¡Bolsonaro fue derrotado en las urnas!
¡Movilizar a los trabajadores para garantizar la asunción de Lula y sacar conquistas y derechos!
Escrito por Liberdade, Socialismo e Revolução, Alternativa Socialista Internacional en Brasil.
Bolsonaro fue derrotado en las elecciones presidenciales de Brasil. Esto representa una victoria para los trabajadores y el pueblo pobre y oprimido.
La victoria de Lula, candidato del Partido de los Trabajadores (PT) y la Coalición Brasil da Esperança, llegó por un pequeño margen de votos en una disputa dramática hasta el último momento. La diferencia fue inferior al 2% del total de votos válidos.
Bolsonaro fue derrotado a pesar de todas las maniobras y crímenes que cometió en una de las campañas más sucias de la historia de Brasil. Usó la máquina estatal en su propio servicio de innumerables formas. El ejemplo de la Policía Federal de Caminos orientada a impedir el movimiento de votantes en regiones donde Lula tenía ventaja es solo un ejemplo. La violencia política y la intimidación fueron armas utilizadas por el bolsonarismo de manera sistemática en esta campaña. Por no hablar de la avalancha de fake news, calumnias y manipulaciones promovidas por la extrema derecha.
La clase obrera y el pueblo pobre, sufriente y oprimido de este país tiene derecho a celebrar. Bolsonaro representó una tragedia para millones de brasileños. Su manejo de la pandemia y la economía fue criminal, generando muertes, hambre y desesperación. Su política hacia la Amazonía y los pueblos indígenas y afrodescendientes también fue criminal. Su gobierno representó un ataque permanente y sistemático a las mujeres, a los negros, a la población LGBT+. Las libertades democráticas estuvieron bajo fuego y bajo ataque durante su gobierno.
Aun conociendo la capacidad de lucha de los trabajadores y del pueblo, sabemos que su reelección habría creado condiciones más difíciles para la lucha por la transformación de Brasil en el sentido que queremos, por la igualdad social, por el fin del racismo, el sexismo y todo tipo de discriminación, por la defensa del medio ambiente, la democracia obrera, el socialismo.
Por todo eso, su derrota debe ser recibida con fervor. Pero debemos tener en cuenta que la derrota electoral de Bolsonaro no acaba con nuestros problemas. El bolsonarismo como fenómeno político y social reaccionario y como amenaza seguirá existiendo en la sociedad brasileña. Ha demostrado tener un arraigo social y una fuerza política y electoral que no se disuelve de la noche a la mañana. Además de haber conquistado victorias en estados como São Paulo, Rio y Minas, tendrá una importante base en el Congreso Nacional.
Después de las elecciones, Brasil se hundirá más en la crisis económica y una verdadera bomba social está a punto de estallar. La extrema derecha intentará sacar provecho de esta situación. La experiencia de otros países y la propia historia de Brasil muestran cómo estas fuerzas reaccionarias pueden aprovechar situaciones en las que fuerzas consideradas “progresistas”, una vez en el poder, no logran satisfacer las demandas populares y frustran a la mayoría de la población.
Para evitarlo, es fundamental que aprendamos de la experiencia de combatir el bolsonarismo, de los errores y aciertos, y saquemos conclusiones sobre las tareas del próximo período.
Lula no ganó las elecciones porque se alió con la llamada derecha “democrática” y formó un frente muy amplio sacrificando un programa de transformaciones profundas. La primera vuelta dejó claro que la alianza con la derecha, la vicepresidencia con Alckmin, por ejemplo, no trajo más votos, ni siquiera en São Paulo. Además, ya es evidente que esta derecha, presente en un futuro gobierno de Lula, representará un obstáculo en relación a las políticas de transformación social y política.
La victoria de Lula sucedió porque reflejó el rechazo de la mayoría del pueblo brasileño a lo que representa el bolsonarismo. Para ser consecuente con este sentimiento, Lula debe llevar a cabo un programa de transformación radical de la sociedad brasileña hasta sus últimas consecuencias. Esta es la única forma de atraer a la base social de los trabajadores que fueron engañados por Bolsonaro y evitar que el bolsonarismo regrese con más fuerza en el futuro.
Lula ganó las elecciones a pesar de haber rechazado una estrategia de movilización y lucha de la clase trabajadora, prefiriendo apoyarse en las instituciones del actual sistema político. El día de las elecciones vimos cómo la timidez y moderación del TSE para reprimir los delitos electorales de Bolsonaro casi lo ponen todo en riesgo. Solo podemos confiar en la fuerza organizada de la clase trabajadora y el pueblo movilizado.
A partir de ahora, la tarea central de los trabajadores y el pueblo, los movimientos sociales y la izquierda, es impedir cualquier maniobra golpista de Bolsonaro hasta el día de la asunción de Lula. La mejor manera de hacerlo es movilizar a los trabajadores exigiendo el castigo inmediato de Bolsonaro frente a los crímenes ya cometidos. Bolsonaro no puede quedar impune, esto solo servirá para que en el futuro sucedan nuevos ataques.
Además, es fundamental que las centrales sindicales, los movimientos sociales y la izquierda se preparen para iniciar la lucha por conquistas y derechos. No vendrán de la mano del futuro gobierno. Habrá que conquistarlos con lucha. El gobierno de Lula debe comenzar el 1 de enero bajo una fuerte presión de los movimientos sociales movilizados. Promover esta lucha ayuda en la lucha contra la futura oposición de extrema derecha bolsonarista. Es la única manera de ponerlo contra la pared y al mismo tiempo combatir la influencia nociva de la derecha neoliberal dentro del gobierno de Lula.
¡Por todo esto, la lucha continúa y es aún más necesaria! Derrotar al bolsonarismo en las calles, arrebatar conquistas y derechos y luchar por una alternativa socialista en Brasil.