Argentina: Priorizar la vida por encima de la ganancias capitalistas
Con los contagios aumentando drásticamente se profundiza la crisis económica y social
Escrito por Marcos Ariel, simpatizante Alternativa Socialista Internacional en Argentina.
A pesar de las concesiones otorgadas, las patronales ajustan y presionan para seguir ganando. El descontento creciente entre la clase trabajadora preanuncia grandes luchas.
La realidad, único criterio de verdad.
A 100 días de iniciada la cuarentena, lamentablemente, la curva de contagios del COVID-19 aumentó drásticamente. Al escribir esta nota hay 55.343 contagios y 1.184 fallecidos, aunque no estamos en la situación catastrófica que viven nuestros vecinos Brasil y Chile, el debilitado sistema sanitario argentino, con el 54% de las camas de terapia intensiva ocupadas, corre serio riesgo de desbordarse. Ante la inminencia del desastre, al presidente Alberto Fernández, luego de semanas de flexibilizaciones de la cuarentena y, a pesar de su negativa inicial, no le quedó otra alternativa que anunciar un regreso a la etapa 1 de cuarentena estricta para la zona del Ámbito de la Ciudad de Buenos Aires (AMBA), que es donde están la mayoría de los contagiados.
¿Pero, si íbamos bien, cómo llegamos a esta situación de posible desborde? ¿Si el mundo elogiaba el modelo argentino de combate a la pandemia, que pasó? Son varios los factores.
Cuando era evidente que el virus había llegado a nuestro país, de manera acertada, se decretó rápidamente una estricta cuarentena, que sirvió, al principio, para mantener una baja tasa de contagios. De esta manera el gobierno compensaba muchas de las imprevisiones iniciales, como cuando subestimó la magnitud de la pandemia y no controló adecuadamente la entrada de viajeros provenientes de países donde los contagios ya eran alarmantes. Pero el tiempo ganado no se aprovechó para reforzar significativamente el sistema de salud, dotándolo del presupuesto necesario para comprar los insumos y contratar más personal sanitario, ni se nacionalizó el sistema de salud privado, como lo había anunciado el Ministro de Salud. Tampoco se aprovechó para mejorar la capacidad de respuesta comunitaria, actuando de manera efectiva y sistematizada para bloquear los brotes y detectar rápidamente los casos positivos. Para esto era necesario testear masivamente. Desde el inicio del brote se realizaron 318.721 tests, lo que equivale a 7.023 muestras por millón de habitantes. Muy por debajo de los necesario.
A pesar de la retórica de combate, no se puso todos los recursos del país al servicio de la lucha contra el virus. De esta manera no se realizó una reconversión industrial para la producción de tests, mascarillas, camas, respiradores, alcohol en gel y demás insumos esenciales. El colmo es que en todo el país existe una sola fábrica de respiradores.
Mucho menos se tomaron medidas económicas sociales para que los trabajadores, tanto ocupados como desocupados, jubilados o cuentapropistas e incluso pequeños comerciantes reciban un ingreso igual al costo de la canasta básica (43000 pesos), garantizando de esta manera que podamos quedarnos en casa sin preocupaciones económicas. El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) de apenas 10 mil pesos, destinado a los trabajadores autónomos (cuentapropistas), en 3 meses de pandemia, no alcanza para nada.
Por otra parte permitieron que grandes sectores no esenciales siguieran funcionando, como la mega minería, las agroexportadoras y las petroleras a quienes se les garantizó un precio del barril de petróleo muy por encima del precio del mercado mundial. Según informe de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, 154 de las 200 empresas más grandes mantienen un funcionamiento total desde el inicio de la emergencia sanitaria. De esta manera empresas como Coca Cola, Techint, Cargill, Bagley, Unilever, Bridgestone, Mc Donald, entre otras, nunca pararon de facturar. En la provincia de Buenos Aires siguieron trabajando más de 1000 industrias. En el resto del país el 75% de las empresas, incluyendo comercios, están funcionando. Y por si fuera poco, a todas se las subsidia con el pago de hasta el 50% de los sueldos de sus empleados mediante la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), que es un subsidio no reembolsable y que se paga con el dinero de la Agencia Nacional de Seguridad y Emergencia Social (ANSES) es decir, con el dinero de todos los trabajadores. Como vemos, a pesar de que el presidente en sus discursos trataba de miserables a los grandes empresarios, en la práctica sólo recibieron beneficios. Tampoco se les obligó a repatriar los dólares que fugaron del país. Se calcula que hay alrededor de USD 320.000 millones de dólares en el exterior de empresarios argentinos. (En los últimos cinco años se fugaron USD 86.000 millones) y menos, se les cobró impuesto a la fortuna, como, desde el gobierno, anunciaron que lo harían.
Durante la campaña electoral, Alberto Fernández, criticaba duramente a Macri y al FMI cuestionando la legitimidad de la deuda externa y decía que la Argentina no estaba en condiciones de realizar ningún esfuerzo para pagar. Sin embargo desde que asumió se pagaron más de 4 mil millones de dólares (¡570 millones se pagaron en plena emergencia sanitaria!).
Como señalamos arriba, la cuarentena funcionó mientras fue estricta pero, a medida que, para beneficiar a los empresarios y los sectores de derecha que exigen el regreso a la normalidad, aún a costa de la salud y la vida de millones de trabajadores, se fue flexibilizando cada vez más. Tampoco ayudó el discurso exitista del “vamos ganando” que se transmitía desde el gobierno. Obviamente a mayor circulación, los contagios fueron in crescendo y varias provincias, ante el aumento de los casos positivos debieron retroceder en las flexibilizaciones como Chaco, Entre Ríos, Chubut, Jujuy y Mendoza.
Ahora que el agua nos llega al pecho, al presidente no le quedó más alternativa que anunciar el regreso a la cuarentena estricta en el AMBA. Lo hizo casi 24 horas después de lo previsto, acompañado por el gobernador de Buenos Aires y el Jefe de Gobierno de la Capital y, mediante un discurso grabado. Pidió que hagamos el último esfuerzo y, fiel a su doble discurso de decir que privilegia la vida y en la práctica beneficiar a los empresarios ajustando a los trabajadores, quita el IFE a los trabajadores de las provincias pero mantiene los subsidios no reembolsables (ATP) a los empresarios de todo el país. Anuncia el cierre de los pequeños comercios, (aproximadamente 70 mil pequeños comercios en la ciudad y 300 mil en Provincia de Bs. As.) sin otra propuesta que un crédito a tasa del 18%. Pero bajo el paraguas de “industria esencial” las grandes empresas seguirán funcionando. ¿Qué tienen de esencial las fábricas de automotores, de neumáticos o petroquímicas? En la cuarentena se triplicó el consumo de alcohol ¿Qué tiene de esencial las fábricas de bebidas alcohólicas? ¿O una fábrica de golosinas como FelFort, denunciada por no cumplir con los protocolos sanitarios? También los bancos seguirán funcionando.
Por si a alguien no le quedó claro para quien está gobernando Alberto Fernandez, él mismo se encargó de aclararlo cuando dijo que, aproximadamente 3 puntos del PBI se fueron en subsidios a los empresarios durante la cuarentena. Por todo esto es evidentemente que el presidente no eligió la salud de la población por encima de la economía, como con tono paternalista y explicaciones de profesor universitario, nos decía al comienzo de la cuarentena.
Todavía estamos a tiempo de evitar la profundización de los contagios y salvar la vida de miles de personas, a condición de que se dé un giro radical en la política de salvar a los empresarios y realmente priorice la salud de la población. Es urgente volver a la fase 1 de cuarentena estricta en serio, pero garantizando los derechos sociales y sanitarios (incluida la salud mental) de toda la población.
Es necesario reforzar el sistema de salud público, nacionalizando el sistema de salud privado y funcionando bajo gestión de los profesionales, trabajadores y pacientes. Dotar de elementos de protección en calidad y cantidad suficiente para todo el personal de la salud. En las provincias menos afectadas también se debe garantizar el control epidemiológico para evitar que el virus no circule y no se permita la reapertura del turismo y los vuelos como están exigiendo los empresarios del rubro. De lo contrario corremos el riesgo que la pandemia se extienda a todo el territorio del país.
Para el éxito de la cuarentena es necesario garantizar un ingreso que cubra la canasta básica a todos los trabajadores, ocupados o desocupados, jubilados, trabajadores autónomos y pequeños comerciantes en quiebra. Prohibir en serio los despidos y suspensiones, y a las empresas que no cumplan deben ser y expropiadas bajo control obrero. Eliminar el IVA a los alimentos de la canasta básica. Dar marcha atrás con las rebajas salariales. Suspender el cobro de alquileres y una moratoria impositiva a todos los pequeños comerciantes y pequeñas empresas familiares.
Los fondos para realizar esto deben salir de los empresarios que durante décadas hicieron fortunas, imponiendo un fuerte impuesto a la riqueza y obligándolos a repatriar los dólares que se fugaron al exterior. Es necesario cortar unilateralmente las negociaciones con los buitres y no pagar un dólar más de deuda externa. La deuda es con el pueblo, no con los buitres. Junto con los demás países latinoamericanos que quieran, hacer un frente de países deudores para no pagar. También se debe nacionalizar el sistema bancario y el comercio exterior para destinar la plata de la especulación financiera en evitar que la crisis castigue a los trabajadores y el pueblo. Dinero hay, que se use en paliar la crisis sanitaria y social.
¡Que la crisis no la paguen les trabajadores!
Con la excusa de la pandemia y las patronales se empeñan en que la crisis la paguemos los trabajadores. Con la complicidad de la Confederación General del Trabajo (CGT) que, apenas comenzó la cuarentena, con el beneplácito del gobierno, firmó un acuerdo con la Unión Industrial Argentina (UIA, la agrupación de las grandes patronales) aceptando una reducción salarial del 25% a los trabajadores que están haciendo la cuarentena. Consumando de esta manera una gran traición. Más aún, la ratificaron agravándola, puesto que, se extienden las rebajas salariales por 60 días y con inclusión de sectores “esenciales”. Por otra parte el decreto prohibiendo los despidos y suspensiones que anunció el presidente es letra muerta. Por ejemplo la multinacional del acero Techint, despidió a 1500 trabajadores, sin sufrir ninguna penalidad.
Las imágenes de los trenes en AMBA atestados de trabajadores son una cruda expresión de que a los trabajadores no nos dejan más opción que, quedarnos en casa, perder el trabajo y morirnos de hambre o, ir a trabajar y exponernos al virus. Pero el temor al contagio y la esperanza en que, con Alberto Fernández, saldremos de la crisis, empiezan poco a poco a disiparse y existen expresiones importantes de lucha.
El sector más afectado por la pandemia es sin dudas el sector de la salud que, de manera abnegada están en la primera línea. Pero al mismo tiempo esta entrega total contrasta con la falta de insumos y equipos de protección. El porcentaje de contagios en este sector es enorme, llegando al 16%. Y en todo el país son 3652 los trabajadores de la salud infectados y en dos meses se quintuplicaron los muertos siendo un total de 19. Siendo las y los enfermeros los más afectados como sucede en los hospitales Durand y Rivadavia en Buenos Aires. En este sector esencial la sobrecarga laboral es común, para poder tener un sueldo más o menos digno deben tener dos o tres trabajos. Al comienzo de la cuarentena Alberto Fernández anunció un bono de 30.000 pesos para los trabajadores de la salud, pero luego lo bajó a 15.000 pesos ¡y a pagarse en 3 cuotas!
En muchos lugares la patronal niega licencias a la población de riesgo y los obligan a ir a trabajar enfermos y a quienes se quejan son despedidos como ocurrió en el Centro Médico El Talar. Llegando al colmo, en la provincia de Córdoba, de iniciarles una causa judicial a dos médicos que, siendo portadores asintomáticos, contagiaron a ancianos en un geriátrico. La injusticia de la situación desató movilizaciones de los sectores de la salud en varias provincias. Ante esta situación los trabajadores de la salud, fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires, desde el primer día realizan protestas y denuncian la desidia estatal.
Es urgente la provisión de los Elementos de Protección Personal de calidad y en cantidad suficiente. Inmediato aumento salarial a todo el personal sanitario. Que nadie gane menos de la canasta familiar. Ningún despido ni persecución. Reincorporación inmediata de todos los despedidos en los diversos centros de salud del país.
Además de las protestas del sector de la salud, otros sectores de trabajadores también se movilizan, fundamentalmente en el conurbano bonaerense donde se concentra la clase obrera más numerosa del país. También en provincias como Chubut y Córdoba, los trabajadores estatales realizaron importantes movilizaciones. Los primeros que dieron el puntapié fueron los trabajadores del Frigorífico Penta cuyo dueño fue candidato en las listas del peronismo, quienes ante la falta del pago de salarios realizaron una olla popular en la puerta de la fábrica, fueron reprimidos por la policía de la provincia de Buenos Aires cuyo gobernador es el peronista Kicillof. A ellos les siguieron los trabajadores de diversos sectores como las empresas Textil Iberoamericana, Colchones BedTime, Alfajores La Nirva, Mineros de la provincia de Neuquén, trabajadores de las app de reparto, de la alimentación, de Call Centers en la provincia de Tucumán.
Un gran ejemplo lo dieron los trabajadores del neumático que, luego de 15 días de lucha en la puerta de la fábrica FATE consiguieron que no se les descuente el 25%, además de medidas sanitarias de protección. Demostraron de esta manera que, con organización y lucha se puede mantener las conquistas.
Por otra parte la otra central obrera CTA (Central de Trabajadores de la Argentina) dirigida por otro sector peronista y que agrupa a la mayoría de los trabajadores estatales, más allá de alguna declaración o alguna presencia testimonial, no está haciendo nada para impulsar las luchas. Para el sector estatal el gobierno nacional anunció que el pago del Sueldo Anual Complementario (aguinaldo) que se paga dos veces al año, se pagará en cuotas, dando vía libre para que los gobernadores, intendentes y los patrones privados hagan lo mismo.
El primer sector en sufrir el ajuste fueron los jubilados. A quienes se les quitó la movilidad jubilatoria por la cual sus sueldos aumentaban a medida que aumentan los salarios a los trabajadores activos. El gobierno reemplazó esta movilidad por aumentos vía decreto del presidente. De esta manera los jubilados vieron un recorte de aproximadamente $6000 en sus haberes. Ante esto hubo una movilización on-line de miles de jubilados que reclaman por sus derechos.
Necesitamos un plan de lucha nacional para que la crisis no la paguemos los trabajadores. Empezando por apoyar y coordinar todas las luchas. Derrotar el pacto CGT-Patronal-gobierno. Basta de exponer al virus a los trabajadores en trabajos que no son esenciales. Pago del aguinaldo en tiempo y forma. 82% móvil para los jubilados.
Para esto necesitamos una nueva dirección combativa y democrática. Numerosas veces, la clase obrera argentina, dio muestras de que cuando se cansa sale a pelear con, o sin los sindicatos burocráticos. Ante la traición de la CGT y la total pasividad de la CTA, se presenta una oportunidad única para que la coordinación lograda por algunos partidos del Frente de Izquierda, en el Plenario del Sindicalismo Combativo, se postule de manera ofensiva cómo dirección ante el conjunto de la clase obrera. Esto será bien visto por todos los nuevos activistas surgen en cada lucha. Pero es necesario que se deje de lado el escepticismo, el conservadurismo y los intereses sectarios de aparato. Las condiciones están dadas, la pandemia no frenó la bronca y las expectativas en Alberto Fernández se terminarán. Además en todo el mundo crece la rebelión contra el ajuste y más temprano que tarde, también en Argentina la clase obrera saldrá a las calles.
Con hambre no hay cuarentena.
El sector más castigado por la crisis económica y ahora por la pandemia son los desocupados que en su mayoría viven en las villas miserias en todas las ciudades del país, fundamentalmente en Buenos Aires. En este sector los contagios se extienden cada días más. El hacinamiento en “casas” en donde en una sola habitación viven 4 o 6 personas, la falta de agua potable, y obras de infraestructura básicas como cloacas, electricidad y calles hacen imposible medidas de higiene básicas y una cuarentena eficiente. Pedirle a gente que vive en estas condiciones que se quede en sus casas es una falta de sensibilidad humana total.
Además la paralización de la economía los afecta porque no pueden realizar los trabajos temporarios que habitualmente hacen para subsistir (las “changas”). Tampoco el Estado los ayuda, puesto que no hubo aumento en el monto de los planes de asistencia social que cobran (aproximadamente $8500 pesos, unos 70 dólares por mes). Tampoco pueden acceder al IFE (ayuda social por la emergencia de $10.000)
De esta manera ven menguados sus ya miserables ingresos y aumenta más la pobreza. De manera tal que vez más gente acude a los comedores barriales a retirar un plato de comida.
Ante el temor del desborde social de un sector con una gran tradición de lucha, la respuesta del estado fue la militarización completa de las villas en donde estallaron los contagios, como el caso de Villa Azul o la villa 11-14.
Aunque hubo movilizaciones de organizaciones de desocupados fundamentalmente organizadas por la izquierda y consiguieron algunos triunfos, como el envío de alimentos que no se estaban realizando por parte del gobierno y un bono de $3000 por única vez, todavía no hay grandes luchas de este sector motivado por el miedo al contagio y por la responsabilidad de las organizaciones forman parte del gobierno.
Pero el hambre siempre termina con la paciencia. Hace falta un plan de creación de puestos de trabajo genuinos. Necesitamos urgente aumento de los planes sociales que cubran la canasta básica. Reparto inmediato de alimentos e insumos de limpieza e higiene. Urbanización de las villas y un plan de infraestructura básicas. Basta de militarización de los barrios populares.
Los derechos humanos, en cuarentena.
Con la excusa de controlar que se cumpla la cuarentena estricta el gobierno avanzó en un rumbo autoritario. Hasta ordenó el cyber patrullaje de redes. Dejó en manos de la policía y gendarmería el control del cumplimiento de la cuarentena, dando vía libre a los abusos policiales. La policía argentina que se caracteriza por el gatillo fácil, sus vínculos con el narcotráfico y el delito organizado. Son demasiadas las denuncias por torturas y asesinatos durante la cuarentena. Como en la provincia de San Luis en donde se registraron 3 “suicidios” de personas detenidas por violar la cuarentena. La violación y torturas a miembros de la comunidad Qom, pueblo originario en la provincia de Corrientes. O el asesinato por parte de gendarmes a un joven en barrio de buenos aires.
El caso más resonante fue la desaparición forzada seguida de muerte, por parte de la policía, del obrero rural Luis Espinoza en la provincia de Tucumán. Y hace unos días, otra vez la policía de Tucumán asesinó a Walter Nadal, asfixiando con la rodilla en la nuca similar a cómo la policía de Minneapolis asesinó a George Floyd.
Estos son sólo algunos de los casos más graves y que sucedieron en provincias gobernadas tanto por el peronismo como por la derecha de Macri. El ministro de seguridad, Berni de la provincia de Buenos se muestra armado con un fusil y da entrevistas elogiando la mano dura.
También el gobierno pretende darle legitimidad al ejército genocida enviando soldados a repartir comida en los barrios populares. En ese sentido apuntaba las declaraciones del presidente cuando antes de la cuarentena llamó a “dar vuelta la página” en referencia al genocidio, apuntando a la reconciliación del pueblo con las Fuerzas Armadas para rearmar el aparato represivo del estado, necesario para en caso de rebelión social.
Porque los derechos humanos no se suspenden en cuarentena es necesario el castigo a los policías involucrados en torturas y asesinatos. Hace falta el control vecinal con plenos poderes sobre las comisarias. El ejército debe irse de los barrios, las organizaciones barriales son suficientes para encargarse de la asistencia alimentaria de la población más pobre.
La violencia machista y los femicidos, la otra pandemia.
La violencia machista no se detuvo por la pandemia, una mujer es asesinada cada 24hs por el hecho de ser mujer.
Uno de los ejes de la campaña electoral del presidente Alberto Fernández fue avanzar en el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Sus discursos con lenguaje inclusivo y la creación del Ministerio de Mujeres fueron señales de que avanzaría en ese sentido. Pero, una vez, más solo era doble discurso. Apenas asumió, viajó a Roma a entrevistarse con el Papa Francisco y al volver anunció que presentaría su propio proyecto de ley de aborto, consensuado con la iglesia católica, desconociendo el proyecto elaborado por el movimiento de mujeres organizado en la Campaña Nacional por el Aborto Legal y, que desde hace 15 años se presenta en el Congreso.
La pandemia le sirvió al gobierno para no avanzar con la aprobación del aborto legal porque “no es esencial”. Ni siquiera aumentaron el presupuesto para combatir la violencia machista, se mantiene el mismo que en el gobierno de Macri, $11 por cada mujer por año, una burla.
La única propuesta de la Ministra Gomez Alcorta fue establecer un número de teléfono para que llamen las víctimas. Y aconsejó a las mujeres que sufran violencia de género “ir a casa de un familiar o una amiga”.
Es por esto que también en el movimiento de mujeres las expectativas en AF comienzan a desvanecerse. En la movilización del 8 de Marzo, previa a la cuarentena, la consigna central fue “La deuda es con nosotras y nosotres, Ni con el FMI ni con las Iglesias” a contramano de los planes del gobierno de pagar la deuda externa como sea.
Aunque por el momento, debido a la pandemia y a la pasividad de las organizaciones peronistas, no se exprese en las calles, la marea verde feminista sigue latente. Porque no solucionaron ninguno de los problemas que afectan a las mujeres ni a la comunidad LGBT+ fundamentalmente a las trans que no pueden acceder a ningún trabajo.
Es necesaria la creación de Casas refugios suficientes para las mujeres víctimas de violencia de género, mientras tanto que se declaren de utilidad pública todos los hoteles vacíos para que sirvan de refugio para las mujeres víctimas de violencia de violencia de género, hasta que puedan regresar a sus hogares. Subsidio acorde a la canasta familiar para toda mujer víctima de violencia para su manutención y la de sus hijes. Si el congreso puede reunirse para aprobar leyes que benefician a los empresarios, también puede hacerlo para aprobar el aborto legal. Inclusión de las mujeres trans y a toda la comunidad LGBT+ en los registros de empleo y de ayuda estatal.
¿Un capitalismo donde ganemos todos?
Al salir de una reunión con los grandes empresarios del país Alberto Fernández declaró que “estuvimos de acuerdo en que un capitalismo que no sea más justo no es un buen capitalismo” y que “queremos un capitalismo donde todos ganen”
¿Es posible esto que dice el presidente? Nosotros consideramos que no existe el capitalismo bueno, “con rostro humano”. La pandemia que se está cobrando la vida de millones de personas, la mayoría de ellas de la clase trabajadora, es una expresión del verdadero rostro del capitalismo.
Millones en todo el mundo se dan cuenta de esto, por eso estallan las rebeliones, con la juventud en la primera línea, fundamentalmente en Estados Unidos, el país capitalista por excelencia. Cada vez somos más quienes nos damos cuenta que, con este sistema no tenemos futuro y salimos a las calles a luchar por nuestros derechos. En contra de la precarización y la “uberización” del trabajo, exigimos el reconocimiento como trabajadores y con salario acorde al costo de vida, con todas las garantías de la seguridad social.
Contra el racismo y toda discriminación hay que terminar con el capitalismo que nos necesita divididos según nuestro color de piel o nacionalidad. Pero la clase trabajadora es una en todo el mundo.
Por medio de la depredación ambiental este sistema nos está dejando sin planeta. Para tener futuro decimos basta de depredación ambiental. Por un sistema de producción que respete la naturaleza, basado en las necesidades sociales y no en la ganancia empresaria. Reconocimiento a todo el territorio habitado por las comunidades originarias.
Contra la opresión a las mujeres y la comunidad LGBT+. Abajo el patriarcado que tampoco caerá si no tiramos también al sistema capitalista que lo necesita para perpetuar el sometimiento a la mujer trabajadora.
Para lograr estas y otras demandas además de luchar y movilizarnos en las calles, es fundamental organizarse políticamente para terminar con los gobiernos de los burgueses y construir otro sistema con democracia real, con solidaridad, donde se produzca de acuerdo a las necesidades sociales y no al lucro empresarial, es decir un sistema socialista.
Por eso necesitamos construir una organización política que organice la rebelión de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud, en Argentina y en todo el mundo. Alternativa Socialista Internacional es una organización internacional revolucionaria que lucha contra el sistema capitalista a nivel mundial y tiene las puertas abiertas a quienes quieren cambiar este mundo. Sumate.