera terminar de quitarse la playera del PRIAN. Como entonces, los simpatizantes y militantes de Morena debemos dar la lucha contra la verdadera amenaza electoral del 2024. Una amenaza que no está en la Alianza Va por México y la candidatura desinflada de Galvez, sino en los chapulines, oportunistas, caciques, policías y corruptos de siempre que ahora se tiñen de guinda.
La batalla actual se está librando ahora en las elecciones internas por las coordinaciones estatales de los Comités de Defensa de la 4T. Son nueve estados de la república en los que las encuestas y la lucha entre las estructuras electorales reflejan la disputa real entre la derecha y la izquierda en Morena. En algunos casos como la Ciudad de México, la disputa entre ambas alas es clara con la abrumadora simpatía de las bases por Clara Brugada contra la imposición berrinchuda de Harfuch. En Puebla la derecha encabezada por Alejandro Armenta, ex-priista colaborador de Peña Nieto, se disputa con la izquierda desdibujada de Nacho Mier. En estados como Tabasco, Morelos y Guanajuato no hay luchas internas cuando la dirección acordó por medios burocráticos apoyar candidaturas únicas virtuales. En Chiapas, la disputa incluso es más obvia cuando Patricia Armendáriz, una empresaria representante de los intereses de la burguesía, pretende ser gobernadora contra la candidatura de Ramírez Aguilar. En Jalisco, los chapulines y oportunistas no pueden ser más modestos con la candidatura del empresario Pérez Garibay, padre del Checo Pérez. En Yucatán, el descaro de la derecha es tal, que Carlos Ramírez Marín ¡ex priista hace solo un mes! está compitiendo por la coordinación estatal. Y esto solo hablando a nivel estatal, pero es aún más claro y grave a nivel municipal y en las alcaldías de la ciudad de México. Un ejemplo simple es Pedro Haces Lago, uno de los contendientes por la candidatura de la alcaldía Tlalpan. Haces Lago es hijo de Pedro Haces Barba, un ex-priísta que comenzará su carrera política en la CTM que hoy dirige la CATEM y fuera impulsor del poco exitoso partido Fuerza Social Por México del que su hijo Haces Lago fuera dirigente en 2021.
Esta es una radiografía de los frentes abiertos por la continuación o la desviación de la 4T, que aún con sus límites y contradicciones, mantiene la esperanza de millones de trabajadores por un futuro mejor. La militancia es consciente de los arreglos, la imposición y burocratización de los mecanismos democráticos que una encuesta no puede subsanar. Frente a las maniobras de la dirección, a las concesiones de Sheinbaum y al oportunismo de los arribistas hacemos un llamado a redoblar los esfuerzos en la batalla de las elecciones internas, e incluso llamando al abierto boicot de las elecciones en donde se termine imponiendo la derecha. Un llamado de unidad tiene poco sentido detrás de los mafiosos y oportunistas que se han impuesto mediante maniobras y otras triquiñuelas sobre las aspiraciones y deseos de los militantes de base. La batalla real es ahora y no en 2024, nuestra lucha es contra los Monreal, Harfuch, Armenta, Armendáriz, Ramírez y Pérez que pretenden reventar las pocas estructuras democráticas que quedan en Morena y traicionar las demandas más sentidas de la clase trabajadora.