El desarrollo de América Latina
Proyecto para una tesis sobre Latinoamérica
Publicadas en el primer número de Clave, Tribuna Marxista, revista impulsada por Trotsky para el desarrollo del trotskismo en América Latina en de octubre de 1938 en su última estancia y sepulcro en México, las tesis que a continuación presentamos son pese al tiempo transcurrido de enorme vigencia. Por supuesto, algunas de las apreciaciones resultan anacrónicas producto del propio transcurso del tiempo y del desarrollo sociohistórico y de acontecimientos que modificaron diversos aspectos de la vida social en América Latina, sin embargo resultan ser los menos. Su apreciación del desarrollo histórico precapitalista, así como el carácter subordinado del capitalismo latinoamericano resultado mismo del desarrollo histórico contribuyen no solo a una enorme acertividad sobre las apreciaciones políticas del periodo entreguerras y su desarrollo posterior, que ya resulta de enorme interés para los marxistas en nuestro subcontinente. Precisamente el carácter dependiente del capitalismo latinoamericano, y el carácter subalterno de la burguesía latinoamericana resulta hoy en día de enorme vigencia pues explica en gran medida el desarrollo político de acontecimientos recientes, haciendo de estas de enorme actualidad y por los que hemos considerado rescatarlas estas tesis del olvido. No para repetirlas o calcarlas a la situación actual, sino como un aliciente para el análisis de la lucha de clases actual en la región. No es seguro que estas tesis hayan sido escritas por Trotsky, sin embargo por su importancia y por ser publicadas en la revista que El Viejo impulsará para contribuir al desarrollo del marxismo en Latinoamérica, sin duda recibieron su visto bueno. Con su rescate esperamos no solo su recuperación del olvido sino ante todo, como él, contribuir a la lucha de los trabajadores y campesinos en América Latina por su emancipación, que sólo puede ser socialista.
(I)
1.El carácter social de América Latina es el resultante de un desarrollo combinado extremadamente complejo. La razón histórica de esto es el injerto del feudalismo español en una sociedad cuyos agrupamiento de la población iban desde el totemismo y la antropofagia, hasta un feudalismo bastante semejante al de los europeos conquistadores. Ese feudalismo sin embargo, poseía una técnica industrial muy inferior a la del europeo. La América indígena desconocía el tratamiento industrial del hierro y del acero, y no poseía bestias de carga. Podría decirse objetivamente, que a causa de esto, la conquista de América fue hecha por el hierro, el acero, la pólvora, los caballos y los asnos.
Al injertarse en el feudalismo primitivo inferior indígena, poseyendo útiles de producción demasiado primarios, el feudalismo español superior en la técnica industrial y desarrollo económico, subyugó al indígena y lo convirtió en un organismo ocolonial dependiente de la metrópoli.
3.El objetivo de los conquistadores portugueses y españoles en América fue el hacer perdurar el feudalismo europeo en este territorio en la reacción contra la situación europea en la que “la Reforma-síntoma de la preparación de la revolución burguesa-, había puesto en jaque ya ese feudalismo, que aquí en América se prolongó en sub-feudalismo colonial. Esto sucedió en oposición al fenómeno de la colonización anglo-francesa de Norteamérica. Dentro de las masas colonizadoras anglo-francesas eliminaron los elementos provenientes del grupo sociales que ya en Europa eran rebeldes contra el feudalismo. El objetivo de estos colonos en América fue, fundar una sociedad que no fuera feudal; por eso la revolución burguesa ha venido fracasando hasta hoy día en todo toda la América Latina
4.Tales circunstancias hicieron que lo que hoy se llama América Latina, se produjera un enorme retardo en la implementación de los métodos de producción que correspondían, en sus diversas etapas, al desarrollo social europeo y a su revolución industrial.
4. Las consecuencias políticas de este fenómeno fueron, el hacer perdurar en América Latina- con pocas modificaciones a través del tiempo- el carácter definitivo de los diferentes estratos y grupos sociales de la población indígena, puesto que la explotación colonial estaba fundada precisamente en ese carácter.
5. Posteriormente, la “Independencia” de América Latina fue una consecuencia de ese estado. Los sub-feudales de la Colonia y de las llamadas clases medias, sus servidoras, aplastaron, aliadas al poder metropolitano español, el movimiento libertador de las masas campesinas y artesanas latinoamericanas, (ola de rebeldía revolucionaria proveniente de la lucha de independencia Norteamericana y su revolución burguesa, a la que se sumó la impulsión de la revolución burguesa francesa), para después capitalizar a su propio favor el movimiento de Independencia. La independencia de América Latina se realizó contra la Metrópoli española que por las circunstancias históricas estaba ya en camino hacia la liberación, y para hacer durar aquí lo más que fuera posible el régimen sub-feudal esclavista de la colonia. Tales son las raíces del estado social actual de las naciones latinoamericanas.
6. En ese conglomerado de población latinoamericana se han injertado las capas colonizadoras que son producto de las diferentes épocas modernas. Por eso tenemos hoy día en América Latina una sociedad cuyos estratos van, desde la antropofagia en el interior de la selva de Brasil y el Perú, hasta la más alta organización industrial, típica del periodo imperialista del capitalismo.
7. Dado el carácter típico social de América Latina, el imperialismo ha encontrado en ella un campo de acción amplio y rico. El imperialismo, en muchos casos, ha tomado el lugar de los antiguos conquistadores españoles, y está interesado, para obtener mano de obra barata en sus industrias extractivas de materias primas y productos de cultivo, en mantener tanto como sea posible, el estado de atraso colonial en las masas de población indígena, y en general, en todas aquellas capas sociales cuya fuerza de trabajo compra. (Industrias mineras, pesquerías, explotación fruteras, algodoneras, hileras, madereras, ganaderas, chicleras, etcétera, etcétera).
8. Por otra parte, ese imperialismo, con sus naciones altamente desarrolladas industrialmente, ha estado interesado en hacer de América Latina un mercado importante para sus productos elaborados. En consecuencia, el capitalismo imperialista, se ha visto obligado a crear una contradicción muy grave dentro de él mismo. Pues el desarrollo de mercados, supone el desarrollo social de los países consumidores. Alza de estándar de vida y de los jornales que den a las masas capacidad de absorción.
9. Si por una parte, el capital extranjero al penetrar en América Latina se alió a los sub-feudales y a toda clase de retardatarios, por otra parte ese mismo capital imperialista que necesito encontrar en ella un mercado para productos elaborados, ha necesitado hacer de la América Latina un mercado para la exportación de capital.
Esa contradicción profunda dentro del capitalismo imperialista, ha dado origen al nacimiento y desarrollo de una industria en América Latina y en consecuencia, el nacimiento y crecimiento de un proletariado.
Al capital extranjero industrializador y financieros se han sumado los elementos más emprendedores de las sub-burguesías locales, deseosos de participar en el disfrute de la plusvalía robada los obreros y campesinos.
10. Los diferentes grupos del capitalismo imperialista se han hecho entre sí sobre el territorio de América Latina, una competencia encarnizada. Esta competencia ha tomado muchas veces el carácter de lucha armada, produciendo guerras “civiles” e “internacionales”. Este fenómeno en oposición a los movimientos producidos en las masas oprimidas y hambreadas, tratadas como esclavos, de los obreros y campesinos, que luchan por realizar sus desesperadas aspiraciones de mejoría; estas dos causas opuestas son la razón de todos los movimientos políticos latinoamericanos.
11. Para las guerras económico-políticas de los diferentes intereses imperialistas entre sí, y de todos ellos junto contra los obreros y campesinos latinoamericanos, son empleados, de costumbre bandas armadas de políticos nativos más o menos secretamente al servicio del capitalismo imperialista.
12. Las diferentes bandas de políticos armados para defender los intereses del capital (extranjero imperialista y nativo), constituyen la policía que en los países de América Latina se llama “Ejército Nacional”. Estos ejércitos, son un útil fuerte, el torniquete que mantiene juntas entre sí, bajo su protección, toda escala de estratos sociales que constituyen la población latinoamericana.
La verdadera política local, se hace enteramente dentro de esa organización militar-policiaca,, por eso, los de América Latina, son países gobernados por “Generales”. Por pomposa fachada demagógica que tengan las organizaciones políticas civiles, (sub-burguesas, pequeño burguesas, “obreras” y “campesinas”) no son en realidad sino biombos, cortinas de humo, creadas en el aparato policiaco-militar para esconder la verdadera faz de la política. Esa política consiste, en sus grandes líneas, en mantenerse en equilibrio inestable entre las dos grandes fuerzas o por estás en este Continente. El gran capitalismo imperialista y sus servidores locales sub-burgueses, a quienes se adhieren las pequeñas burguesías burocráticas, por una parte y por otra el empuje hacia su propia liberación de las masas laborantes oprimidas.
13. Las bandas de políticos, necesitan, a medida que el empuje de las masas laborantes es mayor, -para mejor servir a los intereses del imperialismo y a sus propios intereses- disfrazarse de maneras más demagógicas y pintorescas tras “organizaciones” a las que denominan “Partidos Políticos” u “Organizaciones Obreras y Campesinas”. De esta forma, se emplea desde el “fascismo” hasta el “socialismo” pasando por toda clase de “nacionalismos” y “democracia”. Casos típicos de esos son, para el “nacionalismo”, el de Brasil y México, y Chile para el “socialismo” y la “democracia”, se puede excitar también a Colombia.
14. Como en América Latina las capas dominantes han permanecido siempre económica, y en consecuencia política, y culturalmente, dependiendo de la gran burguesía extranjera, en países sin economía propia, la revolución burguesa ha fracasado. Las de América Latina no han llegado nunca a ser sino sub-burguesías, incapaces de cumplir su papel histórico progresivo, cuando han ensayado democracias, jamás han llegado a conseguir sino semidemocracias. Cuando ahora tratan de ensayar el fascismo no llegan en realidad sino an sub-fascismo parcial no semicolonial, simples vehículos de penetración para el fascismo imperialista. En este caso, especialmente, el alemán de Hitler y el italiano de Mussolini.
15. Por otra parte las llamadas democracias, en realidad semi democracias de América Latina, no han sido por su lado, sino vehículos de penetración de los diferentes capitalismos extranjeros, hoy día, especialmente del imperialismo Norteamericano y en algunos casos del inglés.
(II)
16. Dada la debilidad de las su burguesías locales, sus pequeñas burguesías padecen todos los defectos de ellas. Sólo son servidoras burocrática subalternas, a veces vergonzantes, del capital local y extranjero .
Esas subclases, naturalmente, que no han podido impedir que el imperialismo en busca de mano de obra barata, se vuelva en muchos casos el aliado del sub-feudalismo local, han dado lugar a que se origine también una forma de posición y explotación de la tierra y las riquezas del subsuelo que se puede llamarme neo-feudalista. (Grandes unidades de explotación agrícola, fruteras, mineras, petroleras, madereras y resineras, pertenecientes a compañías extranjeras o a grandes señoríos imperialistas, donde el trabajador es, objetivamente, un siervo o un esclavo).
17. La característica de la burguesía latinoamericana como una sub-burguesía no significa en ningún caso que las contradicciones de clase en Latinoamérica tengan un carácter más suave, más “democrático”. Ciertamente, la presión del capital extranjero dificulta el proceso de formación de las clases nacionales. Pero la sub-burguesía, oprimida por arriba, se desquita con una explotación tanto más encarnizada por abajo. El carácter bárbaro de la explotación -que llena a la burguesía de pavor ante las masas- es precisamente la causa que hace a la burguesía latinoamericana, incapaz de dirigir políticamente a las masas, y por lo mismo desempeñar un papel histórico progresivo. Una manifestación de la lucha contra el imperialismo en busca de mano de obra barata, vuelve en muchos casos rápidamente a la burguesía latinoamericana del campo de la demagogia izquierdista al campo de la dictadura más reaccionaria. Con la nulidad económica y la no independencia política de la pequeña burguesía de la ciudad, el proletariado está llamado a jugar el papel de la clase liberadora en la vida de los pueblos de latinoamérica.
18. El proletariado latinoamericano dividido, en veinte países, sin tomar en cuenta las posesiones extranjeras, puede llenar su misión liberadora, solamente guiándose en los principios del internacionalismo. Esto no significa, sin embargo, que los obreros de un país latinoamericano esperen las iniciativas del proletariado de los Estados Unidos. La espera pasiva no tiene nada en común con el internacionalismo revolucionario. La clase obrera de cada país desenvuelve su lucha de clases hasta sus últimas consecuencias revolucionarias y así da un impulso a la lucha de clases en los otros países. La revolución internacional no se hace a una señal. Ella resulta de la lucha revolucionaria en los diversos países con la condición de una ligazón indisoluble de los partidos proletarios entre sí. Bien entendido, la revolución victoriosa en los Estados Unidos, aceleraría y facilitaría la emancipación socialista de América Latina. Pero es muy posible la revolución en los países de Latinoamérica; ella podría obtener sus primeras victorias todavía antes que el proletariado de los Estados Unidos hubiera logrado tomar el poder. En este caso es posible y verosímil la creación de los Estados Unidos Soviéticos de Latinoamérica como un baluarte contra el imperialismo extranjero. Es absolutamente evidente que la victoria de la revolución en Latinoamérica aceleraría y facilitaría extraordinariamente la victoria del proletariado no solamente en los Estados Unidos sino también en el mundo entero.
19. En la época de la existencia de la Primera Internacional, el desarrollo industrial de América Latina permanecía aún en estado tan embrionario que no hay repercusiones apreciables de su existencia en los países que la componen.
La organización del proletariado latinoamericano se ha hecho por la fuerza de los antecedentes históricos -dentro de la tradición hispano franco-italiana, es decir que, dentro de ella han dominado el anarcosindicalismo y el socialismo reformista. Los defectos pequeño burgueses que desde su nacimiento ha tenido esa organización han sido ampliamente capitalizados por las sub-burguesias y pequeña burguesías en favor de estas y del imperialismo. Empleándolos para frustrar las reivindicaciones obreras y hacer servir las organizaciones de trabajadores, engañando a estos, para el provecho del capitalismo. Las masas laborante se han visto engañadas con una frondosa demagogia reformista.
Para esta tarea ha sido un útil excelente la Segunda Internacional, aunque dado el carácter de las organizaciones obreras latinoamericanas, las afiliaciones a ella han sido en realidad poco numerosas. Hoy día, como fuerza apreciable, sólo queda afiliado a la Segunda Internacional el Partido Socialista Argentino con las organizaciones sindicales que se pueden considerar aún bajo su influencia; partido “socialista” degenerado y medularmente pequeño burgués. La CTM (Confederación de Trabajadores de México), cuyo Estado Mayor tiene las mismas características que el Partido Socialista Argentino, pertenecía a la Internacional Sindical de Amsterdam, cuando ésta era atacada ferozmente por los estalinistas; ahora, cuando el estalinismo ha caído en el reformismo más bajo y los jefes de la CTM, se han vuelto estalinistas, su adhesión a Amsterdam no sigue siendo sino la expresión de su doble traición.
20. La Tercera Internacional, que debió ser el útil de liberación del proletariado americano, no ha sido en realidad sino un factor determinante para una serie de desastres. Desde un principio, fué incapaz hasta de analizar el verdadero carácter de la composición social de América Latina. A causa de su falta de conocimiento del medio, las decisiones, consignas y “orientaciones” dictadas desde Moscú, nunca fueron justas. Pasando por encima del carácter de sub-burguesías dependientes de la gran burguesía imperialista y de subalternas de ellas que tienen sus pequeñas burguesías, creyó el Komintern que las sub-naciones de América Latina podrían ser factores de verdadera lucha antiimperialista, nacionalista revolucionaria.. Con esto sólo consiguió la IC, ayudar y facilitar la demagogia de las diferentes pandillas militar-policíacas que ejercen el poder en el Continente. Se llevó el error hasta la idiotez, al hacer nombrar a Plutarco Elías Calles- que ya entonces era y había sido el asesino de los mejores revolucionarios americanos- miembro del Comité Ejecutivo Internacional de la “Liga Antiimperialista”.
Jamás supo el Comintern empujar al Partido Comunista Norteamericano a realizar la organización urgente de las masas constituidas por millones de trabajadores latinoamericanos que viven los Estados Unidos. Ni siquiera supo llevar a ese partido a la comprensión clara de los problemas de las masas laborantes de la América Latina, interdependientes, íntimamente con las de los Estados Unidos. En esta cuestión, la negligencia de la Tercera Internacional fue simplemente criminal.
Es larguísima la lista de los casos en los que la IC, hizo frente único con los pobres tiranuelos militares al servicio del imperialismo. Autorizó y fortificó a sindicalistas arribistas, verdaderos bandidos y raqueteros dentro de las organizaciones obreras. Mantuvo a los partidos comunistas a la cola del reformismo. Pasó del dual-unionismo a las maniobras divisionistas más descabelladas del “Tercer Período”, los frentes únicos más increíbles, con organizaciones misticoides de masas de negros bajo el mando del “Father Divine”, ( charlatán negro que dice ser Dios Padre), con los católicos reaccionarios y el mismo Papa. Mezcló sus claudicaciones reformistas a los “putschs” pseudo-izquierdistas que han dado como resultado el sacrificio inútil de las vidas de miles de víctimas obreras, como en El Salvador y Brasil. Ha realizado claudicaciones vergonzosas, prohibiendo a los comunistas el encabezar las acciones antiimperialistas de las masas, como en Cuba.
La carrera de la Tercera Internacional en la América Latina, ha culminado en eco de su política mundial, con el arrodillamiento más abyecto ante el imperialismo “democratizado” del Roosevelt y las dictaduras pseudo-socialistas y “democráticas” también de los Generales Latinoamericanos al servicio del imperialismo. La entrega incondicional de los partidos de la IC, a los líderes reformistas más degenerados, simples raqueteros del movimiento obrero, y como coronación de su existencia, la publicación en el número del 1ro de mayo de 1938 -primera plana de “El Machete”, órgano del Partido Comunista de México- del retrato del agente de la GPU Maurice Thorez, Secretario del Partido Comunista francés, (bajo Hoz y el Martillo) junto con el propio Papa (bajo la cruz), para celebrar el “frente único” de éste con el “comunismo” estalinista.
El papel revolucionario de la Tercera Internacional en el mundo entero, y por lo tanto también en América Latina, ha concluido.
21. El proletariado de América Latina necesita, como el de todo el mundo, una nueva organización internacional. Muertas para la lucha revolucionaria la Segunda y Tercera Internacionales, esta tarea histórica, la más importante en la historia humana, recae sobre la Cuarta Internacional; ella es la única capaz de cumplirla.
22. En América Latina el fascismo no puede penetrar en las burguesías semicolonial, sino en forma de sub-fascismo. El fascismo, producto del periodo imperialista del capitalismo, es medularmente, expansionista y conquistador. En países semicoloniales sólo puede ser instrumento de penetración del capital fascista extranjero; en este caso, del alemán, italiano y japonés. Esto se clarísimamente en su acción en América Latina.
En oposición a esto, el imperialismo norteamericano necesita, -y ha comenzado ya a actuar en este sentido por medio de la doctrina Monroe reactualizada- impedir desde luego la penetración germano-italo-japonesa, y más tarde, tratar de expulsarla del continente. La restricción de los mercados en Oriente y Europa, hace más necesario cada día para los Estados Unidos, el control de los de América Latina.
23. El imperialismo americano empleará para luchar contra sus competidores, a todas las fuerzas sub-burguesas y pequeñoburguesas de América Latina, que navegan con bandera de “democracia”, “socialismo” y aún de “nacionalismo” y “antiimperialismo”. Todas ellas serán convertidas en pseudo-antifascistas. Con esta acción, empieza un período peligrosísimo para el proletariado de Latinoamérica. Es preciso que la vanguardia revolucionaria de ésta, vigile de cerca y estrechamente a todos los partidos pequeño burgueses que pretendiéndose “libertadores” y “revolucionarios”, serán solamente, útiles del capitalismo imperialista norteamericano, en su lucha contra sus competidores de Europa y Asia.
24. La Stalintern -la Internacional de la GPU- pretende por medio de sus gobiernos del “Frente Popular” convertirse en líder de esa acción para vender sus servicios a los Estados Unidos al precio de la ayuda de estos contra los enemigos capitalistas de la URSS. Esta política de aventurerismo burocrático, está basada sobre la traición directa de los intereses de los pueblos oprimidos como del proletariado internacional. El resultado directo de esta política puede ser el aislamiento completo de la URSS, a la hora del peligro más amenazante. En la lucha por su autoconservación, la burocracia estalinista puede en una cierta coyuntura internacional, encontrarse en el mismo campo que los estados fascistas y tratar de atraer a esta combinación a sus agentes de los “frentes populares”. El proletariado de Latinoamérica debe, por lo tanto, tener su propia política exterior autónoma e independiente, basada sobre el principio de la colaboración revolucionaria del proletariado internacional y de los pueblos oprimidos coloniales y semicoloniales. Sólo una política semejante puede en particular, defender las conquistas fundamentales de la revolución de Octubre (propiedad nacionalizada y economía planificada) tanto contra el imperialismo mundial como contra la burocracia estalinista.
(III)
25. La posición exacta de la vanguardia revolucionaria proletaria, en América Latina, es, pues, llevar una lucha simultánea en los siguientes frentes:
-Contra el fascismo y su agente de penetración en América Latina, en sub-fascismo de las sub-burguesías locales. Esta lucha debe ser a fondo y a muerte. Debemos ocupar la primera línea y los primeros puestos de la línea de fuego de la lucha antifascista. Al mismo tiempo, debemos denunciar con toda claridad el carácter de los intereses de las diversas fuerzas que combaten en la misma línea, y denunciar con más energía que nunca las convivencias entre el imperialismo norteamericano e inglés y las dictaduras policiaco-militares y pseudo-frentes populares de América Latina, antifascistas por oportunismo.
Debemos clarificar a las masas que las únicas fuerzas realmente antifascistas son aquellas que son medularmente anticapitalistas, es decir, proletarias revolucionarias. Ya que el fascismo no es sino la última manifestación de la etapa imperialista del capitalismo.
-Contra el imperialismo; debemos denunciar los verdaderos fines de la doctrina Monroe y de la “democracia” estadounidense. La cual no lucha contra el fascismo germano-italo-japonés, sino para reservar para su propio imperialismo, lo que sus competidores quieren robar a los obreros y campesinos de América Latina.
-Contra el estalinismo; el estalinismo, sífilis del movimiento obrero mundial, es actualmente el mayor peligro interior para este. Siendo su contenido fundamental contrarrevolucionario, sin embargo, no se denuncia a sí mismo por su propia cara, como el hitlerismo y el mussolinismo, sino que sobre su dictadura explotadora, medio de una casta burocrática del proletariado soviético, usa todavía la máscara de la dictadura proletaria. ¡Cueste lo que cueste hay que arrancársela!; hay que combatirlo a muerte empleando contra él la organización de las masas dentro de una línea justa marxista leninista, la de la Cuarta Internacional.
– Contra el reformismo; las tareas anteriores no serán posibles sin una lucha a fondo, encarnizada y sin piedad, contra el reformismo, lepra de la organización de los trabajadores latinoamericanos. Es preciso analizar y denunciar la personalidad de todos los bandidos arribistas pequeñoburgueses que lo acaudillan. Es preciso hacer patente ante las masas todos los canales y triquiñuelas por medio de los cuales el imperialismo y la casta militar-policiaca que gobiernan la América Latina, los maneja. Es preciso construir una sana y sólida oposición sindical revolucionaria que clarifique las organizaciones obreras y consiga ganarlas de la lepra reformista.
-Contra el colaboracionismo de la pequeña burguesía pseudo-socialista con la sub-burguesía y la burguesía imperialista. Es preciso denunciar la impotencia e ineficacia de la sub-burguesía, para llevar hasta el fin no sólo la reforma agraria democrática, sino hasta las mismas tareas educacionales populares. Es preciso ayudar al campesino a ver claro en su propia situación. A comprender que la pequeña propiedad de la tierra poseída en parcelas microscópicas, no puede resolver su problema económico haciéndolo salir de la miseria y la idiotez en la que vive. Es preciso hacerle entender que sólo la posesión colectiva y el cultivo industrializado de la tierra pueden hacer de él un hombre que goce del estándar de vida y de las posibilidades de la cultura de los obreros industriales de las ciudades. Y que sólo bajo la dirección de la vanguardia revolucionaria de éstos, le será posible conseguir. En suma, que sólo los obreros revolucionarios bajo las banderas de la Cuarta Internacional, serán capaces de llevar a la victoria las fuerzas que luchan por la liberación de los obreros y campesinos de Latinoamérica, por medio de la revolución proletaria, apoyada por la organización revolucionaria del proletariado norteamericano, de las masas organizadas de los trabajadores latinoamericanos que viven en los Estados Unidos y de los trabajadores unidos del mundo. Una acción que hará posible el establecimiento de los Estados Unidos Socialistas de América Latina, sector sur de los Estados Unidos Socialistas del Continente Americano.
Enero 10 de 1938.