Nueva Guerra Fría: El rastro sangriento del imperialismo estadounidense
Los intereses del imperialismo estadounidense pueden medirse por su número de muertos. Las guerras estadounidenses lanzadas en Oriente Próximo y Asia Central desde el 11-S han matado a 4.5 millones de personas y creado 50 millones de refugiados.
Escrito por Keely Mullen y Grace Fors, Socialist Alternative (ASI en Estados Unidos)
La brutalidad del ataque del régimen israelí contra Gaza ha conmocionado y devastado a millones de trabajadores de todo el mundo. Las redes sociales se han inundado de imágenes de hospitales bombardeados y montones de escombros donde antes había casas, tiendas y familias. Cientos de miles de personas han salido a las calles de todo el mundo para declarar su profunda solidaridad con el pueblo palestino, que lucha contra horrores inimaginables.
Con la guerra en Ucrania a punto de cumplir dos años y el estallido de la sangrienta escalada militar en Gaza, que amenaza con desembocar en un conflicto regional total, millones de personas se preguntan cuándo y cómo el mundo se ha vuelto tan violento.
Nuevo orden mundial
El 9 de octubre, dos días después del catastrófico ataque de Hamás en Israel, y cuando el Estado israelí comenzaba su arremetida de castigo colectivo contra la población de Gaza, el boletín del lunes del New York Times abría con la advertencia de “un nuevo orden mundial”.
Rusia ha iniciado la mayor guerra en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. China se ha vuelto más belicosa con Taiwán. India ha abrazado un nacionalismo virulento. Israel ha formado el gobierno más extremista de su historia. Todos estos acontecimientos son signos de que el mundo puede haber entrado en un nuevo periodo de desorden.
Leonhardt, David, El contexto mundial de la guerra entre Hamás e Israel
Eso está claro desde hace tiempo. Pero el Times continúa lamentando “la larga era del poder estadounidense” y regaña a quienes alguna vez lo criticaron. “Enhorabuena, ahora tenemos ese mundo [multipolar]. A ver si os gusta más”.
Mientras millones de personas de a pie contemplan con horror y rabia el asalto a la población de Gaza, que el gobierno estadounidense debe seguir financiando para mantener su alianza con su aliado histórico clave en la región, Israel, contra Irán, que a su vez está aliado con China, esta es una declaración increíblemente insensible. Esto no es algo que la gente corriente haya pedido o consentido. Sólo queremos que dejen de matar gente.
Guerra e imperialismo
Aunque el conflicto en Israel y Palestina se remonta a décadas atrás, ahora no puede separarse de la lucha global de los dos bloques imperialistas liderados por Estados Unidos y China. La base de nuestro análisis de esta Nueva Guerra Fría es la comprensión del imperialismo. Lenin, líder central de la Revolución Rusa, describió cómo “una característica esencial del imperialismo es la rivalidad entre varias grandes potencias en la lucha por la hegemonía”. Todas las potencias imperialistas, mundiales o regionales, buscan dominar los mercados y mantener el control de su “esfera”. El imperialismo significa también el sometimiento de la inmensa mayoría de la población mundial a los dictados del capital financiero. Aunque se presenta a sí mismo como más o menos “ilustrado”, significa opresión masiva. Los intereses de los pueblos oprimidos quedan totalmente relegados a un segundo plano. Son peones en un juego mucho mayor.
La brutalidad que se está produciendo en Gaza debe verse desde esta perspectiva. Durante décadas, Estados Unidos ha confiado en el Estado israelí para que sirviera de avanzada a sus intereses en Oriente Medio. Ha inyectado decenas de miles de millones de dólares en el Estado israelí. El propio Joe Biden explicó sucintamente la relación en 2013 cuando dijo: “No es sólo un compromiso moral de larga data; es un compromiso estratégico”.
Los intereses del imperialismo estadounidense pueden medirse por su número de muertos. Las guerras estadounidenses lanzadas en Oriente Medio y Asia Central desde el 11-S han matado a 4,5 millones de personas y creado 50 millones de refugiados. Otra medida puede hacerse en dólares. En 2022, el gasto militar estadounidense representó el 40% de todo el gasto militar mundial. Dicho de otro modo, Estados Unidos gasta más en defensa que China, Rusia, India, Arabia Saudí, Reino Unido, Alemania, Francia, Corea del Sur, Japón y Ucrania juntos.
¿Y para qué? Hoy es para competir con el bloque imperialista liderado por China por el dominio. En la guerra contra Gaza, una preocupación clave del imperialismo estadounidense es contrarrestar los crecientes esfuerzos chinos por aumentar su influencia en Oriente Medio. El valor de la vida humana sólo se calcula en proporción al afán de poder del imperialismo.
El principal enemigo está en casa
El 29 de octubre, Hillary Clinton salió del anonimato para asistir al panel de aniversario de un think tank multimillonario junto a su colega, el ex secretario de Estado Henry Kissinger. “La gente que pide un alto el fuego no entiende a Hamás”, dijo. A continuación, proporcionó una interesante visión de la fría y calculada mentalidad de un verdadero imperialista, al exponer su evaluación de por qué Israel debe seguir adelante con su ataque, como si estuviera discutiendo una partida de Risk.
Su actitud no podría estar más alejada de la de los cientos de miles de manifestantes de todo el mundo que se han echado a la calle contra la masacre de civiles.
Todos aquellos que en Estados Unidos están horrorizados por los acontecimientos que se están produciendo en Gaza tienen la obligación de apuntar directamente contra nuestra propia élite gobernante, cuyo juego de ajedrez en Oriente Próximo durante décadas nos ha llevado a las puertas del desastre humanitario que se está produciendo hoy.
Tenemos que oponernos sin ambigüedades a toda ayuda militar estadounidense a Israel y apoyar firmemente a las masas palestinas que luchan por liberarse de la opresión.
“Trabajadores y oprimidos del mundo uníos”
Al tiempo que defendemos firmemente el derecho de las masas palestinas a formar su propio Estado, libre del espectro de la ocupación, también debemos tener claro que los verdaderos aliados de la clase obrera palestina no se encontrarán en Hamás, ni en ninguna otra fuerza reaccionaria.
Como escribió Lenin en 1913, “El proletariado no puede proseguir su lucha por el socialismo y defender sus intereses económicos cotidianos sin la más estrecha y completa alianza de los trabajadores de todas las naciones en todas las organizaciones de la clase obrera sin excepción.”
Como socialistas, nos negamos a desdibujar la distinción entre los generales de un país y sus maestros ordinarios, trabajadores de la construcción, estudiantes, conductores de autobús y enfermeras. Los trabajadores de a pie tienen mucho más en común entre sí, a pesar de todas nuestras distinciones nacionales, que cualquiera de nosotros con nuestra propia clase dominante en casa.
La reciente oleada de protestas en todo el mundo muestra el potencial de una lucha de masas muy necesaria en la región y a escala internacional para detener el deterioro y acabar con el asedio, la ocupación y la pobreza, para poner fin a los interminables ciclos de conflicto, sobre la base de la garantía de la igualdad de derechos a la existencia, la autodeterminación, la dignidad y el bienestar. Se trata de una lucha socialista para abolir el capitalismo y el imperialismo.