Xalapa se queda sin agua, ¡No es sequía, es saqueo! 

Xalapa sufre escasez de agua para abastecer a su población en la temporada de altas temperaturas. En varias colonias la carencia se ha prolongado hasta una semana, y los vecinos han salido a protestar. En una ciudad con lluvias casi todo el año, situada entre una multitud de ríos y manantiales, una desastrosa administración deja a sus habitantes sin agua.

Escrito por Rolando Ramos, Alternativa Socialista (ASI en México)

El gobierno municipal implementó en marzo un calendario de ‘tandeos’, esto significa que solo hay agua algunos días dependiendo de la colonia. El mes de abril estaba programado que 29 colonias solo tendrían agua 10 días, algunas tan solo 2 a la semana. Lo cierto es que hay colonias donde el servicio se suspendió toda la semana. Esto significa decenas de miles de personas limitadas por largos periodos para cubrir satisfactoriamente necesidades básicas como cocinar, lavar, trapear, usar el baño, etc. Incluso se ha llegado a cancelar clases en primarias y preescolares. Sin mencionar el gasto y el estrés que implica llenar cubetas, acarrear agua, pedir pipas o comprar garrafones. En consecuencia, durante los últimos meses se han presentado innumerables protestas vecinales en Xalapa y otros municipios en la región. 

Las manifestaciones regularmente han sido de carácter espontáneo, impulsadas por la desesperación de la gente. La forma más frecuente en que han buscado llamar la atención de las autoridades ha sido mediante bloqueos en calles, bulevares y carreteras. El 20 de junio hubo bloqueos en la entrada de tres municipios: Banderilla, Coatepec y Tlaltetela. Los habitantes de Banderilla mantuvieron dos: uno en el bulevar Banderilla-Xalapa, donde le arrojaron huevos al alcalde; y otro en el bulevar Libertad, que tras casi un día fue retirado por la policía. Aquellos episodios son solo un ejemplo entre incontables y frecuentes protestas en la región por el acceso al agua.

Ricardo Ahued, alcalde de Xalapa, dice que Conagua ya está analizando contar con otra fuente de abastecimiento para solventar el déficit del 40 por ciento sobre la demanda. El hecho es que no lo han anunciado y no parece que trabajen en ello con la urgencia que apremia a las familias. Un informe de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de 2018 revela que la infraestructura actual de agua potable de la ciudad tiene una antigüedad aproximada de 40 años. En ese mismo informe revelan que se pierde alrededor del 30 por ciento en fugas. Es absolutamente irresponsable la poca inversión en nueva infraestructura para la ciudad, aún más si se tiene en cuenta que de 1990 a 2020 la población creció 42 por ciento. 

Xalapa fue alguna vez una ciudad conocida por sus ríos, que cruzaban la ciudad y formaban parte de su identidad; eran espacios a donde la gente iba a lavar, bañarse o pasar el rato. Las aguas negras, contaminadas por desechos de todo tipo (industriales, humanos, animales, basura, de hospitales, etc.) representan un peligro para la población. En lugar de un programa para el rescate de los ríos contaminados, la solución de los gobiernos ha sido entubarlos, ocultarlos a la vista para taparle el ojo al macho. Y eso no ha sido suficiente para evitar que año con año, multitud de viviendas sean inundadas por estas aguas negras de forma cada vez más severa, perjudicando terriblemente la vida, el patrimonio y la salud de la gente. 

Actualmente la ciudad se abastece principalmente de las subcuencas del Río Pixquiac, en las faldas del Cofre de Perote; y el Río La Antigua, que proviene del estado de Puebla. Debido al cambio climático han disminuido las lluvias en el Cofre de Perote, ocasionando sequías más regulares en el Pixquiac. La creciente extracción de agua para abastecer la ciudad ha llegado al punto de violar la normativa de la Conagua que prohíbe dejar a los ríos sin corriente, cuestión que ya es recurrente en varios puntos del Pixquiac. El Río La Antigua y Actopan (que pasa por el estado de Veracruz), estaban protegidos de ser concesionados por una veda, hasta junio de 2018 que fue retirada. Desde entonces varias organizaciones ambientalistas dieron la batalla por recuperarla. El 17 de mayo de 2022 se publicó un decreto en el DOF restableciendo la veda. Fue una victoria del movimiento: por el bien de los ríos, y la gente que vive de ellos.

Organicemos la lucha en todos los frentes

Debemos organizar nuestros esfuerzos para abandonar la posición defensiva y lanzar el contraataque, por un mundo que sirva a las mayorías en lugar de despojarlas. Esfuerzos como la Agenda Ciudadana por el Agua presentada por más de 20 organizaciones que dando la batalla en Xalapa ya es un paso al frente en ese sentido. Pero si queremos avanzar en esa agenda debemos dar ese paso en todos los frentes de la lucha de clases. La solución definitiva al problema del agua pasa por muchos temas como vivienda, salud, transporte, producción, residuos, infraestructura, captación de lluvia, etc. 

Solo por mencionar algunos ejemplos: No podemos solucionar el problema de las invasiones a la zona federal de los ríos (10 metros de cada lado), si no da solución también a los problemas de acceso a la vivienda. La destrucción de áreas naturales para darle espacio al transporte privado va a continuar, si no hay una planificación urbana que contemple el transporte público como un eje central. La escasez de recursos para construir infraestructura, revitalizar los ríos y combatir las inundaciones va a seguir siendo la excusa del Estado mientras se le siga cobrando migajas de impuestos a los ricos. El calentamiento climático provocará aún más estragos, si la producción y nuestro trabajo está focalizado en obtener mayores ganancias para las empresas y no mayor bienestar para la sociedad.

Quienes estamos organizados debemos hacer el esfuerzo por convencer pacientemente de dar la batalla en todos los frentes de la lucha de clases. Esto pasa por articular un programa de lucha que recupere las demandas y necesidades de las capas más amplias de la sociedad y las invite a organizarse de manera permanentemente. Las limitaciones físicas de la Tierra para seguir alimentando un modelo económico que solo se interesa por las ganancias de los empresarios ha recrudecido un frente de la lucha de clases: la clase trabajadora compite con la clase capitalista por los bienes naturales. ¡No es sequía, es saqueo!