Felipe Carrillo Puerto y la revolución mexicana en Yucatán
El 3 de enero de 1924 era fusilado el socialista yucateco Felipe Carrillo Puerto. Como gobernador de Yucatán, entre 1922 a 1924, fue precursor en la lucha contra la esclavitud maya y la oligarquía henequenera, la llamada Casta Divina, y en la organización campesina y obrera a través del Partido Socialista del Sureste. Logrando así, las conquistas sociales más importantes del México posrevolucionario. Las experiencias descritas en este artículo señalan las profundas enseñanzas de Felipe Carrillo Puerto, el PSSE y de la lucha socialista en el Mayab.
Escrito por Christian Tello, Alternativa Socialista (ASI en México).
Felipe Carrillo Puerto nació en el pueblo de Motul, Yucatán, el 8 de noviembre de 1874. Hijo de Justiniano Carrillo y Adela Puerto, creció como el segundo de 14 hijos. Criado en una familia de comerciantes yucatecos, Felipe viajaría por la Península transportando mercancías en carreta. De estos viajes relata, en sus memorias, conocería la situación social de su pueblo: esclavitud y violencia indiscriminada en las grandes haciendas de henequén, enfermedad, pobreza extrema, robo de tierras indígenas y brutalidad de las autoridades estatales. Tal era el panorama de muerte que trajo consigo la dictadura de Porfirio Díaz.
Sin embargo, esta situación no era nueva. La apropiación de tierras indígenas, así como el desarrollo de las haciendas en el sureste tenía casi un siglo, como en el conjunto del país. Si embargo, esto se recrudeció desde mediados del siglo XIX, dando pie a la Guerra de Castas. Una insurrección de indios mayas contra el sistema de división racial en castas, que formalmente había desaparecido con la Independencia de México en 1821 pero que permanecía existiendo y reproducido por los grandes hacendados y terratenientes criollos o coletos.
De los viajes y su amistad con indígenas de Motul, Felipe aprendió a hablar maya de la península y participó de las luchas indígenas de la época. Motivo por el cuál en 1892 fue encarcelado en Dzununcán. En 1907 Felipe apoyó la candidatura de Delio Moreno Cantón, político liberal burgués opositor a Díaz, y se sumó a la redacción del periódico El Heraldo de Motul, donde denuncio la corrupción y brutalidad de hacendados y gobernantes contra los indios. Estos primeros encuentros con el ala liberal antiporfirista y su trabajo como corresponsal del diario lo llevaron a posiciones clave para la lucha revolucionaria contra el régimen.
En 1911 se adhirió al maderismo a través de su militancia en el Partido Anti-reeleccionista. Dentro del partido Felipe representó el ala a la izquierda más radical y consecuente contra el programa reformista de Madero en la Península. Durante los primeros enfrentamientos a inicios de la revolución, fue encarcelado nuevamente y desde la penitenciaría de Juárez en Mérida tradujo la constitución de 1857 al maya, con el fin de “que los mayas conocieran las leyes que los oprimían”.
En 1913 Francisco Madero, al verse debilitado por las concesiones ofrecidas a la burguesía porfirista en su gobierno, es traicionado y depuesto por el General Victoriano Huerta. Producto de una política reformista y burocrática el maderismo, como movimiento, se desploma. En esta situación política se encuentra Felipe al ser liberado el mismo año. Es perseguido y obligado a exiliarse en Nueva Orleans, Estados Unidos. A su retorno se dirigió a Morelos y se unió a las filas del movimiento zapatista, conociendo al propio Zapata, en el verano de 1914 en Milpa Alta. Felipe en este periodo participó en la Comisión agraria de Cuautla, siendo el promotor de los repartos de tierras más importantes de los Altos de Morelos.
En 1915 retornó a Yucatán para impulsar las demandas agrarias del Plan de Ayala en la Península. A su vez, se integró al Partido Socialista Obrero de Yucatán, invitado por el gobernador Salvador Alvarado. Dentro del partido y del gabinete de Alvarado, Felipe continuó el reparto de tierras a través de una nueva comisión agraria formada en Mérida y apoyó a su hermana Elvia y a sus compañeras mujeres para llevar a cabo, en 1916, el Primer Congreso Feminista, en Yucatán. En 1917 participó en la creación de la Unión Obrera de Ferrocarriles, como una de las primeras organizaciones sindicales regionales de obreros en el sureste del país. Un año después se celebraría el congreso anual del PSOY, en Motul. En el congreso, el partido cambia su nombre a Partido Socialista del Sureste (PSSE) y con ello, en sus filas, evolucionará un programa político más radical e de independencia de clase, reivindicando una enérgica alianza entre obreros y campesinos. Felipe es electo como su presidente y el lema oficial del partido es cambiado por el de “¡Tierra y Libertad!”. Será un partido nuevo, influenciado por el zapatismo y el bolchevismo, producto del triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia y su impacto a nivel internacional.
En 1920 Felipe fue electo como diputado federal de Yucatán para la XXIX Legislatura y se trasladó a Ciudad de México para ejercer el cargo. De este breve periodo tendrá contacto con el embrionario Partido Comunista Mexicano y sus principales cuadros como el indio Manabrenda Nath Roy, Diego Rivera y enviados de la Tercera Internacional como Sen Katayama y Mijaíl Borodin. Los breves diálogos y encuentros que mantuvo con estos comunistas, le informaron sobre los éxitos de la revolución socialista en Rusia e influenciaron en su decidida lucha en favor de los campesinos, obreros, mujeres e indígenas de Yucatán. En 1921 el General Álvaro Obregón se levanta en armas contra el gobierno de Venustiano Carranza. Felipe apoya la insurrección de Obregón, adhiriéndose al Plan de Agua Prieta, que desconocía el gobierno de Carranza y mediaba su programa entre diferentes clases sociales. Desde esta posición participa bajo la fuerza de “los sonorenses”, que, aunque criticable, se pueden entender las circunstancias con las que Felipe y el PSSE eran presionados entre las luchas de los caudillos militares.
Tras el éxito del derrocamiento de Carranza, Felipe regresó a Yucatán y en una contienda que reflejó una participación popular sin precedentes fue electo gobernador del estado en 1921. El día en que tomó protesta, la plaza frente al palacio de gobierno quedó abarrotada con bordados blancos y sombreros de palma de los miles de campesinos indígenas que se congregaron para escuchar al motuleño socialista. Su discurso de toma de protesta lo proclamo en maya y al unísono la multitud coreaba Su´kun Felipe (hermano Felipe).
Durante su mandato se dieron los avances sociales más importantes del México posrevolucionario. El reparto agrario profundizó sus tareas, siendo las retribuciones para campesinos más importantes hasta la presidencia de Lázaro Cárdenas. Se instituyeron clínicas populares, donde se ofrecían servicios básicos de salud en los barrios más pobres de la ciudad de Mérida. En este periodo, iniciaron los primeros programas de control natal para la mujer. Tal era la importancia del control natal, como paso para la liberación de la mujer, que en 1922 una imprenta local del gobierno publicó un libro de Margaret Sanger sobre métodos anticonceptivos.
Entre 1921 y 1922 se instituyeron la Universidad Nacional del Sureste y la Academia Mexicana de Lengua Maya, instituciones que ofrecieron educación superior para el hijo del campesino. De hecho, durante su mandato se iniciaron las primeras tareas de preservación de la cultura maya. Ruinas como Chichen Itzá y Tulum, así como literatura maya, como el Popol Vuh, fueron puestas a disposición del pueblo yucateco. Yucatán fue el primer estado de la república en garantizar los derechos políticos y sociales de la mujer. En 1922 Rosa Torres ganó el primer cargo de elección popular en Mérida y en 1923 Elvia Carrillo y Raquel Zib fueron las primeras mujeres diputadas, electas en México por el quinto distrito, todas ellas apoyadas por el PSSE.
La ofensiva contra la burguesía yucateca inició con la conformación de una Comisión henequenera para el control de precios, así el gobierno del estado reducía la anarquía de la oferta en el mercado que provocaban las grandes haciendas y mantenía los precios estables para evitar el colapso de pequeños productores. La comisión también se encargó, entre otras cosas, de redistribuir una parte de las ganancias de los capitalistas, en forma de impuesto, para los programas sociales del estado: salud, educación y vivienda. Esto enfureció a la burguesía yucateca, la “casta divina”, y más tarde sería esta misma quién impulsó una lucha para poner fin al gobierno de Felipe.
Pero sin duda, una de las experiencias más significativas de lo que Felipe denominó como “la revolución social maya” fue la conformación de las Ligas de Resistencia en Yucatán. Las Ligas de Resistencia eran los órganos base del PSSE, donde residía la vida democrática al interior del partido. Estos órganos eran conformados exclusivamente por campesinos y obreros, la mayoría de ellos con herencia indigena maya. Las Ligas se reunían semanalmente para discutir la política y orientación del partido, los problemas locales y los programas y acciones del gobierno. Las conclusiones y las peticiones que derivaban de estas reuniones eran trasladadas a las asambleas estatales, en las que por la fuerte vinculación con el gobierno socialista establecido se lograban soluciones concretas a problemas determinados. Las ligas, en cierto sentido, eran un poder dual frente al gobierno estatal, y con su apoyo tanto la politización de las masas como su mejoramiento social se expandió por todo el estado, llegando a reunir a más de 80,000 trabajadores en sus células. Fueron el claro ejemplo de la organización independiente y solidaria de los obreros y campesinos, como lo fueron los Consejos de Fábrica en Italia y los Soviets en Rusia. Felipe en sus memorias resume de una forma particular la importancia de las Ligas:
…constituyen una organización que permea hasta la última aldea del estado (…) son más que un partido político y más que una institución educativa, más aún que un instrumento para gobernar. Las Ligas son un instrumento que está transformando a la clase campesina yucateca, al indio maya, dándole el poder que requiere para llevar a cabo un amplio programa que abrirá el camino de un profundo cambio social…
Lamentablemente, esta importante experiencia terminaria con el asesinato de Felipe. En 1923, en medio del levantamiento de Adolfo de la Huerta contra el sucesor presidencial, Plutarco Elías Calles, “la casta divina” aprovechó la oportunidad del caos político para derrocar al gobierno de Felipe. A través de los generales delahuertistas en Tabasco y Quintana Roo, la casta divina conspiró y se alió para finales de 1923 perseguir y apresar a Felipe. La segunda semana de diciembre de ese año, Felipe trató de escapar a Cuba y trasladarse a Veracruz. La huida tenía la misión de proveer de armas a las ligas para la defensa del estado contra los golpistas. Sin embargo, la huida fue boicoteada y Felipe sería apresado el 23 de diciembre. Fueron trasladados los hermanos Felipe, Wilfrido, Edesio y Benjamín Carrillo Puerto a la penitenciaría Juárez de Mérida, donde recibieron un juicio sumario y fueron ejecutados el 3 de enero. Sus últimas palabras fueron “no abandonéis a mis indios” y “Nunca más se abandonen, no permitan ser sobajados de nuevo, nunca más”. Actualmente sus restos se encuentran descansando en el cementerio general de Mérida, bajo el cielo tropical de su tierra natal.
La revolución social maya en Yucatán es una muestra más de como la lucha de los socialistas plantea un programa avanzado, capaz de resolver problemas que parecen perpetuos. La misión de Felipe fue la de luchar contra la condición de miseria en que vivían los mayas, por más de 500 años sometidos al dominio de la casta divina. Y en medio de ese proceso no solo dignificó su vida, sino que logró alcanzar la alianza entre obreros y campesinos, a través de un partido como lo fue el PSSE. El control obrero y campesino sobre el suelo de Yucatán en esos años corrigió los errores emanados tanto del maderismo como del carrancismo, siendo una expresión clara de la política burguesa. Aunque no pudo superar el localismo, para construir un gran movimiento a nivel nacional que impulsara ese programa no solo en Yucatán sino en todo el país como parte de la lucha a nivel mundial de los trabajadores y campesinos. Esto, es en última instancia lo que explica la derrota del primer gobierno socialista en México. En cualquier caso, Felipe, las Ligas de Resistencia y el PSSE son expresión clara de la lucha del pueblo trabajador.
Hoy, en su aniversario luctuoso, es una buena fecha para recordar las mejores experiencias de la lucha socialista en México, y como su ejemplo, a partir de la dirección del partido revolucionario y un programa consecuente, se pueden lograr las más valiosas conquistas para la clase trabajadora. En Alternativa Socialista, conscientemente, recuperamos este pasado y lo reivindicamos en la política que defendemos: por la reconstrucción de una fuerza socialista en México. Que el fantasma de Carrillo Puerto retorne para aterrorizar, una vez más, a la casta divina.