La huelga del Tecnológico de Saltillo: ¡Una nueva batalla estudiantil!
El pasado 14 de septiembre en Saltillo la administración organizó un evento por la celebración de la independencia de México que se llevaría a cabo en los alrededores del Instituto Tecnológico de Saltillo. No satisfechos con cancelar una tarde de clases regulares en la institución, la fachada de esta se usó como área “VIP” para ver el concierto de Grupo Frontera a la que solo pudieron asistir regidores, miembros del congreso, de diferentes instituciones estatales, etc. Ahora la ira de los alumnos del Tecnológico ha explotado y con el apoyo de miles de saltillenses han tomado sus instalaciones y las calles aledañas al instituto por casi una semana.
Escrito por Alternativa Socialista, Alternativa Socialista Internacional en México.
La convocatoria se realizó después de que imágenes se volvieron virales en redes sociales de como a las instalaciones se les había hecho mal uso, colillas de cigarro tiradas en los pasillos del edificio principal, latas de cerveza tiradas por doquier, y baños en un estado deplorable. Esta es la raíz de la consigna central que el movimiento ha usado hasta ahora, “el Tec no es cantina”. El lunes 18 de septiembre diversos estudiantes se dieron cita para manifestarse y exigir una disculpa por parte de la directora del plantel, pero durante la manifestación misma las demandas del movimiento se fueron profundizando, expulsando a la directora de las instalaciones que quedaron bajo control de los estudiantes.
Lo que pasó de inmediato fue una carrera contrarreloj para organizar un movimiento estudiantil que pudiera vencer al oportunismo y a su propia desorganización. Como dice Gramsci “Para cuando las masas exigen la acción, es muy tarde para formar partidos”. Más cuando la tarea inmediata del movimiento era la de desarrollar sus demandas de forma democrática, plantear estrategias y tácticas para conseguirlas, y formas de organización concretas como comités que pudieran cumplir las tareas inmediatas como administrar los víveres que se les donaban y hacer rondines de seguridad durante la noche, para evitar ser presa de presiones al interior del movimiento y desde el exterior.
Duelo a la mexicana
Las autoridades del plantel querían llevar el proceso a puertas cerradas donde ellas tienen más peso, en el territorio de estatutos y lineamientos universitarios, pero frente al reto de conseguir que el movimiento legitimara una delegación para llevar a cabo las discusiones. Y el movimiento estudiantil que requería avanzar en sus demandas para materializarlas, pero sin caer en las jugarretas del estado o las autoridades universitarias. De inmediato el aparato propagandístico estatal por el que el gobierno estatal paga 10 millones de pesos semanales se movilizó para arrojar toda clase de descalificaciones hacia los estudiantes. El periodista mercenario Milton Martinez esparció toda clase de mentiras acerca de la huelga, desde que las instalaciones estaban siendo dañadas por los estudiantes, compartir imágenes escenificadas de estudiantes con latas de cervezas en el plantón y afirmar que “deberían hacerle antidoping a todos esos marihuanos”. Medios de comunicación más serios le siguieron, afirmando toda clase de conspiraciones de que el movimiento había sido infiltrado por intereses partidistas y haciendo un llamado a que se mantuviera “apolítico”.
Por su parte las autoridades universitarias estuvieron en todo momento intentando desarticular el movimiento presionando para tener reuniones a puertas cerradas. El movimiento había construido su legitimidad y autoridad construyendo un proyecto que atendiera las necesidades de una mayoría universitaria, terreno en que pocos administrativos universitarios podrían haber ganado espacio. De ahí su urgencia de plantear concesiones en el terreno de las autoridades con una minoría de la dirigencia del movimiento, aunque este nunca pudo formar un acuerdo en cómo y quiénes deberían ser los delegados del movimiento, por la falta de claridad política de las demandas. Si bien estas estaban en un pliego petitorio, la estrategia de cómo luchar por estas parecen seguirse desarrollando hasta la fecha.
Y por último los estudiantes, que tuvieron que construir un programa de lucha básicamente de la noche a la mañana. Haber convocado a estudiantes a incluir sus demandas en el pliego petitorio, fue uno de los aciertos clave del movimiento, y la razón por la que aunque han existido embates de poder por la dirección del movimiento esta se ha mantenido estable. Ha sido justamente la capacidad de la dirigencia de mantener vinculadas el proceso real de la lucha con las demandas de los estudiantes lo que les ha otorgado la autoridad para dirigir a un movimiento democratico. Sobre todo cuando les arrojaban bolas curvas una tras otra, como una declaración dudosa de renuncia de la directora del instituto a la media noche y las constantes presiones internas y externas para descarrilar el movimiento que habían construido.
¡Por una organización nacional de estudiantes!
La experiencia reciente de lucha en el Tecnológico de Saltillo deja, como muchas luchas recientes, un manojo de lecciones para la lucha de la juventud, los estudiantes y los trabajadores. Desde la necesidad de reivindicar un programa a partir de las demandas de la comunidad, hasta la necesidad de construir una organización nacional de estudiantes que transmita la experiencia de las luchas recientes y permita construir al movimiento sin que las y los estudiantes tengan que empezar de cero cada que comienza una nueva batalla.
Ello tiene que ser parte de la discusión cotidiana del movimiento estudiantil, especialmente de cara a cómo y cuándo levantar un paro. Pues en ocasiones la inexperiencia y la emoción del momento, llevan a pensar que los movimientos serán eternos y que contarán siempre con el apoyo masivo con el que empiezan. Las autoridades, por su parte, se han vuelto expertas en apostar al desgaste de los movimientos sin resolver ninguna de las demandas que estos reivindican, como único método para enfrentar los señalamientos. Es por esto que las y los estudiantes, tenemos que utilizar la experiencia previa de otras movilizaciones y luchas a nuestro favor de cara a poder conquistar nuestras demandas.
Por otra parte, construir un programa es fundamental de cara a clarificar las demandas del movimiento pero también para tender puentes con las y los trabajadores y profesores, aliados naturales de los estudiantes. Para ello es indispensable partir de un análisis amplio, que vea más allá de lo que ocurre en una escuela o institución de educación superior, y sea capaz de vincular lo que ahí ocurre con la situación nacional e internacional. Un ejemplo claro es la creciente venta de productos por parte de las y los estudiantes como un medio para incrementar sus ingresos para solventar sus estudios. La demanda de “venta libre”, es decir de que las y los estudiantes puedan vender sus artículos en los espacios de las universidades e instituciones de educación superior, se ha vuelto común en el contexto de la crisis económica y la inflación que vive el capitalismo a nivel mundial. Por supuesto, la venta libre de artículos debe ser una opción para poder solventar los gastos de los estudiantes que lo necesiten. Pero es aún más importante luchar por el incremento de los montos y número de becas que las instituciones de educación superior otorgan. Esta, y no otra, es la verdadera solución a la falta de recursos con las que miles de estudiantes se enfrentan para continuar sus estudios.
La demanda de incremento de los montos y número de becas, implica a su vez un necesario incremento del presupuesto de las instituciones de educación superior para poder satisfacer dicha demanda. Por lo que no basta sólo reivindicar la demanda de becas, sino a su vez exigir el incremento del presupuesto federal en educación equivalente al 8% del PIB. En 2022, según los datos de la SHCP, el presupuesto en educación fue de 2.9% del PIB. Por lo que según la OCDE, México está en el top 3 de los países que menos invierte en educación. La demanda del incremento en el presupuesto educativo no sólo enfrenta los argumentos de las autoridades sobre la falta de recursos, con lo que buscan sencillamente pasar la página, sino también permite plantear soluciones concretas para otras demandas como la de los comedores o los dormitorios. Es decir, exigir el incremento del presupuesto en educación también permite señalar la forma en que otras demandas como los comedores subsidiados pueden resolverse: a partir del incremento en el presupuesto de las instituciones de educación media superior y superior. Lo mismo ocurre con demandas como el material de laboratorios o la actualización y ampliación de los acervos de las bibliotecas, para lo cual se requieren recursos económicos para solventar dichas demandas.
Hacer realidad todas estas demandas requiere construir una fuerza organizada a nivel nacional, que reivindique un programa claro de lucha a partir del cual se aglutina a las y los estudiantes a nivel nacional. Los problemas a los que se enfrentan los estudiantes del Tecnológico de Saltillo no son muy diferentes a los de los estudiantes de la BUAP, la UNAM, el IPN, la UAdeC o de cualquier otra universidad estatal. Por ello es que desde Alternativa Socialista y las Juventudes Socialistas, señalamos la necesidad de construir una organización nacional de estudiantes como alternativa para luchar por mejoras en las condiciones de estudio y de trabajo en una y en todas las universidades del país.