Aborto en México: La lucha no ha terminado

En los últimos meses, dos estados han legislado la despenalización del aborto, siendo una conquista clara del movimiento feminista a nivel nacional. Sin embargo, aún faltan la mayoría de los estados por lo que se vuelve indispensable reorganizar la lucha por la despenalización del aborto para lograr que este derecho se establezca a nivel nacional. 

Escrito por Maite Olivares y Luisa Romero, Rosa Feminismo Socialista en México.  

En julio del 2021 Veracruz se convirtió en apenas la cuarta entidad de la República en despenalizar el aborto hasta las 12 semanas por decisión propia de la persona gestante. Unas semanas antes Hidalgo fue el tercer estado, en 2019 Oaxaca fue el segundo y en 2007 la Ciudad de México el primero. En el país, el aborto es considerado legal únicamente bajo algunas condiciones específicas, las cuales van variando dependiendo del estado: cuando ha existido violencia sexual, cuando la salud o la vida de la persona gestante corre peligro, cuando existen malformaciones graves del producto, cuando hay inseminación artificial no consentida o cuando hay una situación económica grave. Esta serie de condiciones limita por completo el ejercicio de la autonomía sobre sus cuerpos de parte de las personas gestantes, quienes se ven obligadas a recurrir a clínicas clandestinas, las cuales no siempre son seguras y en algunos casos son fachadas de organizaciones religiosas para convencerlas de no abortar, a abortos inducidos por fármacos, que si no son supervisados pueden llegar a ser riesgosos para la salud, a métodos herbolarios, o incluso a trasladarse a otros estados para poder abortar. 

Esta situación deja sin consideración a las personas de las periferias y/o de escasos recursos a las que les es imposible acceder a un aborto. El Estado debería garantizar servicios de salud para toda su población, pero sabemos que la realidad está lejos de esto. 

El movimiento feminista y la Marea Verde han crecido desde el 2018, prueba de ello es el avance que han tenido las entidades de México en los últimos años en cuanto a la despenalización del aborto. Sin embargo todavía es visto con estigma y las personas que deciden abortar se enfrentan a las repercusiones sociales que ello implica, aún cuando lo hagan en estados donde es legal. El hecho de que este tema haya tomado la relevancia que se merece en la agenda política del país es gracias a las protestas y demandas feministas que se han presentado en marchas y en redes sociales no solo en México sino en toda América Latina y el mundo. El 8M del 2020 tuvo un aumento de asistentes en México y por más que las manifestaciones presenciales disminuyeron en el último año y medio debido a la pandemia de Covid, la despenalización del aborto no se ha dejado de lado: aunque se han rechazado iniciativas en varios congresos locales para la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), siguen habiendo marchas en todo el país que lo exigen. 

Las personas gestantes siempre han abortado y van a seguir haciéndolo, por lo que la lucha por los derechos reproductivos no es algo nuevo; incluso ha sido una de las causas más importantes dentro de la lucha feminista desde hace décadas. En la actualidad siguen existiendo fuerzas conservadoras, vinculadas a los partidos de derecha como el PAN, al clero y a sectores de la clase capitalista que intervienen en el cumplimiento de la garantía y respeto de los derechos humanos de las personas gestantes, las cuales son un importante factor para que el aborto no sea despenalizado y tenga una carga social tan negativa en México. Estos grupos que se hacen llamar “provida” se han movilizado en varias ocasiones alrededor del país con el objetivo de impedir el acceso a abortos seguros, legales y gratuitos en alianza con el PRI, el PAN y el PES. Incluso los sectores de derecha de MORENA se han encargado de votar en contra de la despenalización en las Cámaras. Esto significa que las personas gestantes no sólo se enfrentan a un sistema legal misógino y sexista, si no que también a grupos reaccionarios que se encargan de desinformar a la población para seguir manteniendo al aborto como moralmente reprobable y no como lo que realmente es, un aspecto más de la salud reproductiva de las personas gestantes al que deberían de tener acceso en cualquier momento.

Dentro del feminismo también existen consignas e ideas que estigmatizan al aborto o que llegan a transmitir ideas sexistas, clasistas y/o ecofascistas en el fondo. El aborto debe de ser legal, seguro y gratuito seguro porque es una cuestión de derechos humanos y cualquier persona debe de tener libre decisión sobre su cuerpo.

La consigna “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir” implica que con educación sexual, ya no habrá embarazos no desados, cuando en realidad esta es una herramienta que puede ayudar a la población para estar más informada acerca de diferentes aspectos de la vida sexual. Pero en nuestro país los mismos grupos antiderechos se han encargado de impedir que la educación sexual sea parte de la educación que se imparte en el país, por eso debemos de luchar por el acceso a la educación sexual para todes. Por otro lado, la mayor parte de anticonceptivos recaen y tienen consecuencias graves en las personas gestantes, además el uso de anticonceptivos no siempre garantiza que no haya concepción, por lo que abortar no debe de verse como la última y peor opción. 

Existe todavía un camino muy largo camino por recorrer, debemos de hacerle frente de manera organizada, para exigir se despenalice el aborto a nivel nacional y al mismo tiempo dar una batalla contra las ideas reaccionarias  antiderechos,  sexistas, clasistas y/o ecofascistas que existen respecto al aborto y luchar por que los derechos y servicios necesarios sean garantizados para que el aborto pueda ser accesible a cualquier persona que decida realizarse uno. Esto solo podremos hacerlo mediante la lucha organizada, en las calles e impulsando la discusión en nuestras escuelas, barrios, centros de trabajo y en nuestras organizaciones. 

Pero la lucha por la despenalización del aborto no es solo una lucha de las personas gestantes, es una lucha de los trabajadores, los campesinos, los estudiantes y jóvenes para ampliar y conquistar nuevos derechos para las y los oprimidos. Es por eso que para avanzar en la despenalización del aborto, abonemos en la construcción del movimiento feminista más amplio, no solo integrado por mujeres pues en la medida en que más sectores reconozcan la importancia de nuestras demandas, y su vinculo con las suyas, es como podremos ampliar el movimiento y estar más proximos a conquistar nuestas demandas. Por eso, las feministas y luchas antipatriarcales debemos de ayudar a construir una alternativa de izquierda que realmente ponga los derechos de las personas gestantes como prioridad. 

¡Luchemos por el aborto legal, seguro y gratuito para todas las personas gestantes!