La Unidad Popular: un ejemplo de Revolución y Contra Revolución en Chile
¿Por qué tuvimos dictadura y no socialismo? ¿Por qué tuvimos convención constitucional y no asamblea constituyente? ¿Qué significó la victoria de Allende y la Unidad Popular? Para la clase trabajadora, el triunfo electoral de la Unidad Popular (UP) en septiembre de 1970 significaba esperanza concreta de enfrentar injusticias sociales relacionadas con salud, vivienda y trabajo.
Escrito por Alterativa Socialista, ASI en Chile.
Allende movilizó un sector importante de campesinos y obreros. Los primeros fueron conquistados por Allende cuando él avanzó en la reforma agraria con la consigna “la tierra para el que la trabaja”. Ya para los obreros fue importante la nacionalización del cobre, esta sería un enorme paso para promover el control obrero da producción y dar solución a las principales demandas sociales de la clase trabajadora y la juventud.
Reforma agraria y nacionalización polarizaran la sociedad chilena. Para un sector importante de la clase trabajadora, el programa de la Unidad Popular quedaría corto e insuficiente. No solo había que tomar el control del cobre, sino de toda la industria nacional constituyendo consejos de obreros en cada lugar de trabajo y a nivel territorial construyendo cordones industriales para enfrentar la derecha fascista. Lo mismo sucedió con la reformita agraria y se avanzó con la organización de los consejos campesinos luchando por expropiar todas las tierras y ponerlas a disposición en forma organizada, llevando a la practica la consigna “la tierra para el que la trabaja”.
¿Que significó la Unidad Popular para la burguesía?
Desde mucho antes, la burguesía nacional e internacional se preparaba, a través del Partido Demócrata Cristiano (PDC), para las elecciones de 1970. Ese partido levanto un programa muy similar al de la UP y tenía un discurso radical en torno a los derechos sociales, con el fin de confundir a la clase e impedir que Allende y/o la clase trabajadora llegara a La Moneda, centro del poder político en Chile.
Pero, nada de esto impidió la llegada del pueblo a La Moneda y a partir de allí se usaron diversas estrategia legales e institucionales para impedir que se consolidara el gobierno de Allende. Después de las elecciones de septiembre de 1970, la burguesía hizo firmar un acuerdo o pacto de garantías constitucionales donde el gobierno y sus partidos quedaban obligados a respetar la propiedad privada, el ejército y donde se comprometían a no crear ningún tipo de milicia o armamento del pueblo.
El papel del Partido Socialista y del Partido Comunista
El acuerdo ataba de pies y manos la revolución en curso. Las propias direcciones de lo Partido Socialista (PS) y lo Partido Comunista (PC) de Chile apoyaron el acuerdo. De lo anterior se desprende, que ninguna de las direcciones de los partidos de la UP estuvo dispuesto a llevar a cabo la lucha por el socialismo, es decir nunca estuvo en sus agendas derrotar el sistema capitalista, como proclamaban en sus calurosos discursos en estadios o manifestaciones. Hasta el último momento, el propio Salvador Allende se proclamó constitucionalista.
Los cordones industriales y el poder popular
En los mil días de gobierno obrero, las condiciones objetivas demostraron que sí, era posible avanzar hacia la revolución socialista. Existía una enorme conciencia política organizacional de clase, pero la izquierda hegemónica en Chile no tuvo la capacidad o la voluntad de constituir una dirección política desde los cordones industriales o comandos comunales.
Una dirección al margen de los estamentos burocráticos de la CUT y de los partidos tradicionales, una dirección potente creada desde las organizaciones insipientes de doble poder, que rompieron con la política institucional de dialogo estéril con la burguesía “liberal” (PDC) adoptada por el PC y el PS.
La carta de los cordones industriales entregada al Presidente Allende en el 05 de septiembre de 1973, es un reflejo de la maduración y de la proyección que un sector de la clase obrera. La carta incluso preveía el golpe militar.
¿Revolución o contra revolución?
Para los cordones o se avanzaba en el cierre del congreso y la disolución del ejercito burgués o se daba paso al golpe militar. Los comandos comunales, quienes contenían a todas las organizaciones del territorio, podrían haber elegido delegados para ser parte de un parlamento de los trabajadores pobladores y campesinos. En el caso del ejército se debió haber disuelto y transformado en una milicia al servicio de los comandos comunales y de la revolución. E aquí algunas de las conclusiones por lo cual no tuvimos socialismo, pero una cruenta dictadura cívico-militar.
La gran lección es que no es suficiente llegar a ser gobierno como clase e intentar resolver nuestras injusticias dentro de los márgenes del sistema capitalista. Para obtener vivienda, tierra, trabajo digno o cobre es necesario avanzar en forma decidida y resuelta hacia destruir el estado burgués, tomar la propiedad de todos los medios de producción y derribar toda la institucionalidad que permite injusticias para crear uno nuevo orden democrático y socialista.
La capacidad de lucha y el nivel de organización que logro la clase trabajadora chilena durante la Unidad Popular fue excepcional.
Los retos de hoy: más allá de los acuerdos y de la colaboración de clase
Desde 18 de octubre del 2019 el pueblo volvió a luchar en contra la institucionalidad burguesa que sólo defiende los ricos y los patrones. En 2019, vimos intentos de reconstruir el poder popular. Sin embargo, nuevamente no pudimos concretar las posibilidades de transformar desde abajo nuestra sociedad: la falta de unidad y de una dirección política armada con un programa claramente anticapitalista y socialista posibilitaron la imposición de una salida institucional, es decir, los acuerdos de paz del 15N.
Los movimientos del octubre de 2019 buscaban acabar con el neoliberalismo y la Constitución heredada de la dictadura de Pinochet. Las salidas institucionales fueron la elección de un nuevo gobierno de colaboración de clase encabezado por Boric y el Frente Amplio, así como una limitada Convención Constitucional que ha producido un texto que no presentaba cambios reales para la clase trabajadora y la juventud.
Los límites de la CC, la organización y campaña orquestada por la derecha y la extrema-derecha junto con los errores del FA y la ausencia de una campaña por el Apruebo desde las organizaciones de la clase trabajadora resultaron en una triste victoria del Rechazo. Ahora, la derecha, con más energía, intentará conquistar más espacios y derrotar todo lo que las luchas de 18O representaron.
La gran tarea pendiente para avanzar y superar la extrema-derecha y el capitalismo es construir el partido de la clase trabajadora. Sin un núcleo revolucionario, que tenga suficiente experiencia y fortaleza práctica, así como acúmulo ideológico y programático para intervenir en procesos como el 18º, jamás será posible avanzar hacia la toma del poder por parte de la clase trabajadora. Construir esta alternativa socialista y concretar la derrota del sistema capitalista es lo que nosotros de Alternativa Socialista Internacional buscamos.