50 aniversario de cómo Europa subdesarrolló África

¿Cómo Europa subdesarrolló África? es una obra fundamental que debería ser una lectura obligada para todas y todos los socialistas. así como para quienes tratan de entender el subdesarrollo en los países en la actualidad, cuando la desigualdad entre países ricos y pobres se ve dramáticamente exacerbada por la crisis mundial.

Por Tony Wilsdon, Socialist Alternative (ASI en EEUU)

Esto adquiere una mayor importancia ahora que Estados Unidos, China y otras grandes potencias están interviniendo frenéticamente en África para hacerse con el control de los recursos naturales necesarios para la nueva economía digital y “verde”, que se concentran especialmente allí. Por ejemplo, alrededor del 90% del cobalto mundial se produjo en la República Democrática del Congo durante el 2018.

El mundo nunca ha estado tan interconectado como ahora. La capacidad de las principales potencias capitalistas para acaparar recursos ha quedado expuesta por la pandemia y el nacionalismo de las vacunas, el efecto catastrófico de la subida de los tipos de interés en Estados Unidos y la recesión mundial en ciernes, la subida de los precios de los alimentos y el combustible precipitada por la invasión rusa de Ucrania, y la crisis climática. Todo ello ya está provocando una nueva oleada de revueltas en todo el mundo en los últimos años, y la necesidad de derrocar al capitalismo y al imperialismo se hace cada vez más evidente como la única solución duradera.

El libro se publicó por primera vez hace exactamente 50 años, en 1972. Walter Rodney no sólo era una mente muy preparada, sino también un producto de su tiempo. Procesos revolucionarios desarrollandose en amplias zonas del planeta, los pensadores marxistas más agudos eran los que participaban en las luchas y ayudaban a dirigirlas. Esto contrasta con la tendencia actual de que la mayoría de los autoproclamados marxistas prominentes estén enclaustrados en el mundo académico. Rodney fue un líder intelectual en la liberación de Guyana. Su papel ayudando a construir el liderazgo de la Alianza del Pueblo Trabajador, y su participación en las emergentes luchas revolucionarias de la clase obrera y los pobres de Guyana, fue la razón por la que fue asesinado el 13 de junio de 1980 por el brutal régimen gubernamental.

Este libro debería ser leído por todos aquellos que buscan desafiar el brutal sistema del capitalismo. Uno de los mayores logros del libro, en el que se centrará esta reseña, es cómo Rodney ofrece un claro análisis marxista del desarrollo y, en particular, del subdesarrollo. A continuación, se centra en la evolución de África desde la llegada de los portugueses en 1415.

¿Qué es el desarrollo?

Rodney insiste en que tanto la tecnología como la estructura social de la sociedad son elementos cruciales para entender el concepto de desarrollo en la sociedad humana. Utilizando un método marxista, aclara que el desarrollo en cada sistema económico es fundamentalmente diferente. En los sistemas precapitalistas, el modo de producción dominante estaba ligado a la tierra. Las relaciones sociales estaban restringidas al sistema dominante de producción de alimentos. Esto significaba que la nueva tecnología para la producción de otros bienes sólo se desarrollaba para apoyar esa estructura social. Las élites dirigentes -o clases dominantes- que dominaban la sociedad supervisaban el uso más eficiente de la tierra basándose en ese sistema.

China, aunque iba por delante de Europa en el desarrollo de la tecnología, no pudo convertirse en el país más poderoso durante la Edad Media. Rodney explica cómo esta especialización y división del trabajo, debido a la base agrícola de la sociedad, sólo condujo al enriquecimiento de las clases dirigentes. No sentó las bases para un cambio tecnológico más amplio en el conjunto de la sociedad, ni condujo a la revolución industrial, porque no había ninguna clase poderosa que tuviera interés en la transformación de la base tecnológica de la sociedad.

El desarrollo de África antes de la llegada de los europeos

Utilizando este marco, Rodney documenta el grado de desarrollo de las sociedades africanas a la llegada de los europeos. Critica a los eruditos europeos que buscan una réplica exacta del desarrollo europeo como excusa para la falta de desarrollo de África. Rodney describe sociedades y regiones africanas en diferentes fases de desarrollo. Llega a la conclusión de que, en general, África estaba en proceso de transformación del comunalismo al sistema feudal.

Describe el alto nivel técnico de la agricultura, incluidas las complicadas técnicas de irrigación y rotación de cultivos, así como las habilidades africanas en el desarrollo metálico y la artesanía. A menudo se organizaban en gremios, como ocurría en Europa. Cita a varios expertos que describen el nivel de la artesanía africana como comparable al de la Europa de la época.

En cuanto al desarrollo político, documenta cómo se formaban estados en varias zonas de África. Rodney recuerda al lector que el antiguo Egipto, a menudo reivindicado por Occidente, formaba parte de África. Analiza en detalle las sociedades avanzadas del norte de África, incluida Etiopía, que tenía un Estado claramente definido. Documenta cómo se construyeron los estados en África Oriental y cómo las sociedades avanzadas de diversas épocas en África rivalizaron con las construidas en Europa en la Edad Media. La formación de estados es un paso necesario para crear una potencia regional más poderosa. Sin embargo, el desarrollo de estos estados nunca fue capaz de unir regiones considerables de África. Esto debilitó gravemente la capacidad de las sociedades africanas emergentes para resistir unidas a las incursiones europeas. Esto iba a ser catastrófico para el continente.

Desarrollo del capitalismo en Europa

Para Rodney, la diferencia más crucial entre las sociedades africanas y europeas era que el capitalismo se desarrolló primero en Europa. Bajo el capitalismo, “la mayor riqueza de la sociedad no se producía en la agricultura, sino mediante máquinas, en fábricas y minas”. Al igual que las fases precedentes del feudalismo, el capitalismo se caracterizaba por la concentración en pocas manos de la propiedad de los medios de producción de riqueza y por la distribución desigual de los productos del trabajo humano… Los pocos que dominaban eran los burgueses que se habían originado en los comerciantes y artesanos de la época feudal y que ascendieron a industriales y financieros”.

También explica cómo cambió el papel de las clases oprimidas. Los siervos eran ahora libres de abandonar la tierra, pero, para ganarse la vida, ahora tenían que trabajar en las fábricas que acababan de surgir. Los siervos se habían convertido en trabajadores. La explotación del trabajo en la tierra se había convertido en explotación del trabajo en las fábricas a través del sistema salarial. Se había creado la clase obrera. “Por lo tanto, su trabajo se convirtió en una mercancía: algo que se compra y se vende”.

Rodney explica lo que hizo al capitalismo diferente de las sociedades anteriores. “Nunca antes en ninguna sociedad humana un grupo de personas se había visto funcionando conscientemente para obtener el máximo beneficio de la producción. Para cumplir ese objetivo de adquirir más y más capital, los capitalistas se interesaron más por las leyes de la ciencia que podían aprovecharse en forma de maquinaria para trabajar y obtener beneficios en su nombre.”

Fue a partir de este meteórico desarrollo de la técnica en la producción fabril que se produjo el rápido ascenso de las poderosas clases capitalistas de Europa. La clase capitalista ascendente en Gran Bretaña, y luego en otros países de Europa, utilizó su ventaja en la producción en masa de productos para construir Estados poderosos que favorecieran sus intereses, lo que luego les permitió extender su poder a escala mundial.

A diferencia de la mayoría de los académicos, Rodney hace hincapié en la otra cara del desarrollo de la sociedad: la explotación del trabajo que crea los excesos de riqueza en esas sociedades, y su papel en la creación de una nueva sociedad. Dice que “los campesinos y trabajadores de Europa (y con el tiempo los habitantes de todo el mundo) pagaron un precio enorme para que el capitalista pudiera obtener ese beneficio del trabajo humano que siempre hay detrás de las máquinas. Este último grupo es la mayoría de la humanidad. Para avanzar deben derrocar al capitalismo; y por eso en este momento el capitalismo se interpone en el camino de un mayor desarrollo social humano.”

¿Qué es el subdesarrollo?

Rodney escribe: “El subdesarrollo sólo tiene sentido como medio para comparar niveles de desarrollo”. A continuación, analiza el hecho de que el desarrollo social humano en todo el planeta ha sido “desigual”.

Escribe: “El segundo y aún más indispensable componente del subdesarrollo moderno es que expresa una relación particular de explotación, a saber, la explotación de un país por otro. Todos los países que se denominan “subdesarrollados” en el mundo son explotados por otros; y el subdesarrollo que ahora preocupa al mundo es producto de la explotación capitalista, imperialista y colonial.”

“Las sociedades africanas y asiáticas se desarrollaron independientemente hasta que fueron tomadas directa o indirectamente por las potencias capitalistas. Cuando esto ocurrió, aumentó la explotación y se produjo la exportación del excedente, privando a las sociedades del beneficio de sus recursos naturales y de su trabajo. Eso es parte integrante del subdesarrollo en el sentido contemporáneo”.

Rechaza la terminología utilizada en la corriente dominante de que se trata de “países en desarrollo”. Afirma que “esto da la impresión errónea de que todos los países de África, Asia y América Latina se están emancipando de la relación de explotación”. Por el contrario, afirma, que estos países “se están volviendo más subdesarrollados en comparación con las potencias mundiales”.

Criticando a los comentaristas modernos por su justificación de las condiciones impuestas a los africanos, expone que la mayoría de sus argumentos se basan en opiniones racistas. Desenmascara a los “expertos” de los países capitalistas cuyas opiniones “suelen provenir de un pensamiento prejuicioso o del error de pensar que se pueden aprender las respuestas mirando dentro de la economía subdesarrollada”. En su lugar, afirma: “La verdadera explicación reside en buscar la relación entre África y ciertos países desarrollados y en reconocer que se trata de una relación de explotación.”

Cómo Europa subdesarrolló África

Tras haber proporcionado un marco para entender el subdesarrollo, Rodney dedica la mayor parte del libro a documentar con gran detalle esta relación de explotación entre Europa y África.

Cuando llegaron los europeos, ya tenían una gran ventaja. Controlaban los términos del comercio y los precios de los productos. Las sociedades africanas tenían una participación casi nula en esto. Este control del comercio internacional, brutalmente reforzado por poderosas fuerzas militares equipadas con armas de fuego y enormes buques de guerra, impidió que las sociedades africanas desarrollaran sus propias relaciones comerciales por separado. Las potencias europeas decidían qué productos ofrecían para el comercio a África. En este paquete, excluían específicamente cualquiera de las técnicas productivas que tanta ventaja técnica habían dado a las potencias europeas. En concreto, se prohibieron los secretos relacionados con la producción de armas de fuego y textiles.

África se convirtió en una fuente de materias primas vitales, productos agrícolas y metales preciosos, que se repatriaban para alimentar las fábricas de la madre patria imperialista. A cambio, se ofrecían a África los excedentes de las fábricas europeas que menos utilidad podían tener en sus países de origen. De este modo, las potencias europeas dominaron el comercio. Además, mediante la fuerza militar, hicieron bajar los salarios de los productores africanos hasta los huesos.

Rodney destruye el argumento utilizado en Occidente para justificar la explotación africana: que la intervención occidental en África ayudó de alguna manera al desarrollo africano. Por el contrario, describe cómo la intervención europea atrapó a la sociedad africana en un nivel de desarrollo precapitalista. Con un ejemplo tras otro, Rodney demuestra su tesis principal de que Europa subdesarrolló África.

Esclavitud – Robo de mano de obra africana

Una de las secciones más impactantes del libro es su descripción de los efectos del robo de mano de obra africana para el desarrollo de África. Se ha escrito mucho sobre la naturaleza brutal de la esclavitud, y Rodney aportó gran cantidad de detalles sobre este proceso, al tiempo que incluía ejemplos de la resistencia de los líderes africanos a la trata de esclavos europea, así como de aquellos que se acomodaron al comercio.

La mano de obra esclava africana se convirtió en una parte crucial de la triangulación del comercio británico, donde los barcos llenos de textiles procedentes de Gran Bretaña llegaban a África para inundar los mercados africanos, y luego los esclavos capturados eran transportados a las Américas. En condiciones brutales de esclavitud, la mano de obra africana recogía algodón para enviarlo a Gran Bretaña; el algodón era materia prima esencial para las fábricas que luego fabricaban más textiles. Estos se exportaban después a todo el Imperio Británico. Demuestra con gran detalle cómo la explotación de la mano de obra y de los recursos en África aceleró enormemente la obtención de beneficios en Europa y aceleró el desarrollo del capitalismo en Europa y, posteriormente, en todo el mundo.

Debido a su análisis marxista del papel de la mano de obra en la creación de riqueza, Rodney también arroja luz sobre cómo la captura y pérdida de toda esta mano de obra productiva capturada fue devastadora para el desarrollo africano. La mayor parte de la mano de obra masculina sana fue robada. Al describir cómo esta mano de obra podría haber impulsado el nivel de vida y el desarrollo de la sociedad africana, aporta estadísticas que muestran un casi estancamiento de la población africana de 1650 a 1900 (pasó de 100 a 120 millones) en comparación con los enormes aumentos de otros continentes. Por ejemplo, la población de Asia pasó de 257 millones a 857 millones en el mismo periodo.

Dominio colonial e imperialismo en África

Describe la transformación del poder europeo en África en dominio colonial directo, a partir de la década de 1880. Con ejércitos y administradores europeos asumiendo la dirección de los países de África, la explotación se profundizó y se hizo más brutal. Estas nuevas colonias brutales se convirtieron entonces en bases para la penetración del capital procedente de Europa. La mano de obra asalariada africana pasó a ser explotada por enormes empresas con sede en Europa, como Unilever, que para entonces se había hecho con el mundo entero en busca de materias primas y mano de obra baratas. Expone el brutal régimen de apartheid de Sudáfrica que garantizaba la extracción de oro, diamantes y otros metales utilizando mano de obra africana en las condiciones más brutales. También documenta los brutales regímenes de Rodesia, Ghana y otros países.

El dominio colonial significaba la administración directa de los países africanos por las potencias europeas. Rodney desenmascara las mentiras de los apologistas occidentales de que esto ayudó a extender la democracia occidental a África. Nada de eso ocurrió. Las instituciones educativas que se crearon estaban allí para formar administradores, no para desarrollar la sociedad africana. De hecho, se tomaron todas las medidas necesarias para que la mano de obra africana dejara de desarrollarse de forma independiente mediante la introducción de una economía basada en el dinero en efectivo, en la que las masas africanas se veían obligadas a depender de las importaciones del extranjero en lugar de productos basados en el autodesarrollo. También documenta el papel de la religión para ayudar a cimentar el dominio colonial.

Rodney documenta las brutales condiciones de trabajo impuestas a la mano de obra africana. Hablando de la intersección de la explotación económica y la opresión racial, Rodney escribe: “A veces se sostiene erróneamente que los europeos esclavizaron a los africanos por motivos racistas. Los plantadores y mineros europeos esclavizaron a los africanos por razones económicas, para poder explotar su fuerza de trabajo”. “Luego, habiéndose vuelto totalmente dependientes de la mano de obra africana, los europeos en su país y en el extranjero encontraron necesario racionalizar esa explotación también en términos racistas. La opresión sigue lógicamente a la explotación, para garantizar esta última. La opresión del pueblo africano por motivos puramente racistas acompañó, reforzó y se hizo indistinguible de la opresión por motivos económicos.”

Rodney describe los métodos utilizados por las potencias coloniales para coser divisiones entre los africanos. Para ello destruyeron los Estados más poderosos de África que tenían el potencial de plantear la idea de identidad nacional. A continuación se superpusieron a la población nuevos estados coloniales que atravesaban las líneas étnicas existentes. Las diferencias étnicas y regionales no resueltas fueron entonces estimuladas por los gobernantes europeos para desviar la atención del papel de los europeos como opresores de todos los africanos: todos métodos clásicos de divide y vencerás.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los movimientos independentistas se extendieron por Asia y África, a medida que los ejércitos coloniales eran expulsados de África y Asia. Se estableció una administración política independiente en la mayor parte de África. Rodney describe la realidad africana.

Escribe: “Durante el periodo colonial, las formas de subordinación política de África eran evidentes. Había gobernadores, funcionarios coloniales y policía. En los Estados africanos políticamente independientes, los capitalistas metropolitanos tienen que garantizar decisiones políticas favorables desde el control remoto. Así que establecieron sus marionetas políticas en muchas partes de África”. “La presencia de un grupo de vendidos africanos forma parte de la definición de subdesarrollo”.

Rodney señala los factores clave que aseguraron la dominación extranjera de África a pesar de la independencia política. “Más trascendental que el mero comercio es la propiedad real de los medios de producción de un país por parte de los ciudadanos de otro. Cuando los ciudadanos de Europa poseen la tierra y las minas de África, ésta es la forma más directa de succionar el continente africano. Bajo el colonialismo, la propiedad era total y estaba respaldada por la dominación militar. Hoy en día, en muchos países africanos la propiedad extranjera sigue presente, aunque se hayan retirado los ejércitos y las banderas de las potencias extranjeras.”

Socialismo

Dado que el control imperialista de África impedía cualquier desarrollo independiente de un capitalismo nacional viable, Rodney consideraba que la única solución al subdesarrollo de África era una revuelta de la clase obrera y los pobres, y el establecimiento de una sociedad socialista. Describe importantes luchas de los estudiantes y del movimiento obrero en África. Sin embargo, con un desarrollo económico limitado, y por tanto una clase obrera pequeña, y enfrentándose al brutal régimen colonial, señala que estas luchas se enfrentaron a enormes dificultades para convertirse en un poderoso movimiento nacional. Sólo después de la muerte de Rodney surgió una poderosa clase obrera en Sudáfrica, que precipitó el colapso del Estado del apartheid.

La principal conclusión de Rodney sobre la necesidad de un cambio revolucionario en África, como parte de una transformación socialista a escala mundial, sigue siendo totalmente pertinente hoy en día. Esto es especialmente cierto ahora que se ha desatado una nueva lucha por el control de regiones de África. Las grandes potencias de China y Estados Unidos compiten por el control de los vastos yacimientos de litio y otros metales raros que se concentran en África.

El libro de Rodney refleja el lenguaje político de su época, en la que el capitalismo estaba a la defensiva en todo el mundo tras el establecimiento de Estados Obreros en Europa del Este, China, Cuba y zonas de África y Asia. Apoyó el avance hacia la superación del capitalismo y el imperialismo y los avances logrados por estas economías planificadas. Como era habitual en la izquierda, calificó a estas nuevas sociedades de “socialistas”.

En realidad, a pesar de que se había eliminado el capitalismo, estas nuevas sociedades aún no eran socialistas en el sentido habitual de la palabra. El socialismo necesita la participación activa de la clase obrera en la gestión y el control de la sociedad. Sólo entonces los beneficios de la economía planificada pueden redundar en beneficio de toda la sociedad. En cambio, en estos países vimos cómo una capa burocrática llegaba al poder para administrar la sociedad. Como resultado, esta burocracia, a pesar de sus buenas intenciones, fue incapaz de utilizar el potencial de una economía planificada para mejorar la sociedad en su conjunto. Este modelo “estalinista” se vino abajo con el colapso de la Unión Soviética en 1990. Desde entonces, el imperialismo ha resurgido como fuerza dominante en el planeta.

La relevancia actual del análisis de Rodney

Cuando se mira a África hoy en día, la realidad del control imperial de los países africanos y subdesarrollados no ha cambiado. En los últimos años se han acelerado las luchas en todo el continente. Enormes movimientos sociales han convulsionado Egipto, Túnez y Etiopía. Ahora han empezado a extenderse a las fábricas creadas por empresas chinas, donde las brutales condiciones de trabajo provocaron cuatro meses de huelgas salvajes en fábricas textiles de Etiopía en 2019. 

También ha comenzado una nueva ola de luchas en Sudáfrica, con 1,6 millones de jornadas laborales perdidas por huelgas en los primeros seis meses de 2022. Las dos mayores federaciones sindicales organizaron una huelga nacional contra el aumento del coste de la vida en octubre de 2022.

En un momento en el que China y Estados Unidos compiten por el dominio mundial, mientras permanezcan el capitalismo y el imperialismo, ya sean empresas chinas o estadounidenses las que pisoteen África, no habrá ningún beneficio para los trabajadores africanos. El color de la piel del opresor se ve superado por las leyes del capitalismo y el imperialismo y su insaciable afán de mano de obra barata y recursos. Para los principales países imperialistas, los recursos y la mano de obra de los africanos son una cuestión de pérdidas y ganancias.

La insistencia de Rodney en centrar el análisis en la explotación es crucial para quienes hoy buscan una solución global a los problemas aparentemente irresolubles de la miseria, la opresión, la pobreza y la catástrofe climática. El punto central de su análisis es que si se deja de lado la cuestión de la explotación imperialista, no se pueden entender los problemas del subdesarrollo, ya sea en África o en otros continentes como América Latina y Asia. Su crítica a los “académicos” que afirman estar alejados de la “política” y, sin embargo, “han omitido por completo… todo el concepto de imperialismo y neocolonialismo” suena aún más cierta hoy en día.

Rodney nos informa: “Mientras los extranjeros posean tierras, minas, fábricas, bancos, compañías de seguros, medios de transporte, periódicos, estaciones de paso, la riqueza de África fluirá hacia las manos de esos elementos”. En otras palabras, en ausencia de un control político directo, la inversión extranjera garantiza que los recursos naturales y la mano de obra de África produzcan un valor económico que se pierde para el continente.”