Ciudad de México: ¡Cerremos el paso a la derecha dentro y fuera de Morena!
Desde el pasado 29 de septiembre y hasta el próximo 29 de octubre se llevarán a cabo las encuestas rumbo a la definición de la candidatura de jefe o jefa de gobierno de la Ciudad de México. El 30 de octubre se dará a conocer quién representará a Morena en las elecciones en la capital del país, sin que las y los militantes de base tengan en sus manos dicha decisión. Lo que ha abierto la puerta para que la candidatura de Morena sea ocupada por un elemento de derecha, que poco o nada se distinga de la derecha del PRI o el PAN. El descontento de las y los militantes no se ha hecho esperar, desde rechiflas en eventos públicos donde se habla de García Harfuch hasta el vacío en mítines de Morena como el del pasado 24 de octubre en el Estadio Azul.
Escrito por Alternativa Socialista, Alternativa Socialista Internacional en México.
Al descontento de las y los militantes de Morena, molestos con lo que se les presenta como la imposición de un candidato de derecha, Omar García Harfuch, se suma la evidente cargada de los grandes medios de comunicación así como intelectuales y políticos de derecha que miran con buenos ojos la candidatura del exsecretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México. Lo cual no es ninguna casualidad, pues Harfuch representa los intereses de la derecha dentro de Morena y es visto por la burguesía como un posible freno de mano para maniobrar en el próximo sexenio. De ahí que mientras a Hugo López-Gatell se le cierran espacios en los medios de comunicación, Harfuch es recibido con bombo y platillo como si de un candidato del PRI o del PAN se tratase.
Que Morena ganará de nueva cuenta la elección para la jefatura de gobierno en la Ciudad de México, no hay duda. La pregunta es ¿con qué perfil lo hará? ¿con el de un ex policía sin ninguna experiencia previa de militancia en la izquierda o con un perfil de izquierda como Clara Brugada o Hugo López-Gatell? Aunque en los próximos días sabremos si tienen más peso la voz de la militancia de Morena o los acuerdos y el pragmatismo ciego. Sin embargo, no todo está dicho. Las y los militantes, así como los simpatizantes y la izquierda dentro y fuera de Morena no tiene porque ceñirse a los tiempos ni a las formas impuestas para impulsar su propia política. No sólo es indispensable plantear la unidad de la izquierda dentro de Morena, impulsando incluso una sola candidatura sino también medidas a mediano y largo plazo en caso de consolidarse la imposición de Harfuch. En primer lugar pensamos que Hugo López-Gatell debería declinar en favor de Clara Brugada, sumando fuerza con ella para de ese modo cerrar el pasó a Harfuch y a la derecha dentro de Morena. Y en caso de consolidarse la imposición de Harfuch, Brugada y Gatell, deberían llamar a construir una candidatura independiente por fuera de Morena.
Por supuesto que les acusen de dividir a la izquierda no debe ser ni siquiera ser tomado en serio, pues en primer lugar Harfuch no es de izquierda ni de Morena, partido en el que nunca ha militado. Es decir, la candidatura de Harfuch no representaría los intereses de cambio en la Ciudad. Pero además un posible gobierno de Harfuch, en poco se distinguiría de un gobierno de derecha como el que tuvimos en la ciudad de México cuando Miguel Ángel Mancera fue ungido candidato por la “izquierda”. Más allá de quien resulte candidato o candidata de Morena para la Ciudad de México, se vuelve indispensable profundizar la discusión en torno a las formas en que se eligen no solo a los candidatos sino al destino de Morena y lo que representará en el próximo periodo.
La política de puertas abiertas de Morena, impulsada por el propio Obrador desde 2018 cuando pactó una alianza con el impresentable Partido Verde y el evangelico Partido Encuentro Social, se ha mantenido como una estrategia de la dirigencia del partido. Medida que Sheinbaum ha repetido, integrando a ambos partidos en su campaña así como a panistas como el diputado local Gonzalo Espina y su movimiento Ola Azul, donde distintos dirigentes del PAN en la Ciudad de México se han sumado al apoyo a Sheinbaum. Esto ha significado una nueva desbandada de oportunistas de derecha, priistas y panistas que meses antes despotricaban contra Obrador y Morena, que han cooptado paulatinamente al partido y suplantado de manera sistemática a las y los militantes de Morena. Sin embargo pese a las dolorosas derrotas recientes, como en la Ciudad de México en 2021 o en Coahuila este año, los dirigentes de Morena se niegan a recapacitar y corregir el rumbo, y vuelven una vez más a exigir el apoyo a la campaña de Sheinbaum de la mano de los enemigos de sus bases.
Como señalamos en Morena: el enemigo esta en casa:
“La batalla contra los arribistas y el oportunismo no solo es una batalla por los espacios y las candidaturas, es sobre todo una batalla política contra la derecha dentro de Morena. Esta batalla sólo puede impulsarse mediante la organización y la movilización de las bases del partido, exigiendo que sean respetadas las estructuras y la democracia interna contra la imposición y los dedazos. Pero también diferenciándose de ella, y no caer en la trampa de la unidad que no es más que la aceptación de las imposiciones del ala de derecha. Es necesario agruparse dentro y fuera de Morena para dar una batalla sin cuartel contra los oportunistas, pero para ello es necesario armarse con un programa que no solo exija se respeten los estatutos de Morena, sino que se plantee la radicalización del programa de Morena y de la Cuarta Transformación.”
¡No vamos a votar por Harfuch!
Es previsible una eventual imposición de Harfuch dado el antidemocrático método de definición de candidaturas de Morena a través de las encuestas, por medio del cual se margina a la base militante de dicho partido y en cambio se abren las puertas para que la derecha y la patronal, apoyados en sus poderosos medios informativos y en sus cuantiosos recursos financieros, tomen el control del dicho proceso para impulsar candidaturas afines a sus intereses para descarrilar a la 4T desde adentro, tal como lo están haciendo con García Harfuch. Y, a que atreves de él, de ganar las elecciones de 2024, estarían poniendo bajo su control a una poderosa herramienta, es decir al gobierno de CDMX, para intentar aplastar el legado de AMLO junto con las aspiraciones de cambio y de justicia de las familias trabajadoras de la ciudad y el campo. Por ello la candidatura de Harfuch implicaría facilitarle la tarea a la derecha infiltrada en Morena, pero, además, a través del voto masivo, estaríamos dotando de legitimidad a un potencial gobierno en la CDMX pensado por la patronal como ariete para chocar contra la izquierda morenista y la base de apoyo de la 4T, e incluso contra el propio AMLO.
Por ello, en todo caso, lo que debemos hacer es denunciar con todos los medios a nuestro alcance el peligro que significaría un gobierno de la CDMX dirigido por Harfuch y la derecha arribista de Morena. Al mismo tiempo llamar a organizar a la base de Morena en comités de acción que impulsen la organización de los trabajadores y los jóvenes en cada centro de trabajo, en cada escuela y en cada barrio popular, para preparar la lucha en defensa de las conquistas sociales y políticas de la 4T ante un potencial gobierno capitalino bajo el control de quien además pesa en su expediente una turbia participación en el caso Ayotzinapa y la fabricación de la mentada “verdad histórica”. Si bien Morena pudo haber representado la esperanza de la clase trabajadora mexicana en su momento, no podemos permitir que el partido se convierta en el gran desmoralizador y desmovilizador de los trabajadores mexicanos. Renunciar a esta batalla será un error de juicio: la clase trabajadora mexicana tiene un claro interés en lo que sucede en el proceso y no saldrá solo a “votar todo guinda”.