EUA: Se requieren acciones de masas para ganar
La Guardia Nacional en Minneapolis
Escrito por Socialist Alternative en Minnesota, ASI en Estados Unidos
¡No hay confianza en el establishment político que mató a George Floyd!
George Floyd jadeó “No puedo respirar”, una y otra vez, durante nueve largos minutos. Esto fue un asesinato a manos de la policía de Minneapolis. Sin embargo, los recientes asesinatos racistas de Breonna Taylor, Ahmaud Arbery, y los innumerables casos de asesinatos racistas a manos de la policía en los últimos años muestran cuán común es esto en los Estados Unidos.
Minneapolis ahora se parece a un estado policial. La Guardia Nacional está ocupando puntos clave de la ciudad con tanques y armas automáticas, incluidos puentes e intersecciones que han sido ocupados por manifestantes en los últimos días. La estación de policía del Tercer Precinto todavía está ardiendo, y el cercano Quinto Precinto Policial está rodeado de alambre de púas y barricadas. Miles de voluntarios están limpiando las calles y la mayoría de las empresas permanecen cerradas, pero en una muestra inspiradora de la profunda solidaridad que aún existe, pintadas en los tableros, hay declaraciones de solidaridad continua.
Lo que sucede en Minneapolis es una rebelión de la clase trabajadora, encabezada por jóvenes de color. Ellos se enfrentaron sin temor a policías fuertemente armados durante las protestas y ocupaciones de 24 horas, ganando en el proceso una acusación contra el oficial que mató a George Floyd y desencadenando una nueva ola del movimiento de liberación negro que se está extendiendo a nivel nacional, apoyado con protestas de solidaridad que tienen lugar en distintas partes del mundo. El stablishment del Partido Demócrata que dirige Minneapolis, y actualmente también dirige el estado, está trabajando horas extras para reprimir las protestas y canalizar el movimiento hacia canales que constantemente han fallado a las comunidades afroamericana y latina.
Necesitamos ser claros acerca de quién está “arruinando nuestra ciudad”: la policía racista, el stablishment político y las grandes corporaciones. Existe un peligro real de que la extrema derecha se envalentone con Trump tuiteando cosas como “comienza el saqueo, comienza el tiroteo”. Ha habido ejemplos de amenazas genuinas, pero el stablishment ha difundido la idea de “agitadores externos” y la interferencia de la milicia de derecha como una excusa para tomar medidas enérgicas contra los manifestantes.
Los medios de comunicación afirman que las protestas están siendo dirigidas por “agitadores externos” o anarquistas y el movimiento antifascista (Antifa). Cualquiera que haya participado en la rebelión de Minneapolis sabe que esto no tiene ningún sentido ¿cómo podrían los “agitadores externos” ser el factor clave en las protestas que se han extendido a todas las ciudades importantes? Lo que está sucediendo es un levantamiento de personas de clase trabajadora con jóvenes afroamericanos a la vanguardia. Trump está amenazando con designar a Antifa como una organización terrorista como una distracción para agitar a su base de derecha e intentar dividir el movimiento. Necesitamos responder con unidad, solidaridad y acción de masas.
Terrorismo de Estado y defensa de la comunidad
El mayor despliegue de aplicación de la ley en la historia de Minnesota no tiene como objetivo detener a los supremacistas blancos. Si fuese así, ¿dónde están los arrestos de ellos? Lo que ha sido bien documentado de la respuesta “buena y justa” de la Guardia Nacional es el ataque a periodistas -incluso dispararle a un fotógrafo en el ojo con una bala de goma- que cubrían protestas pacíficas y aterrorizar a la gente de la clase trabajadora que intentaba organizar programas de vigilancia en los vecindarios para mantener a las personas seguras.
De hecho, las personas de clase trabajadora, especialmente los afroamericanos, han sido más efectivas para detener la violencia. Por ejemplo, cuando se vio a una persona de aspecto sospechoso tratando de iniciar incendios en un centro comercial somalí, la comunidad somalí se organizó para enfrentarlo mientras la policía y la Guardia Nacional ignoraban los informes. En otro ejemplo, los manifestantes se enfrentaron a un presunto agente de policía encubierto rompiendo ventanas y provocando incendios en una tienda de autopartes al otro lado de la calle del Tercer Precinto. Hoy, un camión cisterna de combustible intentó participar en una gran protesta en una autopista interestatal y la policía y la Guardia Nacional respondieron después del evento, golpeando y lanzando gas lacrimógeno a los aterrorizados manifestantes para que abandonaran el puente.
Hasta ahora, la Guardia Nacional no ha mostrado pruebas creíbles de detener realmente una amenaza supremacista blanca. Sin embargo, el stablishment y los medios corporativos continúan enfatizando esto porque proporciona un pretexto útil para reprimir las protestas y la solidaridad en curso. Por ejemplo, a las personas se les ha dicho que saquen carteles de solidaridad de sus patios debido a la amenaza de ataques de grupos supremacistas a sus hogares. Por supuesto, con los tuits de Trump y eventos como los ataques terroristas blancos en Charlottesville en la mente de las personas existe una amenaza, pero los comités organizados de defensa comunitaria de la clase trabajadora que han surgido son una herramienta mucho más efectiva para abordar amenazas reales que la Guardia Nacional.
El uso de la Guardia Nacional por parte del alcalde Frey y el Ayuntamiento amenaza con cortar las protestas que ya obtuvieron importantes victorias. Inicialmente, el fiscal del condado de Hennepin, Mike Freeman, retrasó el arresto del policía que mató a George Floyd, alegando que había revelado “pruebas adicionales” que señalaban que no se debía procesar a los oficiales. El día después de que la Policía de Minneapolis huyera del Tercer Precinto, que posteriormente fue ocupada por manifestantes e incendiada, el oficial Derek Chauvin fue arrestado y acusado. La lección aquí es que las acciones directas obtienen beneficios.
La lucha de la clase trabajadora
Al día siguiente, las protestas masivas continuaron cantando “uno menos, tres por irse”, haciendo referencia a que los otros oficiales que participaron en el asesinato de George Floyd y aún no habían sido acusados. Además, el Ayuntamiento no ha dado indicios de que tengan la intención de realizar cambios estructurales en la vigilancia en Minneapolis. Todavía queda mucho trabajo por hacer, y sería un error crítico confiar en el mismo stablishment que nos trajo aquí para resolver la crisis.
La propia historia de Minneapolis ofrece lecciones valiosas sobre cómo abordar la intervención de los militares. Durante la huelga de los camioneros de 1934 la Guardia Nacional se movilizó para suprimir la huelga, dispararon a camioneros de bajos salarios, aterrorizaron a las familias de los organizadores y arrestaron a todos los líderes del movimiento. Sin embargo, estos esfuerzos fueron ineficaces porque los socialistas que organizaron la huelga habían establecido estructuras verdaderamente democráticas para el movimiento, que podían llevar a cabo la huelga bajo represión y también manejar cuestiones de seguridad pública.
Ya miles de personas en las comunidades de clase trabajadora de Minneapolis están organizando comités para limpiar los vecindarios, brindar asistencia médica a los atacados con gases lacrimógenos, balas de goma y toletes; notificarse mutuamente de posibles amenazas; y mantener a las personas a salvo tanto de la Guardia Nacional como de la amenaza de violencia supremacista blanca. El movimiento laboral local también debe desempeñar un papel activo en este proceso, aportando recursos reales para ayudar.
Un miembro de Socialist Alternative que es conductor de autobús organizado con ATU 1005 (Sindicato de transportistas) mostró un poderoso ejemplo de lo que puede hacer la mano de obra al negarse a llevar a la policía y manifestantes arrestados a la cárcel, lo que llevó a acciones similares en la ciudad de Nueva York y a que ATU International emitiera un llamado a realizar acciones similares. Desde entonces, más de 3,500 personas se han unido a Union Members for #JusticeForGeorgeFloyd, grupo organizado en Facebook para discutir acciones similares. Además, sindicatos como International Longshore and Warehouse Union (ILWU), National Nurses United (NNU), Communications Workers of America (CWA) y docenas de sindicatos locales han emitido declaraciones de solidaridad. También Instituciones como la Universidad de Minnesota y las Escuelas Públicas de Minneapolis han terminado sus relaciones con el Departamento de Policía de la ciudad
Para ganar #JusticeForGeorgeFloyd, necesitamos protestas masivas y coordinadas y días de acción que estén preparados para resistir los intentos de los militares de reprimir las manifestaciones. La clase trabajadora más amplia, y especialmente el movimiento sindical, deberían movilizar plenamente a sus miembros para estas acciones, y deberían encontrar formas de interrumpir el uso militar de nuestros lugares de trabajo para suprimir los llamados a los jueces. Si la violencia de la noche anterior a manos de los militares es un indicio de lo que viene -con los miembros de la comunidad siendo agredidos con balas de goma simplemente por pararse en su porche- los sindicatos también deben hacer preparativos inmediatos para una huelga general de un día, que disfrutaría de una gran simpatía de la comunidad en general e incluso de pequeñas empresas que ya están expresando solidaridad con el movimiento.
Estas protestas deberían estar vinculadas a días de acción nacionales en todo el país, especialmente en ciudades que se enfrentan a acciones policiales para reprimir las protestas no violentas. Ya ciudades de todo el país están bajo toques de queda similares y la Guardia Nacional ha sido enviada a ciudades como Los Ángeles, Atlanta y Detroit. Con casi 40 millones de personas desempleadas -quienes en su mayoría son afroamericanos- en todo el país e innumerables ejemplos de violencia policial racista en todas partes se crea un escenario al borde de la explosión, especialmente cuando Trump teme la derrota en su intento de reelección y busca formas de complacer a su base.
El rol del Partido Demócrata
La mayor parte de las ciudades donde se concentra esta rebelión son controladas por los políticos del Partido Demócrata. Es indignante que hayan recurrido al miedo por las protestas y la movilización de los militares en lugar de abordar la policía fuera de control y la profunda desigualdad que florece en sus propias ciudades.
Los socialistas, por el contrario, incluidos los líderes del sindicato de conductores de autobuses en Minneapolis, muestran el camino señalando el papel crítico de una clase trabajadora unida y multirracial en la lucha contra el racismo. Miremos el discurso de la concejal de la ciudad de Seattle, Kshama Sawant, quien es miembro de Alternativa Socialista, en solidaridad con #JusticeForGeorgeFloyd, donde pide reformas estructurales reales a la policía, pidiendo que se ponga un impuesto a los multimillonarios para construir viviendas asequibles de forma permanente y un programa de empleos verdes.
Desafortunadamente, esto contrasta incluso con las figuras más de izquierda del Partido Demócrata, incluidos Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, que han hecho poco más que emitir declaraciones de apoyo a las protestas ¡Necesitamos más funcionarios electos, como Kshama Sawant, que realmente se pongan del lado del movimiento cuando llegue el momento! Esto significa romper con el Partido Demócrata, que está atado por un millón de hilos a multimillonarios, intereses corporativos y la policía.
Estamos entrando en una nueva fase de lucha explosiva. Si bien resistimos la represión estatal contra esta rebelión, podemos sembrar las semillas para un movimiento más amplio este verano y más allá. Será necesaria una acción directa decidida para detener los desalojos de viviendas, las deportaciones de Trump, las condiciones de trabajo inseguras, los recortes a la educación pública y a los servicios sociales, y la catástrofe climática. Los jóvenes y la clase trabajadora se están moviendo a la acción, y debemos continuar esta lucha contra no solo los asesinatos racistas de la policía, sino también todas las injusticias inherentes a este sistema de explotación y opresión.
Lo que sucedió esta semana en Minneapolis claramente ha afectado a la clase trabajadora y a las personas oprimidas en todo el mundo. Las protestas se han extendido por todo Estados Unidos y en ciudades de todo el mundo. El capitalismo es un sistema de brutal violencia y opresión, y aunque los detalles pueden cambiar de un país a otro, la clase trabajadora y los pueblos oprimidos se identifican con George Floyd y el movimiento por la justicia real que ha surgido. Esto muestra el potencial de la solidaridad internacional contra todas las formas de explotación y opresión, y contra el propio sistema capitalista. ¡Una herida para uno es una herida para todos y todas!
Socialist Alternative (ASI en EEUU) exige:
- Uno menos, tres por irse: proceso de inmediato a los cuatro policías asesinos.
- Guardia Nacional: Hasta ahora, la presencia de la Guardia Nacional no ha logrado más que aterrorizar a las comunidades de la clase trabajadora, herir a los periodistas que cubren protestas no violentas y proteger a los bancos y los recintos policiales. ¡Es hora de irse!
- Expandir la lucha- Protestas masivas y coordinadas y días nacionales de acción para #JusticeForGeorgeFloyd.
- Una herida a uno es una herida a todos: los sindicatos deben movilizar por completo sus miembros, ayudar con contingentes de solidaridad para proteger las protestas y establecer planes para una huelga general de un día.
- Consejos de la comunidad: Organizar consejos de la comunidad para discutir los próximos pasos, protegerse contra la amenaza de la violencia supremacista y la Guardia Nacional, y distribuir ayuda y recursos.
- No confiar en el alcalde Frey: Lanzar una reestructuración del Departamento de Policía dirigida por la comunidad que incluya una junta civil. Deben ser incluidos la contratación, el despido, la revisión de las prioridades presupuestarias y el poder de citación. Difundir este modelo a nivel nacional.
- Financiar escuelas y viviendas asequibles, no a la policía: la violencia policial es parte integrante del sistema capitalista, que se basa en el racismo estructural y la desigualdad. Se deben poner impuestos a los ricos que se inviertan en empleos verdes, programas sociales, educación pública y viviendas sociale permanentemente asequibles.
- Todo el sistema es culpable: Malcolm X dijo “no se puede tener capitalismo sin racismo”. Para ganar un cambio duradero, la lucha contra el racismo policial y el stablishment político y corporativo, se debe ampliar la lucha contra el propio sistema capitalista.
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