¡Por un sindicalismo combativo para la clase trabajadora!
La inevitable profundización de la crisis multifacética del capitalismo nos pone ante la necesidad de contar con herramientas de lucha para defendernos como clase contra los ataques de la patronal. Ante la pasividad de las direcciones sindicales, o las traiciones a las demandas de la clase trabajadora en otros casos, no podemos contar con los viejos burócratas sindicales como aliados. Necesitamos levantar la consigna de construir un nuevo sindicalismo vinculado con las luchas más amplias de la clase trabajadora. No podemos permitir que dirigencias corruptas de los sindicatos mayoritarios continúen usando a la clase trabajadora para posicionarse o negociar en beneficio de sus intereses y no de las y los trabajadores a quienes representan, sin importarles que como resultado las y los trabajadores enfrentemos cada vez peores condiciones de vida.
Escrito por Alternativa Socialista, Alternativa Socialista Internacional en México
El sistema capitalista atraviesa un nuevo periodo de crisis, el cuál se vislumbra como uno de los más profundos de las últimas décadas. Si bien hemos vivido y sufrido las primeras consecuencias de dicha crisis multifacética, cuya cara más palpable se ha expresado en el encarecimiento de los productos básicos y de los costes de vida en general, hay que estar conscientes de que esto no es sino el principio de la tormenta. No podemos pensar que, como ha declarado el presidente López Obrador, la crisis no reflejará sus consecuencias más duras también sobre la clase trabajadora en este país. El sistema capitalista se ha desarrollado de tal forma a nivel global que no es posible pensar en una economía desconectada o protegida de los efectos globales de las crisis sistémicas. Especialmente tratándose de México, un país con una economía tan ligada y dependiente del mercado estadounidense, las remesas y las exportaciones. En este contexto debemos preguntarnos, ¿con qué instrumentos contamos como clase trabajadora en México para hacer frente a dicha situación?
Hablar de sindicalismo en México siempre resulta tomar un camino espinoso. Pues es verdad que una capa importante de trabajadores asocia la palabra sindicato con un modelo corporativista, como el desarrollado por el Estado mexicano en la primera mitad del siglo XX, o con las cúpulas burocráticas enquistadas en las dirigencias de los sindicatos. Sin embargo, es importante señalar que la reflexión sobre el momento histórico que atravesamos y el estado de las herramientas con las que contamos actualmente para hacerle frente a la batalla que tenemos por delante no debe llevarnos a la resignación, sino que debe servirnos para comenzar a señalar el camino a seguir para dotar a la clase trabajadora de herramientas que en sus manos puedan ser verdaderas armas en las luchas en defensa de sus derechos y por nuevas conquistas.
Plantear la necesidad de reactivar la lucha por la recuperación de los sindicatos o la formación de nuevos sindicatos no es un simple deseo sin sustento en la realidad. Tampoco es una demanda desconectada de los procesos de lucha de la clase trabajadora a nivel internacional. Tenemos ejemplos de lucha en este sentido como el de las huelgas de trabajadoras y trabajadores del sector salud o del sistema ferroviario en Reino Unido ante el aumento de los costes de vida; las huelgas generales convocadas por las grandes centrales sindicales que ahora se desarrollan en Francia ante la reforma al modelo de pensiones en dicho país; o la lucha por la conformación de nuevos sindicatos en los EEUU en empresas como Starbucks o Amazon. En los primeros dos casos se hizo evidente que aún con la actitud pasiva y desmovilizadora de las dirigencias sindicales, es posible orillarlas mediante la movilización de miles de trabajadores a ceder terreno a los sectores más combativos de la clase trabajadora. El último caso nos sirve para ilustrar que también es posible combatir a los sindicatos patronales con la formación de un nuevo sindicalismo realmente decidido a confrontar a la patronal y representar los intereses de las y los trabajadores.
Y si bien la experiencia internacional es importante para no pensar en los acontecimientos en el país como excepcionalidades, también podemos encontrar ejemplos en México. A partir de 2019 se han desarrollado una serie de procesos que apuntan a una reactivación de la clase trabajadora. Por un lado, hemos visto el desarrollo de luchas como la de los y las trabajadoras de la maquila en Matamoros o la llevada a cabo en planta de la GMC en Silao, que han resultado en la formación de nuevos sindicatos ante las denuncias de corrupción y colusión con la patronal hacia los sindicatos afiliados a la CTM en dichas industrias. Por otro lado, también se han lanzado procesos de huelgas como las desarrolladas por telefonistas en 2022 o la de los trabajadores metalúrgicos de ArcelorMittal, en las cuales las presiones de los trabajadores han jugado un papel clave para que las dirigencias de los sindicatos cedieran y llamaran a huelga. Aunque también sería un error no comprender que este periodo de luchas de trabajadoras y trabajadores se ha visto impulsado por las declaraciones en el sentido de impulsar la democracia sindical por parte del actual gobierno de Obrador.
Si bien reconocemos que el gobierno en turno ha ayudado a abrir esta brecha, las propuestas de un “nuevo modelo sindicalista” emanadas desde la 4T no aspiran a algo más que “hacer realidad la Reforma Laboral de 2019” o se encuentran vinculadas a personajes múltiples veces señalados por sus acciones contra la clase trabajadora como Napoleón Gómez Urrutia o Martín Esparza. Es importante comprender que para realmente construir un nuevo sindicalismo combativo y ligado a los intereses de la clase trabajadora, debemos deshacernos de los vínculos e influencia de estos personajes y construir direcciones que realmente representen la voluntad democrática de las y los trabajadores y no intereses particulares.
Es en las luchas previamente mencionadas en las que debemos encontrar ejemplos y experiencias que nos permitan obtener lecciones en la tarea por la reconstrucción de un movimiento sindical combativo. Es en cómo se ha llegado la conclusión por parte de estos sectores de trabajadores de la necesidad de vincular las demandas de carácter más inmediato como las reivindicaciones por mejores salarios o mejores condiciones en los centros de trabajo, con la necesidad de nuevos sindicatos o nuevas direcciones democráticas, en dónde se encuentra lo más valioso para nosotros como trabajadores y socialistas. Nuestra tarea es vincularnos con estas y futuras experiencias y jugar un papel en el desarrollo de la conciencia expresada en las conclusiones políticas a las que puede llegar la clase trabajadora. Pues si bien los ejemplos son inspiradores al demostrar la voluntad de lucha y de organización de la clase trabajadora, hace falta seguir avanzando en vincular la lucha sindical con la reconstrucción de las fuerzas marxistas revolucionarias en México y el mundo.
Claro que hay que ser conscientes que un nuevo sindicato, por sí mismo, no es la solución total a los problemas en un sector de la industria. Sin la dirección política adecuada y sin un trabajo que vaya más allá de los meros intereses inmediatos de las y los trabajadores, los nuevos sindicatos pueden estancarse o comenzar a reproducir una serie de dinámicas burocráticas presentes en el movimiento sindical. Un ejemplo de ello es el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO), que si bien fue una iniciativa que se saludó y que reconocemos como importante en la reivindicación de los derechos de este sector de nuestra clase, ahora ha mostrado las limitaciones impuestas por la dirigencia y sus vínculos a espacios como la Fundación Friedrich Ebert. Es importante procurar respetar los procesos democráticos de discusión en las tomas de decisiones y la circulación de información entre la base trabajadora de los nuevos sindicatos a fin de evitar que se reproduzcan comportamientos personalistas o tendencias burocráticas.
La inevitable profundización de la crisis multifacética del capitalismo nos pone ante la necesidad de contar con herramientas de lucha para defendernos como clase contra los ataques de la patronal. Ante la pasividad de las direcciones sindicales, o las traiciones a las demandas de la clase trabajadora en otros casos, no podemos contar con los viejos burócratas sindicales como aliados. Necesitamos levantar la consigna de construir un nuevo sindicalismo vinculado con las luchas más amplias de la clase trabajadora. No podemos permitir que dirigencias corruptas de los sindicatos mayoritarios continúen usando a la clase trabajadora para posicionarse o negociar en beneficio de sus intereses y no de las y los trabajadores a quienes representan, sin importarles que como resultado las y los trabajadores enfrentemos cada vez peores condiciones de vida.
Los años por venir, sin duda, serán terreno fértil para que los destellos de lucha y organización proletaria sean cada vez más constantes. A medida que la crisis sistémica se continúe desarrollando, la patronal continuará obligando a la clase trabajadora a apretarse el cinturón y tratando de que la crisis recaiga sobre nuestros hombros. Como clase trabajadora tenemos una tarea, la reconstrucción de los órganos de lucha que nos permitan resistir y dar nuevos pasos adelante en la organización de nuestra clase. Pero como marxistas tenemos una tarea adicional y más compleja, vincular a estos procesos de organización y lucha con la necesidad de la lucha por el socialismo. Pues aunque consigamos arrebatarle conquistas a la burguesía en este periodo, estas jamás podrán estar aseguradas si no construimos un mundo donde la clase trabajadora sea dueña de su propio destino.
¡Contra la crisis y la precarización, construyamos verdaderas herramientas de combate para la clase trabajadora!
¡Por un nuevo sindicalismo revolucionario para la clase trabajadora!