Ucrania, ¿Un punto de inflexión en la guerra?
¿Significan las ofensivas ucranianas alrededor de Kharkiv y en el sur que la naturaleza de la guerra ha cambiado? ¿A qué nivel de presión están sometidos Putin y las tropas rusas? ¿Cuál será el efecto sobre la economía mundial y la situación política?
Escrito por Per-Åke Westerlund, Rättvisepartiet Socialisterna (ASI en Suecia).
Que el ejército ucraniano pudiera retomar la ciudad clave de Izium en pocos días, expulsar a las tropas rusas de toda la región de Kharkiv y presionar al frente en el Donbas no lo preveía nadie. Varios analistas no esperaban una ofensiva ucraniana, asumiendo que se trataba de retomar la ciudad y la región de Kherson en el sur.
El mayor despliegue de tropas ucranianas se ha producido también en el sur, contra las 20.000 tropas rusas en Kherson, en el lado occidental del río Dniéper. Pero es el despliegue paralelo, más pequeño, en el noreste el que ha producido resultados espectaculares. Desde el 5 de septiembre, cuando comenzó la ofensiva, y en las semanas siguientes, hasta 8.000 kilómetros cuadrados fueron reconquistados a la fuerza de la ocupación rusa, que huyó casi en pánico, dejando atrás armas, municiones, vehículos e incluso comida aún caliente.
En Kiev y en Occidente se discute la posibilidad de una victoria de Ucrania en la guerra. El territorio capturado es mayor que el ocupado por Rusia en cinco meses. El asesor del presidente Zelensky, Oleksiy Arestovych, comentó que “después de Estados Unidos, Rusia es el mayor proveedor de vehículos del ejército ucraniano”.
Fosas comunes
Se han descubierto fosas comunes en Izium, con más de 400 víctimas, muchas de las cuales fueron torturadas. La brutalidad de los “liberadores” rusos vuelve a quedar patente al verse obligados a retirarse, como ya hicieron anteriormente de las zonas del norte de Kiev. Se conocerán más masacres y fosas comunes.
Desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero, según la ONU, han muerto 5.827 civiles y 8.421 han resultado heridos, cifras que muy probablemente están subestimadas, especialmente en las zonas ocupadas.
Después de Izium, la operación se ha ralentizado, aunque las fuerzas ucranianas han abierto la posibilidad de continuar hacia Severodonetsk y Lisichansk, ciudades que Rusia capturó a principios de julio, poniendo toda la región de Luhansk bajo control ruso. Desde entonces, las fuerzas rusas han avanzado con extrema lentitud y no han logrado el objetivo declarado por Putin de tomar el control de todo el Donbass (Luhansk y Donetsk).
Los analistas militares de Occidente creen que se trata de un punto de inflexión, pero advierten que no hay que dar por terminada la guerra. El periódico sueco Dagens Nyheter, del 20 de septiembre, cita al experto sueco más consultado: “En los últimos días, se han recibido informes de diversos lugares de Ucrania sobre la continuación de los combates. Pero Joakim Paasikivi cree que, por el momento, es difícil formarse una opinión sobre la situación en Donbass, por ejemplo”. En Donbass, también hay sectores de la población que están del lado de Rusia, como ya se ha demostrado en las protestas de los lugareños contra la visita de Zelensky a Izium el 14 de septiembre, como informó The Economist.
Hasta ahora, Rusia ha respondido con ataques con cohetes contra infraestructuras y objetivos civiles, así como con continuos disparos de artillería e intentos de avance en Donetsk, alrededor de la ciudad de Bakhmut. Las líneas de defensa rusas alrededor de Kherson y en Luhansk se han reforzado, mientras que el ejército ucraniano pretende cortar las líneas de mantenimiento rusas.
Halcones rusos
En Rusia, los reveses en Kharkiv han dado lugar a un debate abierto en los medios de comunicación, con halcones de la guerra como el líder del “Partido Comunista”, Gennady Zyuganov, que piden la movilización general y que la guerra se llame guerra y no “operación especial”. Hasta ahora, Putin se ha resistido, probablemente por varias razones. Una movilización general sería admitir el error de juicio de que la guerra sería de corta duración. Sería impopular y costosa y los reclutas no tendrían suficiente entrenamiento..
Mientras que los soldados ucranianos están motivados por la resistencia a la invasión y la defensa de sus hogares, las tropas rusas han sido movilizadas por el dinero. “El presidente ruso Vladimir Putin recurre cada vez más a las fuerzas irregulares de voluntarios y a las fuerzas de representación en lugar de a las unidades y formaciones convencionales de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa”, escribe el Instituto para el Estudio de la Guerra en uno de sus informes y análisis diarios.
El conocido grupo Wagner, dirigido por el oligarca Yevgeny Prigozhin, amigo de Putin, ha reclutado recientemente a 3.000 prisioneros para sus fuerzas en Ucrania, según SvT (servicio público sueco). Prigozhin es presentado por los halcones de la guerra rusos como el que puede dar un giro a la guerra. Otras demandas crecientes son que las “repúblicas” de Luhansk y Donetsk se anexen oficialmente a Rusia, como Crimea en 2014. Los planes de “referéndum” en Kherson y otras zonas han sido archivados tras la ofensiva ucraniana. Oficialmente, Rusia no ha renunciado a su objetivo de tomar el control de toda Ucrania, aunque desde abril los esfuerzos se han centrado en el Donbass y la costa del Mar Negro. Ahora, a principios de otoño, Rusia ha realizado nuevas compras de armas a Irán y Corea del Norte.
Motivación y armas
¿Cómo fue posible la ofensiva? Desde el primer día, la moral y la motivación han sido mucho más fuertes en el lado ucraniano. Los soldados rusos, e incluso los oficiales, han declarado que ni siquiera se les informó de que se dirigían a una guerra. Al principio de la guerra, las columnas militares rusas eran objetivos abiertos. Y ahora, se ven superadas por el equipo más moderno del bando ucraniano. Durante el verano y el otoño, Ucrania ha tenido más soldados en combate. Rusia ha perdido cerca de un tercio -muertos o heridos- de los 200.000 soldados que iniciaron la guerra, mientras que Ucrania no tiene problemas para movilizar y reclutar en un ejército con una moral de combate hasta ahora elevada que ahora se ha reforzado aún más.
El hecho de que la guerra también forme parte de la lucha de poder global entre las potencias imperialistas es una explicación crucial de los últimos acontecimientos militares. Para el imperialismo estadounidense y su socio menor, la UE (Unión Europea), la guerra se libra directamente para machacar e infligir una derrota al imperialismo ruso y como fuerte advertencia a China. La segunda guerra fría entre el imperialismo estadounidense y el imperialismo chino, con este último adoptando una posición de “neutralidad” pro-rusa, sigue siendo una prioridad para ambas partes.
Uno de los principales órganos del imperialismo occidental, The Economist, declara. “Estados Unidos y otros estados amigos han enviado cohetes con suficiente alcance y precisión para cambiar los términos de la batalla. Ucrania puede ver y golpear de forma fiable los depósitos de municiones, los centros de mando y los centros logísticos del enemigo que se encuentran muy por detrás de las líneas del frente, algo que Rusia no puede hacer. La supuesta superioridad aérea de Rusia ha sido suprimida por las defensas aéreas móviles. Y mientras Rusia está reduciendo su arsenal de armas, el de Ucrania es cada vez más abundante y potente, ya que los equipos superiores de la OTAN sustituyen a los antiguos del Pacto de Varsovia”.
Dagens Nyheter resume: “A última hora del jueves, también se anunció que Estados Unidos va a invertir 600 millones de dólares adicionales en ayuda militar a Ucrania. Entre otras cosas, las fuerzas ucranianas del este recibirán más munición. Es el vigésimo primer paquete de armas de Washington a Kiev desde que estalló la guerra en febrero. Según el Departamento de Estado de EE.UU., este país ha gastado ya 15,800 mil millones (15.8 billion) de dólares en ayuda militar a Ucrania. Y la Casa Blanca ha subido la apuesta considerablemente desde principios de agosto”. El artículo de DN lo compara con la mayor suma de ayuda militar “normal” de EE.UU.: 3,300 mil millones (3.3 billion) de dólares a Israel.
Estados Unidos, la OTAN y la UE
El hecho de que la guerra de Ucrania es también la guerra de EE.UU., la OTAN y la UE es cada vez más enfatizado por el establishment capitalista. El éxito de Ucrania en las últimas semanas es “una victoria para la política exterior de Biden”, escribió un importante columnista del Washington Post, EJ Dionne Jr. La presidenta de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen, dedicó la mayor parte de su discurso anual sobre el “Estado de la Unión” ante el Parlamento Europeo a la guerra. “Europa ha estado del lado de Ucrania desde el primer día. Con armas. Con medios. Con hospitalidad para los refugiados. Y con las sanciones más duras que el mundo haya visto jamás. Hasta la fecha, el Equipo Europa ha proporcionado más de 19,000 mil millones (19 billion) de euros en ayuda financiera. Y eso sin contar nuestro apoyo militar”.
Subrayó que el ejército ucraniano lucha por la UE y por “la democracia contra la autocracia”. El hecho de que la UE esté cortejando simultáneamente a las dictaduras de Qatar y Arabia Saudí para comprarles gas y petróleo subraya su hipocresía. Para Occidente, no se trata de la democracia sino de frenar el imperialismo ruso,. Jens Stoltenberg, de la OTAN, también ha vuelto a insistir en la prioridad de la alianza militar: “Al asegurar que Rusia, el presidente Putin, no gane en Ucrania, también aumentamos nuestra propia seguridad y reforzamos la alianza”.
En Alemania está aumentando la presión para que se envíen tanques a Ucrania, algo que Estados Unidos también está considerando. También hay planes en EE.UU. para posiblemente proporcionar a Ucrania aviones de combate, algo a lo que EE.UU. se opuso al comienzo de la guerra. Al mismo tiempo, Estados Unidos y la OTAN mantienen la línea de que Ucrania no debe atacar objetivos dentro de Rusia. Kiev también ha negado su participación en los ataques en Rusia, y también en Crimea. Los ataques de los partisanos con bombas y minas, que también matan a civiles, también están en curso en las áreas controladas por Rusia en Donbass.
El imperialismo occidental quiere ver a Rusia derrotada en Ucrania, pero evitar que la guerra se extienda más allá de sus fronteras. Preocupa cómo responderá Putin, con el riesgo de una escalada con armas químicas o incluso nucleares, aunque ese no es el resultado más probable ahora. Los halcones de Occidente, como los gobiernos de derecha de Polonia y los países bálticos, abogan por una escalada de la acción militar.
Todavía está lejos de terminar
La guerra aún está lejos de terminar. En Rusia, los belicistas dominan el debate, pero sin amenazar seriamente el poder de Putin. Tal vez las protestas contra la guerra vuelvan a surgir. Un consejo de distrito local de San Petersburgo ha llamado la atención por su demanda de que Putin sea sometido a un consejo de guerra. “He recibido casi exclusivamente reacciones positivas. No lo esperaba en absoluto. Pensé que recibiría muchas amenazas de personas que apoyan la llamada operación especial. (…) La gente quiere hacerse fotos conmigo en la calle”, dice el iniciador Dmitry Paluga a Dagens Nyheter. Su llamamiento se refiere sobre todo a cómo Rusia se ve gravemente afectada por la guerra.
En Ucrania, el éxito en el campo de batalla significa por el momento que el gobierno de Zelensky cuenta con un apoyo aún mayor. Crecen las esperanzas de una victoria militar y del fin de la guerra. Pero los trabajadores y los pobres de Ucrania no pueden confiar en Zelensky y sus aliados del imperialismo occidental. La UE, que promete estrechar lazos, y el FMI, que viene con nuevos paquetes de ayuda y exigencias, harán recaer los pesados costes de la guerra sobre la población ucraniana. El gobierno ya ha suprimido los derechos laborales del 94% de los trabajadores, según la federación sindical internacional CSI, y ha llevado a cabo privatizaciones. La clase obrera y la izquierda deben organizarse de forma independiente, con un programa de lucha, internacionalismo y gobierno de los trabajadores, que incluya derechos para todas las minorías. Las crisis del capitalismo global ya antes de la guerra tenían consecuencias devastadoras para la población trabajadora de Ucrania. El riesgo de guerra no desaparecerá tras cualquier acuerdo en el futuro, como tampoco los acuerdos de 2014 condujeron a la paz.
A nivel mundial, la guerra ha agudizado enormemente los antagonismos imperialistas, así como el nacionalismo y el militarismo de los gobiernos. Nuevos focos de conflicto aguardan a medida que la crisis económica y la lucha por los recursos energéticos se profundizan.
En la reciente cumbre de Uzbekistán, Putin se vio obligado a referirse a Xi Jinping, de China, por tener “preguntas y preocupaciones” sobre la guerra de Ucrania, aunque Xi Jinping llamó a Putin su “viejo amigo”. Para Pekín, y especialmente para la dictadura unipersonal de Xi Jinping, una derrota de Rusia sería un gran revés, mientras que la dictadura china no quiere incurrir en sanciones de Occidente y por ello se ha abstenido de prestar apoyo militar.
La guerra en Ucrania forma parte de las gravísimas y profundas crisis del sistema capitalista en la década de 2020. No hay otra solución que la lucha común de la clase obrera contra el capital, el imperialismo y el militarismo, por un sistema social democrático completamente diferente.