Coahuila sigue cargando con el lastre del PRI

Las únicas diputaciones que ganó el PRI sin la coalición Va Por México las ganó en el Norte. Así como uno de los últimos 4 estados en los que sigue gobernando, y 25 de las 38 alcaldías en el estado, aunque por márgenes muy pequeños con tan solo entre el 6 y 8% en su “bastión histórico”. Aunque eran de esperarse, estos datos también demuestran la profunda crisis que vive el PRI a nivel nacional.

Escrito por Alternativa Socialista, ASI en México. 

Tanto así que los últimos priístas de capa y espada en el país ya están pidiendo la renuncia de Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente nacional del PRI. Rumor que llegó hasta los oídos del gobernador coahuilense Miguel Angel Riquelme, quien declaró que no dejará su cargo como gobernador del estado para asumir la dirigencia nacional.

El nuevo PRI de siempre

Desde que asumió su cargo en el 2017 en el marco del escándalo electoral y las movilizaciones más grandes que el estado había visto en tiempos recientes, el fantasma del exgobernador Humberto Moreira lo ha perseguido en cada momento. El exgobernador durante el periodo de 2005 – 2011, no solo solapó al narcotráfico en el estado, acciones por las cuales tiene más de media docena de denuncias por violaciones a derechos humanos y crímenes en contra de la humanidad. Si no que hundió al estado en la deuda más profunda que actualmente se desarrolla en el país.

Entre las denuncias de la CNDH, e irregularidades en la contratación de créditos estatales y desvíos de recursos millonarios, Humberto Moreira jamás ha pisado una cárcel. Fue primero su hermano, Rubén Moreira, cuya labor era resguardar la libertad de su hermano escondiendo de las autoridades la profunda red de corrupción que sembró en el estado y minimizando la profunda crisis económica en la que había dejado al estado. Y fue esta la labor que le fue encomendada al actual gobernador Riquelme. Así es fácil entender porque no está dispuesto a dejar el estado aunque fuera en manos de un gobernador interino para lazarse a la dirigencia nacional del PRI. 

¿Quién paga los platos rotos?

Son los más de 3 millones de Coahuilenses que actualmente cargan con una deuda per cápita de $12,000 pesos desde el momento en que nacen. Cuyo trabajo ha convertido al estado en uno de los motores industriales del país. La actual estrategia de atraer empresas internacionales y mantener contentos a mega empresas nacionales con estímulos fiscales ha pasado toda la deuda al pueblo coahuilense. 

No solo eso, la profunda deuda que ha dejado al estado en bancarrota ha virtualmente detenido el campo de la inversión pública para la infraestructura. La Universidad Autónoma de Coahuila frente a la reducción de los apoyos estatales y sus escándalos por desvíos de recursos, ha pasado a depender casi exclusivamente de apoyos federales y de su propio cuerpo de alumnos, habiéndose convertido en una de las universidades públicas más caras del país. 

Mientras la población ya empieza a movilizarse y cuestionar el régimen priísta. Como lo hicieron en el 2017, cuando una coalición formada por todos los partidos en el estado y candidatos independientes denunció irregularidades en el proceso electoral, juntando a alrededor de 30,000 personas en manifestaciones masivas en Saltillo y Torreón. Frausto Siller candidato por la alcaldía de Saltillo celebraba su victoria a las 6:00pm, minutos después de que las casillas habían cerrado y el cómputo del PREP en Coahuila llevará apenas 1% de actas validadas. Asumiendo que a los Coahuilenses como silenciosos cómplices del aparato priísta.

Como a nivel nacional, la falta de alternativas claras a la izquierda explican en parte el triunfo del PRI en Coahuila. Contrario al discurso de la supuesta mentalidad de tiburón predominante en el norte del país, es la ausencia de alternativas de izquierda en las elecciones lo que ha facilitado el triunfo de la derecha. Pero esto es absolutamente temporal, pues el triunfó de Morena en 11 de 15 gubernaturas aún con las imposiciones de los oportunistas por parte de Mario Delgado como candidatos, muestra claramente esta situación.

El triunfó pírrico del PRI en uno de sus bastiones históricos muestra no solo su debilidad, sino también la de Morena, que no ha podido convertirse en una alternativa incluso con el claro declive del PRI. Como a nivel nacional, existe un amargo sabor de boca tras los resultados electorales que tenían todo para superar los de 2018 pero donde la política conciliadora y la ausencia de un programa claro han sido determinantes para la victoria de la izquierda. Ante esto, desde Alternativa Socialista, llamamos a construir una izquierda combativa y democrática que se plantee la transformación profunda de la sociedad basada en la fuerza de las y los trabajadores. Solo impulsando un programa de izquierda que reivindique las demandas de la sociedad podremos echar de una vez por todas al PRI al basurero de la historia.