Contra la crisis del agua necesitamos un socialismo ecológico

El agua, durante la guerra interimperialista a nivel internacional, ha sido uno de los recursos más valioso que supera ya el valor de algunos commodities en el mercado global. En algunos casos el agua ya forma parte de los debates concernientes a la política de seguridad nacional y su protección para la supervivencia.

Escrito por Alternativa Socialista, ASI en México. 

Tan solo México cuenta anualmente con 446,777 millones de m3 de agua dulce renovable y con más de 228,721 hm3 de recursos hídricos que se extraen de mantos acuíferos, el 83.5% corresponde a aprovechamientos superficiales, 14.6% a aprovechamientos subterráneos y 1.9% es de origen pluvial. El país cuenta con una de las reservas más grandes de agua en el mundo, sin embargo, también es uno de los países más afectados por la contaminación y escasez del suministro de agua. ¿Por qué ocurre esta situación paradójica y quiénes son los culpables?

La burguesía: enemiga de la vida, enemiga del agua

Durante el gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari, en 1992 se promulgó la Ley de Aguas Nacionales. La ley contemplaba un sistema de concesiones de compra y venta de recursos hídricos nacionales, en otras palabras las políticas neoliberales de Salinas privatizaron el agua para fines comerciales. Es así que Conagua otorgó 330 mil concesiones a empresas privadas en los primeros diez años violando vedas, derechos indígenas y de núcleos agrarios. Salinas con su camarilla de secuaces entregaron por más de 30 años concesiones para la extracción y distribución del agua a la burguesía extranjera y sus empresas de muerte: mineras, marraneras, cerveceras, textileras, parques industriales de ensamblaje y un etc… de actividades económicas que monopolizaban su uso para crear mercancías, a bajos costos y con altos impactos ambientales. Tan sólo para producir un vaso de cerveza de 250 mililitros se requieren 75 litros de agua, mientras que una copa de vino necesita de 120 litros, de acuerdo con cálculos del INEGI.

La gran industria de la burguesía contaminó grandes cuerpos de agua, debido a las descargas residuales de desechos industriales, agrícolas, pecuarios o mineros. Cuencas enteras que suministraban a comunidades aledañas quedaron negras del nulo tratamiento residual. A finales del año 2010, más de 70% de los cuerpos de agua del país presentaba algún indicio de contaminación, señaló el repositorio de Estadísticas del Agua en México. Las cuencas que destacan por sus altos índices de contaminación son la del Lerma-Santiago-Pacífico, la del Balsas y, sobre todas, la del Valle de México. Para agosto del 2022, el 59.1% de los ríos, arroyos, lagos, lagunas, presas y zonas costeras están contaminados con daños irreversibles, según el monitoreo realizado por la Red Nacional de Medición de la Calidad del Agua.

Aunado a esto, la crisis climática ha elevado el nivel de alarma entre los campesinos, ya que Conagua ha reportado que más del 50% del país padece sequía moderada y extrema. El apocalipsis de la escasez ha llegado, casos preocupantes como los ocurridos en Nuevo León, Baja California, Estado de México y CDMX con semanas sin suministro para las colonias populares son ya una crisis endémica. Mientras los trabajadores padecen de esta situación las empresas de la burguesía continúan produciendo riqueza sin dificultades, acaparando el agua y desechando grandes cantidades químicas que envenenan el ecosistema.

El futuro del agua y de la vida

La actual noticia de la destitución de la subdirectora de Conagua, la Doctora Elena Burns, es alarmante para el futuro del agua en México. Ya que durante su administración redujo a casi la mitad las licencias de los recursos hídricos para grandes corporaciones otorgados por Conagua, además de denunciar en repetidas ocasiones la entrega de más concesiones al sector agrícola o inmobiliario. En este último periodo Burns impulsó desde la instancia federal la Iniciativa Ciudadana de Ley General de Aguas que pretendía democratizar la administración del agua y quitarle el monopolio a las corporaciones multinacionales. Su destitución fue respuesta de un aparato de gobierno, lleno de contradicciones, que en su interior sigue controlado por la burguesía y sus aliados. 

Actualmente en Conagua la clase trabajadora no tiene aliados para revertir esta crisis a nivel nacional. La institución federal, frente a la embestida realizada por las movilizaciones populares y Burns, decidió proteger el 70% de los permisos de explotación hídrica en el país. La iniciativa de ley parece ser un esfuerzo virtual mientras la crisis se recrudece.

¡Por un socialismo ecológico y revolucionario!

Hemos llegado a la bifurcación de dos caminos, como lo previó Rosa Luxemburgo, entre el socialismo o la barbarie. La extinción total de la humanidad y de sus ecosistemas no es ya algo ficticio. Estamos en punto de no retorno que presenta los indicios del desastre ecológico más grande de la historia: crisis climática, escasez de agua, contaminación de suelos, polución del aire, desertificación, ecocidio de especies, etc… Es una dirección catastrófica que por más de tres siglos la gran industria del capital indujo. La realidad es esta, el capitalismo ofrece muerte y destrucción, no puede coexistir con la naturaleza.

Sin embargo, Karl Marx ofreció la visión de un entendimiento entre sociedad y naturaleza, citandolo:  

La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre, es decir, la naturaleza en cuanto no es ella misma el cuerpo humano. El hombre vive de la naturaleza; esto quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el que debe permanecer en un proceso continuo, a fin de no perecer. El hecho de que la vida física y espiritual del hombre dependa de la naturaleza no significa otra cosa sino que la naturaleza se relaciona consigo misma, ya que el hombre es una parte de la naturaleza

Sus contribuciones nos hacen replantear la capacidad con las que el marxismo puede ofrecer una salida al apocalipsis ecológico. Una armonía conjunta entre la producción social de la riqueza, su distribución democrática y su relación espiritual y amistosa con el medio ambiente. 

La libertad solo puede consistir en que el ser humano socializado, los pro­ductores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo [Stoffwechsel] suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mí­nimo empleo de fuerza y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana.

Por ello, es necesario repensar y actuar por una alternativa social frente al sistema. Una alternativa que no solo ofrezca una supervivencia precaria sino la superación propia de las contradicciones irresolubles del sistema. El socialismo solidario, sustentable y equilibrado con la naturaleza es la opción. Por ello, la organización combativa y revolucionaria contra la crisis del agua en México es el camino para la conquista de esta alternativa. Desde Alternativa Socialista hacemos un llamado a la organización popular en los centros de trabajo, las escuelas, los espacios públicos y las redes sociales por la defensa del agua.

  • Por un tratamiento de aguas contra la contaminación del capital
  • Por la democratización del agua para la clase trabajadora
  • Contra el saqueo de las empresas capitalistas
  • Por una alternativa socialista y ecológica