Otra victoria para Viktor Orbán: ¿Qué está pasando en Hungría?
Viktor Orbán es el jefe de gobierno con más años de servicio en la Unión Europea. El 3 de abril volvió a ganar las elecciones y gobernará con una mayoría de dos tercios. Ganó contra una coalición de todos los partidos de oposición establecidos. ¿Qué sucedió?
Escrito por Till Ruster, Sozialistische LinksPartei (ASI en Austria)
Para decir lo obvio: en un país con un jefe de gobierno notoriamente autoritario, que ha estado en el poder desde 2010, ninguna campaña electoral es “justa”, incluso para los estándares burgueses. Los principales partidos de oposición prácticamente no tuvieron acceso a los medios de comunicación, ya fueran públicos o privados. Orbàn ha construido una camarilla de capitalistas húngaros a su alrededor, que depende tanto de él, como él de ellos. Los enriquece, a cambio ellos lo mantienen en el poder. Estos “amigos” compraron los medios independientes después de que Orbàn cerrara algunos de ellos. Entonces todo lo que se podía escuchar de la oposición en los medios eran acusaciones del gobierno en su contra.
Habiendo aprobado una nueva constitución e introducido otras reglas de votación, Orbàn ha construido el sistema electoral de tal manera que apoye al partido más fuerte. La mayoría de los escaños parlamentarios son elegidos directamente por distrito electoral y los gana el candidato más fuerte, ya sea que tenga una mayoría del 50% o no. De esta forma, como en algunos otros países,hay millones de votos que no cuentan. Pero incluso con estas dos ventajas, el partido de Orbàn, Fidèsz, todavía no confiaba en ganar. Así que gastaron unas diez veces más en la campaña electoral que todos los demás partidos combinados.
Pero sería miope explicar este éxito sólo como resultado de la manipulación y no del juego “limpio”. Fidèsz todavía tiene un apoyo importante en la población, especialmente en las zonas más rurales. Orbàn pudo mantener este apoyo incluso durante el muy difícil período reciente, cuando la pandemia y la inflación hicieron insoportable una situación social, ya precaria, para muchos húngaros. Con tanta gente trabajando en los países europeos vecinos, los confinamientos a menudo significaron que los ingresos podrían haberse cortado por completo.
¿Neutralidad a favor de Putin?
Se podría haber esperado que la guerra en curso en Ucrania hubiera dificultado las cosas para la extrema derecha europea, que siempre ha estado muy cerca de Putin. Esto es especialmente cierto para Orbàn, cuya “democracia iliberal” es considerada por muchos como un modelo a seguir de la extrema derecha en Europa. Esta cercanía no es solo política: Rusia y China financian importantes proyectos de infraestructura, como la ampliación de la central nuclear más importante de Hungría.
Fidèsz no se cansa de presentarse como el partido de la revuelta de 1990 contra el estalinismo. El propio Orbàn tuvo su primera aparición política pública en 1989 cuando exigió la retirada del ejército soviético de Hungría durante una manifestación de la oposición en Budapest. Cada octubre habla en la conmemoración nacional del Levantamiento de 1956, hablando de cómo Hungría hasta el día de hoy está asediada por potencias extranjeras y necesita resistirlas como lo hizo en el ’56. Aunque la situación era muy diferente tanto en 1956, cuando el Kremlin envió tropas para sofocar un levantamiento obrero contra el estalinismo por el socialismo democrático, como en 1990, hay similitudes con la agresión rusa en Ucrania hoy.
Pero Orbàn logró enmarcar la situación de otra manera durante su campaña electoral. Entre las potencias que quieren controlar Hungría, explicó, no solo se encuentran Rusia, sino también la UE y la OTAN. La única solución, dijo, era la “neutralidad” y mirar primero a Hungría. Todo aquel que quiera arrastrar a Hungría más profundamente a este conflicto es un enemigo del pueblo. En su discurso de victoria, incluso llamó a Zelensky “enemigo” porque supuestamente intentó intervenir en las elecciones en nombre de la Oposición pro UE.
Esto apunta a un conflicto en curso entre Hungría y Ucrania sobre la minoría húngara allí. Orbàn interviene regularmente en su favor, no solo en Ucrania sino también en aquellos países vecinos que se separaron de la antigua “Gran Hungría” después de la Primera Guerra Mundial, y es hasta hoy un punto de referencia y un objetivo especialmente, pero no solo, para las fuerzas nacionalistas de derecha. En la mayoría de estos países, incluida Ucrania, estas minorías son realmente discriminadas, aunque no tanto como afirma Orbàn, mientras que minorías como los romaníes enfrentan discriminación en la propia Hungría. Así que acoger a 500.000 refugiados de guerra de Ucrania puede parecer un acto de solidaridad, pero teniendo en cuenta que algunos son de la minoría húngara hace que encaje muy bien en su agenda nacionalista.
Aunque a los pocos días de su victoria electoral, Orbàn expresó un mayor apoyo a Putin al aceptar pagar la gasolina en rublos y ofrecerse a actuar como intermediario. Durante las elecciones, esta posición sobre la guerra en Ucrania resultó popular. Se reunió con un estado de ánimo de “ya tenemos suficientes problemas, así que dejemos que las potencias mundiales peleen esto entre ellos”. Y esta es la característica central del fenómeno Orbàn hoy. No es un líder célebre en el que la gente confíe para mejorar las cosas, a menudo es recibido con cinismo por aquellos que lo ven como el mal menor. La gente ve la corrupción de arriba a abajo que define al partido Fidèsz, es demasiado obvio para pasarlo por alto. Pero al menos con ellos no está empeorando tan rápido como en otros lugares, parece creer mucha gente.
Esto es resultado de la experiencia de la década de 1990 y de los gobiernos socialdemócratas de principios de la década de 2000. Después del colapso del estalinismo, el nivel de vida cayó rápidamente, contradiciendo todas las promesas hechas por los partidos pro-UE en ese momento. Orbàn recuerda a la gente este período con la mayor frecuencia posible.
Esto es particularmente efectivo cuando menciona a su predecesor, el socialdemócrata Ferenc Gyurcsány, quien fue grabado en 2006 admitiendo haber mentido a los húngaros sobre la desastrosa situación financiera del país. Mucha gente lo culpa a él y a su partido por las duras consecuencias de la crisis financiera de 2008, cuando cientos de miles de húngaros perdieron sus hogares o pequeños negocios porque ya no podían pagar los préstamos de Forex. Se trataba de préstamos basados en euros tomados en francos suizos que tenían que devolverse cuando el florín húngaro se estaba derrumbando. Esto sentó las bases para el ascenso al poder de Orbàn en 2010.
La mejor oposición que un gobierno podría esperar
Desde hace más de una década, la oposición trata de encontrar una manera de hacer frente al fenómeno Orbàn. Los socialdemócratas se escindieron en el Partido ‘Socialista’ (MSZP) y la Coalición Democrática (DK), mientras que otros partidos se han transformado a raíz de esto. Los Verdes húngaros (LMP) han asumido posiciones nacionalistas y, a menudo, racistas, mientras que el Partido Jobbik ha estado tratando de reinventarse para pasar de ser uno de los partidos neofascistas más fuertes de Europa a presentar una alternativa más conservadora a Fidèsz. En lugar de desarrollar una clara alternativa política a Fidèsz, todos se acercaron a él, imitándolo.
Al hacerlo, dieron la espalda a los grandes e importantes movimientos contra Orbàn y sus ataques a los derechos de los trabajadores, los derechos democráticos y sociales y la juventud. Esto incluyó una serie bien respaldada de huelgas de maestros por salarios y niveles de personal, que a pesar de los intentos de prohibir la huelga han movilizado a decenas de miles en protestas desde que comenzaron en enero. No solo ninguno de estos partidos desempeñó un papel importante en las protestas, sino que no obtuvieron impulso de ellas.
Entonces, después de años de luchas internas dentro y entre los diferentes partidos, se volcaron hacia la construcción de una alianza electoral contra Orbàn y su gobierno. Llamada “Hungría en Unidad”, incluía a los ya desacreditados partidos socialdemócratas, los verdes y el Jobbik de extrema derecha. Llamaron a esta táctica una “súper arma”. Celebraron elecciones primarias en cada distrito electoral para decidir quién era el candidato mejor posicionado contra Fidèsz. Pero eso fue todo. Después de una dolorosa lucha, lograron llegar a un programa de compromiso en el que nadie creía realmente, y después de unas primarias nacionales, Péter Márki-Zay fue nombrado el principal candidato para oponerse a Orbàn. “Hungría en Unidad” solo obtuvo el 37% de los votos.
Péter Márki-Zay fue partidario de Fidèsz durante mucho tiempo y aún apoya los principios principales de su agenda. Simplemente afirma que, a diferencia de Orbàn, en realidad mantiene el estilo de vida de un patriota extremadamente conservador sin escándalos, sin corrupción al menos hasta ahora, pero con el mismo nacionalismo sexista, homofóbico y racista del que se enorgullece. A Orbàn le resultó fácil imaginarlo como una mala copia de sí mismo.
A principios de año, cuando los temas clave debatidos eran la corrupción, la educación y la atención médica, Orbàn se vio obligado a retroceder y, en un momento dado, las encuestas de opinión sugirieron que los dos grupos competían por el primer lugar. Pero cuando estalló la guerra en Ucrania, en oposición a las inclinaciones pro-rusas de Orbàn, “Hungría en Unidad” se encontró presionando por una posición pro-UE con llamados a intensificar las sanciones y el apoyo militar a Ucrania.
Hay mucha oposición a Orbàn, pero “Hungría en unidad” mantiene su campaña alrededor de simplemente “no ser él”, una forma que no ayuda a movilizar ese descontento. Se utilizó una táctica similar en las elecciones municipales de 2019 y en Budapest la oposición ganó el cargo de alcalde, aunque desde entonces no ha habido un cambio dramático en las políticas.
Se han utilizado tácticas similares en otros lugares donde hay líderes autoritarios de larga data. El “voto inteligente” se utilizó recientemente en Rusia en el que los principales grupos de oposición, incluidos algunos de izquierda, pidieron votar por el candidato con más probabilidades de ganar contra el partido de Putin. En los pocos lugares donde esto tuvo éxito, condujo a la elección de diputados que ahora se encuentran entre los más feroces partidarios de la guerra de Putin.
Es importante aprender de estas elecciones en Hungría. Apoyar al “mal menor” no es suficiente para inspirar oposición, particularmente cuando ese mismo “mal menor” fue en sí mismo responsable de crear las condiciones económicas y sociales, incluida la corrupción generalizada que condujo, en primer lugar, a la victoria original de Orbàn. Las personas no solo tienen derecho a ser escépticas sobre tal opción, sino que ya han demostrado en elecciones anteriores que no confían en los viejos partidos establecidos para brindar un futuro mejor. Y dado que los partidos de la coalición “Hungría en Unidad” han estado acercando su política a la de Fidèsz, el electorado tiene razón en no esperar ningún cambio drástico de dirección.
Otro partido llegó al Parlamento: “Nuestra Patria” obtuvo el 6% de los votos y 6 escaños. Mientras Jobbik buscaba la “respetabilidad” acercándose al conservadurismo autoritario de Fidèsz, los elementos más extremos y cercanos al fascismo se separaron para formar este nuevo partido. Significativamente, fue el único otro partido al que se le dio tiempo de aire en los medios públicos y privados, lo que solo hubiera sido posible con la aprobación del gobierno. Esto sugiere que podría desempeñar un papel, como lo hacen los partidos de extrema derecha en otros países, como una herramienta que el partido gobernante puede usar para impulsarse más hacia la derecha.
¿Qué tan fuerte es el gobierno?
El mismo día de las elecciones también se organizó un referéndum, propuesto por Fidèsz, con el objetivo de restringir los derechos de la comunidad LGBT. Orbàn ha intentado utilizar el tema para situarse en la vanguardia del conservadurismo y los “valores familiares”. Apoyó firmemente las preguntas del referéndum homofóbico, que tenían como objetivo restringir la representación de la homosexualidad o los problemas transgénero en las escuelas, así como restringir la educación sexual en general. Pero mientras que la participación electoral fue de casi el 70%, menos del 50% votó en el referéndum, por lo que las propuestas no se aprobaron, lo que indica que Orbàn tiene dificultades para movilizar a sus seguidores en temas específicos.
Esto bien podría ser más importante en un futuro próximo. La inflación ya es extremadamente alta, alcanzando el 8,6% en marzo, y es probable que alcance los dos dígitos pronto. Aunque Fidèsz logró hacer un trato con bancos extranjeros para un memorándum para aliviar la presión sobre muchos de los Préstamos Forex, esto solo durará hasta el verano. A muchos les puede resultar más difícil pagar ahora que en 2008, lo que podría llevarlos a perder sus hogares o algo peor.
Hungría también enfrenta presiones especiales debido a los conflictos globales en desarrollo. Orbàn ha sido efectivo en enfrentar a China, Rusia y la UE, tomando dinero de cada uno sin comprometerse demasiado con un lado. En este punto, la economía de Hungría depende de la inversión tanto china como rusa, así como de la UE, especialmente en el sector agrario subdesarrollado. No parece posible que Hungría pueda mantener su posición de “amigo de todos y de nadie” por mucho tiempo. De hecho, dos días después de las elecciones, la UE inició un proceso para privar a Hungría de una gran parte de su apoyo en respuesta a las políticas autoritarias de Fidèsz.
Desde hace algunos años, la alianza húngaro-polaca ha actuado como una alternativa de derecha a las potencias de la UE de Alemania y Francia, en particular sobre las políticas financieras y la cuestión de los refugiados. Pero la “neutralidad” de Orbàn hacia Putin está poniendo en peligro la importante relación entre Fidèsz en Hungría y el partido gobernante de extrema derecha Prawo i Sprawiedliwość (Ley y Justicia, PiS) en Polonia. PiS es una de las voces más fuertes en la UE para brindar a Ucrania el máximo apoyo, incluido el militar. Esto no se debe sólo al apoyo a Ucrania, sino a que el PiS necesita fomentar el nacionalismo para desviar la atención de los propios problemas económicos y sociales de Polonia. Esta situación demuestra que las alianzas internacionales entre fuerzas nacionalistas a menudo tienen sus límites.
¿Es posible una alternativa genuina?
Orbàn es capaz de sobrevivir gracias a la debilidad de los partidos de oposición. Para los trabajadores y jóvenes ya es hora de romper con estos partidos, construir sus propias organizaciones y desarrollar su propio programa político. Crucial para esto es la adopción de un claro punto de vista de clase. El racismo y el nacionalismo se utilizan en Hungría para disfrazar el hecho de que no solo Fidèsz, sino todos los partidos establecidos no representan los intereses de todos los “húngaros”, como afirman. En cambio, ignorando los intereses de la clase trabajadora, las mujeres, los LGBT, los jóvenes y las minorías oprimidas, los partidos establecidos simplemente representan las diferentes facciones dentro de la clase dominante.
Claramente, no solo existe la necesidad, sino un gran potencial para una alternativa de la clase trabajadora en la política húngara. En 2019 el país se vio sacudido por protestas por las leyes laborales, las llamadas leyes esclavistas y ataques a los derechos democráticos. Posteriormente hubo manifestaciones en apoyo a la libertad artística y académica. En 2021 fue el turno de protestar de la comunidad LGBT. Desde las protestas contra la nueva ley laboral en 2018, las huelgas de trabajadores automotrices en 2019 hasta las manifestaciones de hoy de los maestros, vemos que el movimiento laboral húngaro está lejos de estar inactivo.
Una alternativa política genuina al actual régimen corrupto y autoritario se basaría en la clase trabajadora y en las diversas luchas que se están dando. Solo una oposición clara con un programa que enfrente los problemas sociales y realmente movilice la resistencia en interés de la clase obrera, en lugar de simplemente pedir el voto en las elecciones antes de volver a las “viejas formas” como eran antes de que Orbàn tomara el poder, puede traer un cambio real
La presión sobre las organizaciones y partidos de izquierda para que apoyen a los bloques procapitalistas es enorme en una coyuntura como la campaña electoral en Hungría de los últimos meses. Se requiere determinación por parte de una organización con fuertes raíces en la clase trabajadora y las luchas que se llevan a cabo para resistir la presión de unirse a una alianza como “Hungría en Unidad”. Una organización de trabajadores debe demostrar que ella, su programa y sus políticas son fundamentalmente diferentes e independientes no solo del rico actual en el poder, sino de todos los partidos de los ricos en general.
Especialmente en los próximos meses, la lucha no será solo contra el gobierno con sus medidas racistas y antidemocráticas, sino por la defensa del empleo, los salarios y el sector de la salud y la educación, ya que su apoyo financiero se sacrifica para aumentar el gasto militar y la grave situación económica en general.
Es importante vincular estas luchas para encontrar una respuesta política a los partidos de los ricos: un nuevo partido de trabajadores independiente capaz de oponerse a las políticas capitalistas de los partidos actuales,y en su lugar abogar por una economía planificada genuinamente democrática dirigida por los beneficios para la mayoría, como parte de una Hungría socialista democrática y una federación socialista europea más amplia. Esta sería la verdadera “súper arma” que Orbàn y sus amigos capitalistas temen.