No somos botín político
Declaración de Rosa, Feminismo Socialista México, sobre las próximas elecciones en México.
Las próximas elecciones marcarán un punto clave en el próximo periodo del gobierno de Obrador y la 4T que estará marcado por las consecuencias de la pandemia de Covid-19 y la crisis económica que ha desatado. El resultado de las próximas elecciones no es ajeno ni extraño para la lucha de los oprimidos, en ellas millones de mujeres trabajadoras, siendo una ratificación del espíritu de cambio de las y los oprimidos en México. Aunque no en todos los casos encontraremos en las urnas alternativas reales para empujar nuestras demandas.
En ese escenario, han comenzado las campañas electorales. De nueva cuenta las demandas del movimiento feminista salen a flote en los discursos de todos los partidos, en la mayoría de forma oportunista solo con la intensión de posicionarse como aliados del movimiento, aunque por la vía de los hechos han sido sus enemigos históricos como es el caso del PAN. Por otra parte, otros como Morena, pese a la importante composición de compañeras feministas entre sus bases e incluso dirigencias sencillamente las han ignorado priorizando ganar las elecciones, aunque con candidatos con denuncias de violencia machista en su contra como el caso de Félix Salgado Macedonio. En ese escenario, las feministas socialistas de Rosa planteamos el debate al movimiento feminista sobre la posición que consideramos debemos adoptar las mujeres frente a las próximas elecciones para luchar por que efectivamente nuestras demandas sean parte no solo de la contienda electoral sino sobre todo parte de la política que se impulse en el próximo periodo.
El oportunismo de la derecha
En primer lugar, es importante aclarar que no existe feminismo de derecha. El feminismo como movimiento que se plantea transformar las condiciones de vida de millones de mujeres y terminar de ese modo con la discriminación y la violencia que vivimos, no es un movimiento conservador ni reaccionario. Es decir, el feminismo es necesariamente un movimiento de izquierda, es decir que busca transformar la realidad en beneficio de las mayorías. Es por eso por lo que ni en PAN ni el PRI son partidos feministas. Por el contrario, han sido estos partidos quienes durante décadas se han opuesto a reconocer los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTQ+, como la despenalización del aborto o el matrimonio igualitario.
El movimiento feminista debe tener claro quienes son nuestros posibles aliados y quienes solo levantan la bandera del feminismo de manera oportunista con la intensión de granjearse algún apoyo entre sectores confusos del movimiento feminista. Por lo mismo debemos denunciar a quienes pretenden usar el feminismo para legitimarse o salir al paso ante las denuncias y procesos en su contra. Como María Eugenia Campos, candidata del PAN al gobierno de Chihuahua quien fue vinculada a proceso por el delito de cohecho en el desvío de recursos públicos recibidos como soborno del entonces gobernador de Chihuahua, Javier Duarte. Campos fue acusada de recibir más de 9 millones de pesos entre 2014 y 2015, cuando eran dirigentes de la bancada del PAN en el Congreso de Chihuahua. Ante esta situación, la candidata denuncio violencia política en razón de genero pues dice que la investigación en su contra es para impedirle sus derechos políticos por razón de género. Pero como señalo la Red de Mesa de Mujeres “La acusación por corrupción no es violencia: es muy claro entenderlo cuando te das cuenta de que la acusación por corrupción incluye también a hombres, no solo a mujeres”.
“Las personas que conocemos la ley, que entendemos qué es violencia política en razón de género no nos dejamos engañar. Las feministas nos sentimos agraviadas cuando (Maru) se victimiza y cuando intenta manipular a otras mujeres”
Martha González, del Centro de Atención a la Mujer Trabajadora
Este no es el único ejemplo, bastaría señalar que el PAN ha sido el principal enemigo de la despenalización del aborto a nivel nacional y el matrimonio igualitario, pero deja claro el oportunismo que sólo busca golpear al gobierno de Morena. Pero no para realmente impulsar una política de derechos para las mujeres y la comunidad sexo diversa sino para luchar contra las limitadas transformaciones que hasta ahora hemos logrado conquistar las mujeres y el movimiento feminista en los últimos años.
La inmovilidad de Morena
Aunque miles de compañeras, dentro y fuera de Morena han intentado impulsar la agenda feminista, la inmovilidad que la dirección de este partido ha impulsado, así como los acuerdos con sus peores aliados como el PES, ha limitado en gran medida la posibilidad de conquistar avances en todo el país como la despenalización del aborto y el matrimonio igualitario, por poner dos ejemplos. Por ello es la posición de Morena es doblemente escandalosa. Primero porque pese a que en 2018 prometieron impulsar una agenda de derechos como la despenalización del aborto y el matrimonio igualitario, esta avanzó realmente muy poco. De hecho, esto solo ocurrió en Oaxaca y Puebla, mientras en el resto del país fue frenada por sus aliados como los evangélicos del PES. En segundo lugar, porque pese a que miles de mujeres han denunciado y exigido que se impulse una política distinta, la dirección de Morena encabezada por Mario Delgado ha decidido ignorar a las militantes y simpatizantes, continuando con su política de traición a las y los oprimidos.
Sin lugar a duda, el caso de Félix Salgado Macedonio es la muestra más escandalosa de la política del ala de derecha de Morena encabezada por Delgado. Una vez que se hicieron publicas las denuncias, la Comisión Nacional de Honor y Justicia decidió entrevistar únicamente a dos de las denunciantes cuando existían por lo menos cinco denuncias distintas contra Salgado Macedonio. Aunque hay quienes señalan que son por lo menos diez las denuncias en su contra. Además, a una de las que la CNHJ decidió entrevistar por anteponer una denuncia ante esta Comisión, finalmente no fue recibida. Por lo que la decisión final de la CNHJ sobre la candidatura de Salgado Macedonio fue sobre una sola de las denuncias. Esto por si mismo es muestra de la falta de una verdadera intensión de tomar en cuenta las denuncias en la decisión, siendo solo una forma de liberar presión ante la denuncia. El propio Obrador mostro su apoyo a Salgado Macedonio, días antes de la marcha del 8 de marzo en la que se encerró tras el muro de acero al tiempo que decía que quería escuchar a las feministas.
La elección de Evelyn Salgado como candidata a la gobernatura de Guerrero, es una nueva afrenta contra las feministas. Aunque algunas han tratado de presentar su candidatura como “feminista”, a todas luces esto es una tomadura de pelo. Evelyn no solo es hija de Salgado Macedonio, sino que además su postulación ha sido absolutamente espontanea, producto de las circunstancias y no de efectivamente sus capacidades políticas. bastaría preguntarse ¿por qué no fue elegida desde el comienzo como candidata? Para aclarar la falsa bandera de feminismo detrás de su candidatura. No solo las denuncias contra su padre fueron absolutamente ignoradas, lo que incluso le pudo haber evitado a Morena la cancelación de dos de sus candidaturas, sino que también han impulsado una grotesca encuesta de la que de antemano sabíamos el resultado. La elección de Evelyn no solo es contraria al feminismo, sino que reforzará los estereotipos y el machismo dentro de Morena, en el estado de Guerrero y en el país, pues a todas luces será evidente que quien gobernará Guerrero en caso de que Evelyn sea electa, no será ella sino su padre.
Un caso similar es el de Clara Luz Flores, candidata a la gobernatura de Nuevo León, de quien su esposo el priista y empresario Abel Guerra Garza dijo en los meses pasados “No se confundan: la gente vota por Clara porque es mi esposa”. La expriísta y su esposo, son una muestra clara de que no es suficiente impulsar la paridad ni romper el techo de cristal para que más mujeres participemos en política, si finalmente se siguen reproduciendo las políticas machistas en estos espacios.
¿Qué alternativa tenemos las mujeres trabajadoras en las próximas elecciones?
En general, las mujeres y la comunidad LGBTQ+ no encontraremos una alternativa rea a nuestras demandas en las próximas elecciones. Sin embargo, existen algunas excepciones honrosas como la de María Clemente, candidata transgénero al Congreso local en la Ciudad de México, o la Claudia Rivera Vivanco, candidata a la alcaldía de Puebla, ambas de Morena. Lamentablemente este tipo de candidaturas no son la norma, sino la excepción producto de la política de inmovilidad de Morena que ha favorecido al ala de derecha.
Lo anterior demuestra que las mujeres no podemos abstraernos del proceso social y político general. Por el contrario, debemos participar en el de manera organizada para hacer presente nuestras exigencias y demandas. Para ello es fundamental construir una organización feminista, que al mismo tiempo que lucha contra el machismo más descarnado, sea capaz de construir mejores condiciones para efectivamente avanzar en nuestras demandas. Precisamente eso nos planteamos construir desde Rosa, un feminismo socialista que al mismo tiempo que denuncia la violencia machista y lucha contra ella en todas sus formas e incluso dentro de la izquierda, también luche por medidas concretas en alianza con nuestros hermanos de clase. La lucha de las mujeres es parte de la lucha de nuestra clase contra la opresión, el hambre, la miseria y la muerte a la que nos empuja el capitalismo.