La lucha por la semana laboral de 40 horas y los derechos laborales

Históricamente, la clase trabajadora ha tenido que luchar incansablemente por sus derechos, desde la Revolución Mexicana y las huelgas emblemáticas en Cananea y Río Blanco hasta las recientes huelgas en Matamoros en 2019. La iniciativa de reforma para reducir la semana laboral a 40 horas representa una nueva lucha para continuar mejorando los derechos de la clase trabajadora en el país.

Escrito por Freddy Fernandez, Alternativa Socialista (ASI en Mexico)

Según la OCDE, México tiene una de las jornadas laborales más largas del mundo en comparación con otros países miembros. Y es el país donde más horas de trabajo anuales por trabajador se trabajaron. Tan sólo en 2022, los trabajadores mexicanos destinaron 2,226 horas al trabajo cuando el promedio es de 1,752 horas en todos los países que integran a la OCDE. Es decir 474 horas más que el promedio.México es uno de los países donde más se trabaja en el mundo. 

Sin embargo, esto no se ve reflejado en las retribuciones salariales a los trabajadores. En 2020, México se encontraba en el lugar 81 del listado de 135 países que miden los sueldos mínimos de los trabajadores, pasando al lugar 50 en 2023 tras el aumento salarial impulsado por López Obrador. Lo anterior muestra la enorme desigualdad y explotación a la que hemos sido sometidos las y los trabajadores mexicanos durante décadas de políticas de contención salarial. Al respecto las cifras del índice de pobreza multidimensional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Coneval reflejan la triste verdad de la situación laboral en México. Más de 70% de los mexicanos sufren alguna clase de rezago o carencia social que les impide desarrollarse plenamente, y el 23% de la población sigue padeciendo carencias por inseguridad alimentaria, es decir que no tienen asegurado su próximo alimento. 

Pero los marxistas y todo quien no ve la economía como una ciencia esotérica sabemos que estas condiciones laborales forzosamente obedecen voluntades e intereses específicos, y no es solo una “condición natural” ni una fatalidad determinista de la naturaleza de los mexicanos. Esto queda demostrado cuando recordamos que todos los derechos y conquistas de los que disfrutamos como clase trabajadora son producto de luchas del pasado. Y que organizados, podemos tomar las riendas de esta tragedia para la clase trabajadora.

La lucha de clases en México por mejores condiciones laborales y derechos para la clase trabajadora es una parte fundamental de la historia del país. Desde la Revolución Mexicana que buscaba la distribución la tierra hasta las huelgas emblemáticas de los mineros de Cananea en 1906 y de los trabajadores textiles de Río Blanco en 1907, donde los trabajadores se alzaron contra condiciones de trabajo inhumanas, la historia de México está marcada por episodios de lucha de la clase trabajadora. En tiempos más recientes, las luchas de trabajadores automotrices de GMC que han formado un sindicato independiente para luchar contra el charrismo y la superexplotación (ver  Por la unidad de las y los trabajadores automotrices en todas las plantas y compañías contra la inflación y la crisis), dejan claro que podemos tomar las riendas para transformar esa situación en el país. 

Ahora la iniciativa de reforma laboral impulsada por la diputada Susana Prieto y la bancada de Morena, que busca reducir la semana laboral de 48 horas a 40, representa un paso crucial en la continuación de la lucha por los derechos de la clase trabajadora en México. Después de que los mexicanos conquistamos la jornada laboral de 8 horas hace casi 100 años, las condiciones del movimiento obrero actual nos permite luchar por alcanzar una semana laboral de 40 horas. En un contexto en que el movimiento obrero vuelve a recuperarse de un largo letargo tras las derrotas de los años ochenta.

El movimiento laboral mexicano ha experimentado un resurgimiento en su fuerza durante este último periodo, marcado por una serie de eventos y manifestaciones significativas. Desde la huelga de Matamoros en 2019, donde miles de trabajadores de la industria manufacturera se unieron en una protesta histórica exigiendo mejores salarios y condiciones laborales, el surgimiento del Sindicato Independiente en la planta de General Motors en Silao, Guanajuato, donde los trabajadores de GM se organizaron para desafiar el sindicalismo charro y luchar por una representación sindical democrática en favor de los trabajadores, o la increíble ola de huelgas y luchas durante mayo de este año por el reparto de utilidades. Existe una creciente determinación entre los trabajadores mexicanos para dar la lucha y ejercer un mayor control sobre sus condiciones laborales.

Estos ejemplos demuestran claramente que la clase trabajadora está dispuesta a liderar la lucha por la conquista de más derechos laborales y el control democrático sobre los medios de producción. Estos eventos reflejan una voluntad colectiva de romper con las estructuras laborales opresivas y el sindicalismo charro antidemocrático que no está dispuesto a dar la batalla por la mejora de las condiciones de vida de las y los trabajadores, y la necesidad de una dirección genuina para la lucha de los trabajadores. Los trabajadores no solo necesitamos organizarnos para resistir, sino que también debemos liderar la lucha por condiciones laborales justas y por ser tomados en cuenta de manera democrática en los procesos productivos. Este es un paso crucial y necesario en la construcción de un sistema más equitativo y justo para la clase trabajadora.

Como menciona el segundo párrafo de nuestro programa:

Somos conscientes de que los derechos de los que gozamos son una conquista de la lucha de quienes nos han antecedido, por eso los defendemos señalando que su plena conquista y realización pasa por construir una nueva sociedad.

Nuestra Alternativa

En Alternativa Socialista entendemos la necesidad de recuperar nuestros derechos socavados y las victorias de la clase trabajadora, y la de continuar luchando. No solo por la clase trabajadora en general, sino porque atender las carencias económicas y sociales de las personas de la comunidad LGBTQ+, racializadas, de mujeres, u otros grupos marginados, tiene que ser una de las luchas centrales para su verdadera emancipación. Y porque la catástrofe climática y por los derechos a la tierra sólo podrán ser atendidos cuando la producción sea controlada por la clase trabajadora en beneficio de todas y todos, y no por explotadores cuyo único interés es seguir acumulando riquezas a costa del planeta entero. 

Ser conscientes de que esta es una lucha que lleva más de 100 años desarrollándose en el país es ser conscientes de que aún queda mucho por hacer, Y solo organizándonos y librando batallas es como podremos avanzar.