Rosa: Perspectivas mundiales para la lucha de las mujeres
Tras la Primera Conferencia Feminista Socialista Internacional de ROSA, la cual tuvo lugar en Viena los pasados 18 y 19 de marzo, las militantes de ROSA México compartimos nuestras conclusiones, derivadas de las discusiones que se llevaron a cabo con más de 190 participantes presenciales y más de 100 personas en línea. Las comisiones que se desarrollaron tocaron temas como la historia y el impacto del movimiento Ni Una Menos, los ataques a los derechos reproductivos alrededor del mundo, las luchas sindicales de mujeres, la defensa de los derechos de la comunidad LGBTQ+, entre otras. Durante el evento tuvimos la oportunidad de escuchar a camaradas de más de 19 países, de aprender de sus experiencias y sus luchas, así como compartir las nuestras.
Escrito por Natalia Chávez, Joanna Morales y Maite Olivares, ROSA Feminismo Internacional en México
Ni Una Menos, la consigna que ha unido a las mujeres del mundo
A raíz del movimiento Ni Una Menos que se consolidó gracias a la lucha que nació en Argentina a principios de la década pasada, junto al levantamiento feminista y la lucha contra el sexismo y la extrema derecha en América Latina, principalmente en Brasil se ha buscado hacer frente a la opresión que viven las mujeres. Movilizando principalmente en las calles realizando huelgas y manifestaciones, a pesar de que la derecha ha obstaculizado sus movimientos de lucha y protesta mediante movilizaciones derechistas especialmente de sectores de la clase media en su mayoría personas blancas y aunado a lo que vivieron posteriormente durante la pandemia. Durante el gobierno de Bolsonaro, se desató un aumento del número de violencia racista, así como el abandono de las principales necesidades de los trabajadores y pacientes en el sector salud, siendo todas estas inquietudes ignoradas, llevando a la creación de movimientos negros lanzando campañas como: “ni balas, ni virus, ni hambre” a causa de las terribles escenas de violencia racista que sufren.
Actualmente con la derrota en las urnas de Bolsonaro y el ascenso de Lula, no existen cambios estructurales que puedan asegurar y resolver las demandas expuestas por la clase trabajadora. Al contrario, Lula ha mantenido las contrarreformas impuestas por gobiernos anteriores mostrándose en contra del aborto legal y mostrando un carácter racista contra las religiones y costumbres afrobrasileñas e indígenas, siendo así un gobierno al que nuestras y nuestros camaradas de Liberdade, Socialismo e Revolução (Sección de ASI en Brasil) le continuarán señalando sus limitaciones y denunciando sus derivas a la derecha, permaneciendo en pie de lucha contra la opresión que viven las mujeres y la clase trabajadora en general.
Por tal motivo han creado una plataforma política, Mujeres Antirracistas Socialistas Feministas, la cual ha actuado y participado en diversas ciudades y estados de Brasil, buscando construir una alternativa contra la derecha golpista, el racismo y la violencia de género, levantando demandas como la legalización del aborto y la revocación de las contrarreformas. Este esfuerzo es una gran iniciativa para la construcción del Feminismo Socialista en América Latina. Sin embargo, el impacto de Ni Una Menos no ha llegado exclusivamente al continente americano, la consigna y la lucha ha resonado fuertemente en países europeos, como Irlanda o Bélgica.
Nuestros cuerpos, nuestra decisión, nuestra lucha
La derogación de Roe vs Wade tomó al mundo por sorpresa. Desde la década de los 70’s, el aborto había sido permitido en gran parte de los Estados Unidos gracias a este litigio. La inacción por parte de organizaciones liberales como Planned Parenthood y Women’s March dejó ver el vacío que existe en los Estados Unidos en cuanto a agrupaciones que realmente defiendan a las mujeres y personas gestantes. En contraste, la enfurecida respuesta de millones de personas, principalmente de mujeres jóvenes y la comunidad LGBTQ+, demostró que la decisión de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos no representa los intereses de la clase trabajadora en torno a la defensa de sus derechos democráticos. La pasividad del Partido Demócrata no es un caso aislado, alrededor del mundo hemos sido testigos una y otra vez de cómo los partidos tradicionales, e incluso aquellos que se presentan como alternativas populares de izquierda reformista, cruzar los brazos y permanecer inmóviles mientras los derechos de las mujeres son atacados, Polonia y Corea del Sur son claros ejemplos de esto.
Por otro lado, en China continental, las mujeres viven una situación de represión completamente inhumana, resultado de la política de “un solo hijo” impuesta por el Partido “Comunista” chino hace algunas décadas. La tasa de fertilidad del país se desplomó, por tanto, hoy en día el PCCh está impulsando una campaña anti-aborto severa además del anuncio de la política de “tres hijos” hace dos años, para hacerle frente a la estagnación económica, siendo una de las causas la falta de mano de obra y una población que está envejeciendo. Las políticas de planeación familiar ponen una enorme presión sobre las mujeres: la política de “un solo hijo” forzó a millones de mujeres a recurrir a procedimientos de aborto inseguros, así como abortar inmediatamente si el sexo del bebé era femenino; por otro lado, la política de “tres hijos” está reforzando los valores patriarcales de la sociedad, ya que las mujeres no son contratadas si tienen hijos y son despedidas si se embarazan.
Estos ejemplos demuestran que las mujeres de la clase trabajadora no conquistaremos nuestros derechos permanentemente bajo un sistema capitalista. La posibilidad de decidir sobre nuestros cuerpos, sobre nuestro futuro y sobre nuestras propias vidas será puesta bajo ataque cuando sea conveniente para los capitalistas. Una lucha con raíces sólidas en el feminismo socialista puede garantizarnos victorias dentro de este sistema, y un movimiento fuerte, revolucionario y organizado, puede defenderlas. Prueba de ello es la victoria sobre el aborto que la sección de ROSA Irlanda logró en 2018, cuando nuestras camaradas construyeron una campaña feminista socialista –de la cual nació Rosa– que logró revocar la 8° Enmienda de la Constitución de Irlanda. Esta Enmienda había sido aprobada en 1983 y durante 35 años protegió “el derecho a la vida” a los nonatos, causando que mujeres y niñas fueran forzadas a culminar embarazos no deseados y embarazos producto de violaciones.
Contra el imperialismo, la guerra, el colonialismo y el racismo
La propuesta del feminismo socialista e internacionalista también dirige sus esfuerzos contra la guerra, las falsas ilusiones creadas por las políticas liberales, la opresión racial y otros medios de opresión que benefician a la clase dominante. Nuestra lucha busca la emancipación de las mujeres y de la clase trabajadora en su totalidad, esto en su ámbito familiar, económico y laboral; así como la liberación de la opresión e injusticia que vivimos las personas LGBTQ+. Nada de esto puede lograrse mediante esfuerzos personales solamente, pues los efectos que tienen las dinámicas de opresión propiciadas por el capitalismo en nuestras relaciones interpersonales y en nuestras dinámicas sociales están permeados en todas nuestras interacciones, ya que son algo mucho más grande que no se resolverá actuando desde nuestra acción personal, sino que debemos erradicarlas a nivel sistémico y mediante la consciencia de nuestra clase, ayudando en la organización para su emancipación.
Es deshumanizante e indignante que las mujeres en India sean aborrecidas desde su nacimiento por parte de sus familias; el hecho de ser “más cara” en términos económicos por haber nacido mujer y ser vendida cuando eres más grande.
Las personas trans son parte del movimiento
En todo el mundo los gobiernos y la sociedad demuestran rechazo deliberado ante los derechos que corresponden a las personas trans. No es casualidad que exista una crisis generalizada para que las personas trans puedan acceder a servicios de cuidado médico y atención a la salud mental. México no es la excepción, en nuestro país se encuentran cifras peligrosas de personas trans que no pueden acceder a servicios de salud: una consulta realizada por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico arrojó que sólo 56.9% de los hombres trans consultados tiene acceso a servicios de salud, frente a un 41.4% por parte de mujeres trans. Además, en nuestro país alrededor del 90% de las personas trans están desempleadas por cuestiones de discriminación respecto a su identidad, lo cual les empuja al trabajo sexual y condiciones de falta de vivienda. No está de más mencionar que actualmente existen funcionarios y funcionarias públicas a favor de votar leyes que limiten más el acceso a la salud a las infancias trans.
Lo más alarmante del caso es la esperanza de vida de las personas trans. En países como México y Brasil, las personas trans cuentan con una esperanza de vida de entre 30 a 35 años, lo cual es sumamente indignante.
Desde Argentina a Irán, las mujeres están al frente de la lucha
La violencia de género es un mal propio del capitalismo, mientras exista un sistema que sostenga la existencia de una sociedad patriarcal las raíces de la violencia sexista seguirán arraigadas en la sociedad. No es casualidad que cuando una crisis económica se acerca, los derechos de los grupos marginalizados son los primeros en ser atacados y arrebatados. Es por esto que debemos defender y luchar en contra de cualquier forma de opresión que este sistema voraz sostiene.
El Estado y la clase dominante que lo controla son los responsables de las condiciones deplorables y deshumanizantes en las que vivimos millones de personas que formamos parte de la clase trabajadora. No podemos acceder a servicios públicos que están sumidos en la precariedad, y, sobre eso, nos reprimen a la menor señal de procesos de organización.
Alrededor del mundo se han desarrollado procesos de lucha en los que hemos visto a millones de mujeres jóvenes jugar un rol determinante y ser de los sectores más activos en las luchas de nuestra clase. Esto nos señala la necesidad de construir una perspectiva feminista socialista en el movimiento feminista a nivel internacional que logre clarificar que la lucha por la emancipación de las mujeres y personas de la comunidad LGBTQ+ que integran la clase trabajadora y la lucha por el socialismo son inseparables.
Debemos construir las condiciones que permitan lanzar los procesos que den pie a un cambio real y radical para nuestra clase. Pero jamás haremos nada sin conciencia de clase, organización y sin un programa que levante las demandas de la clase trabajadora y los sectores oprimidos de la sociedad, a la vez que logre vincularlas con la necesidad de la lucha por el socialismo. Hoy más que nunca, todes les integrantes de la clase trabajadora debemos reconocernos como compañeres de lucha y no dar ni un paso atrás al construir una alternativa feminista socialista que pueda abanderar las luchas de les oprimides.