¡Reorganicemos la izquierda! Balance de la Consulta Popular Juicio a los Expresidentes.
La Consulta Popular del pasado 1 de agosto movilizo a cientos de activistas, jóvenes y trabajadores, conscientes de la importancia de mostrar el repudio a los gobiernos anteriores. Pero al mismo tiempo, la baja participación mostró que no es suficiente una campaña para mostrar este repudio. Es necesario construir una organización permanente, con un trabajo cotidiano en los barrios, las escuelas y los centros de trabajo para luchar por la justicia en el país vinculándola con las demandas más sentidas de las y los trabajadores.
Escrito por Alternativa Socialista, ASI en México.
La campaña por el Si al Juicio a los Expresidentes ha sido sin duda alguna una nueva oportunidad para que cientos o miles de activistas de izquierda se movilizaran para incentivar la participación en la Consulta Popular. Lo cual ha sido absolutamente positivo. El rotundo triunfo del Si en la Consulta es una muestra clara del repudio a los gobiernos anteriores, que se dedicaron a atacar a los trabajadores y oprimidos al mismo tiempo que saqueaban al país.
Un balance justo y necesario
Sin embargo, tenemos que ser claros al reconocer que esto no ha sido suficiente para atraer la atención de las amplias capas de trabajadores, jóvenes y mujeres del país. Los actores fundamentales de las luchas en la última década, que abonaron el terreno para el triunfó del 2018 ahora no se han hecho presentes. Los resultados de la participación de apenas entre el 7 y 8 % del padrón electoral, unos 7 millones de consultados, deja clara esta situación. Pues ni siquiera son la mitad de los 30 millones de votos que Obrador logró en 2018.
Por supuesto esto no es responsabilidad de los promotores de la Consulta, quienes impulsaron precisamente la colecta de firmas en todo el país y además empujaron esta iniciativa. Pero para ser claros tampoco ha sido solamente resultado del sabotaje consciente de Lorenzo Córdova, el INE y los medios de comunicación que hicieron todo lo posible por desincentivar la participación en la Consulta. Estos resultados, hay que decirlo son parcialmente una derrota, son el resultado de la política del propio Obrador, quien claramente declaro que el votaría en contra del juicio a los expresidentes, y producto de la desmovilización y las imposiciones que ha propiciado la dirección de derecha de Morena.
En buena medida, los resultados de la Consulta son coherentes con la “victoria amarga” de las elecciones pasadas (ver Elecciones 2021: Una victoria amarga). De manera paralela a los resultados electorales en los cuales avanzo Morena, aunque con perfiles de dudosa procedencia, el Si ganó con un porcentaje del 98%, la participación muestra una clara desmoralización y desinterés en la Consulta, y en general en la situación política de la llamada Cuarta Transformación.
Por supuesto, sin duda alguna la participación en la consulta hubiera sido mayores si esta se hubiera realizado el día de la elección. Sin embargo, en el escenario en el cual se dio esta refleja el repliegue real que existe entre miles de jóvenes, trabajadores, mujeres y campesinos que miran con cada vez más suspicacia al gobierno de Obrador. Precisamente la falta de una mayor crítica no solo al viejo régimen, sino también a la Cuarta Transformación y a Obrador, es lo que en nuestra opinión explica la baja participación en la Consulta.
¡Reconstruyamos al movimiento en las calles! ¡Reorganicemos a la izquierda!
El balance de la Consulta es por lo anterior, contradictorio. Pues por una parte es claro que existe una capa importante de activistas, de ciento o miles, dispuestos a dar la batalla y con una capacidad para movilizar a algunos millones de personas. Sin embargo, como queda claro en los resultados, esto no es suficiente para enfrentar a la derecha y a los medios de comunicación que aun tienen una presencia relevante en la sociedad mexicana con una capacidad para desmovilizar a la “opinión pública” nada despreciable.
Por supuesto este revés no es definitivo, sin embargo, es indispensable tener claro que es un retroceso en comparación con 2018, pues solo de ese modo se puede corregir el rumbo y revertir en el futuro la situación. Para ello es necesario reconstruir al movimiento en las calles, las colonias, los barrios, las escuelas y los centros de trabajo, a partir de elaborar un programa de demandas y vincularlas con la lucha por la justicia y por la profundización de la transformación que vive el país.
No son suficientes las promesas de cambio, ni propaganda sobre los programas sociales, cuando vemos como se mantiene la impunidad y se protege a personajes como Salvador Cienfuegos, Secretario de Defensa en el gobierno de Peña Nieto y por tanto responsable de la participación del ejercito en casos como Tlatlaya y Ayotzinapa, o Emilio Lozoya, director de PEMEX también en el sexenio de Peña Nieto y quien tiene ya siete denuncias ante la FGR, la última por desviar 1,400 millones de pesos a Odebrecht como señaló Santiago Nieto de la Unidad de Inteligencia Financiera. Pero para lograr se avance en estos casos, y en general para profundizar la transformación del país, es necesario construir un movimiento que no se subordine a las maniobras electorales de Morena, ni a los tiempos políticos de López Obrador.
Es decir, es indispensable construir una fuerza independiente, que se organice a partir de sus propias necesidades y demandas. Una fuerza que reconozca los avances parciales que existen desde 2018, por mínimos que sean, pero que no se baste en difundirlos y defenderlos, sino que luche conscientemente por ampliar y desarrollar esos avances. Así como ampliar y conquistar nuevas demandas. En otras palabras, es necesario reorganizar a la izquierda mediante un programa de lucha para reconstruir al movimiento y poder enfrentar las nuevas batallas contra la derecha, los medios y el viejo régimen, que no ha terminado de ser derrotado.
Para ello es indispensable revindicar las demandas del movimiento, y vincular estas demandas y consignas con la lucha por la transformación radical de la sociedad. Es decir, plantear que la única forma de solucionar estas demandas es mediante la lucha por una sociedad distinta, por una sociedad socialista. Al respecto, las limitaciones del gobierno y el programa de Obrador son claras y dejan en evidencia que no es posible transformar al país sin luchar abierta y claramente contra la clase capitalista y su régimen. Muestra que no es suficiente la lucha contra la corrupción y por ampliar los programas sociales, que si realmente se quiere transformar al país y hacer justicia es necesario no solo enjuiciar a los expresidentes sino a quienes se han favorecido de la corrupción y el saqueo del país: es decir la clase capitalista. Desde Alternativa Socialista, que participamos en distintas iniciativas que impulsaron la campaña de Juicio a Expresidentes a sabiendas del enorme reto que esta significaba y lo difícil que resultaría lograr una participación del 40% del padrón electoral (ver ¿Por qué nos sumamos a la campaña Juicio SI a los Expresidentes?), consideramos que si bien los resultados no han sido positivos, la iniciativa y la campaña han permitido fortalecer los lazos entre diversas organizaciones. Y en ese sentido, la campaña ha permitido reforzar la organización de las y los trabajadores. Creemos que este es el camino a seguir para avanzar en la lucha por la justicia y la transformación radical del país.