¡Construyamos una alternativa socialista rumbo a 2024!
Las pasadas elecciones, son una nueva radiografía de la situación política nacional y ratifican el espíritu de cambio de millones de mexicanos. Sin embargo, la presencia creciente de priistas como candidatos de Morena con la desaprobación de las bases de dicho partido evidencia que este ha dejado de ser un partido que exprese claramente el sentir de las y los militantes que le dieron vida. Y pone en cuestión si Morena representará una alternativa a la izquierda para seguir conquistando nuevos avances para las y los trabajadores.
Escrito por Mauro Espínola, Alternativa Socialista (ASI en México)
El impulso de candidaturas de priistas en Morena no es nuevo, desde 2018 la estrategia impulsada por ese partido fue la de impulsar una serie de alianzas impresentables con elementos priistas desplazados de ese partido. La incorporación que brincaron desde el PRI no fue la única muestra de un pacto con elementos reaccionarios. Así lo demuestra también la alianzacon el extinto Partido Encuentro Social, después Encuentro Solidario abiertamente evangelista y opuesto a aborto y el matrimonio igualitario, y del antiguo aliado del PRI, el Partido Verde. Como señalamos entonces
AMLO impulsó un frente interclasista con el objetivo de garantizar un resultado favorable en las elecciones. Pero lo cierto es que por encima de todo fue el empuje y fortaleza de las masas desposeídas, así como la debilidad de la derecha resultado de la lucha misma de los oprimidos, lo que aseguró el triunfo sobre el PRIAN y sus partidos paleros. No obstante, esta última realidad, el frente interclasista lanzado por AMLO permitió que se subieran al carro de la 4T elementos de entre las filas de aquellos sectores de derecha y de la burguesía. Siendo éste el caso de la alianza electoral con el clerical PES o el del empresario Alfonso Romo, actual jefe de la oficina de la presidencia de AMLO. También se puede decir lo mismo de mafiosos ex-priístas como Gerardo Sosa del Estado de Hidalgo o el expresidente nacional del PAN, Manuel Espino. Estamos hablando de toda una capa de individuos que, si bien estarían dispuestos a apoyar algunas políticas de AMLO, su límite llegaría en cuanto las masas sedientas de justicia social exigieran medidas de un calado tal que pusiera en vilo los intereses políticos y económicos de esa clase de personajes. Es necesario dar una batalla contra estos personajes, depurar al Gobierno y a Morena de estas liendres que no tardaran en mostrar su verdadero rostro como se ha demostrado en el caso de Urzúa, exsecretario de Hacienda.
¿A dónde va México? – Alternativa Socialista
A pesar de esta situación, Obrador sigue gozando de un importante apoyo, según Consulta Mitofsky cuenta con una aprobación del 62%. La situación en Morena no es muy distinta. Especialmente rumbo a 2024, donde todos los expriistas gobernadores, alcaldes y diputados, apostaran por quién mejor les asegure la continuidad de su carrera política. Ello, por supuesto, indica que habrá lugares en los que Morena no representará ninguna alternativa de izquierda que beneficie a las y los más humildes. Esta situación plantea claramente el límite de la política interclasista impulsada en 2018 en el frente electoral, que ya ha sido evidenciada con la derrota de la Reforma Eléctrica el pasado 17 de abril. Por lo que surge la interrogante abierta de qué camino debemos seguir las y los trabajadores y jóvenes.
La debacle de la oposición de derecha
La derrota de la derecha en 2018, y en las pasadas elecciones, es sin duda una muestra clara del ánimo de millones de mujeres, trabajadores y jóvenes. Pese a la histérica y cínica campaña impulsada por el PRI y el PAN, es claro que para millones es claro que la derecha no es ninguna alternativa. Sin embargo, hay que ser claros en que esta situación no será permanente. La falta de una política más decidida para profundizar los cambios ansiados por las y los trabajadores y campesinos puede minar y minará tarde o temprano el espíritu de cambio de millones de humildes en el próximo periodo.
Esto es, todavía más cierto y peligroso considerando la crisis económica mundial que está teniendo un impacto en la economía mexicana. Especialmente la inflación, una expresión de la crisis económica, está teniendo un efecto muy nocivo en la economía de las familias trabajadoras carcomiendo los avances experimentados en los últimos años. Y, en consecuencia, dinamitando poco a poco el ánimo y el empuje de millones con la 4T. Este no es un aspecto secundario, sino la base material sobre la cual puede la derecha recuperarse y reconstruir sus organizaciones: la desmoralización y el cansancio de los millones que le dieron su voto de confianza a Obrador en 2018.
Por supuesto, esto no es, ni será, inmediato. Sin embargo, faltan poco menos de dos años para las elecciones del 2024, con lo cual la izquierda marcha contra reloj. Los ejemplos recientes de América Latina, desde las elecciones en Argentina hasta las de Brasil, Bolivia, Ecuador y Uruguay son un ejemplo claro de que la falta de una política más decidida que beneficie a las y los más humildes puede costar muy caro para los gobiernos progresistas. A ello se sumará, como hemos dicho, la propia descomposición y cooptación de Morena por el sector más a la derecha del partido. Pues no solo es posible que la derecha se recomponga, también lo es el que termine de cooptar Morena y convertirlo en su nuevo instrumento ante la crisis de los viejos partidos de derecha.
La muerte anunciada de Morena
La cooptación de Morena por elementos arribistas y el desplazamiento de las bases de este partido por una creciente burocracia partidaria son elementos que están jugando un papel creciente en la desmoralización de la base militante de Morena. Como, señalamos desde 2021
El enemigo real en las próximas elecciones no estará en Va Por México ni en quienes se oponen a la transformación del país. El enemigo real en las próximas elecciones, y en el próximo periodo, estará dentro de Morena, que no solo ha vivido una parálisis producto de la política de Yeidkol Polevnsky sino también una acelerada descomposición a partir de la imposición de Mario Delgado como presidente del partido. Delgado ha impulsado una política de puertas giratorias, aceptando un sinfín de candidaturas de priistas y panistas que hace no mucho se oponían a Morena al mismo tiempo que ha relegado a la base en los procesos internos.
Con la idea de alcanzar una mayoría absoluta que pueda aprobar las reformas necesarias para la transformación del país, pero en el fondo negociando con diferentes grupos a nivel local para ganar sin mucha dificultad, Delgado ha empujado a un lado a la militancia de Morena, misma que ha construido el partido desde hace varios años haciendo el trabajo de base, recorriendo las colonias y barrios, y no le ha permitido ser tomada en cuenta a la hora de decidir las candidaturas. Al mismo tiempo ha priorizado las alianzas con los grupos y caciques dentro y fuera de Morena, como David Monreal en Zacatecas o Xavier Nava de San Luis Potosí.
Morena: el enemigo está en casa – Alternativa Socialista
La ratificación y aceleración de la descomposición ponen en duda la posibilidad de que en Morena se impulse una candidatura de izquierda. Incluso pone en duda la continuidad misma de Morena tras las elecciones de 2024. La perredización de Morena, como muchos le han llamado, no es algo nuevo sino un fenómeno que cientos de militantes y simpatizantes han observado, y contra el cual han intentado dar la batalla. Sin embargo, la falta de órganos democráticos de base, desde donde los militantes puedan oponerse y revertir ese proceso de descomposición han impedido que este partido sea puesto al servicio de los intereses de las y los militantes y simpatizantes.
Si bien no existe ahora una alternativa amplia que agrupe a la mayoría de las y los trabajadores y campesinos que sea capaz de sustituir a Morena, los conflictos internos de este partido expresan en última instancia no sólo las aspiraciones de un puñado de personajes sino en última instancia los intereses de clase contrapuestos dentro de ese partido, augura una posible implosión de esa organización tras la elección del candidato en 2023. La batalla por la candidatura rumbo al 2024, ha comenzado desde hace meses en los que sin una estructura democrática que exprese el sentir de las bases ya ha ocasionado fuertes y cada vez más constantes choques entre aspirantes que paulatinamente deterioran al partido, aunado al desánimo por el desplazamiento de las bases.
En ese contexto de infiltración de oportunistas a Morena y la consolidación de su cooptación por la derecha, junto a la ausencia de organismos democráticos que permitan a las bases enfrentarse a la derecha, incluso la candidatura de Claudia Sheinbaum, la virtual candidata del ala izquierda de Morena rumbo a 2024, parece peligrar. Por lo que incluso, los elementos de izquierda dentro de ese partido deben plantearse la continuidad o no dentro de esa organización. Incluso, aunque Sheinbaum sea finalmente elegida como candidata, la cuestión es si contará con un grupo parlamentario que le permita impulsar una serie de reformas para profundizar la transformación o si por el contrario quienes compongan el Legislativo serán un obstáculo frente a esa agenda de reformas.
Movimiento Ciudadano no es una alternativa
En ese contexto ha crecido la idea entre algunos sectores, especialmente los sectores más despolitizados y desmoralizados e incluso entre una capa de académicos e intelectuales, la idea de que Movimiento Ciudadano puede convertirse en una alternativa ‘progresista’ rumbo a las elecciones del 2024 frente a la clara y evidente descomposición del PRIAN y el “autoritarismo populista” de Morena.
Al respecto bastaría señalar el papel de MC como apéndice del Pacto Por México en 2013 o bien su papel como secuaz de la oposición frente al gobierno de López Obrador sin ningún elemento programático progresista, más allá de contraponerse a las reformas de Morena por ser de Morena. Podría señalarse también el papel de los gobiernos de MC en Jalisco, en el que Enrique Alfaro se ha caracterizado por su papel absolutamente represivo, o el de Nuevo León en el que Samuel García y su pareja Mariana Rodríguez han dejado claro el absoluto desprecio por la inteligencia del pueblo trabajador.
Sin embargo, es posible que, ante el descontento ante la falta de medidas de mayor profundidad de parte de Obrador, la desmoralización de las bases de Morena y el creciente descontento frente a las limitaciones de los candidatos de Morena, MC logre dar algunos pasos adelante y logre convertirse en una fuerza cada vez más relevante. La posible candidatura de Luis Donaldo Colosio Riojas de Movimiento Ciudadano como candidato de unidad de la alianza Va por México, evidenciaría que este no es sino un apéndice del PRIAN. Pero sin duda crearía algunas complicaciones para la campaña de Morena rumbo a 2024.
¡Construyamos una alternativa de izquierda rumbo a 2024, construyamos una Alternativa Socialista!
En esta situación la tarea de las y los socialistas es construir una alternativa política que pueda convertirse en un referente para los trabajadores, las mujeres, los jóvenes, los campesinos y los oprimidos en general. Para ello es indispensable construir una plataforma que lo mismo que denuncia el papel del PRIAN y de MC, pueda discutir con las bases de Morena y ofrecer una alternativa frente a la descomposición de ese partido.
Desde Alternativa Socialista, llamamos a construir esa plataforma para impulsar una alternativa de izquierda que reivindique y enarbole las demandas del pueblo trabajador. Consideramos que es necesario que las organizaciones de izquierda socialista, impulsemos una plataforma política desde la cual organicemos acciones e impulsemos las demandas del pueblo trabajador en las próximas elecciones, con un programa socailista y revolucionario. Por eso proponemos discutir la idea de organizar una plataforma que levante las demandas de los campesinos, los trabajadores, las mujeres, los jóvenes y la comunidad LGBTQ+, que agrupe a las organizaciones socialistas con el objetivo de organizar una nueva fuerza política referente de izquierda amplia y de combate en nuestro país.
Construir una plataforma que luche en el terreno electoral, pero que no se reduzca a ello, es indispensable de cara al próximo periodo de la lucha de clases en nuestro país. De esta forma, las y los socialistas podremos dar pasos adelante en la construcción de una organización que agrupe a las y los trabajadores para las batallas venideras.