Argentina: Triunfo electoral de la ultraderecha.

Cuando finalmente se confirmó oficialmente que el candidato ultraderechista Javier Milei ganaba con más del 30% las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) la sorpresa era mayúscula entre los analistas políticos que lo daban por derrotado.  

Escrito por Marcos Ariel, ASI en Argentina.

La coalición opositora de derecha Juntos por el Cambio, era la favorita, pero sufre una dura derrota quedando en segundo lugar luego de una interna feroz entre el ala “moderada” encabezada el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Rodríguez Larreta y la líder del ala dura la exministra de seguridad de Macri, Patricia Bullrich quien gana la interna, pero no puede festejar puesto que sumando ambas listas internas obtienen el 28,27%. Ningún pronóstico de Juntos por el Cambio preveía este resultado. Se veían primeros, por encima del kirchnerismo, pero con Milei en tercer lugar.

El otro gran derrotado es el peronismo y sus diversos sectores que se encolumnaron detrás de la candidatura del actual ministro de Economía Sergio Massa. La derrota de la coalición peronista renombrada Unión por la Patria era esperable, aunque Massa aspiraba a ser el candidato individualmente más votado, lo cual tampoco sucedió. Quedaron en tercer lugar con el 27,27% haciendo una de las peores elecciones del peronismo. 

El Frente de Izquierda-Unidad que aspiraba a ocupar parte de espacio dejado por la debacle peronista sumando más diputados, hizo una pobre elección quedando estancada con el 2,65% porcentaje levemente por debajo de las PASO presidenciales del 2019 y en varias provincias no superaron el piso proscriptivo del 1,5% para presentar candidatos en las elecciones generales del 22 de octubre. 

Además, estos resultados se dan en medio de un gran ausentismo. Estas elecciones fueron las menos concurridas, sólo asistió el 69% del padrón electoral. 

El resultado electoral de virtual empate entre los tres candidatos Milei, Bullrich y Massa hace que el resultado en octubre sea incierto y profundiza la crisis política en las alturas puesto que el triunfo de Milei genera mucha incertidumbre en la burguesía ante la improbable posibilidad que pueda llevar a cabo su programa reaccionario sin desatar una rebelión popular.  Más allá del resultado en octubre estas elecciones probablemente signifique el fin del bi coalicionismo con que los capitalistas gobernaron el país las últimas décadas. La profundización del ajuste y el ataque a las ya deterioradas condiciones de vida de la clase trabajadora será mayor sea quien sea el próximo presidente.   

La bronca se canalizó por derecha

Indudablemente el triunfo de Milei genera mucha preocupación entre los luchadores y la vanguardia que debemos sacar las mejores conclusiones para interpretar correctamente esta situación, prepararnos para intervenir en la lucha de clases que sin duda se profundizará en el próximo periodo y no ceder a las presiones del peronismo que nuevamente pedirán el voto a un derechista para que no gane otro de derecha. 

Si bien el voto a Milei expresa un aspecto de apoyo programático de un sector de la sociedad más conservador y retrógrado, lo fundamental es que es un voto que expresa la bronca y la ira por la crítica situación social. Con su discurso contra la casta política fue visto como un rebelde antisistema por un gran sector sobre todo de jóvenes que usaron el voto como un castigo al peronismo y a la oposición de derecha que gobernaron los últimos diez años y son los responsables de la crisis,  tienen la certeza que con cualquiera de las dos coaliciones mayoritarias no habrá ninguna mejora en su vida y ven en Milei la esperanza que quizás cambie algo. No es casualidad que se apropie hábilmente de la consigna del argentinazo que se vayan todos.

Por otra parte, aparece con una propuesta económica concreta: dolarización. En un país dependiente del dólar norteamericano su propuesta es interpretada como sinónimo de estabilidad, poder adquisitivo, calidad de vida. 

Estos son los dos ejes que le permitieron llegar a una gran parte de la población de clase trabajadora y media baja, fundamentalmente jóvenes de entre 16 y 30 años mayormente varones; sin expectativas de progreso de ninguna índole; afectados por la ausencia de trabajo y la inestabilidad laboral.

Pero la responsabilidad del avance de la ultraderecha no es de los pibes sino de quienes les quitaron el futuro. Los responsables están en la Casa Rosada. El peronismo y sus diversos sectores que en el 2019 prometieron que volverían al poder para frenar a la derecha, investigar el fraude de la deuda externa y transformar la vida de la gente. En vez de eso este gobierno “de izquierda” cogobierna con el FMI aplicando un ajuste cotidiano que llevó a que un 40% de la población viva en la pobreza, con una inflación del 113% con una devaluación del dólar que se ubica por encima de los 700 pesos (Cuando asumieron Alberto y Cristina Fernández el dólar valía 70 pesos).

Este aspecto es fundamental para comprender por qué la bronca se expresó por derecha y no por izquierda. No por casualidad el ataque de Milei al socialismo y a la izquierda, identificando a este gobierno como socialista. 

Pero si Milei finalmente es presidente e intente aplicar su programa de brutal ajuste y la quita de derechos democráticos ¿esta juventud trabajadora lo acompañará? 

Giro a derecha sí, pero electoral.

Sin duda el proceso electoral está corrido hacia la derecha la identificación gobierno kirchnerista como izquierda, comunismo, socialismo, feminismo, etc. les permitió tanto a Milei como a JxC que el debate sea por derechos adquiridos como la mano dura contra la delincuencia, el aborto, los derechos humanos, los piquetes, las comunidades originarias.   también hay un gran componente ideológico de derecha de votos hacia Milei, pero también hacia Bullrich entre ambos suman más de 11 millones de votos.  Ambos quieren terminar con el derecho a huelga y ajustar más. Y aunque es evidente que hay una derechización electoral no se debe trasladar automáticamente como sinónimo de derechización en la sociedad, es difícil que eso se traslade a la lucha de clases que será en última instancia la que determine el futuro de la clase trabajadora.

Que el voto a Milei es un vehículo de castigo a la casta se expresa en que gana no solo en 16 sobre 24 provincias sino en aquellas en que hubo grandes luchas. Así  gana con el 40% en Jujuy que fue protagonista  de la gran rebelión popular contra el gobernador de derecha Gerardo Morales candidato a vicepresidente de Rodriguez Larreta que quería reformar la constitución provincial para quitar las tierras ricas en litio a las comunidades originarias y entregárselas a las empresas extranjeras. Además en las elecciones recientes provinciales donde el voto de Milei no existía el FIT hizo una muy buena elección superando al peronismo.  

Su mejor elección la hace en la Provincia de Salta donde ganó con el 50% de los votos. En esta provincia hace apenas 3 meses se vivía una enorme huelga docente que fue brutalmente reprimida por el gobernador Gustavo Sáenz aliado de Sergio Massa. 

En Chubut donde hubo una gran rebelión en defensa del agua contra la minería también gana el ultraderechista.

Incluso en provincias históricamente peronistas como Tucumán, donde el oficialismo hace un mes ganaba las elecciones provinciales; también gana en Santa Cruz, bastión del Kirchnerismo que por primera vez en 32 años pierde el poder provincial.

¿En apenas unas semanas estas provincias los maestros, trabajadores, comunidades originarias se corrieron a la derecha y apoyan un programa de privatización de la educación y la salud pública, de entrega del litio y demás bienes comunes? 

Sin dudas hay un elemento de oposición reaccionaria a estas luchas que se canalizó en el voto a dos variantes de ultraderecha como son Patricia Bullrich que gana la interna de Juntos por el Cambio y Javier Milei el candidato más votado pero lo fundamental es que éste fue usado como herramienta electoral para castigar al gobierno nacional y a JxC.

Esto es importante para determinar si en caso de llegar a la presidencia pueda aplicar su programa de ataque a la clase trabajadora será complicado que sus votantes lo acompañen. Tampoco tiene una estructura partidaria nacional para poder contener la bronca, A diferencia de Trump o Bolsonaro no tiene un partido o un sector como el ejército que lo apoye. Tampoco tiene la estructura de las iglesias evangélicas que no forman parte de su partido. Esa debilidad se vio en las elecciones provinciales adelantadas donde obtuvo pésimos resultados y también en las PASO donde tenía muy pocos militantes.

El peronismo se hunde, pero todavía respira

El peronismo hace la peor elección y por primera vez queda en tercer lugar, si bien fueron derrotados a nivel nacional, no se produjo el desbande gracias a que ganaron en la estratégica Provincia de Buenos Aires, además la mala elección de Juntos por el Cambio que queda arriba por apenas un punto porcentual les da esperanza de poder revertir la situación para octubre y meterse en el ballotage y poder mantenerse en el poder. Para esto utilizarán todos los recursos económicos del estado para lograr que una parte del 30% de ausentes vayan a votar y fundamentalmente que van a agitar el miedo al monstruo fascista, igual que hicieron en las elecciones del 2019. Existirá una gran presión para votar al menos malo Massa para que gane la ultraderecha. 

Todos estos cálculos de aparato son inútiles si no se cambia la situación de crisis social y en esto el peronismo gobernante no da respuestas, al contrario. El día siguiente de las PASO el ministro y candidato Sergio Massa decretó una devaluación del 22% del dólar oficial que rápidamente se trasladó a los precios de los productos de primera necesidad. Así por ejemplo el precio de los medicamentos aumenta un 25%, los combustibles 12%, alimentos 15%, carne 60%, pan 20% estos aumentos de precios se deben sumar a lo acumulado en un año, de manera tal que se prevé que para fin de año la inflación será superior al 200%. También aumentarán los servicios como el transporte público, la electricidad y el gas. Los anuncios de acuerdos de precios estables con las empresas de alimentos y los grandes supermercados no se cumplen.

Esta es la realidad que padece la clase trabajadora y la campaña del miedo puede no funcionar y que el ballotage se dé entre Milei y Bullrich.  

Obviamente es un peligro que Milei gane, pero al mismo tiempo el candidato del peronismo es un hombre de derecha que además de ser quien aplica el brutal ajuste que padece el pueblo y en sus primeras declaraciones también se tiró contra el derecho a huelga criticando los paros de los docentes, además es un ex dirigente de la Ucedé (desaparecido partido de derecha pro dictadura) y es un representante directo de la embajada yanqui. El peronismo le pedirá a la clase trabajadora que vote a su propio verdugo. 

La mejor manera de impedir que la ultraderecha llegue al poder o si llega no pueda aplicar sus planes es luchando desde ahora contra el ajuste del FMI y el gobierno, no podemos esperar a octubre como pretenden los dirigentes sindicales peronistas o la izquierda popular que forma parte de Unión por la Patria. La táctica de hay que sumarse al peronismo para “cambiarlo desde adentro” fracasó con Alberto y está fracasando con Massa, que en sus primeras declaraciones post elecciones fueron contra el derecho de huelga y de protesta.

El Frente de Izquierda Unidad hace una pobre elección 

El derrumbe del peronismo no se tradujo en crecimiento de la izquierda. De los 6 millones de votos que perdió el peronismo en cuatro años, ninguno fue a la Izquierda revolucionaria nucleada fundamentalmente en el Frente de Izquierda – Unidad. Como señalamos arriba el voto castigo, rebelde, antisistema se fue hacia Milei. 

Afectó la crisis interna del Frente que les impidió ver que el monstruo crecía. La inevitable disputa en dos listas, por un lado Myriam Bregman – Nicolás del Caño (ambos de PTS) que se impuso sobre la lista encabezada Solano-Ripoll (Partido Obrero y MST) les hizo olvidarse de Milei a quien minimizaron y por otra parte no quedó claro ante los votantes de izquierda las diferencias. 

Pero lo determinante del estancamiento y retroceso en las elecciones se debe a la incapacidad de las fuerzas que integran el Frente que lleva 10 años de existencia de generar una fuerza superadora de lo electoral, que actúe unitariamente en las luchas cotidianas de la clase trabajadora y sea una referencia para los miles de activistas que no formamos parte de ninguna de las fuerzas que integran el FIT-U. Una organización de ese tipo tendría la capacidad para enfrentar a los Milei y a todos los defensores del capitalismo.

Este debate que fue planteado de manera positiva por el PO y MST y se reflejó en el plenario de la izquierda convocado en Buenos Aires en el mes de Julio debe tener continuidad con nuevos plenarios y convocatorias para organizar a los activistas en todo el país.

Los balances falsamente exitistas fundamentalmente por parte de PTS que ve “consolidación de votantes”, altos porcentajes en lugares puntuales y “triunfo contundente” en la interna, no sirven para la tarea de convocar unitariamente a todos quienes enfrentamos a los tres candidatos del ajuste. 

Los miembros del FIT.U deben reflexionar y cambiar no solo de cara a las elecciones de octubre para tratar de sumar la mayor cantidad de votos, sino fundamentalmente para prepararse de cara al periodo que se está abriendo de ataques cada vez mayores a la clase trabajadora pero también de cada vez mayor lucha. Es necesario dejar de lado el falso exitismo y pedantería, “bajarse del pony”, para organizar la resistencia.

Milei, Bullrich y Massa pasarán, pero la bronca y la ira quedarán, ¿Estará la izquierda a la altura de encabezar las futuras rebeliones de los indignados argentinos?

El futuro es organización y lucha

Quien crea que un triunfo de Milei o Bullrich en octubre es el fin de la historia, se equivoca. La clase trabajadora argentina tiene una gran tradición de lucha. Recientemente quedó demostrado en la pueblada de Jujuy, la huelga de maestras en Salta, o las enormes movilizaciones populares en Chubut y Mendoza en defensa del agua.

Somos el país del Ni Una Menos y de la Marea Verde; de la lucha por el matrimonio igualitario y de los masivos encuentros de mujeres; del Nunca Más y los juicios a los genocidas, que continúan al día de hoy; de las Madres y los nietos recuperados; el país del gran movimiento piquetero y de la clase obrera organizada. En fin, somos el país del argentinazo, cuyas brasas se mantienen latentes y más temprano que tarde volverán a arder en la clase trabajadora y el pueblo argentino. Esa tradición de lucha y de derechos conquistados no podrán borrar fácilmente los Milei, Bullrich o Massa. En las calles está nuestra fuerza.

La rebelión en Jujuy nos muestra el futuro, gane quien gane tendremos que luchar por nuestros derechos y para tener una vida digna de ser vivida. Que el miedo por el avance de la ultraderecha no te paralice, organízate y lucha. Por eso estamos construyendo en Argentina una organización revolucionaria como parte de una organización internacional que nuclea a activistas de todo el mundo, llamada Alternativa Socialista Internacional. La lucha contra la ultraderecha no solo es algo de nuestro país sino también en otros países. Luchamos contra la guerra y el fascismo; por los derechos LGBTIQ+ y el feminismo socialista; por la defensa de los bienes comunes y contra el cambio climático. Siempre junto a la clase trabajadora para organizar una revolución que tire abajo este sistema capitalista y gobiernen los que nunca gobernaron: los trabajadores.

Comparativa elecciones PASO 2019-2023

PASO 2019PASO 2023Diferencia
Frente de Todos/Unión por la Patria12.205.938 (47,79%)6.460.689 (27,27%)– 5.745.249
Juntos por el Cambio 8.121.689 (31,80%)6.698.029 (28,27%)– 1.423.660
FIT723.147 (2,83%)628.893 (2,65%)– 94.254
Milei ————————–7.116.352 (30,04%)+ 7.116.352