El paro de la BUAP, un nuevo episodio de la lucha estudiantil en Puebla.

El 26 de febrero de este año, estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla realizamos un paro estudiantil que se extendió hasta el 1° de abril. Durante ese periodo, estudiantes de las diversas facultades que integran la institución tomaron y mantuvieron el control de sus principales instalaciones en Ciudad Universitaria, el Complejo Cultural Universitario, CU 2, las facultades ubicadas en el centro histórico de la ciudad y las sedes administrativas de esta misma.
Escrito por Joanna Morales y José A. Peláez, Juventudes Socialistas (Alternativa Socialista)
Puebla se sacudió ante las consignas de los estudiantes de la BUAP que habíamos empezado un paro estudiantil el 26 de febrero de este año por una universidad democrática, crítica y popular. La ciudad fue testigo de la culminación de años de frustración por parte del estudiantado por mejores condiciones de estudio, por la eliminación de la corrupción administrativa, el fin del acoso al interior de las instalaciones de la BUA. A estas exigencias se les sumaron también demandas por la mejora en la condición de vida de los universitarios, demandas como la implementación de comedores universitarios, cuya necesidad hemos señalado desde hace años. Además de la mejora de la infraestructura de las instalaciones, atención a la seguridad integral y protocolos de prevención de violencia y la optimización del transporte público, entre otras demandas planteadas en el pliego general y pliegos de cada facultad.
Exigimos también una reforma del reglamento de Elección de Autoridades Personales de la BUAP para que se elimine el voto sectorial y se establezca el voto universal, directo y secreto en las elecciones internas. Además que estos procesos no se lleven a cabo con candidato único y que sean obligatorios los debates entre los aspirantes a un cargo. El pliego petitorio también señala la necesidad de eliminar la reelección dentro de los cargos electorales, implementando una unidad de transparencia, a fin de lidiar con la creciente corrupción entre la burocracia universitaria.
Hasta el momento, aun después de terminado el paro, los puntos del pliego petitorio general continúan en la mesa de negociación entre los estudiantes y las autoridades universitarias. Sin embargo, llegar a esa etapa representó un enorme desafío para el estudiantado. Fue muy notorio que desde el primer día del paro los estudiantes fueron criminalizados y expuestos a amenazas, amedrentamientos y hostigamiento por parte de las autoridades universitarias. Así como un gran número de docentes intentaron perjudicar la participación de los estudiantes en el paro, mediante la programación de actividades de evaluación durante el mismo. Con el objetivo de generar conflictos y competencia entre el alumnado.
El uso de la intimidación y la violencia tampoco se hizo esperar. Desde la manifestación inicial de la Facultad de Medicina, las autoridades enviaron sobre los estudiantes a sus porros, que furtivamente buscaron descoordinar, fragmentar y desinformar al movimiento estudiantil. La presencia de este tipo de grupos de choque no es una novedad, su desarticulación y expulsión de la universidad es una demanda desde hace décadas entre los estudiantes de la BUAP, así como de otras universidades en todo el país. Demanda que ha caído en oídos sordos, pues al utilizar a estos como cuerpos de grupos de choque para romper paros y otras actividades ilícitas al servicio de las autoridades universitarias. Siendo varios los episodios de violencia contra el estudiantado, desde amenazas, hostigamiento, espionaje y hasta golpizas.
No contentas con hostigar y violentar a los paristas, los servicios de agua y luz fueron temporalmente cortados durante las primeras horas del paro. Mientras que los edificios fueron cerrados con llave por el personal de Ciudad Universitaria, negándole a los estudiantes refugio contra la intemperie e impidiendoles el acceso a los baños.
Cómo estrategia adicional de rectoría y el gobierno de Puebla, los estudiantes hemos sido continuamente atacados por los medios de comunicación, siendo objeto de campañas de desinformación. Varios sitios de internet, periódicos y noticieros, con mala fama de “profesionales” difundieron rumores, calumnias, violaron la confidencialidad de los estudiantes y generalmente desinformaron a la sociedad poblana respecto al movimiento que se desarrollaba en la Universidad. Lilia Cedillo, rectora de la BUAP, y Alejandro Armenta, gobernador de Puebla, trataron en numerosas ocasiones de desestimar, deslegitimar, silenciar y sofocar a los estudiantes en cada oportunidad que tuvieron. Empleando débiles y superficiales muestras de “solidaridad” y “apertura” para lavarse la cara frente a la población. Este par de individuos, autores de muchos de los agravios contra los que luchamos los estudiantes, ahora se autodenominan “aliados” y “amigos” de los estudiantes.
Lamentablemente, y como es el caso con movimientos sin una clara dirección política, el paro estudiantil de la BUAP ha sufrido de fraccionamientos y escisiones. No en pequeña parte debido a la presión externa del gobierno del estado y las autoridades de la universidad, pero también en gran parte debido a la falta de una organización con una amplia autoridad política entre los estudiantes. Pronto se hicieron evidentes estas fracturas para las autoridades estatales y universitarias, quienes intentaron usar esta falta de unidad para dividir el movimiento en mesas de negociación separadas. Una situación empeorada por la presencia de los porros y otros actores en conflicto con los intereses de los estudiantes. Este tipo de experiencias deben tomarse en cuenta en el futuro.
Pese al levantamiento del paro en las distintas sedes universitarias, la lucha de la BUAP seguirá mediante un paro activo. Realizando asambleas no institucionales quincenales con el fin de seguir informando e impulsando las demandas en colectivo, comenzando con aquellas que han podido ser conquistadas a corto y mediano plazo. Mientras que las mesas de negociación seguirán activas, los estudiantes continuamos alerta ante cualquier negligencia o provocación de las autoridades universitarias. Las lecciones que este paro ha dejado al estudiantado deben ser atendidas: es necesaria la construcción de una organización permanente, que levante las demandas de los estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad.
Desde Alternativa Socialista y Juventudes Socialistas, nos solidarizamos con el movimiento estudiantil en la BUAP y en otras universidades, dónde se levantan demandas para la mejora de las condiciones de estudio de las y los estudiantes. Y les invitamos a construir esa organización que levante las demandas de estudiantes, trabajadores y profesores, y luche cotidianamente por hacerlas realidad.
¡Por un movimiento estudiantil solidario y combativo!
¡Por la reivindicación de las demandas estudiantiles y la organización permanente para llevarlas a cabo!