Puebla: la lucha de los pueblos en defensa del agua y el territorio.
El martes 22 de marzo del 2021 pueblos originarios de las faldas del volcán iniciaron la toma de las instalaciones de explotación acuífera, propiedad de la empresa embotelladora Bonafont, en el municipio de Juan C. Bonilla. Que desde 2004 es operada por Grupo Danone, sobre explotando de los veneros de agua los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl mientras los pueblos padecen la falta de agua y los estragos de la sobreexplotación de los mantos como el socavón en ese mismo municipio.
Escrito por Kenny De Ita y Christian Tello, Alternativa Socialista (ASI en México).
Puebla: la lucha contra el despojo del agua
Desde el mismo martes 22 de marzo, pobladores de los municipios de Juan C. Bonilla, Domingo Arenas, Coronango, San Andrés Calpan, entre otros, apoyados por la organización 28 de octubre, colocaron un campamento en la entrada de la empresa Bonafont de la multinacional Danone. El 8 de agosto, a 142 años del natalicio del caudillo del sur, Emiliano Zapata, los pobladores de Juan C. Bonilla, tomaron la planta de Bonafont que clausuraron 4 meses antes y en una rueda de prensa manifestaron su repudio ante la situación.Con el apoyo de Pueblos Unidos por la Vida (organización popular de las comunidades en las faldas del volcán) buscan convertir la planta embotelladora en una Casa de los pueblos, un espacio de resistencia y formación. En la toma participan vecinos de las poblaciones de Coronango, Huejotzingo, Nealtican, San Andrés Cholula, San Martín Texmelucan, San Mateo Cuanalá (Juan C. Bonilla) y San Miguel Xoxtla, así como San Francisco Cuapan, San Juan Tlautla, San Sebastián Tepalcatepec, Santa Bárbara Almoloya y Santa María Acuexcomac y San Pedro Cholula.
Bonafont extrae por lo menos 1 millón 640 mil litros diariamente, embotellando 20 garrafones (19 L) por minuto. Saqueando el agua de las comunidades. Las comunidades, denunciaban a su vez que la empresa contaba con más de un pozo de extracción, situación que finalmente, fue comprobada el día 12 de agosto después de difundir fotografías donde se puede apreciar que para extraer agua de dicho pozo se emplea bomba y tubería industrial.
Cinismo capitalista
Fabrice Salamanca, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Bonafont, afirmó, con la misma naturaleza que caracteriza al cinismo de la clase empresarial mexicana, que las acusaciones son “exageradas” y “tendenciosas”. Pues de acuerdo con sus declaraciones no existe tecnología que les permita extraer la cantidad de agua que denuncian los manifestantes.
Salamanca criminalizó los actos de resistencia clasificándolos “como arbitrarios e ilegales”. Así mismo intentó hacer uso del chantaje, enfatizando que estos actos de protesta arriesgan el empleo (junto a todas sus violatorias laborales) y sustento de cientos de familias al obstaculizar el acceso y distribución del agua potable en toda la entidad. Olvidando que hay otras miles de familias en la región que se han visto afectadas como consecuencia de la violenta, abusiva y gansteril de una empresa más de la multinacional Danone.
La sobreexplotación del manto acuífero ha dejado a miles de campesinos sin capacidad de labrar sus tierras. Alterando la composición química del suelo y drenando desmedidamente los pozos artesanales, que permiten no solo el riego del campo, sino el consumo humano y animal de los pueblos. Si hay un culpable, entre tantos, de, como sugiere el Sr. Salamanca, “obstaculizar el acceso y distribución del agua potable”, es grupo Danone y la clase capitalista que saquea a Puebla. De acuerdo con el Registro Público de Derechos de Agua de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Bonafont tiene dos concesiones, solicitadas originalmente para ARCOIRIS: la 5PUE1000086/18HMGE94 que no especifica la cantidad que se puede explotar y la 04PUE100118/18FMDL08, que le permiten extraer hasta 105 millones 229 mil litros anualmente. No obstante, se presume la existencia de pozos clandestinos sobre los que no se tiene registro.
Habitantes del Valle de Puebla, Valle de Tepeaca y la región de los volcanes han denunciado en múltiples ocasiones y desde diferentes trincheras el impacto no solo de Bonafont, sino de muchas otras industrias que sobreexplotan los recursos hídricos de la región. En Tlaxcalancingo, pobladores denuncian que la empresa Junghans opera de manera similar al extraer 800 garrafones diarios, según estimaciones. En Ocotepec, Coca-Cola extrae cantidades gigantescas de agua, y aunque no existen estimaciones en este caso, podemos señalar que, para la producción de un litro de Coca Cola, son necesarios 34.5 litros de agua potable. En Cuautlancingo la planta de Volkswagen, que presume de producir 30 vehículos por minuto, gasta por lo menos 400 millones de litros de agua por unidad. Así mismo las granjas porcícolas Caro o los campos de la empresa Driscolls, que también operan en la zona consumen y contaminan cantidades impensables de líquido vital. Un caso insólito es el que denuncian campesinos en los municipios de Acajete, Amozoc y Teplataxco, los cuales señalan como responsable de las sequías a los cañones antigranizo empleados por la alemana Volkswagen para proteger a sus autos.
La privatización del agua
La privatización del agua empezó en 2013, durante la administración del criminal Rafael Moreno Valle quien, el 5 de septiembre de 2013, envió una iniciativa para reformar la Ley del Agua del Estado de Puebla al Congreso del Estado donde se contempló la concesión del servicio a empresas privadas. La propuesta no fue analizada y se aprobó sin cambio alguno el 18 de septiembre con votos de la bancada panista y sus aliados: PRD, Partido Verde de México, Nueva Alianza y 5 diputados priistas. Todo esto, en menoscabo del derecho humano al agua.
El 29 de agosto de 2013 convocó a un proceso de licitación para que empresas privadas participaran en el servicio de agua potable en Puebla. La concesión se entregó en diciembre de 2013, pero fue el 15 de mayo de 2014 cuando el SOAPAP recibió de Concesiones Integrales el pago de una contraprestación inicial de mil 723 millones 800 mil pesos. De manera escueta el contrato garantiza el pago del 5% de ingresos obtenidos por el suministro de agua al organismo del Estado.El acuerdo permitió la entrega ilegal del servicio de agua, afectando principalmente a los municipios: Puebla capital, Tehuacán, Atlixco, Cuautlancingo, Huauchinango, Xicotepec, Izúcar de Matamoros, San Martín Texmelucan, San Pedro Cholula y Teziutlán. La ineficiente gestión por parte de las operadoras ha permitido, de acuerdo con algunos cálculos, la pérdida de hasta el 50% del recurso hídrico en fugas de tuberías.
La defensa del agua y el territorio, es la lucha contra el capitalismo
Las políticas capitalistas y el saqueo sistemático de nuestros recursos por los capitalistas han puesto contra las cuerdas la existencia humana. Solo la resistencia y el combate organizado de nuestras comunidades cambiará la cuestión. Un paso inicial para enfrentar el saqueo es la organización y la puesta en marcha de demandas concretas pero vinculando las con un programa más amplio de transformación social. Los pueblos nahuas del volcán y los activistas de Mexicali Resiste son movimientos que plantean una reivindicación concreta para para profundizar el proceso de transformación en este país; la soberanía del agua se tiene que recuperar, planteando la derogación de la Ley de Aguas Nacionales y con ello avanzar a la efectiva toma de los mantos acuíferos para consumo y uso exclusivo de los trabajadores.
La 4T no se puede limitar a mediar entre las transnacionales y comunidades que son despojadas de un derecho fundamental. La soberanía de nuestros recursos es un tema que sigue en discusión de la agenda pública y no ha encontrado solución alguna. Es hoy, en este nuevo periodo legislativo en que las demandas tienen que cumplirse; derogar todas estás reformas neoliberales que nos privan de nuestros recursos naturales y romper el pacto con las transnacionales Bonafont, Coca-cola, Constellation Brands y compañía. Son soluciones que se tienen que efectuar ahora. Si no es así, la 4T pierde uno de sus principales ejes rectores, la lucha contra la herencia neoliberal y corrupta de los sexenios pasados.