Toma feminista del Congreso en Puebla ¡Por la libre decisión sobre nuestras vidas!

Desde el 24 de noviembre colectivas feministas -integradas, en su mayoría, por jóvenes universitarias- tomaron de manera pacífica el Congreso del estado de Puebla. En reclamo por la aprobación de la ley sobre interrupción voluntaria del embarazo a partir de las 12 semanas de gestación en el estado, que actualmente está sancionado hasta con un año de cárcel. 

Escrito por Fátima Lomelín y Tania Calzado, Rosa Feminismo Socialista México.

A esto le subyace dos cuestiones: por un lado, la exigencia clara sobre la erradicación de la violencia machista; de la injusticia existente en el hecho de que la mujer hasta el día de hoy no puede decidir sobre su propio cuerpo; en cambio, los que eligen son, generalmente, hombres con ideología conservadora. Por otro lado, subyace también el hecho preocupante de que la mayoría de los legisladores pertenecen al partido Morena. Esto último es preocupante por la contradicción notoria entre el discurso anti-desigualdad y pro-pueblo de este partido de izquierda, pero la praxis desigual que no ha volteado a ver la realidad de inseguridad y violencia que experimentan las mujeres. 

Sobre este reclamo justo que demandan las compañeras, es necesario enfatizar algunas cosas. Primero, que no ha sido la primera vez que se exige reevaluar la ley, sino todo lo contrario: la Ley sobre interrupción legal del embarazo fue presentada desde octubre de 2019 y, hasta el momento, no se ha discutido; sólo se ha interrumpido y pospuesto varias veces. Siempre desde el diálogo y la intervención pacífica. Pero ahora, las compañeras afirman, ellas se comprometen a movilizar la propuesta. 

Segundo, que la protesta fue reprimida por el presidente de Coordinación Política del Congreso estatal y coordinador de la bancada de Morena, Gabriel Biestro.  El 30 de noviembre se emitió un oficio en el que se comprometían a establecer diálogo con las colectivas para el día 2 de diciembre. Como resultado de esta mesa de diálogo, acordaron, entre otras cosas, una mesa de trabajo interinstitucional para el 7 de diciembre, en una hora por acordar. Desde Rosa consideramos relevante estar atentxs al desarrollo de esta demanda, para defender que el resultado favorezca a nuestras compañeras de Puebla. 

Hubo hostigamiento e intimidación a las compañeras por parte de lo que parecen militares disfrazados de civiles. Se amenazó a las compañeras con un desalojo violento. Después se cerró el Congreso para que nadie pudiera entrar o salir. De igual forma, varios legisladores de Morena reprimieron y ejercieron violencia política contra la Diputada Estefanía Rodríguez, también perteneciente a dicho partido, que manifestó su apoyo y su aprobación de la Ley sobre la interrupción legal del embarazo. Estos legisladores argumentaron que la despenalización y otras exigencias colectivas feministas no son parte de la Agenda Legislativa de la 4T. Sin embargo, habría que considerar el hecho de que a nivel federal recientemente se aprobó la Ley Olimpia y la creación del Sistema Nacional de Cuidados. 

Por último, es pertinente mencionar el hecho de que Puebla es el tercer estado a nivel nacional de procedencia de mujeres que acuden a la Ciudad de México para abortar legalmente, sin ningún tipo de consecuencia legal o física. Esto demuestra que en realidad, y como las mismas feministas afirman, la legalidad del aborto no versa sobre exigir un permiso para abortar sin más, sino en exigir las condiciones y el apoyo que merecemos, que nos permite decidir sobre nuestro propio cuerpo y no salir perjudicadas en el caso de que queramos – o necesitemos – hacerlo. 

El feminismo socialista se posiciona al respecto de esto. En primera instancia, la crítica es la misma contra la que hemos luchado siempre: se debe legislar desde la búsqueda de garantía de derechos humanos. Después, el hecho de que sean mujeres jóvenes y estudiantes las que hayan tomado acción demuestra que es una cuestión de clase; esto en tanto que son ellas las que pueden salir a manifestarse, pero no sólo lo hacen por ellas, lo hacen para todas. Y para concluir, que el discurso y la praxis en contra de las desigualdades e injusticias sociales se vuelve incompleto e insuficiente si no nos representa también a nosotras.