Nigeria: lecciones de la Huelga General de 1945

La huelga general de 1945 movilizó a trabajadores de los sectores público y privado, unidos en solidaridad para demandar la mejora de las condiciones de vida y mejores salarios.

Escrito por David Fidel, Movement for a Socialist Alternative (ASI en Nigeria).

El movimiento obrero contemporáneo no puede documentarse sin extraer lecciones significativas de la Huelga General de 1945. Fue una de esas huelgas que contempló a trabajadores tanto del sector público como del privado, quienes se unieron solidariamente para demandar una mejora de las condiciones de vida, así como mejores salarios.

Se trató de una huelga que se extendió por 45 días y llevó a un cierre total de la economía. Se trataba de un periodo en el cual la Segunda Guerra Mundial recién había terminado y había un incremento en el costo de vida. Los trabajadores tenían que pagar por las pérdidas de la guerra. El estancamiento era total, y los gobiernos imperialistas y colonialistas británicos se negaron a hacer cualquier cosa al respecto.

Al contrario: la metrópoli quería que los trabajadores asumieran los costos de la guerra y que continuasen afrontando condiciones económicas cada vez más difíciles. Una situación similar a la que vivimos actualmente. El gobierno de Buhari, bajo el partido del Congreso de Todos los Progresistas (APC por sus siglas en inglés), por medio de sus políticas neoliberales, quiere que seamos los trabajadores quienes soportemos las realidades sociales que tenemos enfrente. Inflación, bajos salarios, desempleo, etc., son los fenómenos sufridos por millones de familias trabajadoras bajo el sistema capitalista. Aunque incomode a mucha gente, es un hecho que el régimen de Buhari ha fallado en sus políticas y en su programa para mejorar las condiciones de vida del pueblo.

Ha fallado porque el régimen está ligado con las políticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, los cuales dictan a los gobiernos cuándo remover subsidios con las subsecuentes alzas en los precios de la electricidad y los hidrocarburos. También está ligado a la defensa de la agenda del capital privado pese a su propaganda de combate contra la corrupción. El reciente subsidio petrolero de más de cuatro billones de nairas (alrededor de 200,000 millones de pesos mexicanos) es otro caso que no podemos ignorar.

El régimen no ha hecho ningún servicio destacado desde que tomó el poder en 2015. Comenzando por la recesión que golpea al país, el gobierno ha querido que los trabajadores y oprimidos sostengan la parte más dura de la economía. Nos referimos al incremento en la tarifa eléctrica, el alto costo de vida, la inflación y demás realidades económicas dolorosas. El salario mínimo es algo que ni siquiera está considerado en la agenda gubernamental.

La huelga de 1945 demostró el poder y la capacidad de los trabajadores para triunfar. Más de 200,000 trabajadores y 17 sindicatos se involucraron en la huelga. Fue la primera huelga general en la historia nigeriana, y sacudió los cimientos del régimen colonial. Fue un movimiento imprevisible pero sumamente significativo.

Todo comenzó el 22 de marzo de 1945, cuando los miembros de la Dirección Conjunta  de Trabajadores Técnicos Gubernamentales (la Joint Executive of Government Technical Workers) estaban ofendidos por el alto coste de la vida, y en especial por el bajo salario que recibían. Los trabajadores escribieron y mandaron una carta al gobierno colonial demandando un incremento del 50% en el subsidio del costo de vida (COLA, siglas de cost of living allowance), como era descrito al iniciar la huelga. Pero el gobierno ignoró dicha petición mediante su respuesta, dada el día 2 de mayo de 1945.

Argumentaban que a menos de que el público estuviera en la disposición de reducir su “consumo de bienes”, la idea de incrementar el salario de los trabajadores sería imposible. Este es el contexto de la situación que derivó en la huelga del mismo año. Las condiciones de vida eran terribles.

Es una confirmación de lo que representa el capitalismo: un sistema que no acepta ceder ni repartir sus ganancias para mejorar las condiciones de vida de las personas. La pandemia de covid-19 fue un caso claro. La similitud con la actualidad es clara. Desde que el régimen de Buhari ocupa el poder, la economía no ha mejorado; la pobreza ha crecido exponencialmente y las personas tenemos cada vez más dificultades para afrontar el costo de vida.

El rol de Imoudu y el liderazgo obrero

Por supuesto, la importancia de la huelga general de 1945 no es aquella que la historia oficial trata de ridiculizar, especialmente desde la dirigencia del movimiento obrero. No podríamos narrar los 45 días de huelga, la cual estalló el 22 de junio de 1945, sin referirnos también al liderazgo de los sindicatos de servidores públicos y trabajadores ferrocarrileros, y los perfiles de Osmond Odugbesan, A. Oshosanwo, A. J. Marinho y, especialmente, Michael A. O Imoudu.

Estos dirigentes se mantuvieron firmes, pero representando la presión de las bases, de los trabajadores que se ven más afectados económicamente. Lo lograron pese a la burocracia sindical, que no era muy diferente de la que existe en la actualidad.

De cualquier modo, los trabajadores estaban agitados; eran resilientes e inamovibles. La agitación de esos trabajadores agraviados forzó a que T. A Bankole, el presidente de la federación sindical más importante de Nigeria en ese entonces, fuera remplazado como líder por Michael Imoudu.

La razón principal para dicho cambio fue la sensación de que la dirigencia de Bankole había pactado y comprometido al movimiento obrero; esto es, que los líderes habían “escuchado” al gobierno y su llamado para detener la huelga, lo cual era un golpe directo a los trabajadores. Para muchos de ellos, se trataba de ganar o de nunca volver a luchar. Los trabajadores eran conscientes de la necesidad de luchar contra el sistema para cumplir sus demandas, y así lo hicieron.

El rol de Imoudu en la huelga general tras su excarcelación no puede subestimarse al interior del movimiento obrero. Su liderazgo único en el sindicato y el impacto que tuvo en la huelga fueron ejemplos para el movimiento en general.

Imoudu se convirtió en presidente del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros (TWU) en 1939, el mismo año en que dicha organización se registraba oficialmente bajo las nuevas leyes sindicales en Nigeria. Esto le permitió al TWU buscar las negociaciones colectivas con los patrones. Bajo su liderazgo, el sindicato demandó mejoras en las condiciones laborales, salarios más altos y poner fin al trabajo informal. Imoudu fue arrestado y encarcelado por ello en 1943.

Hay que destacar que, para las masas trabajadoras, la lucha política significa contender por el poder contra las élites gobernantes. Así lo reconocía Imoudu a través de su enfoque de la lucha sindical. Se unió al Consejo Nacional de Nigeria y Camerún (NCNC), y en la segunda república se unió al Partido de Redención Popular (PRP), fundado por un antiguo líder obrero, Mallam Aminu Kano, como un partido que continuaría con la defensa de los derechos de los trabajadores.

Las lecciones

Las lecciones de la huelga general de 1945 no pueden cuantificarse o medirse. Es una lucha en la cual las y los trabajadores de hoy en día deben inspirarse. Por supuesto, las cosas han cambiado desde entonces. Sin embargo, el sistema capitalista en general sigue siendo igual. Las condiciones de vida de los trabajadores no han cambiado mucho.

El salario mínimo de 30,000 nairas (alrededor de 1,463.38 pesos mexicanos), que muchos de los gobiernos estatales se han negado a pagar, es lo que reciben los trabajadores. El nuevo salario mínimo es necesario para poder afrontar el costo de vida y la inflación. Un ejemplo de ellos es alcanzar una cifra superior al salario mínimo de 52,200 nairas (2,546.27 pesos mexicanos) que fue solicitado en 2018 por el mismo sindicato de la huelga general.

Las y los trabajadores sindicalizados deben reconocer la importancia de esta parte de sus vidas. Deben comenzar a desafiar a sus líderes en el Congreso del Trabajo de Nigeria (NLC) y en el Congreso Sindical (TUC) para iniciar el proceso de demanda de un nuevo salario mínimo. Es una deuda persistente desde el último aumento, firmado por el gobierno en 2019. Desde ese momento, el salario de 30,000 nairas ha sido aplastado totalmente por el costo de vida, la inflación, la devaluación de la moneda y la improductiva economía nigeriana, anclada en el modelo capitalista.

Las y los trabajadores deben presionar a las dirigencias sindicales para tomar acciones sobre este tema. Recientemente algunas protestas permitieron conocer el eslogan de exigencia de un salario mínimo de 100,000 nairas (4,880.00 pesos mexicanos). Lo anterior no está fuera de proporción: la clase trabajadora merece condiciones de vida dignas.

Las élites gobernantes, las cuales defienden el sistema capitalista, no están listas ni tienen el deseo de incrementar los salarios de los trabajadores. Están cómodas con el raquítico salario que los trabajadores reciben. Es por eso que la historia y sus lecciones juegan un papel importante para el movimiento obrero. El papel de liderazgo jugado por Michael Imoudu para organizar a los trabajadores en sindicatos y ferrocarriles no debe ser subestimado de modo alguno.

Son partes importantes de la historia del movimiento sindical nigeriano. La tarea de construcción de una alternativa política lleva a que el movimiento obrero busque inspiración en la huelga de 1945 y en otros movimientos laborales. Las demandas no son suficientes si no hay trabajadores organizándose con programas que forzarán al gobierno a cumplir sus demandas.

Por encima de todo, una economía socialista planificada requiere la reorganización de la sociedad bajo la administración democrática de los trabajadores y los oprimidos. Pero para conseguir esto, los trabajadores sindicalizados deben comenzar a comprender la necesidad de integrarse y liderar el proceso de construcción de una alternativa política que podrá competir por el poder contra las élites gobernantes y el sistema capitalista.