¡Construyamos una izquierda anticapitalista de masas!

Las elecciones del pasado 6 de junio y los resultados de la Consulta popular, en las que participó apenas una cuarta parte de los votantes de AMLO, son sin duda muestras claras de un pequeño pero importante cambio en la situación política que el país vivió desde la victoria del 2018. A ello se suma la cada vez más evidente crisis por la que atraviesa Morena, encabezada por un ala de derecha de Mario Delgado, que se ha encargado de desmovilizar y desplazar a la base militante, generando un sentimiento de descontento y desconcierto, con el peligro de que se convierta en desmoralización. Aunque incipiente, estos factores son fundamentales para el desarrollo de los acontecimientos en el próximo periodo y las tareas que los trabajadores y jóvenes más conscientes debemos asumir de cara a las batallas venideras. 

Escrito por Alternativa Socialista, Alternativa Socialista Internacional en México.

Este artículo es la Editorial del número dos de Nuestra Fuerza, periódico de Alternativa Socialista en México.

La “victoria amarga” de junio y los contradictorios resultados de la Consulta Popular son sin duda un llamado de atención, no solo para la izquierda de Morena, sino para los elementos más conscientes de la clase trabajadora, la juventud, las mujeres y los campesinos en el país. Pues estos son una radiografía clara de la situación política y los ánimos de las mayorías del país. Siendo claros, contrario a los propagandistas embusteros que no miran ningún error y solo ven indudables triunfos, debemos reconocer que ambos episodios dejan ver que existe un descontento entre una capa importante de quienes hicieron posible el triunfo del 2018. Lo anterior no significa, que haya un “giro a la derecha” ni mucho menos. El todavía mayoritario apoyo a Obrador, por encima del 60% según las últimas encuestas, deja clara esta situación. Esto también deja claro que por el momento, y por lo menos en el mediano plazo, no es posible el fortalecimiento de la derecha. Por lo menos como la conocemos hasta ahora. Aunque, precisamente ese cambio en la situación política puede ser un factor para que en el futuro la derecha se fortalezca a partir del desánimo de las promesas incumplidas y las conquistas inacabadas de la 4T. 

Otro ejemplo es la creciente fuerza de la derecha de Morena y su virtual candidato, Marcelo Ebrard, que no es producto del apoyo masivo a su programa. Sino fundamentalmente resultado de la inacción del ala de izquierda de Morena que, en nombre de “la unidad”, ha permitido que avance y secuestre el aparato de partido, lo que por supuesto ha reducido el margen de acción para la propia izquierda de Morena. Todo ello sin mencionar el creciente aislamiento de este partido del movimiento social, propiciado por la derecha para impedir que el partido fuera usado como un instrumento político para la solución de las demandas del movimiento y superará de ese modo la concepción de aparato electoral, así como la distancia creciente con algunos sectores del movimiento. El más claro, sin duda, es la distancia de Obrador, la 4T y Morena del movimiento feminista producto de declaraciones y decisiones como la candidatura de Feliz Salgado Macedonio o las acusaciones de Obrador a los ambientalistas de “radicales conservadores”, que por supuesto han significado una ruptura clara de estos movimientos con la 4T. Esto es resultado de una política que intenta conciliar los intereses de los sectores populares con los de los grandes terratenientes, banqueros y capitalistas. Una política, que como no puede ser de otro modo, entra en contradicción en la medida en que intenta avanzar en un momento de crisis mundial en los que la todavía clase dominante, la burguesía, intenta recuperar el control de la situación. 

Esta situación, en la que además crece el malestar entre los militantes y simpatizantes de Morena por las imposiciones de la derecha en las elecciones pasadas, se muestra claramente la necesidad de construir una fuerza organizada que asuma la tarea de profundizar el proceso de transformación, incluso más allá de Obrador. Por supuesto, esto significa reconocer los avances que ha habido y hay, pero al mismo tiempo señalar las carencias y los pendientes, así como los claros errores, para mejorar la situación de las y los oprimidos de México. Para ello es indispensable, en primer lugar, discutir un programa que reivindique las demandas más sentidas articulando las con otras de carácter más amplio y general como la reforma fiscal progresiva para gravar las grandes fortunas. Pero, además, planteando que estas solo encontrarán su solución real no solo con un cambio de gobierno sino con un cambio radical de sistema. Para ello es indispensable fortalecer la organización de las y los trabajadores, ampliando su base y ganando a más elementos para su lucha. Clarificando la situación política mediante la discusión franca, y no sólo defendiendo las pequeñas conquistas logradas. Solo de ese modo podremos avanzar, conquistando mejoras sustanciales en las condiciones de vida de los trabajadores y contribuyendo a fortalecer su lucha por la transformación de la sociedad. 

Sigamos avanzando en la reorganización de la izquierda anticapitalista y socialista ¡Construyamos una Alternativa Socialista!