Métodos de lucha juvenil: organización y acción
En medio de una época convulsa, marcada por la desigualdad, las múltiples crisis del capitalismo, y la oportunidad de dar la lucha por un mundo nuevo, hoy más que nunca la juventud debe ser la vanguardia en la lucha por la emancipación de las masas oprimidas, y para esto debemos aprender las mejores experiencias de este proceso.
Escrito por Fernando Villarreal, Alternativa Socialista México y Juventudes Socialistas
En este contexto crucial, nos encontramos ante el desafío de organizar y movilizarnos en torno a un programa que nos lleve a encontrar victorias en nuestras demandas. Al abordar la cuestión de las tareas de las juventudes organizadas Lenin lo resume en una palabra: aprender.
Históricamente, la clase trabajadora y los movimientos estudiantiles han empleado una variedad de métodos para conquistar y defender sus demandas, algunos de los cuales hemos visto recientemente en huelgas y paros estudiantiles. Pero hemos de recordar siempre que la acción por sí sola no es suficiente, la mera agitación sin un programa coherente de demandas no sólo nos llevará a conquistas a medias, sino al rápido desgaste de las fuerzas esenciales de la juventud.
Del mismo modo, no podemos plantearnos un divorcio de la teoría con la práctica, pues esta brinda la claridad que es necesaria al momento de llevar a cabo la acción, como organizar paros, asambleas, encarar a aquellas autoridades que gestan las condiciones por las cuales la juventud mexicana estamos saliendo a manifestarnos, pero también conquistar reformas que mejoren materialmente las condiciones de los jóvenes. No basta solo con la claridad; necesitamos transformar la indignación colectiva en acción organizada, en la construcción de un movimiento que vaya más allá de las demandas abstractas hasta la transformación material de las condiciones paupérrimas que nos aquejan. Entre las capas más activas de la juventud es necesario demostrar que no solo podemos llevar las luchas más lejos cuando estamos organizados, si no que podemos llegar a incluso ganar victorias decisivas.
Es necesaria, entonces, una estrategia amplia, basada en un sólido análisis de las condiciones materiales y sociales, así como en la construcción de la conciencia de clase entre nuestras y nuestros compañeros. Para lo cual, debemos fortalecer la educación política al interior de los movimientos estudiantiles, profundizar en la teoría socialista y la historia del movimiento obrero para ampliar nuestro repertorio de herramientas con las cuales dar la lucha, poder identificar riesgos y anticipar derrotas. Tenemos que entender de mejor manera el funcionamiento del sistema capitalista que nos rodea, de qué formas manifiesta sus opresiones en nuestro contexto, para comprender qué es lo que necesitamos hacer para superar las contradicciones en las que nos envuelve.
Hay que avanzar para consolidar. No debemos pasar por alto que una acción debe siempre dar pie a la siguiente, el método transicional nos puede llevar desde los espacios más desorganizados hasta el camino de las conquistas certeras: reducción de cuotas, comedores subsidiados, ampliación de becas de manutención, entre otras. Estas mejoras para nuestras condiciones son las trincheras desde las que debemos lanzar nuestra lucha contra el sistema que de tantos frentes nos oprime. Nuestra efectividad en esta tarea dependerá de nuestra capacidad para enlazar estas trincheras con el resto de las demandas de los jóvenes mexicanos en una cadena de resistencia y lucha socialista.
La juventud está altamente conectada a través de las redes sociales y plataformas digitales. Utilizar estas herramientas de difusión y organización es otra de las estrategias efectivas a las que por ningún motivo podemos renunciar. Pero debemos tener presente que es en las asambleas y los acercamientos que tengamos con estudiantes, con jóvenes en la calle, donde encontraremos los momentos clave para fortalecer la conciencia política, brindar herramientas y una tribuna por medio de la cual puedan participar activamente en la lucha.
Tal como a principios del siglo 20 las juventudes rusas y mexicanas, ambas de países periféricos y agrarios, fueron la chispa que detonó el periodo más importante de revoluciones mundiales; ahora la juventud en el 2019 salio en Chile a manifestarse en contra del alza de las cuotas del transporte público, y terminó derrocando a la constitución pinochetista, y el movimiento de jóvenes en contra de la masacre en Gaza está incendiando universidades de todo el mundo con el espíritu de dar la lucha por nuestro futuro. Es ahora el momento más oportuno para abrir otro capítulo en la gran tradición de la lucha juvenil organizada en México.