¿Qué esperar de las elecciones del Poder Judicial?

Este 1 de junio se llevará a cabo la primera jornada electoral para elegir entre otros a 9 ministros y ministras que asumirán cargos de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 15 magistraturas de las Salas Regionales del Tribunal Electoral del PJF, 464 magistraturas de distrito y 386 jueces de distrito. Ello abre la puerta para construir un movimiento que convierta las demandas democráticas de nuestra clase en trincheras de lucha de clase por una justicia verdaderamente popular, pero entonces, ¿qué deberíamos esperar de estas elecciones al Poder Judicial?.

Escrito por Alternativa Socialista, Proyecto por una Internacional Marxista Revolucionaria en México.

La magnitud de los comicios, en la que los partidos no pueden hacer propaganda, y la limitada información acerca de algunos de los candidatos a la elección han dificultado el proceso. Siendo la base, para que los medios de comunicación hablen de un fracaso anticipado de la elección. La oposición, organizaciones y asociaciones civiles que velan por los intereses de la burguesía ya han sonado las campanas de que estas elecciones serán la tumba de la democracia mexicana por la supuesta intromisión del poder ejecutivo y el crimen organizado en las elecciones. Esto último resulta al menos chocante si consideramos las cientos de sentencias giradas por jueces para la liberación de personas detenidas bajo investigación. O bien, los miles de amparos otorgados para incumplir las leyes siendo un ejemplo claro el amparo otorgado a Ricardo Salinas Pliego para no complir sus obligaciones fiscales. De ahí, que resulte claro su campaña mediática por medio de su televisora Tv Azteca para boicotear el proceso. Evidenciando que, como decía Marx, “el gobierno es una junta de administración de los negocios de la burguesía”.

Lo cierto es que estas elecciones no resolverán la impunidad ni la falta de justicia, para ello se requieren no solo elecciones sino grandes demostraciones para democratizar la justicia. Pero sin duda son una oportunidad para desnudar cómo el Poder Judicial sirve al capital y continuar la lucha por una alternativa: justicia popular. Inclusive el presidente de la COPARMEX ya ha salido a denunciar el carácter de votación popular que tendrán estas elecciones. Afirmando que el proceso debería ser más bien un “examen técnico” de los candidatos a ocupar los cargos del Poder Judicial más que una elección popular. En el fondo, lo que rechazan es que sean las y los trabajadores, los campesinos, las mujeres y los oprimidos quienes definan quienes impartirán justicia en este país, dando al sistema de justicia un carácter marcadamente democrático y popular. Un examen técnico sería por el contrario una reafirmación de un modelo de impartición de justicia elitista que ya beneficia al capital y la burguesía, y enterrar las esperanzas de construir un sistema de justicia democrático que vele por los intereses de la clase trabajadora. La idea de que el sistema de justicia en nuestro país alguna vez ha sido imparcial, o que la justicia misma por su carácter técnico es “apolítica” no es más que una fantasía.

El descaro de la derecha que llama a no votar, se evidencia en el perfil de algunos candidatos que ya eran jueces como Job Daniel Wong, quien tiene vinculos con la Iglesia de la Luz del Mundo y fuera defensor de Naason Joaquin Garcia, condenado por abuso sexual de menores. Luz María Zarza Delgado, quien estuviera involucrada en el desvío de fondos de la Universidad Autónoma del Estado de México y de ser la encargada de presentar los nombramientos fraudulentos que hiciera Eruviel Avila como gobernador del Estado de Mexico. O como el magistrado coahuilense Miguel Mery Ayup del presidente Tribunal Superior de Justicia de Coahuila, acusado de intervenir en el sistema judicial para favorecer empresarios y quien se sospecha tiene nexos con el crimen organizado. 

Esto explica, en gran medida, porque en esta ocasión quienes se presentaban como los únicos democráticos, han preferido llamar a la abstención. Además de ser un claro intento de boicotear el proceso, con el objetivo de señalar en el futuro al gobierno de Sheinbaum, también deja claro la descomposición del sistema judicial que defienden y ante el cual no tienen perfiles adecuados que sirvan de ejemplo. Llamar a votar por sus verdaderos candidatos, sólo les evidenciaría por lo que prefieren llamar a la abstención y en el mejor de los casos apostar a la confusión que favorezca a sus impresentables candidatos. 

Pero aun con el riesgo que representan estas candidaturas, estas elecciones representan la esperanza de millones de mexicanos para impulsar un cambio en el sentido de la impartición de justicia en el país. La corrupción, impunidad y la criminalización de la pobreza no se resolverán de mano de tecnócratas “neutrales”, sino con una justicia que responda directamente a las demandas populares y los rezagos estructurales del sistema de justicia de nuestro país. Esta elección del Poder Judicial es una oportunidad para continuar con la lucha por una justicia popular, en donde se reconozcan los excesos y omisiones de los tribunales que han convertido a éste país en uno marcado por la impunidad. 

Las elecciones judiciales, aunque limitadas, exponen una de las contradicciones fundamentales de la política en nuestro país: la justicia nunca es “neutral”, es una herramienta del Estado burgués para proteger el régimen de propiedad privada sobre los derechos humanos, criminalizar la pobreza, y proteger y velar por los intereses de patrones y políticos corruptos. Las elecciones son una oportunidad de desenmascarar la farsa de que el Poder Judicial alguna vez ha sido imparcial. No basta con votar, hay que señalar a quienes se sirven de los desahucios de familias, la represión de huelgas o el encubrimiento de feminicidios para hacer carrera jurídica. Además de participar en el proceso de elección de jueces y magistrados, es indispensable  organizar un movimiento que recupere las demandas por justicia y por la transformación radical del país planteando: revocación de mandato para jueces corruptos, una reforma completa para las fiscalías locales y por un sistema jurídico que le sirva a la clase trabajadora. Esta lucha no termina el 1 de junio, es un escalón para seguir luchando por más reformas estructurales en beneficio de los trabajadores, los campesinos, las amas de casa, los jóvenes, las mujeres, los estudiantes, la comunidad LGBTQ+. Solo mediante la movilización y la organización lograremos hacer realidad que la justicia sirva al pueblo, no a la burguesía. 

¡Luchemos por una justicia popular!