Intento de asesinato ayuda a la derecha: Necesitamos una lucha masiva contra la amenaza de Trump 2.0

El intento de asesinato de Donald Trump en uno de sus mítines con miles de asistentes fue totalmente impactante, pero no necesariamente sorprendente. Para millones de personas que se oponen profundamente a la política cada vez más ultraderechista de Trump, la desesperación crece a medida que se acerca el 5 de noviembre. El establishment demócrata ha fracasado por completo a la hora de presentar una alternativa real al trumpismo, imponiendo una catastrófica candidatura de Biden a los votantes, candidatura que ahora está en grave crisis.

Escrito por Erin Brightwell, Socialist Alternative (ASI en Estados Unidos)

En las últimas semanas, las redes sociales han ardido con mensajes de advertencia sobre el Proyecto 2025, un manual de estrategias de la derecha escrito por varios ayudantes de Trump, entre otros, que detalla los planes para una toma de poder presidencial autoritaria y un ataque masivo contra los sindicatos, los oprimidos y la izquierda. Trump 2.0 será más organizado, más derechista y más peligroso para los oprimidos y la clase trabajadora que su primera presidencia.

En el momento de escribir estas líneas, los medios de comunicación aún no han publicado información sobre las motivaciones del tirador que intentó matar a Donald Trump en un mitin a las afueras de Pittsburgh. Un joven que utiliza un arma para expresar su angustia o su rabia no es, trágicamente, nada nuevo en este país inundado de armas y por estos sentimientos. Lo que es nuevo, al menos en las últimas décadas, es la violencia política contra un candidato presidencial. Nos recuerda la reacción de Malcolm X al asesinato de John F. Kennedy: “The chickens have come home to roost.” Toda la calamidad que suponen las elecciones presidenciales de 2024 refleja la profunda crisis política y social del capitalismo estadounidense.

Cualquiera que haya sido la motivación específica del tirador, el terrorismo individual es contraproducente y los trabajadores y jóvenes de izquierdas deberían oponerse completamente a él. No cambiará el curso político de la derecha, proporcionará justificación para aumentar la represión y confundirá a amplias capas en lugar de movilizarlas.

Esta revancha presidencial entre la extrema derecha y la clase liberal capitalista con sus respectivos abanderados geriátricos ha parecido una broma de muy mal gusto, pero ahora podría convertirse en una pesadilla. Trump, siempre un showman, incluso cuando acaba de ser rozado por una bala de un AR-15, será visto como un héroe por la derecha aún más que antes, después de su desafiante puño alzado mientras se apresuraba a salir del escenario con sangre manchando su cara. Es difícil imaginar un contraste más agudo con el tembloroso y confuso Biden. Trump, bañado en atención positiva mientras Biden ponía su campaña en pausa, está completamente en el asiento del conductor a medida que se acercan las elecciones de noviembre.

La base dura de Trump, ya inmersa en falsas teorías de la conspiración, será azuzada aún más contra la “izquierda radical”. Grupos de extrema derecha conocidos por su violencia, como los Proud Boys, fueron completamente relegados después de que el Estado fuera tras ellos con acciones judiciales derivadas del intento de golpe de Estado de Trump del 6 de enero, pero han aparecido en los últimos mítines de Trump. Existe un riesgo real de que la extrema derecha organizada y los grupos fascistas se vean impulsados por este ataque a Trump, tanto en las urnas como, potencialmente, en las calles. La derecha en el Congreso utilizará el tiroteo como justificación para aprobar medidas represivas dirigidas contra los manifestantes de izquierda y los sindicatos. La polarización política, que ya es una de las principales características de la sociedad, se va a intensificar aún más en medio de las tensiones.

Lo que funciona y lo que no funciona en la lucha contra la derecha

Es importante hacer un balance de qué tácticas han funcionado y cuáles no a la hora de hacer retroceder a la derecha y a la extrema derecha aquí y a nivel internacional, tanto cuando están en el poder como cuando se movilizan en las calles. El ala liberal de la clase capitalista ha perseguido a Trump con el Rusiagate, la condena por sobornos y varios otros casos judiciales pendientes derivados del 6 de enero, pero ninguna de estas tácticas ha tenido el impacto que los liberales quisieran, y sólo han dado lugar a un aumento de las donaciones de la base de Trump. Con la reciente decisión del Tribunal Supremo de que los presidentes gozan de presunta inmunidad por cualquier acto oficial, no está claro hasta dónde pueden llegar los casos judiciales contra él. Los demócratas y partidos similares a nivel internacional no pueden detener a Trump ni a la extrema derecha y, al contrario, sus políticas son las que allanan el camino para la reacción.

Lo que funcionó para hacer retroceder la agenda de Trump durante su primer mandato fue la acción masiva en las calles y los trabajadores de industrias clave que se negaban a trabajar. Tras la entrada en vigor de la prohibición musulmana de Trump, sólo una semana después de su llegada a la presidencia, los manifestantes se apresuraron a acudir a los aeropuertos de todo el país. En el aeropuerto JFK de Nueva York, los conductores organizaron un paro laboral. Antes de que acabara la noche, un juez de Brooklyn suspendió la orden presidencial, y la administración Trump se vio obligada a dar marcha atrás en su prohibición a los titulares de tarjetas verdes de países musulmanes. En un episodio que mostró el poder potencial de la clase trabajadora, el cierre del gobierno de Trump en 2018/19, el más largo de la historia, terminó después de que la líder del sindicato de azafatas de vuelo, Sara Nelson, planteara la amenaza de una huelga general, y los agentes de la TSA y los controladores aéreos se declararan en huelga lo que, en cuestión de minutos, amenazó con alterar totalmente los horarios y los beneficios de las aerolíneas comerciales.

Fueron los trabajadores y los jóvenes, mediante la acción colectiva a través de protestas y huelgas, los que con más éxito hicieron retroceder la agenda de Trump durante su primer mandato, no el Partido Demócrata en el Congreso ni los actos individuales de violencia o terror. Otro ejemplo fue la concentración masiva de 40,000 personas en Boston en 2017 para impedir que la extrema derecha intentara marchar allí después de la horrible noche de Charlottesville, Virginia, cuando la manifestante Heather Heyer fue brutalmente asesinada por un supremacista blanco. Tras el intento de asesinato de ayer, si la extrema derecha organiza concentraciones y marchas y sectores de la izquierda solo consiguen organizar pequeñas contramanifestaciones, el riesgo de más violencia es real. Como ha demostrado la experiencia histórica en todo el mundo, lo que se necesita es una acción masiva.

Como ahora es probable un segundo mandato de Trump, es necesario crear nuevas organizaciones amplias de lucha, independientes del Partido Demócrata, para combatir a la derecha, y los sindicatos deben prepararse para movilizarse contra los ataques de extrema derecha que vendrán para los inmigrantes, las personas LGTBTQ, los izquierdistas y los propios sindicatos.

Alternativa Socialista se opone completamente a las tácticas de terror individual como el intento de asesinato del intolerante y multimillonario explotador Trump, no por razones morales, sino porque es un callejón sin salida político y estratégico. Los trabajadores y los jóvenes lucharon con éxito contra Trump antes, ahora tenemos que hacerlo con un mayor nivel de organización y coordinación. La extrema derecha organizada se ve empequeñecida por los millones de trabajadores y jóvenes que se oponen a los ataques contra los inmigrantes, otros oprimidos y los sindicatos. Como escribió León Trotsky, el líder de la Revolución Rusa en 1911, el terrorismo individual “menosprecia el papel de las masas”, la fuerza real para detener a la derecha. El papel de las masas será el factor clave para saber si una segunda presidencia de Trump es capaz de impulsar su viciosa agenda derechista o si será bloqueada.

No hay tiempo que perder

El intento de asesinato tenderá a envalentonar a Trump y a la derecha, y debilitar al establishment demócrata, que difícilmente puede seguir condenando el impulso autoritario de Trump al mismo tiempo que hace declaraciones de simpatía por él. A partir de ahora, los líderes sindicales y otros líderes progresistas deberían comenzar una lucha contra la derecha organizando manifestaciones contra Trump y a favor de una verdadera alternativa de izquierda a los demócratas.

El proyecto de Bernie Sanders y otros demócratas de izquierda para reformar el Partido Demócrata fue un fracaso absoluto, y ahora se ha convertido en su opuesto, ya que Sanders y The Squad se aferran a su apoyo a Biden a pesar de que todas las pruebas disponibles apuntan a una probable derrota de su candidatura incluso antes del intento de asesinato. La administración Biden, con su serie de promesas incumplidas y sus patéticos intentos de convencer a los votantes sobrecargados de trabajo, mal pagados y endeudados de que la economía en realidad está bien y que “Estados Unidos ya es genial”, ha sido el mayor constructor del trumpismo y de la derecha.

Los trabajadores necesitamos nuestro propio partido político que sea independiente de los demócratas y republicanos dominados por los capitalistas, y que luche por un programa pro-obrero y anti-guerra que también luche contra la opresión anti-inmigrante, racista, sexista y anti-LGTBQ. Un paso importante en esta dirección sería que líderes sindicales progresistas como Shawn Fain y Sara Nelson rompieran con el Partido Demócrata y pidieran al resto del movimiento obrero y a los movimientos sociales que se unieran a ellos. Un primer paso concreto sería que Fain y Nelson convocaran una conferencia que reuniera a sindicatos y organizaciones progresistas para debatir la creación de una alianza para luchar contra la derecha y dar los pasos necesarios para formar un nuevo partido político.

Llamamos a un voto de protestas este noviembre por el candidato independiente de izquierda más fuerte, Jill Stein o Cornel West, pero desgraciadamente ninguno de los dos tiene clara la necesidad de un nuevo partido de masas. Aun así, los trabajadores y la juventud no deben votar por ninguno de los dos partidos del capitalismo, que es la fuente de toda explotación y opresión, y del terreno fértil para el crecimiento de la extrema derecha.

Los asesinatos no ofrecen ninguna salida. Necesitamos una revolución para desmantelar el sistema enfermo del capitalismo, deshacernos de los siervos capitalistas como Trump y Biden, y transformar la sociedad siguiendo las líneas socialistas.