Coahuila: ¡Por la mejora de las condiciones de estudio en la UAdeC!
El alza de las cuotas en la Universidad Autónoma de Coahuila es un síntoma de una administración en crisis. La institución que ha servido de caja chica para el PRI en el estado, y de trampolín político para sus exrectores enfrenta grandes retos administrativos. Las y los estudiantes, docentes y personal de mantenimiento no pagaremos las crisis generadas por los altos administrativos.
Escrito por Fernando Villarreal, Alternativa Socialista (ASI en México)
Mario Alberto Ochoa Rivera es considerado el rector más corrupto que ha tenido la UAdeC, quien durante su primera año de administración en 2008 comenzó a construir el complejo turístico de Bella Unión, Arteaga, que para 2015 superaba el valor de los 43.8 millones de pesos, muy por encima de sus ingresos como funcionario. Para cuando el exrector Blas José Flores Dávila (2013-2019) pasó a ocupar la dirección de la Secretaría de Finanzas del Estado, la Auditoría Superior de la Federación aun lo investigaba por desvíos que ascendían a los 4 mil millones de pesos. Por desgracia estos no son casos aislados, lo mismo el salto de funcionarios de la UAdeC al PRI estatal que responde justamente a su habilidad de desviar fondos de esta.
Esta incertidumbre financiera ha causado una explosion del aumento de las cuotas para la universidad pública. Actualmente la UAdeC cobra poco más de 4 mil 700 pesos de inscripción, una de las más altas en las universidades del país. En mayo de este mismo año aumentó la ficha de inscripción a 800 pesos. Las cuotas elevadas son una de las principales causas de la deserción escolar, dándose principalmente en jóvenes que abandonan sus estudios de educación media superior y superior para trabajar. Este fue el caso en la Unidad Norte de la UAdeC, donde la crisis que experimenta Altos Hornos de México causó que la matrícula de la universidad se redujera en un 20%, por no poder continuar sus estudios por los costos elevados y para apoyar económicamente en sus hogares.
Fueron estos mismos aumentos de cuotas por los cuales surgió el Movimiento Estudiantil Coahuilense (MOESCO) en el verano del 2020, la movilización estudiantil más grande en el estado desde 1984. Tras el aviso de que rectoría planeaba incrementar las cuotas un 8.3% en pleno auge de la pandemia, los estudiantes dieron un paso al frente y detuvieron ese proceso. Es fundamental que las y los estudiantes aprendamos de estas experiencias de lucha y construyamos un movimiento para la defensa y mejora de las condiciones de estudio en el estado.
La victoria de MOESCO, aunque no fue satisfactoria, demostró la fuerza que puede tener los estudiantes cuando se organizan y movilizan para conquistar sus demandas. La necesidad de la organización juvenil se reafirma cuando surge la necesidad de defender esas conquistas e ir a la ofensiva para mejorar las condiciones de estudio. Una organización que debe funcionar dentro y fuera de las aulas, la juventud no solo se encuentra en preparatorias y universidades, y por desgracia por cada joven en las aulas aún hay 10 que no tienen sin acceso a la educación superior.
Uno de los retos que enfrentó el MOESCO, cuando presentó sus demandas, fue la resistencia que el máximo órgano de gobierno de la UAdeC: el Consejo Universitario. Como cualquier otro órgano de la universidad, el Consejo Universitario sirve, a grandes rasgos, como un órgano de gobierno que define la política de la institución. Pero una universidad de la que se desvían fondos a plena luz del día, absolutamente opaca en sus finanzas, claramente este órgano es más que una instancia burocrática de las autoridades para imponer sus reformas sin ningún tipo de discusión ni objeción, para perjudicar a los estudiantes y trabajadores. Los estudiantes que buscan algún cambio para sus escuelas se encuentran con un callejón sin salida y se ven superados por una bloque mayoritario que participa de cómplice o reproduce pronunciamientos de los directivos en simulaciones antidemocráticas a las que llaman Reuniones de Consejo.
Los trabajadores de la universidad hoy se ven afectados por abusos y excesos en el manejo de las finanzas y plazas de la UAdeC, sumado a recortes de personal, nóminas y atrasos en pagos de pensiones. Un factor importante en la situación económica actual es la relación entre el número de empleados administrativos y los alumnos matriculados, muy por encima de la media nacional. De la mano con una problemática enorme por aquellos empleados que ocupan más de una plaza de tiempo completo al interior de la universidad, acaparando grandes salarios sin cubrir con sus responsabilidades.
Esto ha generado grandes huecos en las finanzas universitarias, siendo el pago de las pensiones el principal. Lo que en ningún modo es responsabilidad de los trabajadores jubilados, sino el desvío de los recursos y su pésima administración por parte de las autoridades. Durante los últimos años se han retirado varios presupuestos extraordinarios que recibía la universidad por parte del gobierno federal, esto lo escuchan estudiantes y docentes al término de cada reunión del consejo universitario, dejando fuera que el motivo del retiro de estos recursos fue la falta de claridad en las finanzas de la Universidad y su mal manejo. Mientras no se justifique el destino de los aportes federales es difícil que la situación mejore para la universidad.
Los rectores y administrativos no tienen un plan para sacar a la administración del hoyo y optimizar los recursos, ni crear una presupuesto para pensiones, estas omisiones han quedado de antecedente e influyen fuertemente en el debacle del sistema de retiro. Las manifestaciones y protestas de los pensionados y jubilados, no solo de la UAdeC, también de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro y el magisterio son evidencia de esto, sumado a las otras precariedades que el sistema educativo tiene para sus trabajadores.
Por ello es urgente conectar las demandas estudiantiles con la lucha de las y los trabajadores, de las y los pensionados, en Coahuila y el resto del país. Las carencias que experimentamos les estudiantes en Coahuila no cambian mucho de las que se viven en el resto del país, por lo tanto es urgente que trascendamos el localismo y construyamos un movimiento nacional que luche por demandas materiales que mejoren nuestros espacios educativos, pero también la vida de los jóvenes.
Construyamos y profundicemos en demandas que vayan más allá de los paliativos que ocasionalmente se ofrecen para tranquilizar y desmovilizar a los estudiantes. Luchemos por comedores subsidiados para las y los estudiantes, pero también para las y los trabajadores de la universidad, gestionado por los mismos trabajadores, dormitorios subsidiados alrededor de los centros escolares, transporte subsidiado para las y los estudiantes que se tienen que desplazar en recorridos que llegan a la hora, a veces tomando varios camiones. La lucha debe darse dentro y fuera de las aulas en todo el país, para lo cual es necesario organizarnos en todas las escuelas, facultades y universidades del país reivindicando un programa en conjunto para la mejora de las condiciones de estudio a nivel nacional. Eso es por lo que luchamos en Juventudes Socialistas, frente juvenil de Alternativa Socialista.