¡Fortalezcamos la reorganización de las y los trabajadores del campo y la ciudad! ¡Por la reconstrucción de la izquierda socialista!
La crisis sanitaria de Covid 19 y la crisis económica, han mostrado de nueva cuenta la incapacidad del capitalismo para ofrecer una alternativa para la mayoría de la población. En México, la derecha ha buscado utilizar esta nueva oportunidad para limitar y entorpecer los posibles avances en el contexto de la llamada Cuarta Transformación. Al mismo tiempo, la crisis por la cual atraviesa Morena después de la “victoria amarga” de las elecciones pasadas, plantea la necesidad de construir una alternativa de izquierda de lucha para avanzar en las demandas y luchas del pueblo trabajador como la Reforma Energética.
Escrito por Mauro Espínola, Alternativa Socialista
La crisis económica tras la pandemia de Covid 19 en México, como en el mundo, ha dejado huellas importantes. Sobre todo en los bolsillos de los trabajadores, que desde finales del año anterior experimentamos un aumento de los precios de la canasta básica. Este aumento de precios, o inflación, llegó en enero de este año al 7.13%. Siendo la más alta en dos décadas. Pese a que esto ha sido parcialmente controlado, y la situación ha mejorado parcialmente con respecto al 2019 cuando la economía mexicana cayó por debajo del 7%, la tormenta está lejos de ser superada. Al respecto, según el INEGI, en 2021 México creció 5.4%. Eso es 0.9% por debajo de lo esperado por la Secretaría de Hacienda. Parece poco, pero si consideramos que la caída del PIB en 2019 tras la crisis fue del -8.1%, eso significa que no hemos logrado recuperarnos de la crisis. En cierto modo, como algunos economistas han señalado, la economía mexicana está estancada. No es casualidad que precisamente se discuta si la economía mexicana se encuentra en una recesión.
En este contexto, la burguesía seguirá presionando para evitar que se impulsen medidas que afecten sus intereses. Concretamente en los próximos meses intentarán fortalecerse de cara a la votación entorno a la Reforma Energética presentada por Obrador con el claro interés de ponerle un alto, para de ese modo asegurarse mantener e incrementar sus ganancias y de paso dar una lección a los trabajadores y a Morena en sus intenciones de impulsar medidas favorables para los más humildes. La energía puesta precisamente en la campaña de propaganda contra la Reforma Energética es clara al respecto, los capitalistas no ahorran en recursos para impedir su aprobación.
El recrudecimiento de la campaña de desprestigio contra Obrador, primero con la casa de Houston de su hijo José Ramón pasando por el conflicto con Carmen Aristegui y más recientemente el reagrupamiento de la derecha alrededor de Carlos Loret de Mola, no tiene nada que ver con una posición ética que busque efectivamente luchar contra la corrupción y el influyentismo por parte de la derecha y los capitalistas. A ojos de todos es claro el intento de usar los evidentes errores de Obrador no con la intención de empujarlo a una política más radical y progresista, sino todo lo contrario. La intención de fondo, y para ello recurren hipócritamente a las denuncias de corrupción que la burguesía y la derecha ha convertido en una práctica habitual, no es sino mermar y sabotear los elementos más progresistas de la política de Obrador. Precisamente estos últimos acontecimientos han salido a la luz en el contexto de la discusión de la Reforma Energética.
En ese contexto, la descomposición de Morena se sigue recrudeciendo. Causada fundamentalmente por el ala de derecha encabezada por Mario Delgado, quien no sólo desplazó a los militantes de base en el proceso interno para elegir las candidaturas del año anterior, sino ahora con una franca inmovilización de las bases de Morena para defender en las calles avances como la Reforma Energética. Y no es una casualidad, por el contrario es una política consciente que busca descarrilar cualquier proceso de reorganización de las bases militantes de Morena. Delgado y la derecha no solo no buscan defender la reforma energética, pues ellos fueron cómplices de la contrarreforma de Peña Nieto, sino que buscan contener en lo posible la lucha desde las bases. Son pues conscientes de que impulsar la movilización de las bases de Morena para la defensa de la Reforma Energética pondría en marcha una fuerza que podría empujar para echarlo de la dirección del partido.
En este contexto el proceso de rearticulación socialista que se desarrolla desde hace algunos meses en la Ciudad de México y en algunos otros estados del país, resulta cada vez más relevante. Ante el temor de los sectores de izquierda de hacer un llamado claro a luchar contra la derecha dentro y fuera de Morena, así como de enarbolar una crítica sería a López Obrador pero que no sea sectaria, las y los socialistas tenemos una enorme tarea. Por una parte seguir discutiendo nuestras ideas con la intención de fortalecer el proceso de organización, pero también dar una batalla por convertirnos en un referente político y organizativo para las y los trabajadores. En los meses pasados hemos dado pasos importantes, manteniendo discusiones y organizando actividades de manera conjunta que nos ha permitido aproximarnos entre diversas organizaciones. Pero de cara a los próximos meses, es indispensable fortalecer esa discusión de cara a contribuir en las luchas de las y los trabajadores con miras a reconstruir un referente amplio, democrático y de combate socialista.