Colombia: Petro se encamina a la victoria en unas elecciones históricas

A la vez que el mundo entra en una nueva etapa tras el fracaso definitivo del neoliberalismo, Colombia mostrará, tras 200 años de opresión, una nueva cara este 29 de Mayo. Las votaciones para la primera vuelta presidencial, tras un cuatrienio plagado por una cosecha continua de fracasos por parte del gobierno uribista de Iván Duque, pondrán a prueba el arduo proceso de masas que se lleva desarrollando desde hace dos años, sobre todo la rebelión popular de 2021 que sacudió el régimen podrido hasta sus cimientos. Se espera una amplia victoria del progresista Gustavo Petro, ex miembro de la guerrilla M-19 y destacado político de izquierda que iza las banderas del ‘cambio’ y la ‘transformación’ tras un dominio casi incontestable de la casta dominante desde el momento de nuestra ‘Independencia’

Escrito por David Quintana, simpatizante de ASI en Colombia.

Debemos reconocer el carácter histórico de estas elecciones en un país que ha sido durante mucho tiempo un bastión del imperialismo estadounidense. La campaña enormemente popular de Petro y Márquez ha atraído a cientos de miles de personas a los mítines en todos los rincones del país, y ha ganado el apoyo de millones más. Una expresión de la profunda radicalización de todos aquellos que quieren acabar con la desigualdad, la pobreza, el hambre y la opresión que prevalecen en la sociedad colombiana, los mismos temas que sacaron a millones a las calles en 2019 y 2021 y que aún siguen sin resolverse.

Cabe destacar que Petro, no es una expresión política perfecta ni adecuada del potencial revolucionario de ese gran movimiento. Como figura electoral, busca enarbolar las banderas del ‘liberalismo’ socialdemócrata orientado a la “renovación del atrasado capitalismo latifundista colombiano”. Su programa, a fin de cuentas, no pasa por un intento de superación del sistema que nos está llevando a la extinción (proceso climático que él mismo denuncia), sino a una ‘modernización’ de las fuerzas productivas del país a través del empresariado local. Buscando políticas que favorecen una fuerte intervención del Estado, además del proteccionismo económico, Petro busca recrear los supuestos éxitos de los Tigres Asiáticos. Esto no implica, por supuesto, el rompimiento con aquellas instituciones financieras que aún pregonan el neoliberalismo y el libre mercado. Hace poco, en una entrevista en El Tiempo, reconoció haberse reunido con el Fondo Monetario Internacional para ‘calmar’ a la inversión extranjera. Sin embargo, debe quedar claro que la sociedad colombiana no puede avanzar sobre la base del capitalismo, por muy “atrasada” que esté. Las élites económicas están completamente ligadas al imperialismo y ambas se benefician enormemente del subdesarrollo estructural de Colombia, lo que significa que muchos aspectos de un programa reformista serán resistidos y rechazados duramente por muy conciliadores e insípidos sean.

Experiencias pasadas, tanto en Colombia como en el mundo, nos muestran cuán violentas pueden ser las clases dominantes cuando ven amenazados sus privilegios y el sistema del que los derivan. Y esperan que ésta no sea la excepción. Son ya comunes las imágenes de Petro protegido por 4 o 5 escudos blindados, y por lo menos media docena de escoltas adicionales en las tarimas donde proclama sus discursos; las amenazas de muerte están a la orden del día. 

No es la primera vez que en Colombia aparece una figura que agrupa al movimiento de masas para intentar cambiar la realidad del país. Esto ha desembocado en el violento asesinato de por lo menos 6 candidatos presidenciales, que van desde liberales como Luis Carlos Galán, pasando por un socialista de origen liberal como Jorge Eliécer Gaitán hasta culminar en el asesinato del candidato presidencial por la Unión Patriótica y el Partido Comunista a comienzos de la década de los 90. Ni siquiera el disidente conservador, Álvaro Gómez Hurtado, pudo salvarse de la sangrienta vorágine del paramilitarismo y el terrorismo de Estado. 

¿Qué puede ofrecer Petro a la izquierda y a las masas colombianas?

Incluso los que tienen críticas y dudas de la política de Petro esperan que el ascenso del primer presidente de izquierdas en toda la historia republicana abra un nuevo paso hacia la verdadera radicalización democrática, y a la apertura de nuevas plataformas socialistas capaces, por primera vez, de desarrollar su labor política sin tener un fusil a sus espaldas. Sin embargo, la política de conciliación que Petro ha impulsado con nuestros grandes victimarios no termina de ofrecer una verdadera alternativa. No podemos conformarnos con el gradualismo progresista, ni sostener la ilusión de que la amenaza de la ultraderecha y la violencia paramilitar va a desaparecer con una victoria electoral del Pacto Histórico. La única manera de  lograr esto es mantener movilizadas y organizadas a las masas oprimidas en las calles, en los barrios, en los centros de trabajo para derrotar la derecha y su agenda reaccionaria. Esto requeriría ir más allá del limitado programa y la estrategia tímida de Petro, armándonos con un programa socialista que pretenda romper con el capitalismo y el imperialismo  Nuestras luchas por los y las ‘Nadie’ han de mantenerse.

Francia Márquez Mina, líder social y ecológica del Cauca, aparece como una esperanza a la izquierda de Gustavo Petro, y representa el clamor de las masas ‘invisibles’ por reformas realmente importantes, orientadas a figuras de organización política y economía popular. Además, la alta votación de Márquez en la consulta interna del Pacto Histórico demostró el anhelo de una política más radical y combativa que la de Petro. Sus palabras, pronunciadas por una mujer negra, pobre y olvidada, son asumidas como propias por los millones de humildes y olvidados de Colombia.

Pero incluso si Petro no cae frente a las balas del terror como candidato, aún quedan riesgos latentes para su presidencia, no olvidemos la historia. Ya un general del ejército decidió participar políticamente en contra de él y su proyecto, atribuyendo el apoyo de muchos otros como él entre las filas. Aunque Petro ha intentado calmar las peores ansiedades de los capitalistas por moderar su programa y discurso, la clase dominante colombiana tiene miedo de que las fuerzas sociales que impulsan a Petro hacia la victoria vayan mucho más allá de lo que él está proponiendo actualmente.

Y tienen razones para ello, pues las masas presionaran a Petro, igual que la oligarquía, para cumplir y radicalizar su programa. Por eso, es necesario que los socialistas y revolucionarios acompañemos este proceso en el que las masas toman consciencia de su fuerza y de las contradicciones de las limitaciones de la política reformista de Petro. Nuestra tarea es tender un puente con los millones que miran en Petro una alternativa para poner fin a su miseria, explicando que la burguesía colombiana no permitirá que se hagan avances importantes al mismo tiempo que impulsamos el proceso de organización y de lucha de nuestra clase en Colombia. Ejemplos como el de Pedro Castillo en Perú, Gabriel Borich en Chile o López Obrador en México, dejan claro que los gobiernos progresistas no están dispuestos a romper con el establishment político neoliberal sino apenas maquillarlo un poco. Pero eso no es suficiente para las masas en América Latina, por ello debemos sacar la experiencia de estos procesos para la lucha en Colombia.

Nuestra causa se compromete profundamente con los movimientos de masas, organizados de manera democrática, y orientados a la verdadera liberación de la clase trabajadora y los pueblos oprimidos en Colombia. Ya vimos la explosión de potencial revolucionario que los procesos de 2019 y 2021 lograron al momento de poner en evidencia el verdadero sentir del país; movilizando a una juventud hacia las organizaciones de base que aún hoy se siguen fortaleciendo del creciente descontento. 

Por ello, desde  Alternativa Socialista Internacional, llamamos a un voto crítico por Gustavo Petro y Francia Marquez, siendo conscientes de la necesidad de profundizar su programa planteando las políticas anti-capitalistas y socialistas y movilizando el poder de los sectores populares que protagonizaron el Paro Nacional de 2021. Estas elecciones no serán el paso final y es cierto que en este periodo de crisis capitalista se avecinan enormes batallas de clase. La clase trabajadora y las masas oprimidas debemos seguir movilizadas y organizadas, afinar nuestras herramientas de lucha y armarnos políticamente con un análisis y un programa que pueda guiar un movimiento que aspire a un mundo libre de miseria, desigualdad y opresión en el que los recursos de la sociedad se organicen sobre la base de la satisfacción de las necesidades de la humanidad y del planeta, y no del afán de lucro de una élite capitalista parasitaria.