¡Abran paso, los trabajadores estamos de vuelta!
En todo el mundo estamos viendo un incremento en la fuerza y determinación de los y las trabajadoras a la hora de salir a dar la batalla por mejoras laborales y por la defensa y ampliación de los derechos democráticos alcanzados como el derecho al aborto. Fuerza y determinación que se ha traducido en nuevas victorias históricas para la clase trabajadora internacional. Después de décadas de desmovilización y paralización producto de la política de las burocracias sindicales y los partidos tradicionales de izquierda, el mundo ha sido testigo de una nueva ola de movilizaciones y huelgas en el mundo. Y donde México no se ha quedado atrás.
Escrito por Alternativa Socialista, ASI en Mexico
Los trucos de la desregularización, la privatización, el offshoring, la condonación de impuestos para los millonarios, etc., no han podido ocultar la profunda crisis de caída de ganancias y el aumento del costo de vida para los trabajadores que la pandemia del COVID-19 dejó en descubierto. El que este sistema no tenga ninguna herramienta real para atender las causas de la creciente desigualdad nos arroja a una nueva era del desorden, que pone también al sistema político en crisis. Esto se ha visto reflejado en la crisis de los partidos, pero también ha puesto en jaque a las organizaciones obreras que no han podido seguir el ritmo de las demandas de la clase trabajadora.
Las huelgas están de regreso en el menú
Ejemplo de esto son las enormes huelgas que han estallado en todo el mundo, como las históricas huelgas el año pasado de los trabajadores automotrices de la UAW en EEUU, en el que los trabajadores se enfrentaron contra las tres empresas automovilísticas más grandes del planeta ¡y consiguieron ganarles aumentos salariales del 165%!. O la ola de huelgas en Reino Unido que logró movilizar desde trabajadores universitarios, enfermeras, trabajadores de ambulancias, cargadores de equipaje, guardias fronterizos, trabajadores de carreteras, conductores de autobuses, ferrocarrileros, entre otros, que consiguieron no solo detener una serie de reformas que atentaban contra sus prestaciones laborales y salarios, si no que lograron acertar un duro golpe a toda la derecha británica.
Pero más importante, el regreso de las huelgas a la caja de herramientas de la clase trabajadora ha significado el uso de una de las armas más poderosas en contra de la clase capitalista a la hora de dar la batalla no solo por nuestras necesidades económicas, si no con demandas políticas que van más allá de lo inmediato. En Colombia fue la huelga general del 2021 la que plantó el golpe que sacudió a la derecha del país y la tiró contra la lona. En Argentina, el paro del 24 de enero que se vio obligada a convocar la central obrera más grande de aquel país, la CGT, luego de que la clase trabajadora los presionara a convocar logró que el ultraderechista Javier Milei diera marcha atrás a su Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Junto a las grandes movilizaciones feministas del país han logrado acorralar a Milei y sus políticas anti-trabajadores. A las que se suman las recientes movilizaciones estudiantiles contra los intentos de impulsar nuevos ataques a la educación pública. En todo el mundo podemos encontrar ejemplos del nuevo auge de luchas y huelgas, logrando cambiar el panorama político en favor de los intereses de la mayoría, ósea de la clase trabajadora.
Entre ellos han sido las mujeres y oprimidos que han estado la primera linea contra la guerra en Ucrania o el genocidio en Palestina, quienes han encontrado en los paros armas verdaderamente valiosas para presionar a la burguesía. Recientemente 1500 comites de empresas en Euskal Herria se han adherido a la convocatoria de una huelga feminista en el Estado Español el 30 de noviembre. En Francia varios sindicatos clave se unieron a la movilizacion de la plataforma “Grève Féministe” (huelga feminista) y a su llamado a organizar una huelga nacional este pasado 8 de marzo. Así como las decenas de paros en puertos marítimos, vías férreas y fábricas han interrumpido las cadenas de producción en todo Europa que suministran material bélico contra la sangrienta guerra en Ucrania. Estas, junto a las huelgas y paros que han estallado en Israel y el mundo en contra de el genocidio Palestina han puesto una nueva presión internacional por el cese al fuego que ha debilitado hasta a la gran maquinaria imperialista americana.
La clase trabajadora mexicana cobra fuerza
En Puebla el sector automotriz ha visto dos importantes movilizaciones obreras en meses recientes, la huelga de la planta armadora AUDI en San José Chiapa, y el conato de huelga de la planta de Volkswagen Puebla. En esta última los trabajadores lograron ganar un aumento salarial de dos dígitos y por encima de la media nacional y la inflación. A principios de abril de este año los trabajadores de GM Ramos Arizpe, Coahuila, recibieron un aumento salarial del 15.2% tras tres semanas de negociaciones, este aumento es más del doble del 7% de aumento anual promedio en la región. Lejos de ser un gesto de buena fe por parte de la patronal, es una respuesta a los aumentos salariales conquistados por las huelgas en Puebla y a la lucha en la planta de GM en Silao, que en el 2022 conquistó un sindicato independiente y ha continuado la lucha por más beneficios para los trabajadores. El temor de la patronal a que se formen nuevos sindicatos independientes que cuestionen el control corporativo de los sindicatos charros y del sindicalismo blanco está bien fundado, este año la Liga Sindical Obrera Mexicana dio la lucha por conquistar un sindicato independiente para la empresa VU Manufacturing en Coahuila que también participan en el sector automotriz como GM. La derrota de aun mas sindicatos automotrices charros significa un gran golpe para el Sindicato Minero y su dirigente, el diputado Tereso Medina, uno de los operadores priístas y charros sindicales del sector automotriz y metalmecánico más grandes del país.
Junto con el repunte de quejas y paros laborales durante el mes de mayo pasado por irregularidades con los pagos de utilidades anuales que lograron conquistar prestaciones dignas, en todo el país vemos ejemplos de cómo los trabajadores, cuando salen a dar lucha pueden obtener victorias. Las concesiones de beneficios y prestaciones para la clase trabajadora es una reacción proactiva de las patronales ante la amenaza real más estallidos laborales, que amenazan rebasar por la izquierda a los sindicatos charros que estas controlan, y que sirvieron para desmovilizar y paralizar a los trabajadores durante el auge del neoliberalismo y no afectar las ganancias exorbitantes de los dueños de las grandes empresas automotrices y demás sectores económicos del país.
Mientras la economía mexicana se vea impulsada por las grandes inversiones de compañías chinas que buscan sacarle la vuelta a los aranceles y la guerra comercial entre China y Estados Unidos, existirá una breve ventana de oportunidad para asegurar que las ganancias de las nuevas mercancías mexicanas signifiquen un aumento en los beneficios para la clase trabajadora en relación con el aumento de ganancias y capital que acomula la clase capitalista. Y que cualquier incremento que tenga nuestra economía no solo desaparezca en los bolsillos de las personas mas ricas del país. Las huelgas mencionadas no son ejemplos de fenómenos aislados o de buena suerte, sino que es la respuesta consciente de una clase trabajadora animada a luchar contra los ataques que sufrimos en carne propia, la carencia, la explotación, la opresión, el despojo y la desigualdad.
El desarrollo de la conciencia de clase entre la clase trabajadora no es un simple estado de ánimo repentino que infecta la mente de uno que otro trabajador, sino que son las lecciones concretas de las experiencias políticas y de organización que nuestra clase desarrolla al dar la lucha por demandas concretas para mejorar sus condiciones de vida. Contrario a lo que muchos sectarios pensarian, la lucha por estas mejoras, el entendimiento de la fuerza y la necesidad de organizarse de la clase trabajadora, y la preparación en su conjunto para dar la lucha contra todo el sistema capitalista son fundamentales para la participación verdaderamente democrática en la distribución de la riqueza y la toma de las riendas de la economía y la política en general.
Estos son los pasos históricos concretos que la clase trabajadora debe dar en este periodo de múltiples crisis capitalistas para construir una sociedad socialista. Por eso es tan significativo el hecho de que los trabajadores hayamos vuelto a blandir las banderas rojinegras de huelga y emplazado nuevas luchas laborales como un arma en favor de nuestras demandas. Más aún que lo hagan a pesar de los mejores intentos de algunas centrales obreras y sindicatos patronales para paralizarlos.
Pero esto solo puede suponer una ventaja para nuestra lucha si no caemos en la parálisis del economicismo y el localismo. Es decir, pensar nuestras luchas como luchas en una sola planta por mejores salarios o prestaciones. Cualquier movimiento que se estanque y se desvincule del resto de la clase trabajadora será presa fácil de los oportunistas y esquiroles. Así como de la patronal y el conjunto de la clase capitalista, dispuesta a aleccionar a los trabajadores que sean un ejemplo para toda la clase trabajadora. La única manera de asegurar victorias y que estas no sean echadas para atrás a la primera oportunidad, es dando la lucha con ideas claras, que sirvan para evitar errores y nos impulsen a seguir avanzando aun en las victorias de las luchas laborales. Para eso es necesario que los trabajadores nos organicemos y construyamos un partido revolucionario dispuesto a dar la lucha contra el capitalismo. La lucha sindical es un paso adelante, pero no es suficiente frente al sistema al que nos enfrentamos. Es necesario que construyamos una Alternativa Socialista para la clase trabajadora del mundo.