La Reforma Eléctrica y la lucha de las mujeres

En 2013 la coalición parlamentaria “Pacto por México” permitió que el gobierno priísta de Enrique Peña Nieto pudiera impulsar una de sus reformas estructurales más ambiciosas. La Reforma Energética fue vendida como el paso a seguir hacia un futuro con tarifas más justas para usuarias y usuarios, un futuro en el que se ampliaría el acceso a la energía eléctrica a millones de personas, con una amplia participación de empresas privadas en este proceso. Sin embargo, la Reforma Energética no sólo no cumplió con esas promesas, sino que resultó en un retroceso en el acceso y asequibilidad de la energía eléctrica para millones de hogares de la clase trabajadora en nuestro país.

Escrito por ROSA México, Feminismo Socialista Internacional.

Este proceso que golpeó los bolsillos de millones de familias generó una respuesta de nuestra clase. En los años siguientes surgirían procesos de organización entre aquellas personas que se habían visto orilladas a elegir entre comer o poder costear los altos precios de la luz en México, surgiendo múltiples organizaciones de usuarias y usuarios en resistencia. En dichos procesos las mujeres trabajadoras jugaron un papel fundamental a la hora de organizarse, movilizarse, e incluso, cuando la situación lo requirió, luchar en las calles para defender el acceso a la energía eléctrica para sus familias y comunidades. 

Lo anterior no es casualidad ¿quiénes somos quiénes sufren más los ataques contra usuarias y usuarios sino las mujeres de la clase trabajadora? En cada rincón del país hemos sido las mujeres trabajadoras quienes hemos levantado las banderas de la lucha contra los efectos de la Reforma Energética de Peña Nieto. Incluso, en más de una ocasión, hemos sido quienes hemos puesto el cuerpo y hemos opuesto la más feroz resistencia contra los abusos en los precios de la luz, que afectan a nuestras familias. 

Por el rol que se nos asigna en una sociedad patriarcal, somos principalmente sobre quienes recae el velar por el bienestar e integridad de nuestros hogares y familias, lo que es prácticamente imposible cuando las tarifas de los servicios básicos aumentan año con año. Con ello no sólo nos referimos a amas de casa, también es importante visibilizar a las trabajadoras del hogar, pues según el CONAPRED, 9 de cada 10 trabajadoras del hogar son mujeres. Es por esto que las mujeres trabajadoras debemos ser actoras políticas principales en esta lucha para dar un paso hacia una soberanía energética nacional dónde se pueda garantizar que todas y todos puedan tener acceso a la electricidad con tarifas de bajo costo y que esta no sea un privilegio. 

Si bien Morena y Obrador buscan vender la Reforma Eléctrica como una propuesta que surge de ellos mismos, la realidad es que el proceso de lucha por garantizar el acceso a energía eléctrica va mucho más allá de estos actores políticos. La Reforma Eléctrica no debe, ni puede entenderse sino como una demanda que durante la última década ha sido levantada por decenas de organizaciones de usuarias y usuarios, por pueblos originarios, por comunidades rurales y por una amplia capa de trabajadoras y trabajadores en nuestro país. Es gracias a su lucha y a sus sacrificios que hoy se ha podido impulsar un proyecto que, a pesar de sus múltiples limitaciones, representa un avance importante para quienes más hemos sufrido los estragos de las reformas en materia energética durante los gobiernos priístas y panistas. 

La posibilidad de conquistar una reforma en beneficio de millones de personas es, en gran medida, el resultado de la lucha de millones de mujeres en nuestro país. Debemos tener en claro que la victoria no se podrá dar sin nosotras luchando en las calles, respaldando a quienes por años han llevado esta lucha sobre sus espaldas y dándole un nuevo impulso para ampliar la limitada propuesta del obradorismo en el tema energético.

Somos muy conscientes de que la Reforma Eléctrica es una propuesta que cojea en algunos aspectos como en lo que respecta a la transición energética. Pero también sabemos que representa un paso adelante y una conquista para todas y todos quienes hemos luchado por años por la justicia energética. Es por ello que, lejos de rechazar la Reforma, junto a otras organizaciones socialistas, campesinas, sindicales, estudiantiles y de usuarias y usuarios, hemos apostado a participar en este proceso, planteando nuestras demandas y dejando claro que no vamos a aceptar que se le recorten o limiten aspectos a la Reforma. Al contrario, nos organizamos y movilizamos bajo la idea de impulsar la profundización de la misma.

Nuestras demandas son concretas:

  • ¡Basta de abusos y cuotas impagables! ¡Exigimos tarifas justas para usuarias y usuarios de la energía eléctrica!
  • ¡Conquistemos la reforma energética en la calle! ¡Basta de parlamentarismo que no lleva a ningún lugar!
  • La energía eléctrica debe ser reconocida como un derecho humano. El Estado debe garantizar el acceso a la energía eléctrica y un servicio adecuado.
  • Sin las y los usuarios no puede haber Reforma Eléctrica. Las y los usuarios en resistencia deben ser escuchados, las y los legisladores deben atender las demandas de aquellas personas a quienes representan.
  • ¡Por la nacionalización de la industria eléctrica bajo control de los y las trabajadoras!