Elecciones en Baja California: La derecha disfrazada de izquierda

En unos días se elegirán en Baja California la Gubernatura, 5 Ayuntamientos, 25 diputaciones locales y 14 diputaciones federales. En un estado donde el abstencionismo ha rondado niveles de 70% durante las últimas dos décadas, no hay alternativas reales y todo parece indicar que permanecerá Morena, a pesar de la deficiente gestión de Jaime Bonilla y de que Morena se ha conformado de los cuadros desechados y políticos oportunistas del PRI y el PAN local.

Escrito por Alternativa Socialista, ASI en México.

En mayo de 2020, hace un año apenas, la Suprema Corte de Justicia sepultó el intento de Bonilla de quebrantar la Constitución, buscando quedarse cinco años en el puesto cuando fue elegido para un periodo de dos años. No solo parece que al electorado ya se nos olvidó este intento de fraude post-electoral, sino que quienes lo olvidaron primero fueron la clase política local. Cuando decidieron aprobar la “Ley Bonilla” en el Congreso del Estado, estuvieron muy de acuerdo todos los partidos en que Morena debería quedarse cinco años, negociaron sus intereses sin reparar en la voluntad popular, en el sistema democrático o en la mínima decencia. Pero para el siguiente proceso electoral, menos de dos años después, sus intereses cambiaron y movieron las fichas del tablero de nuevo, decidieron hacer alianzas y colocar las candidaturas más inverosímiles para intentar remover a Morena del poder en el estado.

Para el elector común, puede no quedarnos clara la línea que separa a Morena del PAN o del PRI, al PRI del PES, o bien, de dónde han surgido tantos partidos pequeños y si son realmente diferentes de los “grandes”. Similar a lo que ocurre en el resto del país, las y los políticos en Baja California se han distinguido por brincar de un partido a otro sin un asomo de vergüenza. Quién sabe si por lo menos lean las plataformas políticas de los partidos a los que llegan, o si ni siquiera les alcance el tiempo antes de cambiarse a otro partido. No les queda ningún principio que proteger. Su único principio, su único partido, es el poder.

Así, hoy tenemos a Marina Del Pilar Ávila, candidata a la gubernatura por la coalición Morena-PT-Verde, al frente en las encuestas, quien ha hecho una campaña a la sombra de AMLO más que de su predecesor Bonilla, pues éste ha dejado poco que presumir de su gestión. Le sigue Guadalupe Jones, candidata de la coalición PAN-PRI-PRD, intentando venderse como una candidata ciudadana, sabedora de que poco puede hacer por limpiar en un par de meses la reputación de los partidos que representa. Y cerca en las preferencias, Jorge Hank, priista hasta por legado familiar, pero que se presenta como candidato del PES, partido de ultra-derecha. 

Si bien el segundo lugar estará reñido, difícilmente desbancarán a Marina Del Pilar del primero. Morena, mayoría en el Congreso local y que ostenta actualmente también las alcaldías de los cinco municipios de Baja California, no ha dejado de utilizar el aparato estatal para impulsar sus campañas. Así nos hubiera gustado que se movilizaran para empujar la agenda de derechos humanos que enarbolaron en sus campañas, como el matrimonio igualitario, la interrupción legal del embarazo o el derecho a la identidad de las personas trans. Increíble que con mayoría de “izquierda” el Congreso local no se haya podido avanzar en estos derechos. Pero esto es lo que sucede cuando la “izquierda” es solo el disfraz que las y los políticos se ponen para permanecer en el poder. La clase política en Baja California cambia de disfraz como si fuera verdaderamente la noche de brujas, monstruos, fantasmas y muertos vivientes.

Después de dos años de Morena en el gobierno, hemos constatado que no representa una opción real para el avance de los derechos, ni de las mujeres, la comunidad LGBTQ+, las y los trabajadores, las y los jóvenes, las personas en contexto de movilidad, ni cualquier otro grupo que no sean las elites del estado. Incluso los cuadros rescatables dentro de Morena, se limitan a acatar las instrucciones que les llegan, no se atreven a ser disidentes, y hasta han usurpado lugares que corresponden a personas indígenas durante el actual proceso electoral. 

Por supuesto, la oposición no representa una opción. El electorado lo sabe y tiene presente el desfalco de gobiernos del PAN, la cuestionable reputación de Hank, y la ausencia de una propuesta atractiva por parte de los demás partidos. 

Quizá la única buena noticia será que tendremos a la primer mujer gobernadora en el estado (y en muchos otros estados) cuando hasta la fecha solo hemos tenido nueve gobernadoras en la historia del país. Lamentablemente, esto difícilmente representará un avance para todas las mujeres del Estado y no solo las que visten el disfraz de la clase política: las obreras, las madres solas, las lesbianas, las estudiantes, las que viven con alguna discapacidad, las mayores, todas ellas. Pues estos avances no dependen de una mujer que llegue a una posición de poder, cuando el partido que representa se ha distinguido por desdeñar los derechos de las mujeres a todos los niveles.

Tendremos que seguir construyendo una alternativa

Por supuesto no somos indiferentes a quién gane la elección. Pues somos conscientes de que el voto por Morena representa para las mayorías un intento por ratificar la limitada transformación que vive el país. Pero independientemente de quien gane las elecciones de gubernatura, alcaldías y diputaciones en Baja California, hay cosas que seguirán igual: el reclamo de justicia de las madres que buscan a sus hijas e hijos desparecidos, las familias que llegan a la frontera luchando por un mejor porvenir, las y los jóvenes en busca de oportunidades, las y los trabajadores demandando mejores condiciones laborales.

Por eso tenemos que seguir construyendo una alternativa que verdaderamente nos represente a las y los trabajadores, a los jóvenes, a las mujeres, a la comunidad sexo-diversa, a los familiares de desaparecidos. Es decir a todos los que queremos realmente transformar profunda y radicalmente al país. Trabajar por la justicia y los derechos a pesar de la persona o partido que llegue al poder, porque sabemos que solo contamos con nuestro propio esfuerzo, trabajo y principios. Para ello es indispensable construir una alternativa política, que no solo busque ganar elecciones sino especialmente impulsar la movilización y la organización para transformar la realidad del país, no solo en las instituciones sino también en las escuelas, barrios, fabricas mediante un programa claro de acción en beneficio de las y los oprimidos. Esto es precisamente lo que nos planteamos en Alternativa Socialista, construir una alternativa combativa y revolucionaria con un programa de transformación radical en beneficio de las y los trabajadores de Baja California y del país entero.