Morena le arrebata Tlaxcala al PRI

Con el 80% de las actas capturadas hasta el momento en que se escribe este artículo, Lorena Cuéllar, la candidata de MORENA tiene 10 puntos de ventaja por sobre Anabell Ávalos, la candidata del PRI-PAN-PRD. La victoria de “Juntos haremos historia en Tlaxcala” es irreversible y aplastante. Un resultado bastante diferente a la elección del 2016, donde igual participó Lorena Cuéllar como candidata de la “izquierda” pero con el PRD, perdiendo por una diferencia mínima de 2 puntos contra el actual gobernador priísta Marco Mena.

Escrito por Rafael Méndez, Alternativa Socialista (ASI en México).

En Tlaxcala gobernará una mujer por los próximos 6 años, esto ya había pasado por primera vez hace 30 años con el PRI y no había vuelto a pasar. Lorena Cuéllar se une a la lista de las 6 nuevas gobernadoras mujeres, con lo que el número histórico de 7 gobernadoras trabajando al mismo tiempo en México puede considerarse ya una realidad, que si bien es un paso importante en la búsqueda por la equidad de género no todo es alentador. En las democracias burguesas si las mujeres gobernantes están ahí para defender intereses capitalistas, las trabajadoras no encontrarán mejora en sus condiciones de vida.

El caso en Tlaxcala es especial, pues de las 7 candidaturas que contendían a la gubernatura 6 las integraban mujeres, algo importante considerando que el estado se conoce como la cuna nacional de la trata de personas, por lo que hay una urgencia y una deuda histórica para terminar lo antes posible el tema de la explotación sexual contra mujeres, jóvenes y niñas empobrecidas en el sur del estado.

Balance local: Morena se lo lleva todo

El mapa político en Tlaxcala se pinta de guinda al mismo tiempo que se desvanecen el rojo, azul y amarillo. Cuando las actuales presidencias municipales se eligieron en 2016, el PRI-PAN-PRD no estaban abiertamente coaligados, sin embargo entre los 3 controlan 39 municipios de 60, entre los cuales se encuentran los municipios más densamente poblados del estado que por sí solos representan al 40% de la población, que son Tlaxcala capital, Huamantla, Tlaxco, Apizaco, Chiautempan, Contla y San Pablo del Monte. Morena en ese entonces a pesar de participar en la elección, no ganó ninguna presidencia municipal.

Ahora el escenario es muy diferente. De los 19 municipios gobernados por el PRI en el estado solo se quedaron con 7, de los 10 municipios panistas solo ganaron 3 y de los otros 10 del PRD solo ganaron 3. O lo que es lo mismo, de los 39 municipios que gobernaban solo les quedaron 13. Pero por el otro lado, Morena pasó de no tener nada, a gobernar 12 municipios, y sumando los del PT, PVEM y PANAL se elevan a 20 municipios para la 4T, (lo anterior considerando que 15 municipios aún no reflejan sus resultados en el PREP). De los municipios más importantes que MORENA obtuvo están Tlaxcala capital, Contla, Chiautempan, Amaxac y Santa Cruz, pero agregando los del PANAL y PVEM igual se ganaron Huamantla y San Pablo del Monte.

En el caso de las diputaciones locales, Tlaxcala se divide en 15 distritos de los cuales 9 los ganó “Juntos haremos historia”, 2 MORENA, 1 el PT y 1 Nueva Alianza, por lo que considerando que estos partidos son una alianza, podemos considerar que esta ganó 13 a 2. De los dos distritos que la oposición pudo mantener están el de Tlaxco y Calpulalpan, el primero ganado por “Unidos por Tlaxcala” y el segundo por el PRD. En este caso la victoria de Morena sobre la oposición es más palpable y arrasadora, de hecho sus números se mantienen bien si los comparamos con la elección de diputados locales del 2018 donde en coalición controlaron la mayoría absoluta del congreso estatal, y todo apunta a que lo van a igualar o superar en este trienio.

El PRI no se crea ni se destruye, solo se transforma

Sin embargo, la victoria de Morena en Tlaxcala no es una victoria de la izquierda. A pesar de ya haber tenido gobiernos estatales priístas, perredistas, panistas y en vísperas de uno morenista, tal parece que nunca dejamos de ser gobernados por el Revolucionario Institucional. En 1999 la transición al PRD trajo como ganador al ex priísta Alfonso Sánchez Anaya, en 2005 la transición al PAN impuso como ganador a otro ex priísta Héctor Ortiz Ortiz, y ahora la transición a Morena trae como gobernadora a la ex priísta Lorena Cuéllar Cisneros. Sin importar a qué partido se le otorga el poder en Tlaxcala, son las mismas familias y cacicazgos del estado los eternos gobernantes, como los Ortiz o los Cisneros. 

El triunfo de Lorena Cuéllar no hubiera sido tan diferente al de Anabell Ávalos, a pesar de los colores diferentes, ambas son representantes de la acumulación del poder en pequeños grupos de empresarios y familias. Los trabajadores y las clases marginadas en Tlaxcala nunca han tenido una verdadera alternativa que vele por sus derechos más básicos, porque viven en un estado donde se gobierna desde y para la burguesía más rancia.

Se echó a andar la maquinaria priísta dentro de las instituciones públicas desde hacía meses, pero a pesar de la compra de votos e incluso amenazas hacia los trabajadores de dependencias estatales e integrantes de ciertos sindicatos, Anabell Ávalos no pudo amasar ninguna victoria. En una jornada histórica con participación de más del 65% del padrón electoral, la aplastante victoria de Morena no fue para defender la Cuarta Transformación o porque entre los tlaxcaltecas se crea que Lorena Cuéllar pueda significar el cambio verdadero, fue más bien la acumulación de desencantos y rabia que se tiene contra el PRI y sus viejas corruptelas lo que hizo imposible que Anabell Ávalos ganara. Sin embargo, ganaron los mismos, los poderosos y los burgueses. 

Votar entre PRI-PAN-PRD y Morena en Tlaxcala fue como lanzar una moneda al aire, tiene dos caras pero siguen siendo la misma cosa. Entre las y los trabajadores el hartazgo es grande, el castigo contra el actual gobierno estatal se canalizó en las elecciones, pero si ese hartazgo no se canaliza con la emancipación del proletariado tlaxcalteca a través de una Alternativa Socialista, seguiremos sumergidos en un sistema que nos condena al olvido y la desigualdad.