¿Por qué feminismo socialista?

El socialismo ha reivindicado el papel de la mujer en la emancipación de la clase trabajadora. Por lo que ha reconocido que, para la liberación de todos los trabajadores, la liberación de las trabajadoras es vital. Es gracias a importantes socialistas como Rosa Luxemburgo, Flora Tristan, Alexandra Kollontai e Inessa Armand, quienes lucharon por el reconocimiento de las mujeres en el movimiento socialista, que hoy el feminismo socialista es un movimiento consolidado.

Escrito por Maite Olivares, Rosa México (Rosa, Feminismo Socialista Internacional)

Actualmente alrededor de 10 mujeres son asesinadas al día en México. Si bien el feminicidio es la máxima expresión de la violencia de género, el perfil de las mujeres que son asesinadas refleja la situación en la que viven las mujeres día a día: trabajadoras que muy frecuentemente son madres solteras, quienes se ven obligadas a sostener a sus familias con poco más que el salario mínimo y tienen que trasladarse por grandes distancias por las calles inseguras del país. Mujeres que debido a la violencia económica de la que son víctimas, no pueden abandonar a su pareja que las violenta; estudiantes y niñas que no pueden exponer sobre su abuso debido a que viven con su victimario y este es protegido por su misma familia. Son mujeres en contextos de vulnerabilidad, en el que la violencia de género sólo es un problema más sumado a la pobreza, inseguridad, clasismo, racismo, etc., que tienen que enfrentar en el sistema en el que vivimos. Es por esto que es necesario un feminismo que proponga un cambio de sistema, no una adaptación a este.

El capitalismo ha demostrado beneficiarse de la desigualdad de género: el salario de millones de mujeres alrededor del mundo es inferior al de sus contrapartes masculinas, y si son negras, migrantes, indígenas o discapacitadas, la cifra se va reduciendo cada vez más. Las “amas de casa” realizan trabajo no remunerado que es agotador física y mentalmente; las trabajadoras sexuales además de enfrentarse al estigma y rechazo social, se ven forzadas a enfrentarse a situaciones peligrosas y sin la oportunidad de tener seguridad social. El absurdo “impuesto rosa” se beneficia de las necesidad básicas de la mujer, ya que son ellas quienes toman alrededor del 70% de las decisiones de compra tan sólo en México. Estas son problemáticas que atraviesan mujeres de la clase trabajadora a quienes el feminismo liberal ha dejado de lado por completo.

El feminismo liberal se ha dedicado a intentar encabezar el movimiento, asegurando que la igualdad de género ya es un hecho debido a que el número de Directoras Ejecutivas mujeres ha aumentado en los últimos años, a que hay más mujeres en los puestos de poder (que en su mayoría son blancas, con vínculos y han recibido educación privilegiada) y a que las grandes empresas de fast-fashion que explotan a mujeres y niños en Asia producen playeras con slogans como “girlboss” y “el futuro es femenino”. Asimismo, el feminismo liberal se enfoca en venderle a las mujeres de clase media la falsa idea de que feminismo es poder trabajar y tener hijos al mismo tiempo, sin importar que reciban un salario injusto o que, tras la jornada laboral, sean ellas quienes realizan las labores domésticas. 

Este feminismo sólo beneficia a las mujeres burguesas, quienes han obtenido más libertad al poderse desprender de las labores domesticas y de cuidado que son delegadas a otras mujeres y son vistas como íconos feministas, cuando en realidad se benefician de la explotación de la clase trabajadora al mismo nivel que los hombres de su clase. Este mismo feminismo, ha fallado en reconocer los distintos tipos de opresión que sufren las mujeres alrededor del mundo. Es decir, no todas las mujeres son oprimidas del mismo modo: una mujer negra de clase alta que vive en un país del norte global o desarrollado no es oprimida de la misma manera que una mujer indígena que vive en un país del sur global. La clase y la pobreza son factores que tienen que ser tomados en cuenta por el movimiento, ya que al no hacerlo se ignoran a las millones de mujeres trabajadoras y a las que viven en la pobreza debido al sistema económico voraz bajo el que vivimos, que se basa en la explotación de una clase por otra.

El socialismo ha reivindicado el papel de la mujer en la emancipación de la clase trabajadora. Por lo que ha reconocido que, para la liberación de todos los trabajadores, la liberación de las trabajadoras es vital. Es gracias a importantes socialistas como Rosa Luxemburgo, Flora Tristan, Alexandra Kollontai e Inessa Armand, quienes lucharon por el reconocimiento de las mujeres en el movimiento socialista, que hoy el feminismo socialista es un movimiento consolidado. El feminismo socialista, además de reconocer las múltiples opresiones que atraviesan las mujeres, no sólo busca la equidad en los espacios laborales y añadir mujeres en la dirección de las organizaciones de trabajadores, si no que propone la lucha organizada de la clase trabajadora en su totalidad en contra del capitalismo para lograr una vida digna, libre de violencia y que garantice la igualdad de género. 

¡Por un feminismo que luche por la emancipación de TODAS las mujeres!