Las mujeres en la lucha por el socialismo

Escrito por Maite Olivares, Rosa (Feminismo Socialista Internacional en México).

Las mujeres han tenido un rol protagónico en las luchas sociales a lo largo del tiempo, aunque quienes han escrito la historia oficial intenten borrar nuestro impacto en ella.

Desde las valientes obreras que declararon huelgas exigiendo mejores condiciones laborales en la Rusia Imperial que dieron origen a la Revolución de Febrero de 1917, hasta las millones de feministas que han impulsado la Marea Verde por toda Latinoamérica. El papel de las mujeres en la conquista de derechos y en el triunfo de las luchas de las y los trabajadores es innegable y hoy, más que nunca, es vital reivindicarlo, recordarlo y celebrarlo. 

Las mujeres en la historia del movimiento obrero

La participación de las mujeres en la lucha de clases ha sido fundamental a lo largo de la historia. Como prueba de ello basta con pensar en las miles de mujeres que desfilaron hacia Versalles exigiendo alimento en 1789 o a aquellas mujeres trabajadoras que durante la crisis de 1871 en París instigaron la toma de las baterías de cañones, ambos ejemplos desembocando en los procesos revolucionarios más relevantes hasta la Revolución de Octubre: la revolución francesa y la Comuna de París. Sin embargo, la historia “oficial” que se suele relatar, omite descaradamente o minimiza el rol que hemos tenido a lo largo de la historia en los procesos de lucha.

La realidad es que, en cada proceso revolucionario y de lucha en los últimos 150 años, ha sido el descontento de las mujeres el mayor síntoma de crisis. Cuando las mujeres han levantado la voz y vinculado sus demandas a la de procesos más amplios, el incendio revolucionario encuentra un terreno fértil para llegar hasta lo más profundo de la sociedad, y es entonces que encuentran la posibilidad de su victoria. Esta situación explica el por qué desde el surgimiento de las primeras tendencias socialistas, miles de mujeres han abogado y luchado por vincular sus demandas a las de la clase trabajadora, de la que son parte. 

Es verdad que existen casos, como el de Zoé Charlotte de Gamond o Suzanne Voilquin, –feministas y socialistas utópicas– que dan fe del involucramiento de las mujeres en el socialismo pre-marxista. Sin embargo, sería hasta el desarrollo del trabajo de Flora Tristán –autora de obras como “La unión obrera” o “La emancipación de la mujer”– que se adquiere un perspectiva mejor desarrollada entre las mujeres socialistas. El trabajo de Tristán sería uno de los pilares del posterior desarrollo de los trabajos de Marx y Engels, sobre todo de este último, quien también analizaría en diversos textos la desigualdad entre hombres y mujeres.

A raíz del auge del pensamiento marxista, millones de mujeres alrededor del mundo siguieron sumándose a la lucha de la clase trabajadora y, muchas veces enfrentando los propios prejuicios machistas de algunos de sus compañeros de lucha, jugarían un rol determinante a lo largo del Siglo XX. Durante esta etapa, mujeres como Eleanor Marx, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Mary Harris “Mother Jones”, Emma Goldman, Alexandra Kollontai o Nadezhda Krúpskaya brillaron por sus aportes tanto a la lucha de la clase trabajadora, en general, como a la lucha por la emancipación de las mujeres trabajadoras y campesinas, en concreto. Fue durante este periodo que iniciativas como la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas –vinculada a la Segunda Internacional– vivieron un auge. Y sería durante la segunda edición de dicha Conferencia Internacional, realizada en Copenhague en 1910, que se establecería el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La lucha de estas mujeres influyó de tal manera, que tras el triunfo de la Revolución de Octubre, la naciente Unión Soviética pasaría a ser el primer Estado en reconocer y garantizar plenamente los derechos de las mujeres en igualdad con los hombres y conquistarían demandas tales como la despenalización del aborto en 1921. Incluso, algunas de ellas llegaron a ocupar importantes puestos públicos desde donde continuaron la lucha por la construcción del socialismo y por los derechos de las mujeres trabajadoras, tal son los casos de Zetkin en la Alemania del período de la entreguerra y Kollontai en la URSS.

A lo largo de la segunda mitad del Siglo XX las mujeres continuaron participando en, y en ocasiones liderando, procesos revolucionarios. Destacada es la participación de mujeres, especialmente jóvenes, en la lucha partisana contra el nazismo en Europa del Este, Italia, Grecia y Francia. En América Latina también fuimos testigos de esta situación. Los casos de Aleida March, Tamara Bunke, Leticia Herrera o Mónica Baltodano en los procesos revolucionarios de Cuba, Bolivia y Nicaragua permiten ver los casos en los que mujeres desafiaban los prejuicios machistas de nuestras sociedades y se involucraron en la militancia clandestina y la dirección de la lucha armada, convencidas que sin la participación de las mujeres y la lucha contra el machismo, la victoria sería a medias.

Las mujeres mexicanas en la lucha socialista

En México, las mujeres han estado ligadas a la lucha por el socialismo desde sus orígenes. Desde el surgimiento de los primeros gérmenes del socialismo en México así como el nacimiento del Partido Comunista Mexicano o la consolidación del Partido Socialista del Sureste, mujeres como Evelyn Trent, Elvia Carrillo Puerto, Refugio “Cuca” García, Elena Torres, Estela Carrasco o Thorberg Brundin jugarían un papel fundamental. La relevancia de estas mujeres no sólo radica en haber ayudado a consolidar las bases de la lucha por el socialismo en México. Ellas, a través de proyectos como los Congresos Feministas impulsados por las mujeres socialistas en Yucatán en 1914 o el Consejo Feminista Mexicano impulsado por el núcleo de mujeres fundadoras del PCM, permitieron desarrollar una perspectiva que hilara la lucha por la conquista del poder por el proletariado y la necesidad de incluir las demandas de las mujeres trabajadoras y campesinas en México como parte de un programa socialista y revolucionario. 

Estos primeros núcleos de mujeres militantes permitirían que durante las décadas siguientes las mujeres mexicanas continuarán ligadas a la lucha por el socialismo. Durante los siguientes años, a las filas de la militancia comunista se sumarían mujeres como Consuelo “La Roja” Uranga, Esther Chapa o Benita Galeana, quienes ganarían gran relevancia en las luchas del proletariado mexicano, siendo militantes muy influyentes al interior del Partido Comunista. Esta nueva generación reforzaría los trabajos emprendidos por sus predecesoras y, a través de plataformas impulsadas por ellas como el “Frente Único Pro Derechos de la Mujer” lograrían conectar con nuevas capas de mujeres trabajadoras, campesinas y activistas feministas.

Medio siglo después de la fundación del PCM, durante el auge de los movimientos estudiantiles en el año de 1968, las estudiantes fueron tan activas como sus contrapartes masculinas. Las mujeres jugaron un importante papel en la construcción del mismo movimiento, su trabajo en la difusión y sensibilización ayudó a consolidar y expandir la lucha estudiantil a sindicatos, oficinas y barrios. Antes de los trágicos eventos de Tlatelolco, alrededor de 5 mil obreras, madres, esposas, campesinas, estudiantes y amas de casa, marcharon en la Ciudad de México exigiendo la libertad de los presos políticos. Tras el sangriento ataque el 2 de Octubre de 1968, las sobrevivientes, simpatizantes y familiares se dedicaron a buscar a los desaparecidos, a nombrarlos y encargarse de que no se olvidaran en el pasado.

A raíz de los eventos del 2 de Octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, las mujeres tomarían un rol mucho más activo en la lucha llevada a cabo entre los años 70´s y 90´s. La lucha guerrillera emprendida por organizaciones como la Liga Comunista 23 de Septiembre, el Movimiento de Acción Revolucionaria, las Fuerzas de Liberación Nacional o el Partido de los Pobres, nutrieron sus filas con un gran número de mujeres que, a la par de sus camaradas hombres, combatieron y sufrieron la persecución del Estado mexicano a través de una guerra de baja intensidad. El rol de estas mujeres no sólo sería el de acompañantes o militantes secundarias del movimiento armado socialista. Muchas de ellas llegaron a tener puestos de dirección político-militar. Ejemplo de ello son Alicia de los Ríos, Teresa Hernandez y Olivia Ledesma en la LC23S; María Gloria Benavides “Elisa” y Elisa Irina Sáenz en las FLN-EZLN; o Aurora de la Paz Navarro en las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Otras, como “Las Doñas” encabezadas por Rosario Ibarra de Piedra, serían las que organizarían el movimiento por los presos y desaparecidos políticos durante la Guerra Sucia, enfrentándose tú a tú con el Estado mexicano. 

Las mujeres y la lucha por el socialismo hoy

Cuando se piensa en las luchas sindicales y las organizaciones de trabajadores, frecuentemente se deja de lado el importante trabajo de organización que las obreras han liderado y que ha contribuido a la construcción de partidos socialistas, debido al ambiente machista que prevalece en la sociedad. Desde el comienzo las mujeres han sido parte de la clase trabajadora y sus padecimientos, recrecidos por la discriminación debido al sistema patriarcal, siendo usadas como escuza para recortar o eliminar los derechos conquistados por las y los trabajadores. Lo que ha generado una doble opresión para las mujeres, la opresión del sistema patriarcal y la opresión del sistema capitalista. Esto genera situaciones como abuso sexual en sus ambientes de trabajo, la brecha salarial respecto a sus e innumerables situaciones que tienen que soportar para recibir al final de la jornada un salario que apenas cubre sus necesidades. 

En años más recientes, movimientos feministas, antipatriarcales, indígenas y ambientalistas, se han dedicado a darle una nueva perspectiva al movimiento obrero, no es suficiente reivindicar los derechos de los trabajadores. Es necesario luchar claramente contra el machismo, reivindicando la lucha de las mujeres trabajadores como parte de la lucha de los trabajadoras. Como se ha mencionado anteriormente, los trabajos de cuidado y del hogar no son remunerados y son dados por hecho, por lo que muchas madres, amas de casa y trabajadoras domésticas, no tienen la posibilidad de sindicalizarse y obtener ayuda en el caso de que sus derechos sean violentados, sólo en los últimos años se ha avanzado en la lucha por reconocer el derecho a la seguridad social de las mujeres en estas condiciones. 

Los sindicatos y organizaciones socialistas deben de adquirir una perspectiva de género para poder colaborar con las trabajadoras en su emancipación, la liberación de la clase obrera es imposible sin más de la mitad de ella. La labor de las trabajadoras en la lucha por los derechos de los proletarios no ha sido sólo para ellas, ha sido para la clase obrera en su totalidad, por lo que una victoria en la lucha por los derechos de las mujeres es una victoria para la clase trabajadora.

Este breve recuento histórico nos permite cuestionar el rol pasivo que se le suele dar a las mujeres en la lucha social a nivel mundial. La lucha por el socialismo ha estado ligada a la lucha por la reivindicación de los derechos de las mujeres trabajadoras desde un principio. Es trabajo de las y los socialistas retomar estas lecciones y experiencias, para levantar la lucha histórica de miles de militantes mujeres que dieron su vida y esfuerzos a la lucha socialista. Debemos tener en claro que, sin la participación de las mujeres, el socialismo no puede triunfar.