Rechacemos al misógino viral Andrew Tate y su ideología tóxica

El mes pasado, varias corporaciones de redes sociales anunciaron que estaban prohibiendo al odioso Andrew Tate de sus plataformas. Por supuesto, esto no ha impedido que se carguen videos de su contenido en las redes sociales, particularmente en TikTok, y la prohibición reciente ha hecho que Tate continúe recibiendo una plataforma a través de podcasts y entrevistas televisivas, incluido el programa del comentarista conservador Tucker Carlson en Fox News.

Escrito por Aislinn O’Keeffe, Socialist Party (ASI en Irlanda)

Andrew Tate es un boxeador y exconcursante de Big Brother que fue expulsado del programa en 2016 después de que se filtraran imágenes de él abusando de una mujer con un cinturón, además de sus tuits homofóbicos y racistas. Se ha vuelto viral en los últimos tiempos debido a la ideología profundamente misógina y controvertida que vende a sus millones de seguidores en línea, en su mayoría hombres jóvenes. Los algoritmos de las redes sociales, que elevan la controversia, se han asegurado de que tenga un amplio alcance, lo que resulta en más clics para los creadores de contenido y las corporaciones, lo que equivale a ganancias para todos los involucrados.

Ideología siniestra

Miles de clips de entrevistas de Tate están circulando en línea en las que propone su ideología tóxica. Es una ideología de supremacía masculina según la cual las mujeres deben ser serviles y obedientes a los hombres y según la cual los hombres tienen la libertad de hablar y actuar como lo deseen sin repercusiones.

En algunos de sus peores monólogos, demuestra cómo someter a una mujer:”bofetada, bofetada, agarre, estrangulamiento, cállate perra, sexo”. En otra entrevista, afirma que las mujeres que fueron violadas “deben asumir alguna responsabilidad”. El hombre de 35 años también habla abiertamente sobre su preferencia por salir con chicas de 18 y 19 años, ya que es más fácil dejar su “huella”. Además, cree que a los hombres se les permite engañar a sus parejas femeninas; sin embargo, a las mujeres ni siquiera se les permite hablar con otros hombres.

Entre sus muchos pronunciamientos está su afirmación de que “la depresión no es real” y que, en cambio, la gente es simplemente “perezosa”. El trato de Tate a otros hombres no es mucho mejor: aquellos que no están a la altura de su ideal de masculinidad, son considerados fracasados. En un caso, responde a un hombre que recauda fondos para su hijo enfermo diciendo: “¿Se siente como un fracaso porque la cantidad que necesita para ayudar a su propio hijo es menos de una cuarta parte de lo que gasté en uno de mis cinco autos?”

Ideas arraigadas socialmente

Una cosa en la que podemos estar de acuerdo con Tate es que lo que dice no es nuevo. Estos puntos de vista profundamente misóginos están arraigados en la sociedad capitalista, junto con puntos de vista dañinos de lo que constituye la masculinidad. Sirven para justificar la desigualdad del sistema y mantener el statuquo.

Mientras tanto, la violencia de los hombres contra las mujeres está muy extendida, al mismo tiempo que las tasas de depresión van en aumento. A nivel mundial, una de cada tres mujeres se ve afectada por la violencia de género a lo largo de su vida, mientras que la tasa de suicidio entre los hombres se sitúa en 13,9 muertes por cada 100.000.

Los misóginos como Andrew Tate afirman que su objetivo es ayudar a hombres y niños, pero su mensaje exacerba los problemas de salud mental al alentarlos a sentirse avergonzados en lugar de buscar ayuda. Las opiniones sexistas tóxicas alejan a los hombres y los niños de las mujeres y las niñas y los entrenan para ver a otros hombres como competidores con los que deben medirse constantemente, profundizando la alienación que estos hombres ya sienten.

Construyendo solidaridad

Es crucial que estos puntos de vista tóxicos sean interceptados, y esta tarea no debe dejarse en manos de las megacorporaciones cuya única intención es obtener ganancias sin importar las consecuencias para la sociedad. La organización de la clase trabajadora es el único medio eficaz para contrarrestar esta marea creciente. Los hombres deben intervenir con sus contrapartes más jóvenes y deben unirse a las mujeres con un programa feminista socialista para organizarse contra el sistema tóxico que enfrenta a la clase trabajadora entre sí. Construir solidaridad y comunidad al darnos cuenta de que todas nuestras luchas emanan de la misma fuente es la herramienta más efectiva y fortalecedora a nuestra disposición.