Ayotzinapa 10 años, ¡Fue el Estado!
A diez años de la desaparición de 43 compañeros normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, debemos preguntarnos porqué es tan importante la lucha por la verdad y la justicia. Una de primer orden, pues la lucha por el esclarecimiento de los hechos es lo mínimo que merecen los familiares de los desaparecidos. El lento y tortuoso camino por la verdad, ha mostrado en diversas ocasiones la participación de distintas instancias del Estado mexicano en la desaparición de los normalistas: desde policías municipales de Iguala, Guerrero, hasta elementos de la policía estatal y del Ejército mexicano.
Escrito por Alternativa Socialista, ASI en México.
El triunfo de AMLO en 2018 arrojó un rayo de esperanza a los padres de los normalistas y los familiares de miles de desaparecidos en el pais. Una esperanza contra la ‘verdad histórica’ de Peña Nieto, que no fue más que una burla para encubrir la participación de las distintas instancias policiales y el Ejército en franca colusión con el narcotráfico. Sin embargo, a 10 años de la desaparición de los normalistas y a 6 años del triunfó de Obrador, la verdad sigue siendo un saldo pendiente cuya necesidad es clamada por las familias de los desaparecidos y por todos quienes los apoyamos.
Como se hizo evidente en el tercer y último informe de la Comisión para la Verdad del Caso Ayotzinapa de este sexenio, la narrativa no cambiará de curso. En su conferencia matutina, ‘la mañanera’ del 25 de septiembre, Obrador mencionó que “no existía ninguna prueba de que el ejército haya participado” en la desaparición de los normalistas. Las pruebas, sin embargo, están ahí. Ya el GIEI había mostrado que el ejército vigilaba a los estudiantes desde su salida de Ayotzinapa, que estuvo presente en los lugares que son parte de la narrativa georreferenciada, que manipularon y omitieron pruebas y que torturaron testigos.
Sin embargo, sabemos que la supuesta ‘falta de pruebas’ es solo una excusa, pues la limitante real que tiene el gobierno de AMLO es la naturaleza del mismo. El gobierno de Obrador ha dependido del ejército y de varias de las figuras implicadas para subsistir. Estas limitaciones, las de un gobierno que juega con las reglas de juego capitalista, no son novedad para los marxistas. Y por lo mismo sabemos que el camino para obtener verdad y justicia que merecen los familiares de los 43 normalistas los más de 114 mil desaparecidos en México es la movilización en las calles y la organización permanente. El ejemplo de Argentina es claro, no son suficientes gobiernos de izquierda si estos no avanzan para impedir retrocesos como el negacionismo de los crímenes del Estado.
Así pues, la lucha por la búsqueda de verdad y justicia no se trata solamente de ‘disculpas’, sino también de enmendar errores y reparar el daño. Bajo esta idea, la designación de Harfuch como Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana es, cuando menos, un insulto a la lucha de los desaparecidos, no solo de Ayotzinapa, sino también de la Guerra Sucia y de los crímenes de la DFS. Sin embargo, hay que buscar el sol entre las nubes, como nos mostró el arresto a Luis Echeverría por su colusión en la masacre del 2 de octubre y el Jueves de Corpus. La lucha constante y la presión de las masas ante los actos de las fuerzas represivas pueden llevar a la justicia a esos criminales. Ello, de la mano con la aprobación de la propuesta de adscripción de la Guardia Nacional a la SEDENA, surge la pregunta ¿son estas personas que desaparecen estudiantes a quienes queremos en cada rincón del país?
Desde Alternativa Socialista nos solidarizamos con las y los familiares de los desaparecidos, exigimos verdad y justicia.
¡Ni perdón ni olvido!
¡Vivos se los llevaron vivos los queremos!