23 de septiembre más alla de Madera

La primer guerrilla socialista en México y las causas de su derrota

Escrito por Josafat Arrieta, Alternativa Socialista México

La mañana del 23 de septiembre de 1965 el estruendo de disparos y explosivos despertó a los habitantes de Ciudad Madera, Chihuahua. Un grupo de 13 militantes del Grupo Popular Guerrillero se lanzaba sobre el cuartel militar ubicado en la población con la intención de capturarlo y desde ahí comenzar una ofensiva que tendría como objetivo el comenzar un estallido revolucionario y la construcción del socialismo en México. Esta acción militar no prosperó, sin embargo forma parte de una época de la lucha de clases en nuestro país, que llegaría a su punto cúspide en la década siguiente.

México después de la Revolución

México había vivido un proceso revolucionario durante la segunda década del Siglo XX, que culminó con la instauración de un régimen corporativista con un partido hegemónico. En teoría, las grandes demandas sociales, como el reparto agrario, formaron parte de la columna vertebral del proceso de institucionalización de Revolución Mexicana. Estas demandas fueron impulsadas especialmente por las facciones más a la izquierda que disputaron este proceso (magonistas, villistas y zapatistas) e incluso serían adoptadas por sus contrapartes constitucionalistas en la Constitución de 1917.

Como resultado de lo anterior, durante el sexenio de Lázaro Cárdenas (1934-1940) -quien formaba parte del ala radical o jacobina del constitucionalismo y era sensible a las demandas populares- se había llevado a cabo una reforma agraria que aseguraba el reparto de los grandes latifundios entre los campesinos. Sin embargo, el proyecto cardenista dio un giro a la derecha durante el siguiente periodo presidencial bajo la figura de Manuel Ávila Camacho y sería enterrado finalmente por Miguel Alemán, quien llegaría a la presidencia de México en 1952.

Durante este proceso comienza una lenta contrarreforma agraria que permitiría a los grandes terratenientes conservar y acaparar crecientes extensiones de tierra que controlaban y generaría el surgimiento de nuevos caciques en distintas zonas del país, muchos de ellos viejos combatientes revolucionarios. 

La situación no cambio durante los gobiernos de Adolfo Ruíz Cortínez y Adolfo López Mateos. Resultado de ello, surgieron movimientos campesinos ligados a las tradiciones del agrarismo y el zapatismo, pero con crecuente influencia de las ideas socialistas. Dentro de estos estallidos, quizá uno de los más conocidos es el liderado por Rubén Jaramillo en Morelos a finales de los años 50 e inicios de los 60, en cuyo Plan de Cerro Prieto se encuentran expresadas las demandas del proletariado mexicano, poner las tierras en manos de los campesinos y las fábricas en manos de los obreros.

La lucha campesina en Chihuahua

El panorama en Chihuahua no distaba del contexto nacional. Desde el fin del cardenismo varias familias de caciques locales como los Ibarra, los Vega, los Rascón y los Jiménez se habían beneficiado de los lazos con los diferentes gobernadores del estado. Lo anterior no cambio bajo el gobierno del viejo general Constitucionalista Práxedis Gíner Durán, quien desde 1962 gobernaría el estado con mano dura para el campesino y amiga para el terrateniente, por lo que el descontento de los campesinos de la zona comeno a hacerse cada vez más evidente. 

El clima tan tenso que se vivía en el estado generó la radicalización y organización de los campesinos y distintas organizaciones estudiantiles y obreras desde finales de los años 50. Dentro de este proceso de organización y el inicio de la lucha cobraría importancia Arturo Gámiz, un profesor de primaria que junto a líderes campesinos, como los hermanos Gaytán, y otros militantes de luchas sociales, como Pablo Gomez y Óscar González Eguiarte, comenzaría a liderar la lucha por el reparto agrario y los derechos de los campesinos en la Sierra de Chihuahua.

Inicialmente la lucha no estaba planteada para desarrollarse como una guerra de guerrillas, sino que comenzó con la ocupación de tierras que habían sido arrebatadas a los campesinos y peticiones de justicia ante las autoridades. Sin embargo, sería la falta de respuesta y la represión contra los líderes del movimiento lo que los orillaría a subir la intensidad de sus protestas. Lo que trajo como resultado una respuesta aún más enérgica por parte de las autoridades.

Sería en 1964 que, ante el constante acoso que sufrían, los militantes del recién creado Grupo Popular Guerrillero concluyeron, influenciados por el triunfo de la Revolución Cubana y las limitaciones de los partidos socialistas del país, que concluyeron que la única salida al conflicto de clases era la lucha armada a través de la guerra de guerrillas. Por ello es que el grupo se internaría en la sierra, desde donde llevaría a cabo algunas pequeñas acciones e incursiones a inicios de 1965. 

Finalmente, se comenzaría a preparar un ataque al cuartel militar de Madera para septiembre de ese año. La operación tendría un resultado fatídico debido a diversas complicaciones que se le presentaron a las tres columnas que debían participar en el combate, como consecuencia ee su aislamiento respecto al movimiento obrero, campesino y juvenil chihuahuense. Por ello es que la mañana del 23 de septiembre sólo entraría en combate una columna de 13 combatientes encabezados por Arturo Gamiz, Pablo Gomez y Salomón Gaytán. Ocho de los guerrilleros, incluidos sus 3 líderes, caerían en el corto enfrentamiento. Serían enterrados más tarde en una fosa común mientras Gíner Durán pronunciaba “¿Querían tierra? Pues denles tierra hasta que se harten”.

23 de septiembre, ¡Madera vive!

La acción de esa mañana en Madera, Chihuahua marca el inicio de un periodo conflictivo en la historia de nuestro país. Los movimientos campesinos y obreros se movilizaban para defender las conquistas de las luchas de las décadas pasadas y para obtener nuevos avances para la lucha del proletariado. Los movimientos ferrocarrilero, magisterial y médico que se desarrollarían a entre 1959 y 1965 y los primeros estallidos guerrilleros en Morelos y Chihuahua serían la cara más visible de la agudización de la lucha de clases en México, situación que continuaría avanzando durante los años sesenta y setenta que culminará en la derrota de la lucha guerrillera a inicios de los años 80. 

La derrota de la guerrilla, fue consecuencia de su aislamiento respecto al movimiento obrero, campesino y juvenil que experimento un ascenso durante ese periodo. Con esto, fue derrotada la idea de la posibilidad de que un pequeño grupo armado puede suplantar la lucha de masas abierta y democrática para conquistar sus demandas.

No es casualidad que durante estos años la juventud se volcara a la lucha por el socialismo por distintos métodos, como la guerrilla o la lucha política de masas. Como hemos mencionado anteriormente, el priismo se convirtió en instrumento de la burguesia para consolidar a la burguesia y al capitalismo mexicano frenando cualquier intento por profundizar el proyecto social de la revolución mexicana. Sumado a esto, el control ejercido por el aparato gubernamental sobre el movimiento obrero, que había sido coptado dentro de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y secuestrado por los llamados líderes charros, al servicio de la burguesía y la burocracia priista, y no de los trabajadores.

Por su parte el Partido Comunista se encontraba en un proceso de reconstrucción despues del periodo conocido como encinato, llamado así por su máximo dirigente Dionisio Encina quien subordino a dicha organización partidaria al PRI siguiendo la línea estratégica del frente popular de la Internacional Comunista. Esto, aunado al creciente dogmatismo producto del estalinismo, convirtio al partido en un organismo sin debate interno que comenzó a transformarse a finales de la década del cincuenta impulsado sobretodo por la lucha de los ferrocarrileros, petroleros y maestros entre los cuales destacaban los liderazgos de dirigentes comunistas coml Valentín Campa.

Otro factor importante fue el triunfo de la Revolución Cubana en el marco de la Guerra Fría. Un movimiento que se originó como una revolución nacionalista y antiimperialista pero que tras el triunfo, y la contraofensiva imperialista, mediante la guerra de guerrillas en 1959 se denominaría como un proceso de revolución socialista. La experiencia cubana demostró a la juventud latinoamericana que la victoria era posible a pesar de la cercanía con el corazón del imperialismo, daría nuevos símbolos como El Che o Fidel. Lo que a su vez, plantearia a algunos sectores avanzados la guerrilla como una supuesta alternativa para impulsar los procesos revolucionarios. Sin embargo, esta se convirtió en la masacre de una generación revolucionaria que considero que podia sustituir a las masas en su lucha por su emancipación.

En estas condiciones llegamos a los años 60. Una década en la cual se vivío en el mundo una ola revolucionaria impulsada por los sectores más jóvenes, cuya lucha buscaba mayores libertades políticas y sociales, ejemplo de ello son el Mayo Francés, el movimiento contra la Guerra de Vietnam en EEUU y la Primavera de Praga. Esta lucha encontró gran eco en la juventud mexicana, que buscaba una alternativa a la dominación del priísmo en el país y a la visión tan conservadora de la sociedad, alternativa que encontraron en el socialismo.

Al igual que en la experiencia del Grupo Popular Guerrillero, la juventud no se planteó en primer momento la lucha guerrillera. De hecho el desarrollo del guerrillerismo estaría concentrado en Chihuahua y partes de los estados colindantes durante primeros años posteriores a 1965. La juventud buscó sobre todo la lucha por la vía pacífica, convencidos de que era posible transformar la sociedad sin la necesidad de emplear la violencia.

Esta perspectiva cambiaría en algunos sectores de la juventud, a partir del 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, donde los eventos de Tlatelolco y el jueves de Corpus hicieron que estos sectores de la juventud llegara a la conclusión de que no podrían lograr sus objetivos sin la lucha armada. Esto dervió en un crecimiento abrupto de la acción guerrillera en algunas ciudades del país. De pronto la lucha que estaba contenida mayoritariamente en Chihuahua y los estados aledaños, encontró eco en las grandes ciudades como la Ciudad de México, Monterrey o Guadalajara. Y cuya mayor expresión llegaría con la formación de la Liga Comunista 23 de septiembre en 1973, la cual toma su nombre de la acción llevada a cabo por el Grupo Popular Guerrillero en Madera.

A 55 años de Madera

El fuego encendido en la Sierra de Chihuahua esa mañana de 1965 no se convirtío, como lo esperaban aquellos jóvenes guerrilleros, en la chispa que desataría la revolución que emanciparía al proletariado y le daría la victoria en su tarea histórica. Quizá el principal detalle a destacar es que a pesar del valor y las fuertes convicciones políticas de sus militantes, los grupos guerrilleros nunca  lograron atraer a su causa a la clase trabajadora y al campesinado del país.

El foquismo guerrillero conduciría a la masacre de una generación de jóvenes revolucionarios muy valiosos. No se demerita la lucha emprendida por estos compañeros que se jugaron la vida por la causa socialista. Sin embargo, lejos de idealizarlos, el mejor homenaje que les podemos hacer a los caídos en Madera y a todos aquellos que sacrificaron sus vida por un país y un mundo mejor, es analizar críticamente qué fue lo que impidió el desarrollo de una fuerza política capaz de movilizar al proletariado mexicano hacia la conquista del poder político.

Honremos a quienes en Madera murieron valientemente en la búsqueda de un futuro donde el campo estuviera en manos del campesino, las fábricas en manos de los obreros y el poder en manos del proletariado. Aprendamos de ellos y luchemos las batallas que estos nuevos tiempos nos arrojan. Construyamos una Alternativa Socialista que sea capaz de culminar la tarea que comenzó una mañana de un día como hoy hace 55 años en un pequeño poblado de Chihuahua. La victoria es posible, pero sólo seremos capaces de alcanzarla si avanzamos y luchamos unidos como clase.

¡Madera vive, la lucha sigue!

¡Hasta la victoria siempre, camaradas!